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¿Un relato de hace 37 000 años?

Área: General — miércoles, 12 de febrero de 2020

Proponen que un relato de aborígenes australianos habría estado transmitiéndose por tradición oral desde hace 37 000 años.

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Comparado con el tiempo geológico, aquello que llamamos Historia es una lapso minúsculo. Ocupa desde el cuarto milenio antes de nuestra era hasta ahora. Es, más o menos, el tiempo que en el que ha habido escritura.

El hueso de Ishango, que es el peroné de un babuino encontrado en la República Democrática del Congo, parece que fue usado para para contar haciendo mediante marcas hace 20 000 años. Pero no cuenta gran cosa.

Algunas tablillas de escritura de la ciudad de Uruk tienen 5000 años de antigüedad y se usaron para la contabilidad de mercancía y el establecimiento de contratos de compra.

El primer texto no contable conocido sería el de las instrucciones de Shuruppak, del 2600 a.C. Es un texto que pretendía trasmitir sabiduría, inculcar la virtud y normas de convivencia. De la misma época es un texto religioso sumerio: la liturgia de Nintud.

El primer relato escrito sería la leyenda de Etana, también del 2600 a.C. Cuenta la historia del rey sumerio Kish y de cómo tuvo un hijo con la ayuda de un águila.

El primer texto jurídico sería el código de Urukagina del 2400 a.C. Y las máximas del visir egipcio Ptahhotep (2350 a.C.) daban consejos a su hijo sobre las relaciones humanas.

La primera historia compleja posiblemente sea la epopeya de Gilgamesh (2200 a.C.), que es un poema épico que narra la vida de Gilgamesh, rey de la ciudad sumeria de Uruk.

Luego vendrían otros, entre ellos Homero o Sófocles, del que se conoce el título de algunas de sus obras pero los textos que las componían. Se han perdido para siempre, al igual que muchas otros cuentos y relatos que el ser humano concibió en el pasado.

Pero antes de la escritura, antes de la Historia, estuvo la prehistoria. En esa época cualquier cultura pasaba de unos humanos a otros por tradición oral o aprendiéndola del comportamiento de los congéneres.

Aunque hay homínidos que surgieron hace unos poquitos millones de años, el hombre moderno o Homo sapiens surgió en África hace unos 200 000 años.

Los humanos anatómicamente modernos que habitaban este continente se dispersaron hacia Europa y Asia en el Pleistoceno medio, hace aproximadamente 100 000 años. Llegaron a Australia hace ya unos 65 000 años. A estos humanos son a los que popularmente se les llama aborígenes australianos.

La tradición oral es lo que los aborígenes australianos han estado usando durante casi todo este tiempo. Multitud de relatos que han pasado así de generación en generación.

Algunos mantienen que el ser humano se está volviendo cada vez más tonto. Se achaca a los pesticidas y otros tóxicos neurológicos. También al uso de nuevas tecnologías que nos han vuelto perezosos y faltos de entrenamiento mental. Ahora mismo nos parece casi increíble que es una misma canción, cuento o relato se pueda transmitir durante miles de años. Incluso cuando dicho relato es largo. Pero el ser humano tenía esa capacidad.

Un estudio propone que un relato que los aborígenes australianos gunditjmara cuentan todavía ahora tiene una antigüedad de 37 000 años.

Según este relato cuatro gigantes llegaron a Australia por el sudeste. Tres de ellos avanzaron por el continente, pero uno de ellos se agazapó y su cuerpo se transformó en un volcán llamado Budj Bim. Su dientes de tornaron en la lava que expulsó su cráter.

Según los geólogos, hace 37 000 años el volcán Budj Bimy otros volcanes limítrofes entraron en erupción, por lo que la leyenda estaría basada en esos hechos y el relato sería el más antiguo conocido.

De todos modos, los expertos en antropología piden cautela frente a esta afirmación porque no están seguros que un relato sobreviva por tradición oral tanto tiempo.

Hasta ahora se creía que los gunditjmara habían vivido en el suroeste de Australia no más de 13 000 años, pues de esa época son las pruebas arqueológicas más antiguas.

Sin embargo, en los años cuarenta del pasado siglo se encontró un hacha de piedra cerca del volcán Tower Hill que estaba debajo de las cenizas volcánicas, por lo que se demostraría que ya había humanos viviendo en la región antes de las erupciones.

Erin Matchan (University of Melbourne) y colaboradores han datado rocas de Budj Bim basándose el método potasio-40/argón-40 que indican que esos volcanes erupcionaron hace 37 000 años, creciendo desde prácticamente la nada hasta alcanzar decenas de metros de alto en sólo unos días o meses.

Esta erupción dual tuvo que causar una gran impresión a los humanos que vivían en la zona en ese momento, así que no es descabellado pensar que elaboraran un relato sobre ello.

Además, no ha habido más erupciones volcánicas en la región desde entonces, por lo que el relato tendrían la misma edad que las erupciones: 37 000 años.

No sería la primera vez que se demuestra la pervivencia por tradición oral de cierto relatos en Australia. Así, varios grupos de aborígenes cuentan de manera independiente la historia de la subida del nivel del mar. Algo que realmente se dio hace 7000 años.

Puede que de 7000 a 37 000 años haya un gran salto, pero también se tienen pruebas de que varias comunidades de aborígenes australianos han ocupado la misma región durante 50 000 años. Esto hace plausible la supervivencia de relatos tan antiguos.

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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Historia de hace 7000 años.
Foto: Wikipedia.

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3 Comentarios

  1. Miguel Ángel:

    Me gustaría confirmar y ampliar un poco este estudio, al menos hasta donde alcanzan mis conocimientos. La historia del pueblo aborigen es la de un pueblo que, en principio, no debería estar ahí:
    Salvo en fechas recientes, Australia siempre ha sustentado una población humana muy escasa y dispersa. Los asentamientos aborígenes estaban (y siguen estando) muy alejados unos de otros (distancias de más de 1.000 km al pueblo más cercano). Hasta el punto de que, de no haberse producido algún tipo de migración, la endogamia habría hecho desaparecer a sus habitantes.
    Según tenemos conocimiento, el intercambio comercial entre localidades era mínimo en cuanto a volumen (tampoco contaban con animales de transporte), pero se acompañaba de la transmisión oral de canciones de un lugar a otro («rutas de canto»), que la mayoría de las veces interpretaban varones jóvenes que harían el viaje con el propósito de encontrar pareja. Eso sería lo que evitó que la endogamia acabase con estas poblaciones tan aisladas.

  2. Alejandro:

    Muy curioso e interesante zw

  3. tomás:

    Muy interesante tu aportación, querido Miguel. Por supuesto, también el artículo, como parece corroborar Alejandro. Es asombroso cómo se forman las leyendas, los relatos y cómo se forman las creencias. Muchas veces tratan de explicar una realidad que han vivido, pero que no comprenden y, en su afán por hacerlo, inventan algo así como imposibles: o sea que no procuran explicárselo en relación con las experiencias que ya conocen y que les resultan ciertas.

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