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Sobre el evento Ireviken

Área: Medio ambiente,Paleontología — sábado, 6 de abril de 2019

Las condiciones ambientales que dieron lugar a un evento extinción durante el Silúrico son las mismas que se están dando en la actualidad debido a la actividad humana.

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En estos tiempos tan pragmáticos se suele buscar la «utilidad» de las cosas. Si un saber o una área de conocimiento no reporta beneficio económico se suele acometer una política de acoso y derribo contra ese conocimiento y los que lo portan e investigan con la excusa de que no sirve para nada.

Se suele empezar con las humanidades y luego se sigue con las ciencias básicas. Al final se puede terminar en un mundo de estúpido como el representado en la película Idiocracia.

Pero esta política de acoso y derribo hacia el conocimiento puede que tenga intenciones más escondidas, ya que los resultados de algunos campos del conocimiento chocan contras los dogmas de ciertas ideologías y los intereses de algunos grupos de poder que compran políticos y voluntades.

Incluso un campo como el de la Paleontología nos está enseñando mucho sobre el mundo actual en el que vivimos, gracias a que nos abre una ventana al pasado.

Hace unos 430 millones de años, durante el Silúrico, los océanos experimentaron cambios que nos son familiares hoy en día. Los casquetes polares se fundían y el nivel mar subía, mientras que los niveles de oxígeno disuelto en el agua disminuían.

A la vez, se produjo una extinción masiva a la que se ha denominado extinción Ireviken. Esta extinción devastó especies antiguas que habían estado sobre la Tierra durante millones de años. De este modo, el 80% de los conodontos desaparecieron, así como la mitad de los trilobites.

Ahora, un grupo de investigadores de Florida State University (FSU) ha descubierto pruebas concluyentes de la relación entre el nivel del mar en esa época, la reducción del oxígeno oceánico y la extinción de especies marinas. Su trabajo resalta una dramática historia acerca de la amenaza que significó la reducción de la condiciones de oxigenación marina hacia la rica vida marina de la época.

«La conexión entre estos cambios en el ciclo del carbono y el evento de extinción marina había sido siempre un misterio», dice el autor principal Seth Young (FSU).

Aunque otros investigadores ya habían estudiado el evento Ireviken, ninguno había sido capaz de establecer definitivamente la relación entre la extinción masiva y los cambios climáticos y de composición química de los océanos de entonces.

Para resolver el misterio, Young y sus colaboradores desplegaron estrategias innovadoras. Desarrollaron una aproximación experimental en la que midieron los isótopos estables de carbono, azufre y yodo. Esto les permitió inferir las condiciones marinas reinantes durante el evento, principalmente las fluctuaciones del oxígeno.

Estos tres indicadores geoquímicos indirectos e independientes proporcionaron unos datos muy poderosos al ser combinados, de tal modo que los investigadores pudieron revelar el fenómeno desde la escala local a la global.

Emplearon estos indicadores en muestras procedentes de lo que hoy es Nevada y Tennessee, regiones que en aquel entonces estaban sumergidas bajo el agua.

Una vez analizados los datos, la relación entre los niveles de oxígeno y la extinción masiva terminó siendo clara. Se produjo un reducción significativa de los niveles de oxígeno marino durante el evento Ireviken. A la vez, la subida del nivel del mar trajo aguas pobres en oxígeno de las profundidades hacia las aguas someras y áreas muy habitadas. Esto redujo el nivel de oxígeno lo suficiente como para esto jugara un papel principal en la extinción masiva.

Pero encontraron que esta reducción del oxígeno no fue universal. Sólo un 8% o menos de la superficie oceánica experimentó esta reducción significativa de la habitabilidad con niveles de oxígeno bajo y altos niveles de sulfuros tóxicos. Esto sugeriría que no se necesita que el fenómeno alcance a todo el océano para que los efectos sean muy destructivos.

«Nuestro estudio encuentra que no necesitas necesariamente que todo el océano vea reducido su oxígeno para que se genere este tipo de indicador geoquímico y para proporcionar un mecanismo de muerte en este significativo evento de extinción», dice Young.

En la actualidad, como hace 430 millones de años, el nivel del mar está aumentando y el oxígeno marino está reduciéndose a un rito alarmante, sobre todo en ciertas áreas. Según continúe este paralelismo entre los cambios actuales y las calamidades del pasado, echar un vistazo al pasado distante de la Tierra podría ser una herramienta crítica para prepararnos de cara al futuro.

«Hay un hilo común que une otros cambios climáticos y eventos de extinción a lo largo de la historia de la Tierra y trabajos futuros continuarán ayudándonos a comprender la similitudes y diferencias entre esos eventos y los límites de las predicciones del futuro», dice Jeremy Owens (FSU), coautor del estudio, que también ha trabajado en otros eventos de extinción en los periodos Jurásico y Cretácico.

«Creo que es importante ver cómo estos eventos se desarrollaron a lo largo de todo el camino desde el intervalo de extinción y durante de periodo de recuperación, cómo de severos fueron y ver sus conexiones con el ambiente remoto a lo largo del cual se dieron. Eso nos podría ayudar a figurarnos qué nos reserva el futuro y cómo podemos mitigar potencialmente algunos de sus resultados negativos», añade Young.

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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: Florida State University.

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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3 Comentarios

  1. RicardM:

    Apreciado Neo, un par de comentarios:

    1.- «Si un saber o una área de conocimiento no reporta beneficio económico se suele acometer una política de acoso y derribo contra ese conocimiento » Hace muchos años intervine en investigaciones sobre el córtex cerebral de aves y lagartos. En aquel tiempo, cuando decía que estudiaba las neuronas de los pollos a algunos se les escapaba la risa. Ahora aquel tipo de investigaciones son la base de conocimientos para estudio del hipocampo humano, una estructura cerebral implicada en la enfermedad de Alzheimer. Cuando lo explico, las neuronas de los pollitos ya no mueven a la risa…

    2.- «Eso nos podría ayudar a figurarnos qué nos reserva el futuro y cómo podemos mitigar potencialmente algunos de sus resultados negativos” Optimista. Que podamos mitigar no significa que lo vayamos a hacer.

    Saludos cordiales.

  2. tomás:

    Puesto que te diriges a Neo, nada dije, pero querría y quiero darte la razón.
    Saludos cordiales.

  3. NeoFronteras:

    Estimado RicardM:
    Es que el problema es que los políticos son abogados o, a lo más, economistas. Al no tener base científica y no estar asesorados no suelen tener buenas opiniones sobre ciencia.

    Yo soy optimista-pesimista: se puede evitar el desastre, pero no lo vamos a intentar hasta que sea demasiado tarde.

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