Inteligencia y curiosidad
Unos investigadores descubren la primera pista que relaciona inteligencia y curiosidad. El hallazgo podría dar lugar a fármacos que mejoraran el aprendizaje.
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¿Se puede ser inteligente y carecer de curiosidad por lo que a uno le rodea? Los niños más inteligentes suelen ser los más preguntones, así que el sentido común nos dice que la respuesta a la pregunta es no; pero, ¿qué convierte a una persona en inteligente?, ¿una condición previa cuasi-innata que además aumenta la curiosidad o los conocimientos adquiridos por tener una gran curiosidad? Da la impresión que la inteligencia y la necesidad o voluntad por conocer están ligadas.
No sabemos muy bien lo que es la inteligencia, o quizás no la sabemos definir bien. Lo que sí sabemos inmediatamente es si nuestro interlocutor es o no es una persona inteligente. Se han propuesto sistemas para medir la inteligencia, como el famoso CI, aunque siempre ha habido polémica sobre si medimos o no realmente la inteligencia con él o si simplemente medimos la capacidad de superar los test de inteligencia. Y es que la inteligencia es un asunto bastante complejo y espinoso desde la corrección política. Algunos aspectos de ella sí se pueden medir bien, incluso para animales de laboratorio, como la capacidad de orientación espacial, la memoria, etc. Al parecer incluso se puede medir la curiosidad.
Ahora científicos de la Universidad de Toronto y del Hospital Monte Sinaí han descubierto un enlace molecular que liga algunas capacidades cognitivas y la curiosidad. Esto puede que dé lugar en el futuro a fármacos que mejoren el aprendizaje en humanos.
En el artículo publicado el pasado día 10 en la revista Neuron, John Roder y Bechara Saab explican el estudio con el que analizaron la interacción de dos proteínas en una pequeña región del cerebro denominada circunvolución dentada. Esta región forma parte del hipocampo (trozo del cerebro que juega un papel importante en la memoria a largo plazo y en la orientación espacial) y que estaba relativamente inexplorada en el pasado.
En el estudio se aumentó en una vez y media la presencia de la proteína NCS-1 (sensor de calcio neuronal en sus siglas en inglés) en la circunvolución dentada de ratones de laboratorio. NCS-1 es conocida por afectar a la memoria de gusanos en pruebas de laboratorio y de estar relacionada con la esquizofrenia y el desorden bipolar en humanos. Esta modesta sobreexpresión incrementó la habilidad de las neuronas para comunicarse entre sí y proporcionó a los ratones una memoria superior en tareas complejas. También aumentó significativamente el comportamiento exploratorios de los ratones, es decir, incrementó su curiosidad.
Como el aumento del comportamiento exploratorio se dio solamente en un ambiente controlado y seguro, es decir, que los ratones no tenían mayor necesidad exploratoria ni se sentían más amenazados que los ratones sin tratar, Rober y Saab creen que han descubierto una región del cerebro que genera curiosidad y un modelo de cómo la actividad cerebral lleva a la curiosidad.
Los investigadores descubrieron además que tanto la curiosidad como la memoria espacial se vieron disminuidas cuando se administró a los ratones un fármaco que evita que la NCS-1 se una a los receptores tipo II de la dopamina (el blanco típico para los antipsicóticos) en la circunvolución dentada. Este fármaco es supuestamente benigno y fue desarrollado en el hospital Monte Sinaí.
Según Saab ahora que ya se sabe que algunas moléculas y regiones cerebrales que controlan el aprendizaje y la memoria, además controlan la curiosidad. Según él se podría ir al laboratorio y diseñar un fármaco que mejorase las capacidades cognitivas humanas, lo que constituiría un beneficio en el futuro.
De momento se puede usar ya este nuevo hallazgo para investigar si la curiosidad está relacionada con la inteligencia o viceversa.
Desde aquí sólo añadir que los lectores de esta web parecen tener curiosidad por el mundo, así que deben de ser inteligentes.
Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
12 Comentarios
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martes 15 septiembre, 2009 @ 11:46 pm
La mayoría de nosotros y nuestros conocidos vivimos en un mundo con la misma ciencia y tecnología, todos usamos microondas, teléfonos celulares, automoviles, Internet etc… pero a cuantos de nosotros nos da curiosidad por saber como funciona todo, yo creo que a la mayoria de la gente no le importa, solo viven y ya, pues no es necesario saberlo para sobrevivir, la curiosidad de la gente se esta muriendo, y es triste porque vivimo sen una era en la que para saber casi cualquier respuesta solo hay que prender la computadora, no hay que esperar ni investigar como en otros tiempos.
Como decía Sagan: «Vivimos en una sociedad profundamente dependiente de la ciencia y la tecnología y en la que nadie sabe nada de estos temas. Ello constituye una fórmula segura para el desastre.»
miércoles 16 septiembre, 2009 @ 4:21 am
“Vivimos en una sociedad profundamente dependiente de la ciencia y la tecnología y en la que nadie sabe nada de estos temas. Ello constituye una fórmula segura para el desastre.”
Muy sabias palabras de Sagan, pero hay algo cierto, cuando le dices a un varón «investiga como funciona eso y te saldrán imágenes de desnudos de la famosa x» les puedo asegurar que como locos van a curiosear.
Lo mismo en tema de dinero.
