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Sobre las reuniones laicas masivas

Área: Psicología — lunes, 6 de junio de 2022

Las experiencias en reuniones laicas masivas también tienen el potencial de expandir los límites de la preocupación moral más allá del propio grupo.

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Burning Man es un evento anual de siete días de duración que se desarrolla en en el desierto Black Rock (Nevada, Estados Unidos). Allí se levanta una ciudad temporal que no tiene gobierno, que solo existe durante una semana y que es construida por los propios participantes.

El nombre está tomado del ritual consistente en quemar una gigantesca escultura de madera con forma de hombre durante la noche del sábado. Esta quema es una celebración espectacular con fuegos artificiales y explosiones.

También se construye un enorme y magnífico templo de madera que ha de ser quemado la última noche. Su quema se hace en silencio total, ya que es un ritual dedicado a las personas que han fallecido. Durante la semana de Burning Man los participantes escriben sobre el templo o dejan notas y fotos dentro con la idea de que al ser quemados haya algún tipo de conexión o renovación espiritual.

En el festival no se aceptan comercios ni marcas y se promueve la desmercantilización. Es una sociedad donde se comparte, regala o se hace trueque, pero no se comercia. Además, numerosos artistas crean piezas luminosas, interactivas y psicodélicas durante el festival.

Burning Man consigue congregar a miles de participantes todos los años. Pese a ser algo completamente laico, se parece a las reuniones masivas con rituales colectivos religiosos. A lo largo de la historia, estas ceremonias y peregrinaciones religiosas han creado intensos lazos sociales y sentimientos de unidad en las sociedades humanas en las que que se han dado.

Unos psicólogos de Yale se preguntaron si este tipo de reuniones laicas modernas, como el Burning Man y otras similares, que enfatizan la creatividad y la comunidad, tienen un propósito aún más amplio al igual que en los rituales religiosos.

Este equipo de investigación estudió las experiencias subjetivas y el comportamiento social de las personas en estas reuniones laicas masivas. Descubrieron que hay personas que informan haber tenido experiencias transformadoras en este tipo de reuniones, que se sintieron más conectadas con toda la humanidad y que estaban más dispuestas a ayudar a los extraños.

«Hace tiempo que sabemos que los festivales, las peregrinaciones y las ceremonias hacen que las personas se sientan más unidas a su propio grupo. Aquí mostramos que las experiencias en reuniones laicas masivas también tienen el potencial de expandir los límites de la preocupación moral más allá del propio grupo», dice Daniel Yudkin.

El equipo de investigación, dirigido por MJ Crockett, realizó estudios de campo con más de 1200 personas que asistieron a reuniones masivas de varios días en los Estados Unidos y en el Reino Unido: Burning Man, Burning Nest, Lightning in a Bottle, Dirty Bird y Latitude, todos estos eventos presentan arte, música y autoexpresión.

Los investigadores instalaron puestos en los eventos invitando a los transeúntes a «Jugar juegos para la ciencia». A los que aceptaron participar se les preguntó sobre sus experiencias en los eventos junto con su disposición a compartir recursos con amigos y extraños.

En general, el 63,2% de los participantes informaron haber tenido experiencias transformadoras tan profundas que se fueron de estos eventos sintiéndose radicalmente cambiados, incluido un número considerable de personas que no esperaban ni deseaban ser transformados. Y sí, las experiencias transformadoras fueron más intensas entre el 28% de los sujetos que habían tomado sustancias psicodélicas.

Las personas que informaron haber tenido experiencias transformadoras también dijeron sentirse más conectadas socialmente con todos los seres humanos. Con cada día que pasaban en estos eventos, los participantes ampliaban su círculo de generosidad más allá de la familia y los amigos para incluir a extraños.

Más tarde los investigadores volvieron a contactar con algunos de los asistentes originales y también con 2000 personas más que habían asistido al evento pero que no fueron entrevistadas originalmente. Encontraron que las experiencias transformadoras y sus sentimientos prosociales persistieron al menos durante seis meses.

«Los hallazgos son un recordatorio importante de lo que nos hemos perdido en años de aislamiento pandémico: poderosas experiencias sociales, o lo que el sociólogo Emile Durkheim llamó ‘efervescencia colectiva», dice Yudkin.

Crockett concluye que «las experiencias transformadoras ayudan a las personas a trascender los límites del yo y conectarse con toda la humanidad, cualidades cruciales a cultivar mientras trabajamos para poner fin a esta pandemia y prevenir otras futuras».

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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: Unsplash/CC0 Public Domain

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4 Comentarios

  1. apalankator:

    Es que los sentimientos tendentes al bienestar comunitario surjen cuando las personas se reúnen, ese sentimiento siempre se lo ha querido arrogar el catolicismo desde su fundación.
    Yo que estudié en un colegio de curas recuerdo que uno de los mandamientos era «santificaras las fiestas», que parece que quiere decir eso, que cuando haya algo que celebrar por el motivo que sea, se añada el latiguillo de la religión. Por ejemplo los solsticios, el equinoccio de primavera, etc.
    Hablo de la religión católica porque es la que conozco, supongo que otras harán lo mismo.

  2. NeoFronteras:

    Pues sí, los días «libres» de trabajo que las religiones imponen son precisamente para hacer esas celebraciones y liturgias.

  3. Miguel Ángel:

    Los agnósticos también podemos tener experiencias equivalentes a las místico-religiosas: Carl Sagan hablaba de un gran sentimiento de grandiosidad ante la contemplación del Cosmos.

    https://www.youtube.com/watch?v=dGRzCCTvVkg

    Ohm.

  4. tomás:

    Evidentemente, Miguel: Tan maravilloso es detenerse en un lugar donde no molesten las luces de una ciudad y contemplar las estrellas, tan lejanas, tan sugerentes, como la belleza de la naturaleza, especialmente de esos lugares privilegiados: las altísimas cumbres, las aguas que se despeñan por cataratas, Yellowstone, los lagos de Venezuela las cuevas creadoras de estalactitas… No sé donde he leído que en Vietnam existe -hace poco descubierta (creo)- la cueva mayor del mundo -algo así como 5 km de largo… A mí, la de Nerja me subyugó.
    En fin, que hay muchas cosas admirables y si hay una que las abarca a todas es el Universo.

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