Césped y abejas
Si se corta el césped cada dos semanas, en lugar de más frecuentemente, hay muchas más abejas y otros insectos.
Las abejas y abejorros tienen una importancia crucial como polinizadores en los ecosistemas. Pero su número esta declinando por diversos motivos, principalmente por la agricultura y por el desarrollo urbano.
En esta web hemos cubierto en muchas ocasiones los numerosos estudios que se han realizado que culpan a los insecticidas, en especial a los neonicotinoides, de parte de la gran reducción que están sufriendo las distintas especies de abejas y abejorros.
Los fuertes intereses detrás de estos productos están retrasando la prohibición definitiva de los mismos. Incluso nos ha tocado oír que el problema del colapso de las colmenas no es tal, pues se trata de una especie ganadera como las vacas y las ovejas. Eso sería verdad, si no fuera porque estas sustancias también afectan a las especies silvestres de abejas y abejorros.
Ante este panorama y mientras se legisla, ¿qué podemos hacer los demás? Un estudio reciente apunta a que los afortunados dueños con casas rodeadas de praderas de césped sí pueden hacer mucho por las abejas y otros polinizadores: segarlo de tarde en tarde. Según este estudio, si se corta del césped cada dos semanas en lugar de más frecuentemente hay muchas más abejas y otros insectos.
Los investigadores reclutaron a 16 voluntarios de Springfield (Massachusetts) y se les pidió que cortaran el césped cada semana, cada dos y cada tres semanas durante el verano.
Además, usaron diversos tipos de trampas para atrapar algunos insectos y con ello contabilizar los insectos presentes. También contabilizaron el número de flores que florecían entre siega y siega.
Descubrieron que las praderas que se cortaban cada dos semanas contenían un 30% más de abejas y abejorros. Además, vieron que el número de flores era superior en estas praderas de siega separa por dos o tres semanas que en aquellas que se cortaban cada semana.
Sin embargo, las praderas cuyas siegas estaban separadas tres semanas contenían menos polinizadores que las que estaban separadas dos semanas. Los investigadores culpan de esto a la hierba alta, que tapa y obstaculiza a los insectos hacia las flores, los que haría a estas praderas menos atractiva a los insectos polinizadores.
En total contaron 93 especies de abejas y abejorros, que son un cuarto de las especies de este tipo de insectos que hay en el estado de Massachusetts.
Según los investigadores implicados, esto demostraría que los ambientes urbanos, si se administran adecuadamente, pueden proporcionar un hábitat adecuado para una gran diversidad y abundancia de abejas.
Aunque el resultado no es sorprendente. Desde hace muchos años los ecologistas aconsejan tener praderas más variadas y parecidas a las naturales que se sieguen de tarde en tarde para así proporcionar cobijo a distintas poblaciones de insectos y otros animales. Lamentablemente, esto choca contra las ordenanzas de ciertas comunidades de vecinos en EEUU, que multan a los vecinos que no cortan el césped frecuentemente y lo mantienen impoluto. En este caso, una falsa idea de orden (la ignorancia es siempre atrevida), va en contra de la biodiversidad.
En otros países como España, en el que el 66,5% de la población vive en pisos (la tasa más alta de toda Europa pese a su baja densidad de población), no podremos hacer mucho en este aspecto de las praderas de césped, por desgracia. Es lo que tiene que la vivienda no sea un derecho, sino un negocio.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=6050
Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: Pxhere, CC0 Public Domain.
17 Comentarios
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martes 20 marzo, 2018 @ 8:32 am
Me parece una experiencia poco significativa, muy local y en exceso generalizada.
martes 20 marzo, 2018 @ 7:43 pm
Todos tenemos el «derecho» a una vivienda. El pequeño detalle que los populistas y comunistas olvidan es que al mismo tiempo tenemos la «obligación» de procurar legalmanete los medios para comprarla/ construirla, basicamente trabajando.
viernes 23 marzo, 2018 @ 9:56 am
Tendría su lógica, una lógica elemental, si suponemos que dejar a la cubierta herbácea vegetar libremente durante un par de semanas permitimos una nueva floración y, con ella, alimentar a más abejas… mientras cortar y recortar casi a diario solo permite tallos cortos. De todos modos, en un país como el nuestro donde la hierba y el césped es en su mayor parte un puro sueño o un lujo , no me parece el mayor problema… El problema más gordo, al que nadie parece querer hincarle el diente es trasvasar varios miles de hectómetros cúbicos a las cuencas más deficitarias…mientras los dejamos verterse al mar en otras. Ahora mismo hay millones de toneladas de nieve en la cordillera cantábrica esperando a desaguar en el mar con todos los embalses repletos, al igual que en Galicia. Eso sin hablar del Ebro. Nuestro partido está muy preocupado por el tema del agua y, como saben nuestros votantes, trabajamos intensamente para encontrar una solución que satisfaga a todos y resuelva este viejo problema, etc etc etc bla bla bla……
sábado 24 marzo, 2018 @ 2:21 am
Querido amigo Tomás:
Supongo que te refieres a la dificultad de extrapolar los datos de este estudio a otros céspedes que crezcan en otras zonas (con diferentes condiciones de luz, terreno, riego, etc). Pero, más que hablar de dos o tres semanas en concreto, sí que creo que puedes coincidir en la lógica de dejarlo crecer un poco más para que se desarrollen más flores.
