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Indicios de un estallido de actividad cerebral durante la muerte

Área: Neurología — martes, 16 de mayo de 2023

Un pequeño estudio que analiza la actividad cerebral de cuatro personas mientras se estaban muriendo muestra un estallido de actividad en sus cerebros después de que sus corazones se detuvieran.

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Muchos hemos oído historias de personas que tuvieron ciertas vivencias en situaciones cercanas a la muerte. Historias en las que hay luz blanca, hay visitas de seres queridos fallecidos o se escuchan voces. Algunas veces ven sus vidas pasar ante sus ojos, se repiten momentos memorables o pueden experimentar una experiencia extracorpórea en la que sienten que se están mirando a sí mismos desde otro lugar de la habitación.

Estas historias capturan nuestra imaginación y están profundamente arraigados en nuestro paisaje cultural. Muchas veces son interpretadas por los creyentes como pruebas de la existencia de una vida más allá de la muerte.

A pesar de los numerosos informes durante cientos de años de personas que han sido reanimadas después de la muerte clínica o que casi mueren y que contaron este tipo de historias, prácticamente no se ha investigado científicamente este tema hasta ahora.

El hecho de que estas historias compartan tantos elementos comunes plantea la pregunta de si hay algo fundamentalmente real que las sustente. Puede que aquellos que lograron sobrevivir a la muerte tengan durante un tiempo destellos de una conciencia que no desaparece por completo, incluso después de que el corazón se haya detenido.

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Un nuevo estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Science proporciona indicios de la existencia de una oleada de actividad neuronal que está correlacionada con la conciencia en el cerebro del moribundo.

El estudio, dirigido por Jimo Borjigin (Universidad de Michigan) y su equipo, se basa en un seguimiento de los estudios en animales realizados hace casi diez años en colaboración con George Mashour (Centro de Ciencias de la Conciencia de Michigan).

Se registraron signos similares de activación gamma en los cerebros moribundos de animales y humanos tras una pérdida de oxígeno después de un paro cardíaco.

Aunque históricamente la muerte se ha definido médicamente como el momento en el que se para el corazón de forma irreversible, estudios recientes sugieren que la actividad cerebral en muchos animales y humanos puede continuar durante segundos o minutos después de que se pare el corazón. Así, Borjigin y su equipo descubrieron en 2013 que los cerebros de las ratas mostraban signos de conciencia hasta 30 segundos después de que sus corazones dejaran de latir.

«La forma en que una experiencia vívida puede surgir de un cerebro disfuncional durante el proceso de la muerte es una paradoja neurocientífica», dice Mashour.

El equipo identificó a cuatro pacientes que fallecieron debido a un paro cardíaco en el hospital mientras estaban vigilados con electroencefalograma (EEG). Los cuatro pacientes estaban comatosos y no respondían. Finalmente, se determinó que estaban más allá de la ayuda médica y, con el permiso de sus familias, se les quitó el soporte vital.

Al retirar el soporte del ventilador, dos de los pacientes mostraron un aumento en la frecuencia cardíaca junto con una oleada de actividad de ondas gamma, considerada la actividad cerebral más rápida y asociada con la conciencia.

Además, la actividad se detectó en la llamada zona caliente de los correlatos neuronales de la conciencia en el cerebro: la unión entre los lóbulos temporal, parietal y occipital en la parte posterior del cerebro. Esta área se ha correlacionado con los sueños, las alucinaciones visuales en la epilepsia y los estados alterados de conciencia en otros estudios de sobre el cerebro.

Las ondas gamma pueden indicar que diferentes regiones del cerebro están trabajando juntas para combinar sensaciones dispares en la conciencia de un objeto, reuniendo la vista, el olor y el sonido de un automóvil, por ejemplo.

Cómo hace esto el cerebro es uno de los mayores misterios de la neurociencia, pero ver las mismas ondas gamma en personas moribundas sugiere un mecanismo biológico para los informes del cerebro en los que se dice que se reproduccen eventos memorables en esos momentos finales de la vida.

Estos dos pacientes tenían informes previos de convulsiones, pero no de convulsiones durante la hora anterior a su muerte, explicó Nusha Mihaylova. Estas convulsiones podría haber preparado sus cerebros para experimentar ritmos anormales.

Los otros dos pacientes no mostraron el mismo aumento en la frecuencia cardíaca al retirarlos del soporte vital, ni tampoco tuvieron una mayor actividad cerebral.

Los autores dicen que el hallazgo puede explicar cómo el cerebro de una persona puede reproducir recuerdos conscientes incluso después de que el corazón se haya detenido, sugiriendo que se estaría identificando un marcador de conciencia lúcida.

Debido al pequeño tamaño de la muestra, los autores advierten que no se deben hacer afirmaciones globales sobre las implicaciones de los hallazgos. También señalan que es imposible saber en este estudio lo que experimentaron los pacientes porque no sobrevivieron.

