NeoFronteras

Sobre la detección de esferas de Dyson

Área: Espacio — viernes, 13 de mayo de 2022

Si hay esferas de Dyson alrededor de enanas blancas, deberíamos poder detectarlas.

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Se está poniendo de moda los tecnomarcadores a la hora de buscar civilizaciones extraterrestres. Con SETI se buscan señales de radio que una supuesta civilización avanzada puede habernos enviado. En el caso de los tecnomarcadores se trataría de señales no intencionadas de diverso tipo.

Un tecnomarcador puede ser la presencia algún tipo de contaminación, como puedan ser los CFC que todavía están destruyendo nuestra capa de ozono en los polos. Sustancias que son necesariamente artificiales y que indican la presencia de cierto grado de tecnología avanzada. Otro puede ser la presencia de multitud de satélites artificiales orbitando un planeta. Pero que sea posible no significa que tengamos ya la tecnología para detectar cosas así.

El tecnomarcador por excelencia es la esfera de Dyson. Freeman John Dyson (1923-2020) propuso en los sesenta del pasado siglo que una civilización avanzada en crecimiento exponencial necesitaría cada vez más recursos energéticos, hasta que finalmente construiría una esfera alrededor de su sol para capturar así su energía.

Aunque en un principio se propuso que estas estructuras fuera esferas que rodean una estrella entera, lo más probable, si es que alguna vez se construyen, es que se parezcan a una esfera parcialmente completa, a un anillo o incluso a un «enjambre» de pequeños hábitats que rodean la estrella anfitriona. Llamadas colectivamente DSR por el Benjamin Zuckerman, cualquiera de estas configuraciones tendría una característica reveladora única: cambiaría la firma infrarroja de esa estrella.

La búsqueda de esferas, anillos o enjambres de Dyson sigue siendo una preocupación para muchos astrónomos. Si hay alguna por ahí será finalmente encontrada si está cerca y la persona o el equipo de investigación que lo haga pasará a la historia por hacer uno de los descubrimientos más trascendentales en la historia de la humanidad.

Un excelente lugar para buscar puede ser alrededor de las enanas blancas. Al menos, esa es la teoría presentada en un nuevo artículo de Benjamin Zuckerman, profesor de astrofísica, ahora jubilado, en UCLA.

Su teoría se centra en analizar enanas blancas en busca de firmas infrarrojas anómalas que podrían indicar que las rodea una construcción artificial. La razón de buscar algo así en enanas blancas, además de ser abundantes, es que constituyen el estado final de estrellas de baja masa como la nuestra.

El ciclo de vida de una estrella de masa solar es pasar la mayor parte de su vida en lo que se llama secuencia principal del diagrama HR. Básicamente es una estadio estable en el que no suceden sobresaltos. Nuestro Sol se encuentra ahora en ese estadio. Al cabo de unos cuantos miles de millones de años, las capas exteriores de la extrella se expanden súbitamente y el astro sufre una fase de gigante roja, engullendo los planetas cercanos del sistema. Mientras tanto, el núcleo interior colapsa a una enana blanca y sigue brillando durante miles de millones de años antes de degenerar en una enana negra.

Mientras las enanas blancas todavía siguen brillando, emiten radiación térmica de hasta unos pocos miles de grados Kelvin, radiación que potencialmente podría ser absorbida para alimentar un DSR. Sin embargo, esa estrella tendría que haber desarrollado una civilización tecnológica antes de que se construya un objeto de este tipo a su alrededor.

El trabajo anterior de Zuckerman apuntaba a la posibilidad de que, si hay civilizaciones tecnológicamente avanzadas en la Vía Láctea, al menos algunas de ellas habrían sufrido que su estrella anfitriona se haya convertido en una enana blanca en algún momento de su pasado. Puede que la respuesta de la civilización a este evento haya sido la de construir un DSR alrededor de su estrella, ahora más estable. Entonces deberíamos poder detectar estas estructuras usando los nuevos telescopios infrarrojos.

De hecho, ha habido campañas de observación tanto con WISE como con Spitzer para buscar estos objetos. Ambos observaron enanas blancas con masas alrededor de lo que esperaríamos que se convirtiera nuestro propio Sol. Incluso notaron algunos indicios de emisión infrarroja anómala. Sin embargo, los investigadores pensaron que la causa más probable de esas anomalías era el polvo natural y no un DSR.

Hasta ahora no se ha encontrado ninguna prueba de la existencia de DSR en ninguna parte de los datos astronómicos. Pero la ausencia de pruebas no es prueba de ausencia, solo ayuda a restringir la probabilidad. Según Zuckerman, con las observaciones que ya se han realizado, se puede calcular que menos del 3% de los planetas habitables que orbitan estrellas que finalmente se convierten en enanas blancas construyen un DSR a su alrededor.

Las estimaciones actuales sitúan la cantidad de planetas habitables alrededor de estrellas de tipo G que podrían finalmente evolucionar a enanas blancas en 300 millones, por lo que aún podría haber más de 9 millones de civilizaciones que hayan construido un DSR alrededor de su estrella de origen.

Por ahora la paradoja de Fermi todavía se mantiene y la ciencia continúa recopilando datos que limitarán aún más las estimaciones del número de civilizaciones tecnológicas avanzadas en nuestra galaxia. De cualquier manera, los telescopios infrarrojos más avanzados, como JWST, son una de nuestras mejores oportunidades para encontrarlos.

