Camellos árticos
Los camellos actuales podrían descender de unos camellos que vivieron en las regiones árticas de Norteamérica.
Más del 99% de las especies que existieron ya están extintas. Una especie sólo tiene una duración media de unos 5 millones de años, aunque algunas duran menos y otras más. Muchas de esas especies desaparecieron en las cinco extinciones masivas que ha sufrido la biosfera terrestre en los últimos 500 millones de años y otras a lo largo de ese tiempo. Ahora probablemente nos enfrentamos a otra extinción masiva, esta vez provocada por el ser humano.
Quizás lo más frustrante puede que sea el saber que nunca conoceremos la mayoría de esas especies desaparecidas para siempre. Sólo tenemos noticias de aquellas que eran muy abundantes o que simplemente dejaron huella en el registro fósil. Es más dejar huella si se tienen huesos o caparazones, pero no si se tiene un cuerpo blando. Probablemente hubo seres fascinantes y misteriosos, seres bellos o sobrecogedores, fueran animales o plantas, con etologías desconocidas y formas de vida sofisticadas. Pero nunca sabremos de ellos, por mucho que excavemos en los estratos.
En el desgraciado viaje de Scott a la Antártida, el equipo británico encontró fósiles de árboles, lo que evidenció que en otro tiempo el clima sobre ese continente era distinto. Los llevaron consigo incluso en su trágica vuelta desde el polo Sur. Este tipo de hallazgo se puede explicar de dos formas, o bien la deriva continental colocó el contienen allí, pero antes estuvo en otras latitudes o bien, si el tiempo es más reciente, la Tierra fue más calida en algunos momentos del pasado.
Hubo un tiempo en el que la Antártida estaba cargada de vida, pero poco a poco, las fuerzas tectónicas empujaban el continente, a la velocidad a la crecen las uñas, hacia el sur, hacia el congelamiento perpetuo, hacia una muerte segura. En la actualidad kilómetros de hielo cubren la mayor parte de su superficie, tanto hielo que su propio peso hunde al continente. Sólo hay vida compleja en la costa.
Pero al igual que pasó en la Antártida, también se han encontrado restos fósiles de animales en el Ártico, incluyendo dinosaurios.
Ahora un grupo de paleontólogos ha logrado identificar los restos fósiles encontraros en el ártico canadiense. Se trata de camellos gigantes que vivieron allí hace sólo 3,4 millones de años (Plioceno medio). Los antepasados de los camellos se originaron en Norteamérica hace 45 millones de años y después evolucionaron y se extendieron al resto del mundo. El nuevo hallazgo extiende en 1200 km la zona en la que habitaban los camellos respecto a lo que se conocía hasta el momento y sugiere que el linaje que dio lugar a los camellos actuales proviene de animales que previamente se adaptaron al clima ártico.
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El descubrimiento se realizó gracias al hallazgo de 30 fragmentos fósiles encontrados a lo largo de distintos años y varias campañas de exploración en la isla Ellesmere, lugar que ya ha sido mencionada en estas páginas en distintas ocasiones y cuya extremo norte es la tierra más cercana al polo Norte si exceptuamos Groenlandia (con una diferencia de unas pocas decenas de km). Realizar campañas paleontológicas en esa zona es muy duro debido a las condiciones climáticas y total aislamiento. Allí también se encontraron, por ejemplo, los restos fósiles de los vertebrados que estaban haciendo la transición del agua a tierra firme hace 375 millones de años, cuando esa parte continental se encontraba a latitudes muy distintas.
En el Plioceno la temperatura media del planeta era superior a la actual, lo que permitía que existiera vida compleja a esas latitudes. La temperatura media mundial era entre 2 y 3 grados superior a la actual y en el Ártico era de 14 a 22 grados más cálida. Estos camellos vivían en un bosque de tipo boreal que ahora se encuentran más al sur. El clima allí era frío, pero no tanto como ahora.
Los restos fósiles fueron encontrados en los años 2006, 2008 y 2010 en unas pendientes en Fyles Leaf Bed, cerca del fiordo Strathcona. En el lugar ya se habían encontrado restos fósiles de hojas, madera y otros restos de plantas, pero los restos del camello son los primeros correspondientes a mamíferos. En otros sitios cercanos sí se habían encontrado restos de otros mamíferos como castores, cérvidos y caballos de tres dedos.
Pese a que los restos de los camellos son escasos, los expertos han podido reconstruir el animal, gracias a la tecnología moderna. Entre otras cosas usaron representación computacional en 3D. Unos restos fundamentales fueron los que se correspondían a la tibia del camello. Además, el análisis del colágeno permitió cerciorarse de que se trataba de un camello y no de otro mamífero. El animal pertenecería al mismo linaje que Paracamelus, el camello gigante del Yukón y antepasado de los camellos modernos.
