NeoFronteras

Tamaño de pupilas e ilusiones ópticas

Área: Psicología — lunes, 30 de enero de 2012

Nuestras pupilas algunas veces reaccionan basándose en lo que creemos que es brillante y no en cómo de realmente brillante es algo.

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Si estamos en un sitio oscuro y salimos fuera en un día soleado nuestras pupilas se cerrarán súbitamente en respuesta a la luz intensa. Luego se adaptan hasta la apertura necesaria para una buena visión en las nuevas condiciones. Se podría pensar que es una mera reacción refleja a una mayor cantidad de luz. De este modo, al igual que nuestro brazo se retira de un radiador caliente para evitar una quemadura de manera refleja sin que pensemos en ello, quizás el acto de contracción de la pupila es similar. Pues resulta que no es así.
Al menos así lo parece demostrar un experimento reciente. Las pupilas no solamente se contraen frente a una luz brillante sino ante la ilusión de una luz aparentemente más brillante. En resultados previos ya se demostró que las pupilas se dilatan en ciertos casos, como cuando se toma una decisión, en donde no hay cambios de la iluminación.
Ahora, para demostrar, que la sola idea de iluminación afecta también el tamaño de las pupilas, Bruno Laeng y Tor Endestad, de la Universidad de Oslo, han medido los pequeños cambios en el tamaño de las mismas en unos voluntarios que participaron en el experimento. Usaron varias ilusiones ópticas (terminología habitual para las ilusiones que en realidad son psicológicas o mentales) en las que se disponían una serie de figuras geométricas, por ejemplo, figuras concéntricas en forma de lágrima formando una circunferencia.
En estas figuras, pese a que la cantidad de luz reflejada es exactamente la misma, su disposición en un sentido u otro de los elementos que la componen (ver figura) hace que en uno de los casos parezca más brillante a nuestra mente, pese a no serlo. Y esto provoca, según las medidas, que la pupila se contraiga precisamente en el caso más “brillante”, pese a ser sólo una ilusión.
Para esto se dé se necesita que funciones más elevadas del cerebro, por ejemplo en el córtex cerebral visual, tengan un papel en el proceso y que no sea una mera respuesta refleja.
Nuestras pupilas, por tanto, algunas veces reaccionan basándose en lo que creemos y no en lo que realmente es. Nuestro cerebro anticipa lo que cree que está pasando y hace reaccionar a las pupilas en consonancia. Es decir, que lo que pensamos sobre lo brillante que puede ser un ambiente afecta a nuestras expectativas sobre el mismo.

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Fuentes y referencias:
Noticia en Science.
Artículo original.

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8 Comentarios

  1. tomás:

    Esto corrobora la importancia de las vías de retroalimentación en el cerebro. Es decir, llegada la información primera sobre el brillo a la zona de recepción en la corteza de visión del lóbulo occipital, ésta ha de comunicar con la corteza motora, en la parte más posterior del lóbulo frontal, para que ordene cual ha de ser el tamaño de la pupila mediante contracción o relajación del iris. Pero claro, en algún lugar, esto ha de ser juzgado, medido, y no creo que lo sea en el mismo lóbulo occipital ni en la corteza motora; tampoco en los tractos y núcleos previos entre el ojo y el occipital. Así que ha de serlo, creo, en algún lugar entre occipital y motora o en alguna desviación que luego vuelva sobre sus pasos. Todo un reto el conocerlo y sin embargo es nada al lado de la tremenda complejidad del total fenómeno de la visión.
    Agrada la provocación que a nuestra mente proporcionan artículos que sorprenden el conocimiento. Este, muy interesante.
    Saludos.

