Sobre los pinzones miedosos
Unos pinzones de Darwin siguen teniendo miedo pese a haberse erradicado los depredadores de su isla.
Los pinzones de Darwin son emblemáticos o icónicos porque, supuestamente, inspiraron la teoría de la evolución a Charles Darwin. Pero desde que los humanos recalaron a las Islas Galápagos, su población ha ido decayendo.
Con los humanos llegaron gatos y ratas y estas especies invasoras causaron estragos en la fauna local. Básicamente no estaban acostumbrados a los gatos y se dejaban cazar. Las ratas, por otro lado, tienen mucha apetencia por los huevos. Por esta razón se planteó eliminar estos animales en alguna islas.
Cuando Darwin llegó a estas islas los pinzones estaban tan poco habituados a la presencia humana que no lo veían como un potencial depredador y no lo consideraban una amenaza. Desde entonces la llegada de tanto humanos como de depredadores como gatos y ratas que ellos mismos trajeron hizo que los pinzones desarrollaran miedo y salieran volando al ver cualquier peligro. Es lo que se llama comportamiento antidepredador.
Hace más de 10 años se emprendió una campaña de erradicación de estos depredadores invasores. Finalmente, estos animales invasores fueron eliminados de algunas de ellas.
Un estudio reciente realizado por Kiyoko Gotanda (University of Cambridge) sostiene que los pinzones todavía actúan con miedo, como si estuvieran en peligro, pese a que ya no hay tal peligro en las islas en donde se eliminó los depredadores. Por tanto, el comportamiento antidepredador se mantiene a lo largo de varias generaciones una vez el peligro ha desaparecido. Lo malo es que ahora esto podría ir en contra de su supervivencia.
Este es uno de los primeros estudios que analiza las adaptaciones en el comportamiento en especies tras la erradicación de depredadores invasores. Se centra en una de las especies de pinzones: Geospiza fuliginosa, que es un pinzón cuyo hábitat es el suelo.
Dadas las expectativas de vida promedio de estos pájaros no es probable que los mismos animales que desarrollaron la respuesta para defenderse de los depredadores sigan vivos en la actualidad.
Según Gotanda, este sorprendente resultado sugiere que lo que influya en este comportamiento de temor frente a depredadores es más complicado que la presencia o ausencia de los depredadores invasores.
Las islas Galápagos proporcionan un estadio natural para comparar las diferentes situaciones en relación a los depredadores. Algunas islas nunca han tenido depredadores invasores, otras todavía tienen depredadores de este tipo y otras tuvieron estos animales en el pasado y ya han sido erradicados.
Gotanda encontró que los pinzones en islas con depredadores eran recelosos y salían volando cuando se acercaba un investigador imitando a un depredador a una distancia mucho mayor que en la misma situación en islas en donde no había habido nunca depredadores.
Este comportamiento antidepredador se ha mantenido en islas en donde los depredadores invasores han sido erradicados, aunque tal erradicación sucediera hace 8 o 13 años.
Según Gotanda, aunque el mecanismo de transmisión de este miedo a través de distintas generaciones requiere de más investigación, el estudio avalaría que algo así debe estar sucediendo. Además, esto tiene consecuencias sobre los esfuerzos de conservación de los pinzones. «El tiempo y energía que los pinzones gastan asustándose a sí mismos y saliendo volando cuando no están en peligro podría gastarse mejor en la búsqueda de comida, pareja, puesta de huevos o cuidando de los polluelos», dice Gotanda.
Frecuentemente, los esfuerzos de conservación de especies en estas islas implican la eliminación de especies invasoras. Comprender cómo las especies locales adaptan sus comportamientos una vez los depredadores han sido eliminados y cómo de rápido esto ocurre, permitiría estar mejor informados a la hora de administrar una recuperación de estas especies. Entender los efectos que el ser humano tiene sobre la introducción de depredadores invasores podría ayudar a predecir cómo las especies responden rápidamente a los cambios ambientales.
Gotanda también estudia los efectos de la urbanización sobre el comportamiento de los pinzones y ha encontrado que, como se ve en ciudades y o pueblos, los pájaros son menos miedosos cuando se acostumbran a la presencia humana. En algunas islas los pinzones urbanos eran incluso más confiados que los pinzones de islas en donde nunca ha habido depredadores invasores. Esto los podría hacer vulnerables a amenazas como los ya mencionados depredadores. Además, sugiere que los efectos de la urbanización sobre las especies es lo suficientemente fuerte como para compensar las adaptación a otras influencias humanas, como la presencia de depredadores invasores. Todo según Gotanda, claro.
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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: Kiyoko Gotanda.
4 Comentarios
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miércoles 27 noviembre, 2019 @ 5:47 pm
Creo que tenemos ciertas lagunas en etología. O no. Los seres humanos tenemos una cierta facilidad, en relación a otras especies (animales), de trabar relaciones, de hecho hemos domesticado (o nos han domesticado, como se quiera ver). Esto no es inédito, pero sí raro. No sabría encajarlo, podría ser que disponemos de cierto tiempo libre o lo gestionamos de otra manera (otras especies consumen su equivalente de ocio de otra manera), pero no recuerdo haber leído nunca nada ni sé que tenga un campo dedicado el estudio de relaciones entre diferentes especies no siendo evidentemente su papel dentro del ecosistema.
Establecer relaciones entre especies no debería hacer disrupciones, entiendo, o me gusta entender así, que tenemos un comportamiento caótico, unos individuos hacemos unas cosas y otros otras con unos márgenes enormes, y eso podría ser lo que hace que nuestras conexiones, por llamarlas así, sean conflictivas y no constructivas. Sin embargo, muchas especies objetivamente se han beneficiado de nosotros, así que… Creo que tenemos otro bonito campo de estudio prácticamente sin rascar.
domingo 1 diciembre, 2019 @ 6:17 pm
Al leer lo de los pinzones urbanos que se vuelven menos cautelosos que los del campo, me ha hecho recordar el caso de los zorros, que están logrando prosperar a pesar del desarrollo tan tremendo de la plaga de humanos (no perdamos la perspectiva de que la plaga somos nosotros). Su éxito se fundamenta en que viven en las inmediaciones de nuestras ciudades y pueblos, pero no han perdido el sigilo y la cautela que se asocian clásicamente a su nombre. Unido a su alimentación omnívora y oportunista parece la receta la receta perfecta.
jueves 5 diciembre, 2019 @ 5:33 pm
Bueno, las gaviotas o los jabalíes son el descaro encarnado (en ave y mamífero, respectivamente). Yo con la gaviota no dejo de asombrarme, cerca de un mercado se han montado un merendero en una de las alas (un voladizo del edificio para guarecerse de la lluvia), de allí van a las farolas, techos de los coches, alféizares y lo que te rondaré morena. Hombre, hay la diferencia obvia de que la etología de Monsieur Rénard es tirando a solitaria, y las aves láridas son muy de, si no echarse una mano, al menos de andar en manada. Y luego claro, Monsieur Sanglier tiene una masa corporal que no está disponible para Maese Raposo…
No, no es tonto. Para nada.
lunes 9 diciembre, 2019 @ 3:22 am
…Y mi apreciadísimo Monsieur Dr. Thriller, una masa encefálica que muy raramente está disponible en el Homo sapiens sapiens.
Como sé que estaréis echando en falta al amigo Tomás, creo que muy pronto volverá a escribir y quizá se anime a contar algo lo que ha estado haciendo en este periodo de ausencia.
Abrazos-zos.