Un fósil doble
Encuentran una fósil de mandíbula de dinosaurio al que hay pegado un trozo de ámbar que contiene un pulgón de la época.
Hay noticias pequeñas que no ocupan grandes titulares. Estas noticias se pueden decir en unas pocas líneas por encerrar poca información, pero pueden contar una pequeña gran historia. Esta que vamos a relatar es una de ellas.
Esta historia comenzó hace 75 millones de años y terminó hace poco cuando fue relatada en un artículo o, incluso, en esta página web.
Hace 75 millones de años, durante el Cretácico tardío, todavía había dinosaurios sobre la Tierra y el meteorito que acabó con ellos todavía tardaría 11 millones de años en llegar. Un hadrosaurio (Prosaurolophus) de unos 9 metros largo, uno de esos dinosaurios de «cabeza de pato», murió en lo que hoy es la provincia de Alberta en Canadá.
Su esqueleto quedó expuesto a la intemperie, una vez se descompuso el cuerpo, la lluvia y las corrientes agua disgregaron ese esqueleto dispersando los distintos huesos. La mandíbula inferior terminó debajo de una araucaria o una sequoia. Entonces el árbol segregó resina y esta resina atrapó a un pulgón chupador de sabia. La resina fue acumulándose hasta que su peso le hizo caer. La gota impactó contra la mandíbula del hadrosaurio, llevando consigo al pulgón, y que quedó adherida a ella, quizás incluso mientras estaba presionada por la corriente agua.
Más tarde la mandíbula enresinada quedó cubierta por los sedimentos durante decenas de millones de años. La mandíbula fosilizó y la resina se transformó en un trozo de ámbar de 7 cm de longitud que encierra el desafortunado pulgón y otros objetos.
En el año 2010 este fósil doble fue descubierto por los paleontólogos y ahora se publica su estudio.
El ámbar no sólo contiene el pulgón, además contiene información sobre el ambiente en el que vivía el hadrosaurio. Pequeños trocitos de plantas e insectos también fueron atrapados en ese sarcófago ámbar. Restos que nos hablan de ese mundo ya pretérito y perdido para siempre.
Los autores del estudio dicen que este descubrimiento confirma que algunos hadrosaurios se alimentaban de coníferas cerca de las orillas de las planicies inundables.
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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Imagen: Emma Jones/University of Alberta.
1 Comentario
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sábado 21 diciembre, 2019 @ 7:24 pm
Lo cual ha llegado a ser una carambola muy antigua y curiosa.