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NanoSail-D se despliega

Área: Espacio — miércoles, 2 de febrero de 2011

La vela solar NanoSail-D consigue salir del satélite nodriza y desplegarse cuando ya se daba por perdida.

Foto
Interpretación artística de NanoSail-D. Fuente: NASA.

Hace unos 400 años Johannes Kepler soñó con veleros espaciales impulsados por el viento solar. Había visto cómo la cola de los cometas era empujada en dirección opuesta al Sol e inferido la presencia de un viento solar.
Ahora sabemos que el viento solar está compuesto principalmente por protones y electrones que al chocar contra cualquier objeto le transfieren momento lineal, pero la propia luz ejerce también una pequeña presión al impactar sobre un objeto. La presión de empuje que pueda ejercer el Sol es muy pequeña y se necesita una gran superficie para que sea efectiva, e incluso así se requiere un tiempo muy largo en el vacío espacial para que se note un incremento de velocidad. Eso sí, esa ganancia de velocidad obtenida gracias al viento solar sale gratis. Para poder maximizar el efecto se puede construir una vela muy ligera con una gran superficie que sea lanzada plegada al espacio.
Se han imaginado velas gigantescas impulsadas por láseres que orbiten el Sol para así alcanzar las estrellas. Con grandes tamaños de velas y gran potencia en los láseres se podrían alcanzar velocidades relativistas. Incluso se han diseñado un sistema que permite el frenado. Sin llegar a esa meta tan colosal se pueden diseñar velas solares de tamaño más modesto que lleven cargas por el Sistema Solar.
Pero este asunto de las velas solares ha tenido muy mala suerte en casi todos los intentos de pruebas de prototipos que se han hecho. La última vez ha sido con NanoSail-D que durante mes y medio ha estado atascada en su satélite nodriza.
NanoSail-D se lanzó dentro del satélite FASTSAT en noviembre de 2010 junto a otros cinco experimentos. Un muelle del satélite principal debía lanzar en contenedor con la vela al espacio, pero por alguna razón el contenedor se atascó y no fue lanzado, haciendo así imposible que la vela se desplegara. Parecía un fallo más en la larga historia de los fracasos de velas solares.
Cuando ya se dada también a esta vela por perdida parece que ha conseguido desplegarse y parece estar funcionando bien. El 17 de este mes, por alguna razón que los ingenieros todavía no comprenden, NanoSail-D fue eyectada y empezó enviar datos de telemetría. La señal fue captada también por radioaficionados. El despliegue de la vela de 10 metros cuadrados se produjo tres días más tarde
Sólo la sonda IKAROS japonesa ha conseguido algo parecido al desplegar una vela solar para el viaje interplanetario a Venus. Esta sonda usó la presión ejercida por el Sol como principal fuente de propulsión. A la agencia espacial japonesa le ha parecido tan buena la idea que ya planea lanzar una misión hacia el final de esta década a Júpiter impulsada mediante este método.
La tarea de NanoSail-D es investigar la posibilidad de usar este tipo de propulsión, pero lo hará cerca de la Tierra, orbitando a su alrededor hasta que el roce con la atmósfera haga que caiga en unos 70 o 120 días y finalmente se desintegre en la atmósfera.
Sin embargo, lo que se aprenda con este experimento servirá para diseñar futuras velas solares y puede que incluso ayude a crear un sistema para limpiar basura espacial. Se podría instalar una vela de este tipo en los satélites comerciales para que cuando lleguen el final de su vida útil ésta sea desplegada y les haga caer.
Para los aficionados a la astronáutica hay que decirles que la NASA explicará pronto cómo ver destellos de luz solar reflejados por NanoSail-D. Estos destellos se verán en determinadas localizaciones y fechas y momentos concretos.

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Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Nota de prensa.

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4 Comentarios

  1. tomás:

    Pocas máquinas tienen la belleza de un velero en el mar. Kepler debió soñar algo así para el espacio cuando se inspiró en los no menos fascinantes cometas. Es una parte del encanto de la ciencia y también de la tecnología.
    Además parece el proyecto genera, como dice el artículo, dos subproductos: la ya necesaria limpieza del espacio próximo y el posible reflejo de la luz solar en el cielo nocturno.
    ¿Por qué nos encanta mirar los cielos? Puede ser porque nos atrae lo desconocido. Pero el fondo del mar participa de ese misterio y no nos atrae tanto. Será que observar las profundidades es mucho más difícil.

  2. joabbl:

    Me hace gracia que la vela estuviese atascada mes y medio en el satélite y de repente decidiese salir graciosamente. La tecnología es así. Cuando falla una aplicación informática se sale y se vuelve a entrar y los problemas se arreglan (a veces). Apostaría que en este caso algún ingeniero hizo algo equivalente o quizá la señora de la limpieza golpeó con la escoba un conector de alguna antena en tierra. No importa, como suele decirse «si funciona no meneallo».

    Saludos

    Tomás : Una explicación poética de por qué nos atrae el cielo sobre nuestras cabezas y no el mar podría ser que nos atrae más nuestro destino que nuestro origen… We wish.

  3. JAvier:

    Yo apuesto más a por un golpe de chatarra espacial que sacudío el satélite. Igual sigue estando en la categoría de la limpiadora.

    Saludos

  4. tomás:

    Estimado joabbl: Pues nuestro destino es el polvo que acabará en el fondo marino tras muchos millones de años. Tendrás que buscar una explicación mejor.
    Un abrazo.

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