El ser humano es un primate que fabrica y usa computadoras.
miércoles 16 septiembre, 2009 @ 8:11 pm
La pregunta con la que se inicia este estudio me la he hecho yo un montón de veces.Por la sencilla razón de que conozco bastantes personas que sin ser lumbreras tampoco son estúpidas; y sin embargo carecen de curiosidad por el funcionamiento del mundo,entre otras cuestiones. De todas formas dado que estamos construidos por millones de máquinas moleculares,tampoco resulta tan extraño que la inteligencia pueda resultar de un mayor buen funcionamiento de esas máquinas.Al final no puede ser otra cosa que buenas conexiones neuronales.Teoría de la información.
jueves 17 septiembre, 2009 @ 2:13 pm
Quizás todos somos curiosos de fabrica y lo que nos termina diferenciando es el éxito entendiendo las cosas que nos producen curiosidad, así, a quienes son menos inteligentes, les disminuiría la curiosidad a fuerza de ir acumulando frustraciones.
En mi caso particular, la curiosidad por la teoría de cuerdas llegó a un limite…
jueves 17 septiembre, 2009 @ 4:25 pm
pues yo todavía mantengo bastante curiosidad por todo el asunto de las supercuerdas y la teoría M.Curiosamente, somos inteligentes (seamos benévolos)
jueves 17 septiembre, 2009 @ 4:58 pm
Estimado Lluís:
Siempre se puede tener curiosidad sobre cómo van a solventar un nuevo revés o qué nuevo concepto «parafísico» inventaran los de cuerdas.
domingo 20 septiembre, 2009 @ 5:35 am
Cuerdas es muy metafísico, casi esotérico, hay otras teorías como la del universo holográfico, que fue noticias por estos días…pero esta teoría es más esotérica que la de cuerdas.
En fin, la física y el universo despiertan mucho la curiosidad, eso de saber qué pasa allá arriba es de lo más fascinante.
domingo 20 septiembre, 2009 @ 4:23 pm
Fina ironía Neo, estilo británico puro. En cuanto a lo del universo holográfico,siempre me ha picado bastante la curiosidad. Y si tuviéramos que hacer un poco de filosofía de barra de bar, hay algo sintomático en los hologramas. ¿Seremos meras imágenes fantasmagóricas, producto de un fenómeno de interferencia?
domingo 20 septiembre, 2009 @ 8:37 pm
Estimado Lluís:
Lo del principio holográfico es otro desafortunado problema lingüístico. En Las novelas y series de CiFi se saca a colación los hologramas como una réplica irreal de algo, pero con existencia independiente.
En Óptica es otra cosa. Consiste en un medio material plano en el que cada punto contiene la información que reconstruye una imagen tridimensional. Cuantos más puntos más calidad de esa imagen. Si costamos un trozo de ese holograma reconstruimos la misma imagen, pero con un poco menos de calidad.
En Física Teórica se utiliza esa idea holograma en la que se puede definir el contenido de un volumen, por ejemplo un agujero negro, a partir de la información contenida en su superficie (el horizonte de sucesos).
Se puede extrapolar esa idea a todo el Universo, pero (además de ser simplemente un modelo) seguiríamos siendo igualmente reales, no algo «artificial» como en Star Trek.
Aunque siempre podemos inventarnos un demiurgo creador del holograma, e indemostrable científicamente, claro.
Por cierto aquí:
http://www.princeton.edu/WebMedia/lectures/
Hay tres charlas de Penrose la mar de interesantes.
martes 22 septiembre, 2009 @ 6:14 pm
¡Quién escribió la noticia?
sábado 26 septiembre, 2009 @ 12:27 pm
El Conductismo clásico estudiba el fenómeno de la «conducta exploratoria» que dependia de un impulso exploratorio controlado solamente por la novedad del ambiente, por los cambios en las condiciones estímulo. Después se hipotetiza, y se verifica, que hay genes que hacen proclives las conductas exploratorias en ciertos periodos criticos del desarrollo. Se vé que los cachorros son más exploratorios que los adultos, juegan más y aprenden mejor y más rápido. Ahora se agrega que, en la estructura neurofisiológica del cerebro, hay procesos metabólicos específicos que mejoran la conducta y el imprinting exploratorio. Se sugiere usar estas substancias algún dia para tratar disfuncionalidades, y crear tambien ambientes operativos inteligentes y de estimulación cognoscitiva (transversalmente en el desarrollo) y cognitiva (en un momento «n» del mismo proceso). Como sea, el avance es notable, y, aún seguido sólo desde lejos, impresionante. ¿Cómo transferimos estos conocimientos a la práctica social profesional y aún cotidiana? Bien, creo que revistas como ésta ayudan inmensamente. Felicitaciones.-
jueves 29 octubre, 2009 @ 12:28 am
Perdón: ¿cuándo es lícito en ciencia hablar metafóricamente?
Porque la experiencia subjetiva es irreductible. Si un fisico lee un termómetro dirá: 32 grados C. El mismo puede sentir frio, porque no esperaba esa lectura. Pero el termómetro no siente frio, «informa» sobre el frio, o la ausencia de él (calor)
Y nuestro universo esta construido a escala humana. Si algo no está puesto a escala humana no se vé. Entonces, podemos preguntarle a Reichenbach, ¿qué entiende por sistema normal?
Supongamos que las hormigas si tienen consciencia, no individual, pero si colectiva. La pregunta es: cómo diseñar un experimento de modo que pueda probarse que si la tienen, no un diseño en el cual sólo pueda probarse que no la tienen. ¿Por qué? Porque, aparte de una imaginación desmesurada, hay niños que si «amaestran» hormigas o arañas, de modo no comprensible al instinto, o los reflejos condicionados. ¡Y no son trucos de circo!