«No podemos hacer correlaciones de los indicadores neuronales de la conciencia observadas con una experiencia correspondiente en los mismos pacientes en este estudio. Sin embargo, los hallazgos observados son definitivamente emocionantes y proporcionan un nuevo marco para nuestra comprensión de la conciencia en los humanos moribundos», dice Nusha Mihaylova, coautura del estudio.

Quizás, el estallido de actividad cerebral forme parte de un modo de supervivencia en el que se sabe que el cerebro entra una vez que se le priva de oxígeno. Los estudios de animales que experimentan muerte cerebral han encontrado que el órgano comienza a liberar numerosas moléculas de señalización y crea patrones de ondas cerebrales inusuales para tratar de resucitarse, incluso cuando apaga los signos externos de conciencia. Básicamente, sería como si se cerrara la puerta al mundo exterior y se encargara de los asuntos internos porque la casa está en llamas.

Estudios más amplios que incluyan pacientes de la UCI supervisados por EEG que sobreviven a un paro cardíaco podrían proporcionar datos muy necesarios para determinar si estos estallidos en la actividad gamma son o no prueba de conciencia oculta incluso cerca de la muerte. Encontrar algunas respuestas sobre cómo ocurre el proceso de morir sería crucial para entender la muerte. Esta sería más bien un proceso lento de transición en lugar de algo súbito.

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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Ilustraciones: William Blake, El Bosco.

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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16 Comentarios

  1. Alejandro Sánchez:

    Excelente investigación. Sólo que en la literatura hay dos casos documentados de personas que entraron en coma total por operación cardíada. Sus cuerpos y cerebros fueron enfriados para que no se dañen por el paro cardíaco por la operación a pecho abierto. En los dos casos los pacientes estaban en coma farmacológico total, sin embargo en esos casos los pacientes reportaron haber estados conscientes de su estado y de poder haber visto la operación, cruzar el túnel y hablar con parientes muertos que les instaron a regresar y regresaron, a pesar que no había garantía de ello. Desde la pura biología tridimensional no hay explicación, desde el paradigma del universo Holográfico es entendible.

  2. tomás:

    Es que la muerte debiera definirse, no cuando la actividad cardiaca se detiene, sino cuando toda actividad cerebral se anula. Entonces la cuestión sería qué actividad cerebral acontece cuando el riego sanguíneo se detiene.

  3. Andro:

    Creo que este estudio debería de relacionarse con la glándula pineal y la capacidad que tienes para segregar DMT cuando nacemos, cuando dormimos y también cuando morimos.

  4. tomás:

    Es posible lo que Andro dice, limitándose al DMT, pero, en realidad, lo eficaz sería un estudio de que sustancias se liberan en ese momento previo que supongo puede ser un desesperado intento del organismo de defenderse de la definitiva agresión a su ser: la falta de riego sanguíneo, indispensable para su funcionamiento y a los efectos que ello pueda tener en la mente como creación de «ilusiones», o sea, percepciones de acontecimientos no reales, seguramente relacionados con las experiencias que la memoria ha guardado de su vida.

  5. Eduardo:

    En línea de lo que comenta Tomas.
    No se si ya se ha hecho. Creo que seria revelador, realizar el estudio con personas de variadas culturas, creencias religiosas, nivel de conocimientos y grado de consciencia y sensibilidad diferentes.
    Se todas, o parte importante de ellas, relatan experiencias POS MORTE similares, entiendo que, por lo menos estas experiencias, no sean procedentes de recuerdos vividos (aunque imbuidos de contenidos espiritual superior).
    Se positivo cabe pensar en dos posibilidades:
    Primero: Que sea un mecanismo autónomo de nuestro cerebro que, condicionado por el enorme stress de inmediata extinción, se defienda con estas imágenes agradables.
    Segundo: Que realmente exista una dimensión superior a donde iremos.

  6. tomás:

    Querido Eduardo: ¿Qué puede «imaginar-experimentar-vivir» un cerebro que no esté íntimamente relacionado con conocimientos previos?: absolutamente nada. ¿Por qué -intuyo- que te refieres a una dimensión superior agradable? ¿Y si resultase desagradable? Creo, mi buen amigo que eso es una forma moderna de llamar al cielo (o al infierno). ¿Y qué es lo que puede llegar allí? ¿Una mente sin soporte material, sin energía que la sustente? Dejemos de imaginar que, de alguna forma, viviremos tras la muerte. Solo quedará de nosotros el recuerdo de quienes nos han conocido y el resto a la nada, el mismo «lugar» de donde vinimos. Porque también podríamos decir que procedemos de esa imaginada e indefinida dimensión. De hecho, conozco personas que aseguran haber sido antes mariposas, personajes históricos y cosas así. Curiosamente ninguna me ha dicho haber sido un dragón de Komodo, una venenosa serpiente de coral, o un Hitler.
    Venga, Eduardo, sensatez, por favor.

