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Nuevo depredador cámbrico

Área: Paleontología — martes, 14 de septiembre de 2021

Describen una nueva especie de depredador a partir de fósiles del Cámbrico encontrados en las Rocosas canadienses

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A todos los que han leído La Vida Maravillosa de Stephen Jay Gould seguro que les gusta este nuevo hallazgo sobre vida cámbrica.

Durante miles de millones de años la Tierra sólo estuvo habitada por microorganismos. Incluso desde que la célula eurcariota apareció, se tardo un tiempo considerable para que evolucionaran seres pluricelulares, algo que se estima que ocurrió hace más de 800 millones de años. Pero tuvieron que transcurrir más de 200 millones de años más, hasta que hace 540 millones de años, para que surgieran seres complejos en una increíble variedad de formas y filos. Es lo que se ha llamado Explosión del Cámbrico. Ese evento llenó de complejidad un mundo que hasta ese momento era bastante aburrido.

Gould describe en su libro a estos seres hallados en Burgess Shale, en la Montañas Rocosas canadienses, y nos acerca ese mundo ya tan lejano. Una vez leído este libro, los nombres de Anomalocaris, Wiwaxia, Hallucigenia, Opabinia, Waptia o Marella suena tan familiares como el de algunos dinosaurios.

Burgess Shale fue designado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1980 debido a su valor universal excepcional y forma parte del mayor Patrimonio de la Humanidad de los Parques de las Montañas Rocosas de Canadá.

Ahora, unos paleontólogos del Museo Real de Ontario han publicado un estudio sobre restos fósiles descubiertos recientemente de una nueva especie de animal cámbrico de 500 millones de años de antigüedad. Fueron hallados en el Parque Nacional Kootenay, en las Montañas Rocosas canadienses. Los hallazgos se anunciaron el pasado 8 de septiembre en un estudio publicado en Royal Society Open Science.

A la nueva especie se la ha denominado Titanokorys gainesi. Es notable por su tamaño, pues tenía una longitud total estimada de medio metro. Dado el tamaño de los seres de esa época, Titanokorys era un gigante en comparación con la mayoría de los animales que vivían en los mares en ese momento, la mayoría de los cuales apenas alcanzaban el tamaño de un dedo meñique.

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«El tamaño de este animal es absolutamente alucinante, este es uno de los animales más grandes del período Cámbrico jamás encontrado», dice Jean-Bernard Caron (Museo Real de Ontario).

Hablando evolutivamente, Titanokorys pertenece a un grupo de artrópodos primitivos llamados radiodontos. Los radiodontos (Radiodonta) es un taxón que se ha propuesto para contener tanto a los anomalocáridos como Anomalocaris y Schinderhannes, como a Opabinia y los Aegirocassis. También se incluye al género Kerygmachela, que no son anomalocáridos. El representante más icónico de este grupo es el depredador Anomalocaris, que se acercó en tamaño al metro de longitud.

Como todos los radiodontos, Titanokorys tenían ojos multifacétados, una boca en forma de rodaja de piña, un par de garras espinosas debajo de su cabeza para capturar presas y un cuerpo con una serie de aletas para nadar. Dentro de este grupo, algunas especies también poseían caparazones de cabeza grandes, siendo Titanokorys uno de los más grandes conocidos.

Según Joe Moysiuk (Universidad de Toronto), Titanokorys es parte de un subgrupo de radiodontos caracterizados por una cabeza increíblemente grande en relación con su cuerpo y cubierta por un caparazón de tres partes. «La cabeza es tan grande en relación con el cuerpo que estos animales son en realidad poco más que una cabeza nadadora», añade.

Aún no se comprende bien por qué algunos radiodontos desarrollaron una variedad tan desconcertante de formas y tamaños de caparazón de cabeza, pero probablemente fue impulsado por una variedad de factores. La forma ancha y aplanada del caparazón en Titanokorys sugiere que esta especie se adaptó a un estilo de vida cerca del fondo marino. Haría lo mismo que una moderna raya o un cangrejo de herradura, aspirando a la presa del fondo limoso.

«Estos enigmáticos animales ciertamente tuvieron un gran impacto en los ecosistemas del lecho marino del Cámbrico. Sus extremidades en la parte delantera parecían múltiples rastrillos apilados y habrían sido muy eficientes para llevar cualquier cosa que capturaran con sus diminutas espinas hacia la boca. El enorme caparazón dorsal podría haber funcionado como un arado», agrega Caron.

