Fármaco contra los efectos de la radiación
Consiguen un fármaco que funciona muy bien sobre ratones que han sido irradiados.
La radiación ionizante es fatal para las células vivas y para los organismos complejos que contienen esas células. Esta radiación está compuesta tanto por partículas alfa o beta, como por rayos gamma. Un ser humano puede irradiarse al ser víctima de un bombardeo nuclear, por una exposición excesiva a un reactor nuclear o por culpa de un accidente nuclear. Otras fuentes de radiación son los minerales naturales de la corteza terrestre o los rayos cósmicos, aunque en este caso la exposición es muy inferior y sólo tiene un efecto aleatorio. Sin embargo, en un hipotético viaje a Marte los astronautas se verían expuestos a peligrosos niveles de radiación, sobre todo en el caso de que diera una tormenta solar durante el viaje.
La radiación produce mutaciones en el ADN celular que compromete la viabilidad de la célula o que pueden transformar la célula afectada en cancerosa. Todas las células tienen un mecanismo de reparación, pero no siempre funciona a la perfección. Una vez sometida a la radiación una célula puede reconocer que se han producido errores en el ADN o no. Si no lo reconoce el error puede pasar inadvertido y la célula puede terminar siendo cancerosa, pero si reconoce el error entonces el resultado puede ser peor, pues entonces se autodestruye. Si hay muchas células dañadas y se escoge esta segunda vía de la autodestrucción el resultado puede ser fatal para el organismo y ocasionar su muerte.
Ahora, un equipo de investigadores de University of Tennessee dirigidos por Gábor Tigyi parece haber dado con la solución después de 10 años de investigaciones. El fármaco funciona en ratones y protege de los daños producidos por la radiación incluso cuando es administrado tres días después de la exposición a la radiación. Este fármaco podría ser útil en caso de accidente nuclear, para el tratamiento de pacientes de radioterapia o para los astronautas en su viaje a Marte.
El fármaco se basa en el estudio del ácido lisofosfatídico, que se da de forma natural en las células. De algún modo esta molécula proporciona más tiempo para que la célula pueda reparar los errores que se hayan dado en el ADN al reforzar los procesos de reparación y fidelidad. Esto significa que se salvan un mayor número de células de autodestrucción y de portar mutaciones cancerosas.
En 2007 este mismo grupo ya logró un fármaco que actuaba sobre los receptores del ácido lisofosfatídico, pero su efecto no era lo suficientemente potente como para considerar su uso médico.
Así que se pusieron de nuevo manos a la obra y diseñaron una nueva molécula mediante modelos computacionales que debía de ser más potente y a la que denominaron DBIBB. Una vez sintetizada la ensayaron con ratones de laboratorio.
Sometieron a 14 ratones a dosis de radiación de 15,7 grays (3 o 4 grays matan a un humano) y comprobaron que morían 12 de ellos si se dejaba el curso natural de los acontecimientos. Pero si, al cabo de 26 horas, se les administraba DBIBB, 13 de los 14 ratones de otro grupo sobrevivían durante al menos dos semanas.
Con exposiciones de 8,5 grays comprobaron que 12 de un grupo de 15 ratones morían al cabo de un mes, pero la administración de DBIBB al cabo de 72 horas de la exposición hacía que sobrevivieran 14 de 15.
Este grupo de investigadores sigue desarrollando este fármaco y ya han fundado una compañía para explotarlo, aunque los ensayos clínicos con pacientes humanos no se puedan realizar por razones éticas. Si finalmente se aprueba, quizás basándose solamente en los modelos animales, podría usarse para combatir los efectos secundarios causados por la radioterapia que se emplea en algunos casos de cáncer. En la actualidad no ha sido aprobado ningún fármaco contra los daños causados por la radiación.
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Fuentes y referencias:
Artículo original
Efectos neurológicos de un viaje a Marte.
Magnetosfera artificial para astronautas.
Ilustración: Les Bossinas / Lewis Research Center / NASA
1 Comentario
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lunes 26 enero, 2015 @ 12:57 pm
Buena noticia. Eso mejora las posibilidades de dos industrias: la dedicada a la guerra y la farmaceútica. Cuanto más eficaz sea el medicamento, más guerras serán posibles. Hay que saber juzgar las noticias desde el lado bueno.¡Qué gozada!