  2. tomás:

    Al releer, me doy cuenta de que me he quedado muy corto en mi comentario, pero tampoco es cuestión de seguir por ese camino de describir la retroalimentación. Porque, aunque la experiencia relatada siga, como casi todas las percepciones, ese proceso del artículo, no se basa en ella. Lo cierto es que la mente interpreta la realidad. A veces la completa. Uno de los fenómenos más asombrosos es el que se llama «visión ciega» que suele producirse por la existencia de alguna lesión en la corteza visual primaria, en la cisura entre ambos lóbulos occipitales. El individuo no ve, por ejemplo una linterna o, al menos, no es consciente de verla. Pero cuando se le pide que la coja, puede hacerlo y también seguir con la mano su movimiento.
    Resulta asombroso tanto esto como que nuestra mente nos engañe en la percepción del brillo.
    También me pregunto si algo similar ocurrirá en animales que no poseen corteza, o que ha de ser no más que una muy estrecha y tersa película envolvente; o ni eso, como en insectos. Es decir, ¿está en la corteza el quid de cómo recreamos la realidad y cómo la interpretamos? No debería ser muy difícil hacer experiencias sobre ello en el laboratorio.

  3. Miguel Angel:

    «El cerebro maneja e interpreta la información de modo intuitivo». Es uno de los motivos de que nos engañe tantas veces.

    En este caso intuye una falsa luminosidad y responde cómo si fuese cierta.
    Cunado miramos la Luna hay veces que nos parece mas grande que otras ¿verdad? En realidad la vemos mas grande cuando está próxima al horizonte y el motivo es que el cerebro compara el tamaño de la Luna con los objetos que haya alrededor. Si está cerca del horizonte la va a comparar con árboles, casas o colinas que estén en el mismo campo visual, llegando a la conclusión de que es mas grande.

    Otro bonito ejemplo serían las caricaturas. En una caricatura los rasgos faciales está exagerados y no se corresponden con la realidad, el cerebro reconoce a la persona porque estos rasgos exagerados representan «puntos de atención» para el cerebro.

    Saludos/abrazos

  4. tomás:

    Sé que el tamaño que podemos medir de la luna es prácticamente el mismo cuando sale que cuando está alta, pero no tengo tan claro que sea por esa comparación con los accidentes del horizonte. El argumento es que si pongo ante mí una cartulina para tapar los árboles, etc. del horizonte y hago lo mismo una vez se ha elevado, la sigo viendo mayor en su salida. ¿Cómo explicar esto?

  5. Miguel Angel:

    Una explicación mas detallada de esta «ilusión de la Luna» viene a esclarecer lo que planteas, tomás:

    La explicación clásica es la que he dado yo sobre la «distancia aparente» es mas o menos la que he contado, es decir, que el cerebro compara el tamaño lunar con objetos del horizonte, árboles. Esta misma expolicación podría ilustrarse con la «ilusión de Ponzo».

    Otra teoría sería la «teoría del contraste del tamaño angular», que explicaría lo mismo pero en este caso se debería a que cuando no está en el horizonte está rodeada de «mucho mas cielo»., en cambio cuando está en le horizonte hay menos cielo y por eso parece mayor.

    Se postula también que el motivo podría ser multifactorial (por una suma de las dos teorías anteriores).

    Abrazos

  6. NeoFronteras:

    La distancia Tierra-Luna cambia levemente así que hay un poco de variación en el tamaño aparente de nuestro satélite natural. Cerca del horizonte se produce una deformación debida a la refracción atmosférica, pero gran parte del efecto de que nos parezca más grande se debe a un efecto no óptico, sino psicológico.
    Para verla realmente más grande deberíamos viajar al pasado, hace un par de miles de millones de años, por ejemplo. Entonces la Luna orbitaba mucho más cerca de la Tierra. Debido a las mareas se aleja más y más de nosotros y nuestro día se hace más y más largo.

  7. tomás:

    En efecto, Neo, cuando en mi 4 digo que es «prácticamente» el mismo -no «exactamente» el mismo-, me refiero a que verticalmente es incluso algo menor por ser mayor el recorrido de la luz hasta su parte inferior que el que ha de recorrer hasta su parte superior -la misma causa que hace que la veamos antes de que realmente haya «salido»-, mientras que horizontalmente es ligeramente mayor por el efecto lente. De todas formas viene bien recordar cuanto dices.
    Y la explicación que da Miguel Angel de que, en lo alto, está rodeada de mucho más cielo, me parece muy posible.
    Así que gracias a ambos.

  8. Miguel Angel:

    Si la Luna tiene un tinte rojizo por la luz del atardecer también la veremos un poco mas grande…¡qué bonita es la Ciencia».

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