NeoFronteras

Racionalidad autista

Área: Neurología — miércoles, 22 de octubre de 2008

Las personas con algún desorden perteneciente al espectro autista son menos propensas a tomar decisiones irracionales y menos dispuestas a dejarse influir por sus instintos más básicos. Esto reforzaría la idea de que el autismo estaría relacionado con un estado emocional alterado.

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La toma de decisiones es un proceso complejo en el que toma parte tanto la intuición como el análisis racional. El pensamiento racional es lento, mientras que la intuición es mucho más rápida. Sin embargo, esta última es menos fiable, basándose en la heurística y en el instinto.
En estudios previos se observó que la respuesta a un problema dependía del «efecto marco». De este modo si a un paciente se le comunicaba que tenía un 80% de posibilidades de salir bien de una operación tendería a dar más fácilmente su consentimiento que si se le decía que tenía un 20% de posibilidades de no salir, pese a que estadísticamente es exactamente la misma cosa.
Ray Dolan y su grupo de University College London han usado este efecto para estudiar personas con diversos trastornos del espectro autista (ASD). Según la National Autistic Society este tipo de desórdenes afectan a una de cada cien personas en el Reino Unido. Estas dolencias van desde condiciones leves, como el síndrome de Asperger, a condiciones altamente incapacitantes, como el síndrome de Rett. Los síntomas varían ampliamente en severidad e incluyen problemas de lenguaje, interacción social pobre y pautas de comportamiento y pensamiento rígidas.
Los participantes en el estudio tuvieron que realizar diversas tareas en las que tenían que decidir o no apostar una determinada suma de dinero. Así por ejemplo, se les daban 50 libras y dos opciones. En la opción A se podían quedar con 20 libras de esas 50 y perder el resto. En la opción B podían apostar ese dinero con una probabilidad del 40% de conseguir esas mismas 50 libras y un 60% de perderlo todo. A esta versión se la denominó «marco de ganancia». Obsérvese que jugando reiteradamente con la opción B la ganancia promedio a largo plazo es también de 20 libras.
Otras veces se les presentaba un «marco de pérdida» bajo exactamente las mismas condiciones pero en el cual para la opción A se les decía que perdían 30 libras de las 50.
A pesar de que la opción A es esencialmente la misma en ambos marcos de juego, los investigadores encontraron que los individuos de control que no tenían ningún tipo de trastorno autista eran más proclives a apostar en el marco de pérdida que en el de ganancia. En los individuos con algún ASD la diferencia era mucho menor. Esto sugiere que los individuos de este último grupo son menos susceptibles al efecto marco, es decir, se guían menos por las emociones en elecciones irracionales.
Según Neil Harrison las personas con autismo tienden a ser más consistentes de sus patrones de elección y quizás su mayor atención por el detalle les ayude a evitar ser dominados por las emociones. Según Benedetto De Martino, aunque esta atención por el detalle y esta reducción de la influencia emocional es beneficiosa en la toma de decisiones, algunas veces suponen una carga en la vida cotidiana.
Durante las interacciones sociales mucha información debe de ser procesada simultáneamente, siendo una tarea complicada de computar por el cerebro. Para resolver este complejo problema utilizamos simplificaciones heurísticas (intuición) en lugar de un profundo razonamiento lógico. Sin embargo, el precio a pagar por esta habilidad es que algunas veces la información contextual irrelevante nos lleva a tomar decisiones inconsistentes o ilógicas.
Puede que la menor dependencia en la intuición de los autistas esté por debajo de sus dificultades en las situaciones sociales, pero además les permite evitar información emocional potencialmente irrelevante y produzca que tengan elecciones más consistentes.
El estudio apoya las investigaciones previas que sugerían que la diferencia clave en la gente con algún tipo de ASD a la hora de tomar decisiones podría residir en la amígdala, una región cerebral crítica relacionada con el procesamiento de las emociones. En 2006 un estudio publicado en Science por De Martino y sus colaboradores mostraba que la toma de decisiones estaba relacionada con la actividad en la amígdala. Se ha podido comprobar que las amígdalas de personas con algún ASD difieren respecto a las del resto de las personas en su densidad neuronal, aunque no en su tamaño.
Harrison cree que su investigación puede jugar un papel importante a la hora de resaltar la fortaleza de personas con ASD. Según él su estudio muestra una fortaleza positiva en gente con autismo, y que una concentración en las habilidades, así como en las discapacidades de la gente con autismo nos permitirá tener una mejor comprensión de este tipo de condiciones mientras que se les proporciona una asistencia que les permita tener vidas más ricas y plenas.

Fuentes y referencias:
Noticia en Wellcome Trust.
Foto: Center for Autism Spectrum Disorders.

Nota: Para los que tengan curiosidad sobre este tipo de trastornos recomendamos la lectura de la novela “El curioso incidente del perro a medianoche” de Mark Haddon.

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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1 Comentario

  1. Juan E. Díaz:

    Muy interesante los logros experimentales sobre el efecto marco en el síndrome autista, sin embargo, estimo que sería necesario «cruzar» esta variable con factores-clave del autismo, como la deprivación materna temprana, el doble vínculo, el condicionamiento neurológico por feedback, la incapacidad de distinguir entre metáfora y realidad, y eventualmente el funcionamiento disminuido de las neuronas espejo. Para esto, se requeriría un estudio clínico longitudinal, que complementara los experimentos realizados, a objeto de configurar una verdadera psicopatología evolutiva de éste, y otros síndromes.

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