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Diferencias genéticas en lenguas tonales y no tonales

Área: Genética — viernes, 1 de junio de 2007

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Descubren la presencia de unas variaciones genéticas que se dan con mucha mayor frecuencia en poblaciones en las que se hablan lenguas no tonales que en las poblaciones con lenguas tonales. Este trabajo abre un nuevo campo de investigación que relaciona la evolución del lenguaje con la evolución adaptativa a nivel molecular y la función cerebral.
Podemos dividir la mayoría de las lenguas en dos grupos: las tonales y las no tonales. La lengua china, por ejemplo, pertenece al primer grupo, donde el tono tiene mucha importancia. Una sutil diferencia en el tono de ciertos sonidos puede cambiar radicalmente el significado, ésta es una de las razones por las cuales a un adulto que ya habla una lengua no tonal le es tan difícil aprender chino. Sin embargo en las lenguas no tonales el tono de la palabra hablada no afecta al significado.
Ahora Robert Ladd y Dan Dediu de la Universidad de Edimburgo (RU) sugieren que existe un condicionamiento genético que determina las diferencias entre lenguas tonales y no tonales. Recogieron muestras genéticas de 49 poblaciones distintas y han encontrado una correlación entre las variaciones en dos genes relacionados con el desarrollo del cerebro y la tonalidad lingüística. En las poblaciones en las que se habla lenguas no tonales se tiene en mayor medida una versión de estos genes que contienen mutaciones que aparecieron hace unos 37000 años.

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Localizaciones del viejo mundo estudiadas. Los lugares con lengua tonal están representados en gris, y las no tonales en amarillo. Foto: Univ. de Edimburgo.

Es el primer estudio que pone de manifiesto la relación entre una base genética del lenguaje junto con su tipología y las diferentes poblaciones que hablan una lengua.
En el idioma español, en otras lenguas romances o en el inglés el tono del lenguaje hablado conlleva una carga emocional que no afecta el significado de las palabras. En el África subsahariana, en el sureste de Asia y en Latinoamérica se hablan lenguas en las que el tono cambia el significado de las palabras. Por ejemplo, en el chino «huar» significa «flor» con un tono o «imagen» con otro.
Según el estudio que publican en Proceedings of the National Academy of Sciences esta diferencia entre lenguas se correlaciona con diferencias en dos genes: ASPM y microcephalin. La función exacta de ambos genes está de momento sujeta a debate entre los expertos, pero se sabe que afectan a la estructura cerebral durante el desarrollo embrionario. Se conoce que están relacionados con el desarrollo cerebral porque cuando se producen unas mutaciones específicas importantes dan lugar a la microcefalia y la persona termina con un cerebro con un tamaño muy inferior a la media y con retraso mental.
Los investigadores no se centraron en esta mutación, sino en otra que es una ligera modificación o variación (alelo) de estos dos genes. Estas versiones no sólo son más recientes, sino que además muestran fuertes señales de haber sufrido selección natural positiva. Pero aunque hayan sido seleccionadas positivamente (y que por tanto confieren una ventaja evolutiva) nadie es capaz de mostrar con seguridad la ventaja adaptativa que representan.

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La intensidad de verde representa la frecuencia del alelo de microcephalin más moderno. Va del 3% al 100%. Foto: Universidad de Edimburgo.
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La intensidad de azul representa la frecuencia del alelo de ASPM más moderno en los lugares estudiados. Va del 0% al 100%. Foto: Universidad de Edimburgo.