Más abrazos.
sábado 24 marzo, 2018 @ 2:54 am
Saludos, Bernardo. Con el sistema neoliberal tampoco se cumple lo que comentas: en España, si eres una persona corriente y no tienes dinero para pagar la hipoteca de tu vivienda, te la expropia el banco. Pero, para los que pertenecen a las élites…
http://www.periodicoclm.es/articulo/guadalajara/gobierno-rajoy-pp-ultima-duplex-lujo-medio-millon-euros-regalara-duque-infantado/20170918215051007387.html
http://www.nuevatribuna.es/articulo/economia/impuesto-sucesiones-socialdemocrata-liberal/20170926103729143723.html
…pueden beneficiarse de algún apaño para librarse de pagar. Esa es la legalidad del neoliberalismo.
sábado 24 marzo, 2018 @ 3:16 am
Querido amigo Petrus:
Sabes que simpatizo con las propuestas que fomentan el bien común, de modo que comparto tu propuesta de reparto del agua.
Sin embargo, en el ejemplar de la revista de otoño-2017 de Greenpeace, denunciaban distintos trapicheos por parte de las mafias del agua. Y ponían como ejemplo a los gestores de la cuenca del Segura, con acusaciones de falsear los datos de los acuíferos o realizar las mediciones cuando saben que los niveles están más bajos.
sábado 24 marzo, 2018 @ 9:52 am
Por supuesto Miguel. Estoy de acuerdo con todo aquello que mejore la naturaleza. Solo me refiero a la muy limitada experiencia. Quizá si hubiera sido más generalizada, más amplia y diversa, sus conclusiones serían más firmes. Pero la lógica parece llevarnos a esa conclusión: dejar que crezca más la yerba ha de ser beneficioso.
sábado 24 marzo, 2018 @ 11:23 am
Estimado Bernardo: Estoy de acuerdo en que los bienes se ganen trabajando, pero ¿qué pasa con todos aquellos que no consiguen ni empezar a trabajar? De joven te piden experiencia, pero, evidentemente, es difícil tenerla. Luego, a partir de los 45 o 50 ya es difícil conseguir un trabajo. Y como los contratos son así, a poco que tengas una gripe o vean que flaquean tus fuerzas ya no te renuevan. Conozco casos; unos cuantos. Entonces, ¿de verdad crees que trabajando vas a conseguir salir desde la pobreza a la simple clase media -que ya ni es media ni nada-? Pues eso.
lunes 26 marzo, 2018 @ 4:22 am
Pero si te matas a estudiar o a trabajar, si que puedes conseguir algún céntimo más y, como en lo que nos fijamos es en el entorno que nos rodea, vemos que ya tenemos algunos céntimos más que la media de nuestro círculo.
Si vemos que alguno de los que tiene menos se pronuncia a favor de un reparto menos desigual, sigue funcionando el egoísmo porque no nos hace gracia que se nos igualen. Así ya podemos votar con toda tranquilidad a un partido conservador que perpetúe el status.
lunes 26 marzo, 2018 @ 8:03 am
Noto, no sé si sarcasmo o ironía, o ambas cosas, en tu comentario, buen amigo Miguel. Lo ideal sería que viésemos si tenemos suficiente para nuestras necesidades, evaluadas estas con moderación, porque si en ellas metes un yate o una mansión en El Retiro, lago incluido en el jardín… pues como que no puede ser. Me parece un mal sistema el que permita que un trabajador no pueda ni pagar su hipoteca con el sueldo que percibe, y que un futbolista gane millonadas incomparablemente más altas que el mejor científico. O sea que las cosas no funcionan, pero como parece ser que una democracia es votar… y nada más, sucede esto que tan bien conocemos.¡A lo que nos llevan el césped y las abejas!
lunes 26 marzo, 2018 @ 12:19 pm
Primero, me alegra ver que las respuestas fueron respetuosas, no suele ser así en otros foros. Segundo, no opino que el liberalismo sea el mejor sistema (que alguien me explique qué diferencias existen entre liberalismo y neoliberalismo, en la teoría al menos), pero sí opino que el comunismo y populismo son los peores sistemas, y que pedir todo gratis no es lo correcto. Muy interesante sera cómo la humanidad resuelva en el futuro el tema trabajo/ ocio/ impuestos cuando las máquinas reemplacen a la gran mayoría de los humanos en muchas tareas, pero eso es otro tema…
martes 27 marzo, 2018 @ 12:01 am
Maese Tomás, refrendo la totalidad de tu comentario y me gustaría ampliar el primer punto que has tocado:
Recientemente vimos una noticia en Neofronteras, que relacionaba sociedades poco igualitarias con mayor posibilidad de estallidos de conflictos y menor empatía entre sus miembros.
