NeoFronteras

Los investigadores demuestran que a lo largo de la historia se ha mantenido el poseer una cintura esbelta como parte del canon de belleza femenino.
Para los que creen en la tabula rasa (John Locke 1632-1704), en el marxismo o sigan a los antropólogos del relativismo cultural, la belleza de la mujer (o cualquier otro tipo de belleza) es simplemente un subproducto de un contexto social. De este modo el concepto de belleza femenina sería meramente coyuntural y en cada época y en cada país sería distinto debido a la existencia de una cultura distinta. El típico ejemplo serían los cuadros de Rubens, donde se ven a mujeres que son obviamente obesas y que obedecerían a un supuesto canon de belleza imperante aquel entonces y muy distinto al actual.
Sin embargo, según un estudio reciente la forma ideal del cuerpo de una mujer conserva una característica constante a lo largo del tiempo: la cintura estrecha.
Un equipo de investigadores norteamericanos dirigidos por Devendra Singh de University of Texas ha analizado estadísticamente las descripciones de la belleza femenina en la literatura inglesa desde el siglo XVI al XVIII encontrando un patrón común a todas las épocas y que consistente en el ensalzamiento de una cintura esbelta.
El talle no parece obvio que sea una parte muy sexy del cuerpo de la mujer a los ojos de los hombres, sin embargo a los ojos de los escritores estudiados, y no sólo de ellos, parece haber unanimidad en este hecho. Curiosamente, hay desacuerdo en el tamaño de los pechos u otras características que puedan considerarse actualmente importantes. De este modo algún escritor romántico alababa en época los pechos pequeños según este estudio.
Previamente a este estudio, también se encontró esta característica supuestamente ideal de la belleza femenina en escritos chinos de los siglos IV al VI o en los relatos épicos indios Mahabharata y Ramayana que cubren del siglo I al III de nuestra era.
La popularidad de esta característica se supone que tiene que ver con la buena salud de la mujer o con su fertilidad. Se sabe desde hace tiempo que la obesidad está asociada a un aumento del riesgo de padecer cáncer de mama o de ovarios, así como de diabetes, y que las mujeres con tipo “Barbie” son más fértiles. La salud está asociada por tanto con bajos niveles de grasa abdominal y altos niveles de hormonas como los estrógenos que estrechan la cintura dando al cuerpo femenino la forma de reloj de arena o de guitarra.
La cintura estrecha suministraría a los hombres información sobre la capacidad potencial de la mujer para tener descendencia fácilmente, e inconscientemente se asumiría como un atractivo sexual. Esto significa que el ser humano tiene el cerebro condicionado al nacer para apreciar esta característica como bella, ideal o sexy, y nuestros cerebros habrían evolucionado y habrían sido seleccionados para apreciar precisamente esto.
Para este estudio se analizó una base de datos de 345.000 escritos de literatura británica y americana, seleccionando sólo los trabajos británicos en los que aparecían palabras como cintura, trasero, pechos, caderas, delgada… Se prefirió el análisis de textos en lugar de emplear las pinturas porque las características anatómicas pueden ser enmascaradas por la vestimenta, que generalmente aparece en los cuadros. Sin embargo, los textos nos hablan directamente de cómo el personaje que relata percibía la belleza femenina en aquel entonces.
La preferencia por la cintura estrecha a lo largo de los siglos y las culturas pone en evidencia por tanto una base genética heredada, en lugar de ser un convenio impuesto por las modas, por la educación o por los medios de comunicación.
Sin embargo, y como única excepción en la actualidad, los indígenas peruanos Matsigenka no parecen seguir este canon. En 1998 se hizo un sondeo en esta sociedad en el que los hombres contestaban qué figuras femeninas les parecían más atractivas, y en su mayoría preferían el tipo “gordita” ya que a sus ojos las de tipo “muñeca Barbie” les sugería que las poseedoras de esta figura tenían fiebres, diarrea o alguna enfermedad.
Pero salvo esta excepción, tanto en Oriente como en Occidente, hay bastante unanimidad incluso a lo largo de tiempos históricos. Por ejemplo en el Egipto de hace casi 4000 años ya se hacía referencia a la buena figura de la reina Nefertari y favorita de Ramses II. La Venus de Milo y otras estatuas de época griega o romana también confirman este ideal. Este consenso no puede por tanto ser una casualidad o ser arbitrario.
La única excepción histórica parecen ser las mujeres que pintaba Rubens en el XVII, pero quizás fuese su gusto personal, la imposibilidad de conseguir otras modelos (Rubens utilizaba frecuentemente a su esposa como modelo para sus cuadros) u otros condicionantes.
El estudio también muestra por qué las mujeres victorianas preferían el corsé a la dieta para alcanzar el ideal y por qué algunas mujeres de la actualidad están descontentas con su cuerpo, porque aunque a veces consiguen perder peso no siempre consiguen la figura deseada. Y es que la figura “Coca Cola” o la felicidad publicitada por esta marca no se consigue bebiendo este refresco, a no ser que sea sin azúcar, claro.

Fuentes diversas.
Referencia: Singh D., Renn P.& Singh A. Proc. R. Soc. B, doi:10.1098/rspb.2006.0239 (2007): Artículo original.
En Neofronteras: El atractivo femenino depende del nivel hormonal.