NeoFronteras

Nuevo estudio apoya en la evolución el equilibrio puntuado

Área: Biología — miércoles, 11 de octubre de 2006

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Costus barbatus. Foto: McKee B. G.

Un estudio genético apoya a la teoría evolutiva del equilibrio puntuado y además sugiere un límite a su efecto global sobre el cambio genético.
Nadie sensato niega la existencia de la evolución, al igual que nadie niega la gravedad. Las teorías científicas pueden, sin embargo, describir mejor o peor la realidad. Realizar experimentos en gravedad o hacer observaciones en ese campo es fácil, pues no hay que esperar mucho tiempo para obtener los resultados. En la teoría evolutiva sólo disponíamos del registro fósil para comprobar las distintas teorías hasta el advenimiento de la genética. Pero el registro fósil está muchas veces incompleto, faltándonos la información suficiente.
Por otro lado un experimento real en evolución exigiría esperan un tiempo superior a una vida humana, cosa que puede ser demasiado para casi cualquier investigador del campo. Por tanto a veces no es fácil comprobar ciertas variantes de esta teoría.
Hay un detalle de la teoría darwiniana de la evolución que está debatiéndose desde hace tiempo, y es la velocidad a la cual se produce la evolución: si los cambios son siempre muy poco a poco, o si además hay saltos bruscos en dicha evolución entre todos esos cambios pequeños.
A esta última versión de la teoría evolutiva se le denominó equilibrio puntuado, y los proponentes se basaban en el registro fósil para apoyarla. Cuando esta idea fue introducida en los años setenta se consideró una idea radical.
Ahora parece que los biólogos han mostrado que la evolución en el genoma tiene una velocidad lenta y otra rápida, y que la selección natural no siempre controla los cambios genéticos. Mark Pagel de University of Reading (RU) y sus colaboradores han encontrado signos de existencia de equilibrio puntuado en «árboles» de familias que representan su evolución. Hay que recalcar que en este artículo cuando nos referimos a «árboles» no nos referimos a árboles vivos reales sino a una representación simbólica en papel de las distancias evolutivas entre especies.
Los investigadores recolectaron datos procedentes de 122 artículos científicos sobre plantas y animales. Para cada conjunto de organismos determinaron dónde los organismos se asentaba en determinados grupos de «árboles» usando las diferencias en el número de mutaciones de ciertos genes. En muchos casos examinaron subconjuntos de organismos muy emparentados pertenecientes al mismo género, como el escarabajo tigre o un subgrupo de plantas tropicales del género costus. Pero además miraron más ampliamente, como por ejemplo una familia de caracoles y otra de ranas.
Los investigadores contaron en cada «árbol» los nodos de la «rama» evolutiva que representan cada especie, y midieron la distancia evolutiva desde la «raíz» a las puntas de todas las «ramas» para estimar cuanto habían evolucionado.
En trabajos anteriores se había sugerido que la evolución podía darse de manera explosiva, y si eso es así entonces el número de cambios genéticos en el tiempo debería de ser mayor en «árboles» con más nodos en las «ramas».
Según el análisis genético las explosiones evolutivas se dan en ciertos «árboles» de los estudiados. Así, más de un cuarto de la evolución en los Costus tiene lugar en periodos de cambos genéticos acelerados. También pudieron observar un comportamiento similar en otras plantas y hongos. Sin embargo, en algunos casos, como en las mariposas neotropicales, el número de cambios genéticos indica que su evolución fue totalmente gradual y lenta.
Pagel atribuye estas explosiones de cambio genético no a la selección natural, sino a un fenómeno denominado deriva genética, en la que algunos cambios terminan siendo incorporados al genoma incluso si no reportan un beneficio adaptativo inmediato al individuo. Esta deriva se presentaría más fácilmente en poblaciones pequeñas que típicamente caracterizan a las nuevas especies. Según una nueva especie se fuera asentando en un nicho ecológico y su población creciera la deriva genética sería menos común y el ritmo de cambio genético se reduciría. Como resultado de este sistema las especies cambiarían muy rápidamente al principio y después lo harían lentamente.
Este trabajo está agitando a la comunidad científica de la especialidad. Algunos expertos sugieren que los resultados pueden estar enmascarados por ciertos efectos. Pero no hay duda que el resultado puede ser importante porque no sólo apoya que el equilibrio puntuado existe, sino que además sugiere un límite a su efecto global sobre el cambio genético.
Como cualquier persona instruida sabe, en cualquier teoría científica (a diferencia de otras ramas del pensamiento humano) no hay dogmas, y debe de ser falsable a través de experimentos u observaciones. En todo caso, cada nuevo resultado en la teoría de la evolución no cuestiona la evolución en sí, sino que enriquece la teoría para que ésta describa mejor la realidad. Ahora la genética nos proporciona unas herramientas que permiten realizar pruebas de las que Darwin habría sentido una inmensa sana envidia.

Fuente: Science

Referencias:
Resumen del artículo original.
Equilibrio puntuado en Wikipedia.

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