En «Viaje a la felicidad», E. Punset hace referencia a algunos estudios en los que se ha relacionado un alto poder adquisitivo con una menor felicidad, al verse luego muy ocupados, incluso “esclavos” de sus “posesiones”.
En “La auténtica felicidad”, Martin Seligman nos facilita referencias a otros 4 estudios que llegan a conclusiones similares:El más siginificativo me resultó uno que mostraba que, hasta un grupo de prostitutas de Calcuta que viven en condiciones que cualquiera tacharíamos de infrahumanas, presentaban altos indicadores de satisfacción en cuanto a moralidad, familia, amigos y comida. Su satisfacción general era de 1.93 en una escala de 1 a 3, mientras que la de los estudiantes de la Universidad de Calcuta era 2.45. No hay tanta diferencia como cabría esperarse, para llevar existencias tan distintas.
martes 27 marzo, 2018 @ 10:29 am
Sí, mi querido amigo, que me llamas «maese» sin merecerlo, aunque como tiene ese sabor tan medieval, me lo quedo agradecidísimo. La mente humana es más insondable que los designios divinos, tan certeros ellos: Dios lo ha querido así: bendito sea (pregúntese en Siria, por ejemplo).
Pero pienso que eso que cuentas sucede porque los encuestados se comparan con sus más próximos. Aun así, ciertamente, por experiencia propia, una vez jugué a bolsa y lo pasé muy mal, por ese subir y bajar sin que puedas hacer nada sino esperar el momento de mandar todo a la porra sin grandes perjuicios. Nunca lo volví a hacer ni lo haré, por supuesto. Fue en vacaciones y me las arruiné. Así que no me extraña que muchos sean tan esclavos de sus posesiones que estas les proporcionen más preocupaciones que felicidad. Como dice un título de no sé si una serie de TV o algo así, «Loa ricos también lloran».
jueves 29 marzo, 2018 @ 10:38 am
Estimado Bernardo:
La intención de esta página es divulgar la ciencia y fomentar el pensamiento crítico, pero por medio de la conversación y el debate en un tono educado, a ser posible, acogedor…como un grupo de amigos que se reúnen para compartir la belleza.
No hay gran diferencia entre liberalismo y neoliberalismo: el neoliberalismo es el sistema implantado en la actualidad y una de las diferencias con el movimiento anterior, es que se basa en darle todo tipo de facilidades a las grandes empresas (por ejemplo, aplicarles solo un 1% de impuestos y, al mismo tiempo, eximirlas de responsabilidades medioambientales).
Un cordial saludo.
viernes 30 marzo, 2018 @ 8:51 am
Procurando ayudar, diría que el liberalismo sería más antiguo, más filosófico y, digamos, de mejores intenciones, al menos para los que veían el él mayor libertad para el individuo, sin sospechar más allá. El neoliberalismo es lo que tenemos, un mayor «dejar hacer al mercacorrupto».
Hablaba ayer con una persona muy metida en asuntos nada públicos y me comentaba que las grandes guerras se han acabado (no así el estar superpreparado para una porque eso conlleva beneficios extraordinarios), pero que proliferarán -como se ve ya desde hace tiempo- los conflictos relativamente menores que permiten vender armas como si fuera trigo. Y en eso estamos.
Mil abrazos miguelangelinos.
domingo 1 abril, 2018 @ 2:46 am
Queremos suponer que nadie querrá empezar una Tercera Guerra Mundial en la que nadie puede ganar, pero mientras tengamos ek armamento no podemos asignarle una probabilidad cero.
Me parece bien que confirmes la falta de normativas que garanticen el respeto al medio ambiente por parte de las grandes empresas en el sistema imperante. Tenemos ejemplos por todas partes: en la selvas del Amazonas y de Borneo, en las empresas eléctricas, en la cuenca de Ruhr, en China…
lunes 2 abril, 2018 @ 7:57 pm
Por supuesto, querido Miguel. Nadie puede afirmar que un descerebrado no toque el botoncito, aunque esté supercodificado. Lo grave es ser tan estúpidos que hayamos creado la posibilidad de autodestruirnos sabiendo que hay mentes en las que manda el «cuanto peor, mejor».
Creo que Elsa Punset ha publicado algo muy interesante. Posiblemente el título sea «El libro de las pequeñas revoluciones», pero no estoy seguro: lo he maloído por radio.
Abrazos.