NeoFronteras

Hongos, hormigas y series de TV

Área: Etología,Medicina — lunes, 13 de febrero de 2023

Aunque los hongos no parecen producir pandemias en humanos hay que estar atentos. Con cooperación se pueden reducir sus daños, se sea hormiga o se sea humano.

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La pandemia del covid nos ha recordado que la civilización humana puede sufrir un duro revés y que nuestros seres queridos, o nosotros mismos, pueden morir antes de tiempo o padecer secuelas por un simple microorganismo. Si a esto le añadimos la crisis de recursos, climática y ecológica, el escenario de un mundo muy distinto al que hemos disfrutado hasta ahora se torna realista, incluso inevitable. Quizás por estas razones las películas o series apocalípticas post-apocalípticas tienen ahora más éxito: sabemos que puede suceder.

Una serie que está teniendo cierto éxito es The Last Of Us. En el mundo ficticio que representa la serie, un hongo ha destruido la civilización humana. La hipótesis de la que parte es que el hongo Ophiocordyceps unilateralis, un hongo real que infecta a hormigas, ha dado el salto a humanos y los transforma en algo parecido a zombis. La serie se estrenaba poco después de que se descubriera que el virus de la gripe aviar dieran el salto a los visones de una granja, que son mamíferos y que, por tanto, se demostrara que puede dar el salto a humanos en cualquier momento y provocar una gran pandemia.

Quizás el lector recuerde que en NeoFronteras vimos en 2009 precisamente una noticia sobre este Ophiocordyceps unilateralis.
Este hongo modifica la conducta del insecto y obliga a la hormiga infectada a trepar a una hoja, acostarse y esperar a que broten esporas de su cabeza y caigan sobre otras hormigas.

Sin embargo, el salto a humanos que experimenta este hongo en la serie no es plausible, porque la mayoría de las especies de hongos no pueden sobrevivir a las altas temperaturas de un cuerpo de sangre caliente. Ninguna especie de Ophiocordyceps invade a ningún pez, anfibio o mamífero. Los insectos son un seres mucho más rudimentarios, tienen una temperatura corporal mucho más baja y poseen órganos internos mucho más simples.

Aunque no haya posibilidades de algo como The Last Of Us se dé en la realidad, pueden surgir casos de nuevos hongos infecciosos y resistentes a los medicamentos que sean una amenaza para la salud humana.

Ha habido brotes del hongo Candida auris en entornos médicos. En 2009 hubo un caso en Japón. Posteriormente un hospital en Londres tuvo que cerrar porque no pudieron sacarlo de su UCI. Estaba transmitiéndose del paciente a la cama y de ahí a otro paciente. Todavía no se sabe exactamente por qué surgió este caso. Este hongo está en más de 50 países ahora y en más de la mitad de los estados de EEUU, se está extendiendo y, probablemente, no logremos librarnos de él. Otro caso es el síndrome de la nariz blanca, que está causado por otro hongo, y que está acabando con los murciélagos que hibernan en los EEUU.

Veremos más de estos hongos moviéndose hacia los humanos y los animales. Necesitamos estar constantemente vigilando para entender cómo surgen estos casos. Realmente solo tenemos tres clases de medicamentos para tratar infecciones fúngicas invasivas graves, pero hay medicamentos en preparación.

No hay vacunas para ninguna infección por hongos, simplemente no ha habido éxito hasta el momento las pocas veces que se ha intentado. Quizás ahora, con la experiencia del covid, se pueda desarrollar alguna.

La mayoría de los hongos con los que tratamos están en el medio ambiente y son muy sensibles a los cambios ambientales. Cualquier calentamiento, enfriamiento, o cambios en general, afecta a los hongos. Algunos hongos han desarrollado la capacidad de sobrevivir a nuestra alta temperatura corporal. La preocupación es que que, ahora con el calentamiento global, otros hongos se estén volviendo más adaptables a estas temperaturas más altas y podrían dar el salto más fácilmente a nuestro cuerpo.

Pero, ¿qué pasa con el caso de las hormigas y los hongos? Un estudio reciente realizado por investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología de Austria nos habla de una carrera armamentista entre los hongos y su anfitrión.

Han descubierto que las hormigas pueden ayudar a sus camaradas a luchar contra múltiples invasores fúngicos, pero que estos hongos también han encontrado una manera de defenderse. Simplemente la evolución no se para y el nuevo estudio la ha capturando en acción.

Las hormigas son insectos sociales y viven en hormigueros que cuentan con muchos individuos, como todos sabemos. Las hormigas trabajadoras no solo se sacrifican por la reina, sino que se defienden de los parásitos de una manera similar a cómo los chimpancés limpian de pulgas sus congéneres.

Los investigadores estudiaron este fenómeno en las hormigas argentinas (LinePithema Humile), una pequeña especie marrón nativa de América del Sur. Estas hormigas viven con miles de otros patógenos y a menudo están infectadas con múltiples hongos a la vez.

Los científicos infectaron algunas de estas hormigas con seis tipos diferentes de hongos. Luego observaron cómo los diferentes hongos evolucionaron a medida que infectaban hormigas en múltiples generaciones.

Cuando los insectos estaban solos, una de las seis cepas de hongos generalmente ganaba. La cepa ganadora las infectaba y las mataba para continuar reproduciendo con sus esporas, mientras que las otras cepas de hongos se extinguían. Pero si había congéneres que cuidaran de sus semejantes, el equilibrio cambiaba y los seis tipos de hongos sobrevivían sin que hubiera un ganador claro.

Los hongos también parecían estar evolucionando para volverse menos letales sin renunciar por completo a infectar. Otros experimentos revelaron que los patógenos estaban liberando menos cantidad de una molécula llamada ergosterol, lo que los hacía menos visibles para las hormigas y les permitía esconderse de los cuidados de aseo de otras hormigas.

Como vemos, la evolución siempre está ahí operando, aunque, como individuos siempre somos prescindible para ella. Solo la población es la importante. La pregunta es si los humanos cooperamos lo suficiente para evitar las amenazas que se nos vienen encima. Al fin y al cabo, estamos recubriendo este planeta de una gran medio de cultivo a costa de todo lo demás: nosotros mismos.

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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: David P. Hughes, Maj-Britt Pontoppidan / Wikimedia Commons.

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1 Comentario

  1. Miguel Ángel:

    No es descartable del todo esa posibilidad, pero la regla es que las infecciones graves nos las producen las bacterias seguidas de los parásitos y los hongos suelen producir infecciones leves (y «oportunistas»: se benefician de la humedad o de que hayamos tomado antibióticos o corticoides). Solamente en casos de pacientes que tienen afectada la inmunidad pueden resultar más graves.
    Las más frecuentes que veo son candida albicans y tiña del cuerpo (también llamada todavía «herpes circinado» por un error).

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