Según los autores no hay que pensar que las lenguas tonales sirvan menos a sus propósitos comunicativos que las no tonales. La sociedad china ha desarrollado avances tecnológicos, políticos y filosóficos al igual que otras sociedades con lenguas no tonales.
Sin embargo otros expertos sostienen, o especulan, que la baja complejidad de las lenguas no tonales conllevaría una ventaja, pues la adopción de una lengua más simple podría ser más fácil, permitiendo la adquisición del lenguaje u otras funciones cerebrales a edades más tempranas. Esta hipótesis se podría comprobar experimentalmente.
En estudios previos se decía que estas variantes parecen no afectar la inteligencia, el tamaño cerebral o las habilidades sociales, pero basándose en su fuerte correlación con el tono del lenguaje podrían dar lugar pequeñas diferencias en el córtex cerebral, jugando quizás un papel en la compresión del mismo lenguaje. Ya se conocía la existencia de diferencias anatómicas entre el cerebro de las personas de habla no tonal que aprendía bien lenguas tonales y las que no lo lograban.
Ladd y Dediu compararon 24 características lingüísticas (como el orden del verbo-sujeto, la estructura de la voz pasiva, etc) con 981 versiones de esos dos genes en 49 poblaciones humanas del viejo mundo. De momento no han estudiado este asunto en América porque la fuerte emigración reciente sobre el continente y la diversidad lingüistica hacen difícil el estudio.
Muchas de las características encontradas se podían explicar por diferencias geográficas e históricas, pero el tono parecía estar inextricablemente unido a unas variaciones específicas de ASPM y de microcephalin en concreto. Estas mutaciones estaban ausentes en poblaciones que hablan lenguas tonales, pero eran muy abundantes en las poblaciones con lenguas no tonales.
Este resultado podría significar que pequeñas diferencias en la organización cerebral determinada por la genética pueden ser amplificadas por factores culturales y el contacto con otras lenguas a través de la emigración o las guerras, creando la actual dicotomía en la tonalidad de las lenguas.
Sin embargo Ladd añade que puede darse incluso una correlación importante por mera coincidencia (que en este caso sería alguna emigración prehistórica o algo similar) y que para eliminar esa posibilidad el próximo paso en su investigación será correlacionar el genotipo individual con diferencias mensurables en el comportamiento en experimentos que estén relacionados con el lenguaje.

Fuentes y Referencias:
Resumen del artículo original en PNAS.
Nota de prensa de la Universidad de Edimburgo.
Artículo más extenso.
Sobre microcephalin en NeoFronteras.

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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2 Comentarios

  1. emilio:

    Me llama mucho la atención este artículo. Lo ligo con el publicado en neofronteras respecto a los indios amazónicos que tenían un lenguaje muy rudimentario (sin números, colores o verbos futuros) en el que se iba contra las tesis de Chomsky que afirman que el lenguaje está geneticamente «embebido» en el cerebro.
    Una vez leí que la glotis de una persona puede decir si hablaba un idioma u otro (o por lo menos dar muchas pistas) ya que cómo va modificándose ésta indica un uso más o menos acusado de la garganta en función de la lengua usada (piénsese en un frances con la grrr, frente a un ingles cuya pronunciación es ssssss)
    De todos modos es muy, muy curioso que genéticamente se ligue el lenguaje. Abría que ver qué pasaría con una persona con genes no tonales, al meterla en un ambiente tonal… ¿Se expresarán nuevos genes?

    Saludos!

  2. Atanasio:

    Me pregunto si realmente existen lenguas propiamente “no tonales”. Las indoeuropeas reservan la entonación para expresar emociones. Más que una atonalidad o “no tonalidad”, ¿no se trata, acaso, de que la tonalidad desempeña otra función, no semántica sino pragmática (no contribuyendo al significado del término, sino a la manifestación de la actitud del hablante)? Ignoro cómo opera la entonación en el mandarín, pero supongo que también se grita o expresa duda, etc… ¿cómo opera la entonación “emocional” o pragmática allí? Tal vez lo que esto muestra es que las llamadas “lenguas no tonales” deberían entenderse mejor como aquellas en las cuales las funciones semánticas y pragmática de la entonación han sido independizadas en la forma expresiva. Finalmente, ¿tendrá esto alguna relación con la predisposición al empleo de escrituras ideográficas o alfabéticas? Gracias.

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