Soluciones para las capturas indeseadas
En la mitad de los casos, bastaría con no sobrepescar para así salvar a las especies en peligro que son capturadas accidentalmente.
Nuestra rapiña está agotando las reservas pesqueras en los mares de todo el mundo y estas se reducen cada día más. Los métodos industriales de extracción están, además, dejando sin pescado a las pequeñas explotaciones tradicionales. A la vez, extienden plagas como el anisakis. Encima mueren otras muchas especies víctimas de daños colaterales. ¿Existe alguna solución a este despropósito?
Según un estudio liderado por Matt Burgess (UC Santa Barbara), sería posible tener reservas pesqueras más sanas, altas capturas y seguir obteniendo beneficios de esta fuente de comida sin dañar las especies que acaban como víctimas colaterales, al menos en la mitad de las ocasiones.
Según este estudio, poner fin a la sobrepesca beneficiaría la recuperación de especies en peligro que son capturadas accidentalmente en la pesca industrial. Muchos animales de gran tamaño, como mamíferos marinos, tortugas o aves están amenazadas por nuestros sistemas de pesca.
Según dice Burgess, tendemos a pensar que sólo podemos salvar a estas especies mediante una gran mejora de las artes de pesca o limitando las capturas. Pero este estudio demuestra que no siempre es así. En la mitad de los casos, matamos estas especies en peligro de extinción porque estamos sobrexplotando las especies comerciales.
El estudio se basa en la simulación de 1000 escenarios posibles para así tener en cuenta las incertidumbres de cada uno de los aspectos considerados. Todos los datos y código usados en este estudio se han hecho públicos on-line para conseguir la mayor transparencia posible y que se puedan reproducir los resultados.
El estudio analiza cuánta presión pesquera necesita ser reducida para maximizar beneficios en las 4713 reservas pesqueras que producen la gran mayoría las capturas del mundo y, a la vez, detener el declive de 20 especies de mamíferos marinos, tortugas y aves amenazadas por nuestras artes de pesca. Los investigadores implicados han conseguido además identificar en donde se están provocando esas capturas accidentales en cada población.
Trataron de averiguar qué fracción de cada una de esas 20 especies empezaba a recuperarse si se realizan los esfuerzos pertinentes para maximizar los beneficios de la captura de las especies comerciales. Para cada caso en el que esos esfuerzos no consiguen recuperar las especies en peligro, los investigadores se preguntaron a cuánto beneficio se debía renunciar para recuperar esas especies.
Descubrieron que en el 96% de los escenarios simulados, las poblaciones de entre 7 y 13 de las especies en peligro pueden ser salvadas si sólo se renuncia a un 5% del beneficio máximo.
Burgess dice que en la mitad de las ocasiones se puede a la vez mantener la productividad y proteger a las especies en peligro con la apropiada administración de estos recursos. Para muchas especies se pueden mantener casi las mismas capturas y, a la vez, recuperar a las especies en peligro.
Para algunas poblaciones, como la de la tortuga de cuero del Pacífico este, las capturas son siempre negativas si se siguen pescando las especies comerciales locales. Para esta otra mitad de los casos habría que reducir mucho las capturas, lo que reduciría fuertemente los beneficios o mejorar la tecnología de las artes de pesca para evitar las capturas accidentales. En algunos casos, como la vaquita del golfo de California, se necesitaría eliminar totalmente las capturas accidentales si no se quiere extinguir definitivamente la especie, ya en peligro muy crítico.
Pero las capturas accidentales no son la única amenaza a estas especies. Las especies invasoras, la recolección ilegal de huevos, la contaminación o la pérdida de hábitats también deben ser solucionados si queremos que no se extingan.
¿Serán capaces de renunciar a ese 5% para salvar a especies en peligro de extinción? En un recurso sometido a la tragedia de los bienes comunales, parece que esto no sea fácil, pero tampoco imposible. En la actualidad se vigila por satélite a los grandes barcos pesqueros, sólo habría que hacer cumplir la ley si esta existe.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=6054
Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: Wikipedia.
13 Comentarios
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domingo 18 marzo, 2018 @ 12:58 am
Solo es un 5%, pero mucho me temo que ocurrirá como el impuesto a la banca que ahora propone Pedro Sánchez, o sea, que al final salga de nuestros bolsillos.
Ahora bien, estoy dispuesto a pagar ese 5% extra si se van a salvar especies.
miércoles 21 marzo, 2018 @ 10:17 am
De «la tragedia de los bienes comunales» hablamos. Más universalmente comunal que la atmósfera no existe otro, luego los mares, la flora, la fauna…, todos ellos usados de tal modo que los estamos destruyendo, cuando son nuestros bienes más indispensables. Indispensables hasta el punto de no poder vivir sin ellos.
La poca concienciación general sobre el tema, es un grave problema, y sobre ello no veo que se exprese mucho la prensa, cuando debería ser el tema más cotidiano. Neofronteras sí lo hace, pero no los periódicos ni la televisión.
jueves 22 marzo, 2018 @ 10:33 am
Acabo de leer que ha muerto el último «rinoceronte blanco del norte macho» que debe ser una subespecie de los rinocerontes blancos. Quedan dos hembras y quizá sea posible inseminarlas. En tal precariedad nos movemos.
jueves 22 marzo, 2018 @ 11:49 pm
Aquí dice que se llamaba «Sudán»:
http://www.abc.es/natural/abci-muere-sudan-ultimo-rinoceronte-blanco-norte-macho-mundo-201803201029_noticia.html
Aunque hay una inexactitud en la noticia cuando dice que todavía no se ha intentado la fecundación artificial con rinocerontes: con los rinocerontes de Sabah, de los que hablábamos hace unos días, se ha intentado durante años, aunque sin éxito.
