NeoFronteras

Las plantas reconocen a sus parientes

Área: Biología — martes, 19 de junio de 2007

Foto
Cakile edentula. Foto: UC Davis.

Descubren que las plantas son altamente competitivas cuando se las fuerza a compartir un mismo lugar con otras plantas de la misma especie pero no emparentadas genéticamente.
La habilidad de reconocer a los miembros de la familia de los extraños es una característica propia de los animales. Les permite cooperar, compartir recursos y por tanto beneficiarse mutuamente. La selección por parentesco sirve para proteger a los miembros de una misma familia de una competitividad que haría que desperdiciaran recursos. Como la meta es perpetuar un acerbo genético específico, esto se garantiza si cualquiera de los miembros de una familia sobrevive.
Esta habilidad de reconocer a los parientes se creía que era una exclusiva de los animales, pero ahora se ha descubierto que no es así y que las plantas parecen tener una interesante vida social.
Susan Dudley de McMaster University (Hamilton, Canadá) ha descubierto que cuando plantas de la misma especie comparten una maceta se vuelven competitivas produciendo más raíces. Éstas les permiten conseguir más agua y nutrientes antes que sus vecinas de la misma maceta, pero hacen esto sólo cuando no están emparentadas genéticamente.
Como las diferencias entre grupos de extraños y de parientes sólo ocurren cuando comparten la maceta las raíces deben de interaccionar de algún modo para tener algún tipo de reconocimiento de parentesco.
Debido a la falta de memoria, o incluso de sistema nervioso, este comportamiento social complejo, así como el altruismo hacia sus parientes, es muy interesante.
Los experimentos se basaron en la especie Cakile edentula, una planta de la misma familia que la mostaza y nativa de las costas de Norteamérica incluyendo la región de los Grandes Lagos.
Los jardineros conocen desde hace tiempo que algunos emparejamientos de plantas son mejores que otros y los científicos están estudiando ahora qué es lo que pasa.
Lo que esta investigadora ha encontrado es que las plantas procedentes de la misma progenitora son más compatibles unas con las otras que las plantas de la misma especie que tienen diferente planta progenitora. El hallazgo ha sido publicado recientemente en Biology Letters.
En otros experimentos aún sin publicar esta investigadora ha podido comprobar que este comportamiento se da también en otras especies de plantas, apreciándose también un crecimiento mayor de tallos (presumiblemnete para captar más luz solar) cuando las plantas no son parientes.
Conforme más se sabe acerca las plantas más complejas parecen ser las relaciones entre ellas. Esta investigadora opina que debido esto es difícil predecir qué es lo que ocurrirá si se mezclan diversas plantas, al igual que se desconoce qué ocurrirá cuando se mezcla gente variopinta en una fiesta.
Se ignora cómo las plantas reconocen las que están emparentadas con ellas, siendo de momento un misterio. En otros estudios se ha podido comprobar que plantas bajo el ataque de insectos emiten señales químicas a las demás para advertirlas y que se puedan proteger de los mismos. Algunos investigadores han especulado que las plantas se comunican entre sí a través de sus raíces identificándose a mediante determinadas «firmas» químicas. Dudley sugiere que quizás una proteína o compuesto químico sería producido por cada grupo de plantas emparentadas y las demás podrían reconocerlo mediante las raíces.
Este descubrimiento es importante en agricultura porque la competencia entre plantas reduce la producción de los campos de cultivo. Teóricamente plantando juntas a las plantas que están emparentadas se reduciría esta competencia y aumentaría la producción.
En todo caso aunque parezca que las plantas son unos seres muy inanimados no lo son tanto. La próxima vez que coloque a varias plantas de una misma especie en una misma maceta piense si están emparentadas o no. En su mundo las «familias» están bien avenidas.

Fuentes y Referencias:
Dudley S. & File A. Biol. Lett., doi:10.1098/rsbl.2007.0232 (2007).
National Geographic
Nota de prensa de McMaster University.

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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2 Comentarios

  1. LLuís:

    “Debido a la falta de memoria, o incluso de sistema nervioso”. Si las esponjas (aunque animales) tienen según se ha descrito lo que podría llamarse “una cuasi sistema nervioso”. ¿No podrían las plantas tener algún tipo de sistema “cuasi nervioso”, que les permitiera alguna suerte de “memoria”?

  2. RicardM:

    Navegando por artículos anteriores he recalado en este del año pasado, que no conocía y que me ha parecido muy interesante por las preguntas que plantea.
    Amigo Lluis: Que yo sepa el soporte físico de la memoria en los vertebrados todavía es un misterio. Sabemos donde están los almacenes, pero no está claro como se almacena. Cajal, a principios del siglo pasado, decía que existían circuitos neuronales específicos para almacenar las experiencias pasadas. Una especie de memoria RAM. Puede ser, no obstante que la memoria tenga el soporte de determinadas moléculas, en cuyo caso no se necesitaría un sistema nervioso. Vete a saber…
    Por otro lado, el artículo contiene una frase que me hace dudar: “Teóricamente plantando juntas a las plantas que están emparentadas se reduciría esta competencia y aumentaría la producción.” ¿No debería ser al contrario? Si las plantas compiten se desarrollarán más y aumentará la producción. De hecho hay una corriente de agricultura ecológica que recomienda no eliminar las malas hierbas de ninguna manera (obviamente, en ningún caso mediante el uso de herbicidas), propiciando una especie de co-cultivo.

    Saludos.

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