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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Artículo original.
Artículo original.
Universe Today
Ilustración: Kevin McGill.

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9 Comentarios

  1. tomás:

    Si es una civilización, tecnológica o no, en crecimiento exponencial, ningún tipo de esfera Dyson la va a librar del desastre. La cuestión siempre será que la fuente de energía, o es aproximadamente constante, o nunca podrá crecer exponencialmente como admitimos que lo hace esa civilización. El problema está en lo exponencial, y no tiene solución. Si encontrásemos alguna, lo que dudo muchísimo, haría tanto tiempo que habría desaparecido que sería pura curiosidad para que el trabajo de los astrónomos no fuese baldío.

  2. petrus:

    Si construyes ahora la esfera, te la va a quemar el sol en el futuro, pero si esperas a que se haga blanca, igual no llegas… mal dilema, o te pasas o no llegas. Tampoco es para pensar que estamos solos, pero alguien tendrá que ser el primero, o el último, o el único… yo creo que somos únicos, pero argumentarlo es demasiado complejo.

  3. Eduardo:

    En mi opinión creo que, las Esferas de Dyson, no son la mejor solución para recolectar la energía que necesitaría una civilización técnicamente evolucionada.
    Sin ir más lejos. Nosotros en un estado de evolución incipiente, ya estamos a punto de conseguir el dominio de la Fusión Nuclear. O sea, fabricar nuestras propias mini estrellas domésticas, suministradoras de energía abundante.
    Me parece superfluo, investir talento, esfuerzo y tiempo de observación, buscando estos objetos.

  4. tomás:

    Estoy muy de acuerdo tanto con «petrus» -el juego de las 7 y 1/2- como con Eduardo -lo innecesario de algo tan inimaginablemente descomunal cuando en la Tierra podremos tener, muy probablemente, fusión nuclear.
    Por otra parte si acudimos a la fórmula de Drake, él ya tiene el cuidado de operar con tantos por uno -digamos- casi independientes -además de que algunos factores son simples conjeturas-, pero resulta que los f, son muy dependientes entre sí: por ejemplo, aparte de considerar que en todos los planetas situados en la zona de habitabilidad se da vida -ya que puede ser que no sea cierto que en todos los planetas propicios para la vida, esta se desarrolle, como supone-, entre fl y fi, solo en la única conocida Tierra, la relación entre estas fracciones sea de miles de millones (si no billones). Es decir que hayan existido unas incontables formas de vida de las que solo unas poquísimas especies sean inteligentes. Así que logra un número posible de civilizaciones capaces de comunicarse de 10. Así que esa cifra puede no tener absolutamente nada que ver con la realidad.
    Y sin más que criticar, me despido de momento.

  5. Miguel Ángel:

    9 millones de avanzados me resulta demasié.

    Y es lo que comentas, Petrus, tan complicado o más que construir la esfera Dyson o los pequeños habitats, es que la civilización sobreviva durante la fase final de la estrella G (antes de que se convierta en enana blanca), incluso aunque supongamos que estén en una zona tan alejada como Urano o Neptuno. No serían absorbidos por la estrella G moribunda, pero experimentarían un calentamiento muy significativo, además del incremento de radiación, que tendrían que enfrentar.

  6. tomás:

    Es que, querido y añorado Miguel -por lo olvidado que nos tienes debido, seguro, a tus deberes familiares y profesionales- Neo, no puede referirse al final de la fase última de su estrella -en nuestro Sol unos 5000 Ma, pero 10000 de vida total-, sino al larguísimo tiempo de pervivencia en un sistema con estrella -como recuerdas- enana blanca, ya que esta puede durar tanto o más que la vida, hasta ahora desde el Big Bang -BB para los amigos de Brigitte Bardot y de la teoría-. Y es que todavía no se ha encontrado ninguna degenerada. Los planetas que la acompañen, muy cercanos por la baja temperatura de su estrella, tendrían muchos más millones de años para evolucionar y, por tanto, más posibilidades de conseguir vida, inteligencias y la tecnología que imaginen o puedan.
    Un abrazo y recuerdos a la familia.

  7. Kereck:

    Yo también entiendo que los tiros irán por ahí, Tomás, ya que una civilización que viva tanto tiempo y tenga la tecnología para sobrevivir al cambio de fase de su estrella, seguramente tenga tecnología mucho más avanzada e inimaginable para nosotros que construir una esfera alrededor del Sol. Estamos hablando de miles de millones de años como especie inteligente y tecnológicamente avanzada, no podemos ni hacernos una idea aproximada de la clase de tecnología que puedan tener.

  8. Miguel Ángel:

    Querido amigo Tomás:

    Habría la posibilidad de que esa civilización surja en la fase de enana blanca, pero también de que surgiese en la fase anterior de estrella G y se las apañaran para sobrevivir durante la transición. Y a esa última posibilidad, con poca fe, creo que nos estábamos refiriendo Petrus y aqueste que escribe.

    Abrazos.

  9. tomás:

    Pienso que esa posibilidad es más bien nula, porque, para que tuviese vida -y más, vida compleja- habría de estar lo suficientemente cerca de su estrella, es decir, en su zona de habitabilidad. Pero tal proximidad conllevaría que, cuando esta estrella estallase, sus efectos, sobre el planeta -para mí, con toda seguridad- fuesen abrasar toda posible vida, aunque tal planeta no fuese alcanzado por la máxima expansión de la estrella; bastarían sus emisiones de radiación y calor.
    Un abrazo para ti y para Eduardo.

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