Cometas interestelares
Según un nuevo modelo parte de los cometas de la nube de Oort procederían de otras estrellas.
Frecuentemente se define a los cometas como bolas de nieve sucia, esferas de unos pocos kilómetros de hielo de agua y otros compuestos contaminadas por rocas y polvo. Bajo la luz del Sol los hielos se subliman produciendo una atmósfera que el viento solar empuja produciendo la cola, que llega a medir miles de kilómetros de longitud. Se cree que proceden de las regiones más lejanas del Sistema Solar, del cinturón de Kuiper o de la Nube de Oort, sitios donde todavía quedan los planetesimales que una vez, al juntarse, crearon los planetas. Estos lugares son, por así decirlo, las escombreras de la formación del Sistema Solar. El estudio de los cometas es importante porque precisamente nos puede dar pistas de la formación del Sistema Solar.
Ahora, según un nuevo resultado, puede que parte de los cometas que nos visitan se hayan creado en otros sistemas solares. Serían, por tanto emisarios interestelares.
Como muchas otras estrellas, el Sol se creó en una región de formación estelar junto a decenas, cientos o incluso miles de otras estrellas. Esta región de gas y polvo contendría simultáneamente estrellas recién creadas situadas a no mucha distancia unas de otras, tal y como se puede observar en otras regiones de este tipo que todavía hay. De este modo, según los modelos computacionales, las estrellas podrían intercambiar un gran número de cometas (planetesimales) del borde del disco de acreción con otras estrellas.
El estudio, aparecido en Science el pasado 10 de junio, propone el mecanismo de captura mediante el cual parte de los cometas de la nube de Oort procederían de estrellas que una vez fueron nuestras vecinas. Según Harold Levison, del Outhwest Research Institute en Boulder, el modelo pordría además resolver la confusa gran población de la nube de Oort.
La teoría aceptada hasta el momento dice que la historia de formación del Sistema Solar debe haber dejado gran cantidad de objetos helados, la interacción con los planetas gigantes recientemente formados deberían de haberlos eyectado al espacio interestelar, mientras que otros habrían adquirido órbitas elongadas, formando un disco de dispersión. Este disco de dispersión ocuparía un espacio más allá de la órbita de Neptuno.
Los modelos de dispersión de planetesimales predicen 10 veces más objetos en la nube de Oort que en su disco de dispersión. Pero las observaciones no encajan con la teoría. Según una estimación la nube de Oort contiene 700 veces más objetos que el disco de dispersión. Levison y sus colaboradores proponen que ese exceso de cometas ha estado ahí desde hace miles de millones de años procedente de otras estrellas.
En su simulación se propone que de 30 a 300 estrellas recién formadas estarían juntas en una región de formación estelar de unos pocos años luz de ancho hasta que se dispersaron en el transcurso de 10 a 52 millones de años. Según esto hay dos mecanismos de intercambio de planetesimales. En el primer escenario, el efecto gravitatorio entre estrellas vecinas limpió de este tipo de objetos aquellos que viajaban errantes en la nube de formación, hasta que fueron atrapados por alguna de ellas antes de la dispersión. En el segundo, que es menos frecuente, los cometas podrían emigrar directamente, y en gran número, de una estrella a otra durante un proceso de aproximación.
Una estimación grosera, asumiendo que nuestro sistema solar es típico, sugiere que entre un tercio y dos tercios de los cometas de la nube de Oort se habrían originado en otra estrella. Según una predicción más dramática, hasta un 90% de los objetos de esa nube provendrían de otras estrellas.
Sin embargo, los datos con los que alimenta el modelo no son del todo fiables y otros investigadores sugieren que hay problemas que deben resolverse antes de proponer resultados tan atrevidos.
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Fuentes y referencias:
Noticia en Scientific American.
Foto cabecera: Cometa McNaught sobre el lago Horowhenua en Levin (Nueva Zelanda). Fuente: Noel Munford (Palmerston North Astronomical Society, New Zealand).
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