viernes 23 marzo, 2018 @ 7:52 am
Entonces ¿podemos darlo por extinto?
viernes 23 marzo, 2018 @ 10:07 am
Reconozcámoslo. Si me dicen que hay que renunciar a un genérico 5%… estoy de acuerdo, pero si me dicen que me van a reducir mi sueldo ese mismo 5% , pues tengo que pensármelo. Téngase en cuenta que hasta el agua con la que riego el césped de mi jardín ( ver artículo adjunto de hierbas y abejorros), me cuesta mi dinero, pues es agua reciclada y los que tenemos modestos jardines, incluso de menos de mil metros cuadrados, ya hacemos un esfuerzo económico embelleciendo el ambiente, etc etc etc bla bla bla…
Querida tortuga, vete al centro del Pacífico o más allá, cuanto más lejos, mejor.
sábado 24 marzo, 2018 @ 1:58 am
Mi querido amigo Tomás:
Virtualmente extinta. Con las dos hembras que quedan, se pueden plantear varias opciones:
– Intentar aparearlas con machos de otra especie y, en el mejor de los casos, conseguir algún híbrido. Habría que ver si los híbridos son sanos y fértiles, y ver con quién los apareamos después.
– Si lo que queremos no son híbridos, sino recuperar la especie, solo se me ocurren dos soluciones que tienen base teórica, pero con poca o ninguna experiencia práctica: modificar el ADN de machos de otra especie o reconstruir el ADN completo como se plantea con otras especies extintas…pero hablamos de altos costes, largos periodos de tiempo y altas probabilidades de fracaso.
Abrazos, abracines y abrazones…de todo un poco.
sábado 24 marzo, 2018 @ 9:28 am
A ver, «petrus», ¿no comprendes que la tortuga no sabe leer, ni tiene acceso a tu comentario? O sea que la solución no puede ser esa. Si te hiere el 5 % -como a cualquiera- deberíamos todos rebelarnos contra esta economía liberal de mercado, contra la corrupción política, contra la privatización de lo público que ya sabemos como funciona: campo de golf en suelo del Canal de Isabel II, hospitales públicos en manos privadas, etc. Lo de tu jardín no es excusa, pues todos pagamos por el agua que bebemos, incluso tú, ya que hay limpiarla e instalar y mantener tuberías, etc. Ya ves que proliferan los etc. Lo que digo: los bienes de todos los aprovechan unos pocos, aunque todos tengamos nuestra parte de culpa. Así pues, las especies son un bien de todos o de nadie en particular, como quieras, y esa tortuga debe ser respetada por sí misma. Así que no la expulses de su hábitat natural porque tengas que regar tu jardín. No estoy muy seguro de si relaciono bien las cosas pero, en todo caso, tú empezaste esa relación. No sé si me explico…
domingo 1 abril, 2018 @ 10:33 pm
Esto es un caso particular de una solución general. Que consiste en dejar de hacer el imbécil como civilización arrastrando a la especie al desastre y el planeta a ni se sabe (pero fijo que no nos va a gustar).
Vuelvo a hacer un llamamiento a los señores antropólogos para que avancen algo, porque si no, estamos listos. O sea, imbéciles.
lunes 2 abril, 2018 @ 7:43 pm
Por supuesto, Dr. La solución ha de acometerse sobre todos los problemas a la vez. Y, de paso, catarsis general, a ver si llorando nuestra estupidez, regamos los desiertos.
Brazos.
lunes 2 abril, 2018 @ 9:45 pm
Lo de llorar es efectivamente muy catártico (y hasta exuperiano, no la pobre mujer víctima colateral de la ciénaga de ejemplares estilo Pedro Jeta, sino el malogrado escritor), pero mejor modificar patrones de conducta porque me conozco el percal, muy grouchiano, de llorar amargamente por darle a la botella mientras se vacía otra o las que se pongan por delante.
Es posible que también la lógica nos haya fascinado tanto que estemos pasando por alto la estupidez. Erasmo ya apuntó por ahí, el pobre se pensaba que Hispanistán iba a ser un revulsivo. Más que revulsivo, ponlo tú que yo ya me estoy pasando. Después de guerras mesiánicas y excepcionalismo salvador, dejando a Europa como siempre (un solar), la paz de Westfalia y cada uno de su capa un sayo. «Me va la marcha» / «la marcha ya me aburre». Repetimos.
Por cierto que el líder de Occidente es mesiánico y excepcional mejorando marcas. A ver quien vendrá que bueno lo hará.
miércoles 4 abril, 2018 @ 6:48 pm
No tomás, no, la tortuga no es el problema, el problema es la naturaleza humana, y su íntima insolidaridad, su egoísmo innato, al que hago referencia con el 5%… Ya me gustaría tener un pequeño jardín de 1000 m2, un pequeño yate, un pequeño fortunón… para poder ayudar a las tortugas, naturalmente. ¿ Cómo cambiarnos a nosotros mismos, si no es adoptando sistemas de valores que por otra parte solemos ridiculizar cuando se vuelven demasiado exigentes ?
lunes 9 abril, 2018 @ 9:31 am
O demasiado laxos, buen amigo. De cualquier forma hay que cambiarlos; o, mejor, adaptarlos a esta asombrosa situación, sobrevenida en tan poco tiempo. Al fin y al cabo, empecé a sentirlo a mediados de mi vida. Vosotros, más jóvenes, lo vivís desde el inicio, pero muchísimos aún no se han enterado.