El caparazón de Titanokorys gainesi, junto con las dos placas rígidas simétricas que cubrían la cabeza desde la parte inferior, forman un conjunto de armadura de tres partes que protegía la cabeza por todos los lados.

Los fósiles de este estudio fueron recolectados en sucesivas expediciones alrededor de Marble Canyon, en el norte del Parque Nacional Kootenay. Esta área, que fue descubierta hace menos de una década, ha producido una gran variedad de animales que datan del período Cámbrico, incluido un pariente más pequeño y abundante de Titanokorys llamado Cambroraster falcatus (en referencia a su caparazón en forma de Halcón Milenario). Según los autores, las dos especies podrían haber competido por presas similares que habitaran en el fondo.

Durante décadas, Anomalocaris fue el único gran depredador conocido de esa época dijo. Pero en 2014, Caron y sus colaboradores comenzaron a encontrar restos de un misterioso nuevo animal en una cantera del Parque Nacional Kootenay. Cuatro años más tarde apareció un caparazón completo el tamaño de un casco. Así que, hasta el momento, se han hallado tres tipos distintos de depredaores de gran tamaño.

«Cada vez que vamos a una nueva localización nos encontramos con diferentes especies. Sólo hemos arañado la superficie de estas montañas», dice Caron.

Se cree que la depredación fue un factor importante en la diversificación animal que constituyó la explosión del Cámbrico, un importante motor de la biodiversidad. Las especies comenzaron participar en un bucle de retroalimentación evolutiva entre el depredador y la presa, produciéndose una carrera de armamento evolutiva. Tanto presas como depredadores habrían evolucionado para sobrevivir. Las presas desarrollaron armaduras más resistentes, mientras que los depredadores contrarrestaban con mandíbulas más fuertes. Y ambos evolucionaron para tener mejor visión.

«Un fósil así es muy raro. Nos tomó un tiempo reunir todo el asunto, pero nos permitió entender a este animal por primera vez, demostrar que hay otros grandes depredadores en esta comunidad «, dice Caron.

El hallazgo también sugiere que los ecosistemas del Cámbrico eran más complejas que se pensaba. Una serie de grandes depredadores como estos sugiere que los mares de entonces tenían recursos suficientes como para que coexistieran varias especies diferentes de depredadores. Además, pone de relieve que queda por aprender mucho sobre el Cámbrico.

El descubrimiento de Titanokorys gainesi se describió en el episodio «First Animals» de The Nature of Things de CBC (no disponible fuera de Canadá, salvo por VPN). Estos y otros especímenes se exhibirán en una nueva galería del Museo Real de Ontario que se inaugurará en diciembre de 2021.

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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Vídeo de Lars Fields/Royal Ontario Museum alojado en el New York Times (1).
Vídeo de Lars Fields/Royal Ontario Museum alojado en el New York Times (2).
Ilustración: Lars Fields/Royal Ontario
Foto: Jean-Bernard Caron/Royal Ontario Museum

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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4 Comentarios

  1. Miguel Ángel:

    Una incógnita es si tenía una dieta similar a la del Anomalocaris o devoraban presas distintas.
    Este cabezón de 50 cm podría parecer un pobre competidor para el Anomalocaris, pero es precisamente un ejemplo que usa Gould para resaltar el carácter impredecible de la evolución: siendo grande y bien armado, se extinguió, mientras otros habitantes del Cámbrico que parecían más modestos en sus prestaciones, lograron sobrevivir a la gran extinción.

    Muy chulo el descubrimiento, querido Neo.

  2. tomás:

    Sí, muy interesante. Me gustaría saber si, siendo el Cámbrico de unos 50 Ma de duración, realmente coincidió el Anomalocaris con el Titanokorys. Posiblemente no. Quizá es difícil saberlo.

  3. tomás:

    Lamento ser tan puntilloso, pero creo que el título debiera escribirse de una de estas dos formas: «Nuevo depredador cámbrico» o «Nuevo depredador del Cámbrico». Es que, en este caso, es un adjetivo (minúscula), que nos dice que pertenece a un periodo (mayúscula).

    Frase apropiada: ¡Ya está Tomás con sus chorradas!

  4. NeoFronteras:

    Estimado Tomás:
    Gracias por señalar la errata. Ya está corregida.
    Un saludo

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