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Partículas de tóner vistas al microscopio. Foto: Konicaminolta.

Un estudio reciente pone de manifiesto que determinadas impresoras contaminan el aire de la habitación en la que se encuentran de tal modo que la salud del ser humano que esté cerca se ve amenazada casi en la misma manera que si hubiera un fumador.
Las impresoras láser usan un polvo de color negro para imprimir que hace las veces de “tinta seca”. Éste está compuesto por partículas muy finas que si se esparcen en el aire pueden suponer un peligro. Además una vez transferida por calor al papel, estas partículas de tóner pueden originar emisiones secundarias que se difunden al obtenerse la copia. Las partículas pequeñas son peligrosas porque se pueden respirar y pasar fácilmente a las regiones más pequeñas de los pulmones e incluso al riego sanguíneo. Potencialmente pueden causar problemas respiratorios y cardiovasculares.
Unos investigadores dirigidos por Lidia Morawska de Queensland University of Technology en Brisbane (Australia) han sometido a estudio la polución causada por diversos modelos de impresoras de oficina para medir el grado de contaminación que inducen. Han encontrando desagradables sorpresas: algunas impresoras contaminan en exceso el ambiente de tal modo que si a esto se une una pobre ventilación los posibles empleados de una oficina pueden terminar con problemas de salud. El estudio se publica este mes en la revista American Chemical Society’s Environmental Science & Technology (Environ. Sci. Technol., DOI: 10.1021/es063049z.).
Este grupo estuvo midiendo durante 48 horas seguidas la concentración de partículas en el aire dentro y fuera de oficinas con aire acondicionado, bien ventiladas y en un edificio donde estaba prohibido fumar. Los dispositivos de medida fueron ubicados en diversos lugares.
Encontraron que la concentración de partículas era cinco veces mayor dentro que fuera de la oficina durante las primeras horas de trabajo cuando las personas usan el equipamiento de la misma. La fuente principal de partículas peligrosas eran precisamente las impresoras láser.
Los investigadores investigaron las emisiones de 62 impresoras del edificio de oficinas completo (que consta de seis plantas) encontrando que 25 de ellas emitían partículas en exceso. De éstas 17 las emitían en abundancia (entre otras los modelos HP LaserJet, HP Color LaserJet y Toshiba Studio), a veces con sólo imprimir una página. La mayoría de estas partículas eran ultrafinas de menos de 0,1 micra de diámetro (probablemente de origen secundario) y por tanto muy peligrosas.
Según Morawska estas partículas se pueden depositar muy dentro en los alvéolos pulmonares y entran en el torrente sanguíneo. Una vez allí pueden cambiar las propiedades de la sangre y producir enfermedades cardiovasculares. Si estas partículas acarrean agentes cancerígenos entonces la exposición a las mismas puede causar cáncer.
En el estudio no se hizo ningún análisis de la composición química de las partículas, ya que se centraron, de momento, en el estudio de las emisiones.
Las emisiones eran mayores cuando el tóner era viejo o se usaba mucho tóner por página. También descubrieron que varios factores pueden afectar a las emisiones como la edad de la impresora, el modelo de tóner usado, etc.
De todos modos este estudio no demuestra una relación causa efecto entre el uso de impresoras y la incidencia de enfermedades, aunque no se descartan estudios sobre este tema que confirmen este punto.
Definitivamente se necesitan realizar más estudios al respecto, advertir a los fabricantes sobre este riesgo para que lo solucionen con diseños más seguros y obligar a los legisladores a elaborar leyes adecuadas.
¡Vaya! Ahora que parecía que nos habíamos librado del compañero fumador maleducado en el trabajo viene la impresora láser.

Fuentes y referencias:
American Chemical Society.
Queensland University of Technology.