  7. petrus:

    Frente a los fenómenos que llamaremos extraños, sin explicaciones experimentales posibles, como suelen ser los que involucran sensaciones o emociones, vivencias y experiencias personales, hay al menos tres posibles posiciones: 1.-Creer en los testimonios de los involucrados, sin exigir pruebas científicas, experimentales o lógicas; 2.- Mantenerse en la duda hasta poder, mediante esas pruebas, definirse claramente; 3.- Negar el valor de los testimonios y ceñirse solo a lo que sea prueba experimental o física. Quedaría una cuarta, no computable: negarse a considerar cualquier posibilidad de existencia de semejantes fenómenos, con o sin pruebas. Y teniendo en cuenta que al menos el 70% del universo es materia oscura, o sea, algo que no sabemos qué es, parecería temerario adoptar la cuarta. Yo no opino, pues tuve una experiencia propia. Más bien dos.

  8. tomás:

    Añorado Petrus: Nadie puede negar una experiencia personal de alguien, tal como si yo afirmo haber soñado cualquier cosa. Quien me lo niegue comete un tremendo error, porque no puede demostrarlo. Otra cuestión es otorgar a ese, mi sueño, cualquier valor que implique la existencia de una realidad determinada y concreta basándose, además, en el desconocimiento que tenemos del universo. Basarse en nuestra ignorancia no demuestra absolutamente nada.
    Un abrazo.

  9. tomás:

    Contesté a Petrus muy pronto; quizá el mismo día, pero el extraño sistema me decía algo así como ¡INACEPTABLE! y explicaba no sé que relativo a que mi escrito no tenía forma de representarse, o algo así. Probé en otro artículo con un simple «Hola» y el resultado era el mismo. Esta misma mañana, igual, y ahora, por fin se ha admitido mi comentario. ¿Qué será, será…?

  10. Miguel Ángel:

    Pues disculpa que no lo señalase ayer, querido Tomás, pero se me acabó olvidando entre urgencias y no tan urgencias.

    Al hilo de lo que señala Andro -¡saludos!-, las experiencias de «renacer» son muy similares a las premortem. Y la sensación de presencia extraña puede provocarse con estímulos externos:

    https://neofronteras.com/?p=4539

    Y al hilo de lo que comentas, no podemos quedarnos solo en que Papá Noel está gordito: ¿de dónde obtiene su energía?

    Abrazos.

  11. tomás:

    Querido Miguel: ¡Qué bien lo paso cuando leo antiguos comentarios! ¡Y que memorión el tuyo, aunque lo niegues! Añoro aquella época tan fértil; ya se lo digo a Petrus.
    En cuanto a la energía que mencionas, como escribí dos veces el comentario, en el otro lo comentaba, pero, sin fijarme, elegí enviar el que sale.
    Y, a propósito, quizá influido por esta noticia y los comentarios, esta misma mañana he tenido una experiencia extracorpórea. Sí, ciertamente: estaba en una habitación de mi casa, o sea, conocida, y he notado la presencia de alguien, que era ¡yo mismo! Asombrado, he vuelto la cabeza hacia todo mi alrededor. ¡Estaba allí, yo mismo!: En el espejo.

  12. Miguel Ángel:

    El enlace ha sido con intención de poner otro ejemplo de que, al revés de como señalan algunos detractores, la ciencia no se niega a estudiar fenómenos paranormales. La postura de la ciencia sería la número 3 de las que señala Petrus en su comentario.

  13. tomás:

    Pero Miguel, la ciencia no puede negar que se haya tenido esa experiencia. Lo que podría -y digo «podría»- negar son las consecuencias que de ello se extraen. Tú, en tu 10, dices «Y la sensación de presencia extraña puede provocarse con estímulos externos». Es un indicio, como lo es que existan un montón de religiones con diferentes conceptos de dioses, paraísos y todo eso.
    Abur.

  14. Miguel Ángel:

    Es que no niega la sensación de presencia extraña: lo que se logra es reproducirla artificialmente. Y eso implica que la sensación no tiene por qué estar producida necesariamente por un fantasma u otro tipo de presencia del inframundo.

    Y tenemos muchos más ejemplos en los que la ciencia ha estudiado fenómenos paranormales: en los años 60 o 70 del pasado siglo llegó a crearse un instituto de «sueños premonitorios» que cumplía los requisitos dela ciencia. Pero el proyecto se abandonó pocos años después porque hay muy pocos casos de personas que los tengan.

  15. tomás:

    Miguel: pone exactamente: «3.- Negar el valor de los testimonios y ceñirse solo a lo que sea prueba experimental o física». Por tanto entiendo que niega que sea cierto lo que el sujeto cuenta que ha visto o sentido.

  16. Miguel Ángel:

    Tienes razón en que puede no quedar claro:

    Tanto en el caso de las experiencias postmortem como en el de «presencias extrañas», la ciencia no niega que exista la experiencia (si lo negase, no habría estudio). Lo que no acepta son las interpretaciones personales que se incluyan en los testimonios (testimonio=narración por parte del sujeto de la experiencia). Por ejemplo, un ateo puede sorprenderse de haber visto su cuerpo desde fuera, pero no interpretar como un creyente que se trata de su alma abandonando el cuerpo.

    A ver si te parece que queda aclarado o no. Muichos abrazos.

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