Se estima que el animal medía un 30% más que los camellos actuales. En concreto, calculan que este camello medía unos 2,7 metros desde las patas al hombro.
Solo hace falta añadir que, aunque la Tierra ha sido más cálida en el pasado, el ritmo de cambio fue los suficientemente lento como para que la mayoría de la especies se pudieran adaptar.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=4060
Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Artículo original.
Foto: Julius Csotonyi, Julius Csotonyi.
13 Comentarios
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martes 12 marzo, 2013 @ 11:43 am
Existen muchas más extinciones de las que tenemos constancia por conocimiento popular. Casi todo el mundo conoce los uros, que como los leones fueron extinguidos en el entorno del Imperio Romano (de hecho, Leónidas el griego tenía ese nombre por algo). En la península ibérica (aprovecho para enlazar con lo del olivo) existía un bonito animal que no sé qué nombre tenía en castellano, en gallego-portugués medieval era zevro, y cuando los primeros navegantes (portugueses y gallegos al servicio de la corona portuguesa) circunnavegaron África vieron las cebras, es obvio que aún existían, porque confundieron a las cebras africanas (a las que dieron ese nombre) con los zevros ibéricos, animal similar a un burro salvaje o un caballo extraño y con el pelaje análogamente rayado.
Existen multitud de topónimos, sobre todo en zonas montañosas, que hacen relación al animal, lo que claramente marca la abundancia histórica. Pedrafita do Cebreiro hace siglos que no tiene bichos de estos, pero tampoco Cebreros, en Ávila. En ambos casos el topónimo alude posiblemente a gente que los cazaba, porque parece ser que su carne era muy apreciada. Existen topónimos medievales en la Gallaecia (ahora han cambiado) del estilo de Monte Zebrarii, salpicando prácticamente cualquier elevación montañosa que da pie a inferir una determinada flora local.
Para su desgracia, este bicho no era domesticable. Esto también aparece ubicuamente en toda la información histórica disponible. Por tanto, y a diferencia del lobo, que está amenazado de extinción por competir directamente en un nicho más o menos parecido al humano, la extinción de este animal parece gratuita, porque no se ve en qué molestaba o cómo podía interferir con las actividades humanas (el caballo salvaje sigue existiendo, amenazado, pero aún existe; el lince se ve amenazado por los drásticos cambios del entorno tras la industrialización, que es colateral). La caza hasta la extinción por causa de su carne no parece poder explicar esto, porque no tiene sentido acabar con algo que, a la vista de la toponimia, daba de comer (literalmente). Además, la carne era reservada a la nobleza. Es un tema relevante, porque el sistema de acumulación de capital no estaba vigente (que fue el responsable de extinciones modernas como los araos gigantes del Atlántico norte, por ejemplo, o la ultraexplotación de las ballenas), y como digo, no puede considerarse un animal que compita o suponga una amenaza a las actividades humanas (como los citados uros o leones).
Y los animales que nos estaremos dejando en el tintero porque nadie se molestó en escribir sobre ellos.
miércoles 13 marzo, 2013 @ 7:48 pm
Amigo Dr.Thriller:
Muy interesante la información que has compartido sobre el zevro, otro animal extinguido por los humanos. Hace unos 15 años estuve en uno de los pueblos que mencionas (Cebreros).
Recientemente han dado por telelvisión buenas noticias acerca de la recuperación del oso pardo ibérico, por lo visto hay ya más de 200 ejemplares y dicen que la población está aumentando un 10% cada año.
No podemos decir lo mismo de la población de visón europeo, del que se calcula que quedan unos 600 ejemplares, la mitad de los cuales están en España, por lo que es responsabilidad nuestra resposabilizarnos del cuidado de esta especie para que no acabe como el zevro.
Viendo que haces referencia a los viajes de los portugueses en el siglo XVI, me atrevo a recomendarte que eches un vistazo a lo que cuenta Wikipedia acerca del viaje de García Jofre de Loaisa (aunque probablemente ya lo conozcas): fué el segundo viaje que se hizo a través del Estrecho de Magallanes después del de Elcano. El propio Elcano se embarcó en este segundo viaje, pero murió durante la travesía.
El primer viaje de vuelta al mundo ya fué épico, pero no es nada si lo comparamos el de García Jofre de Loaisa (al menos a mí, es el que me deja más impresionado): al atravesar el estrecho de Magallanes se encontraron con una enorme tormenta y vientos huracanados que separaron los barcos que componían la flota, uno de los barcos acabó en las Célebes, otro se cree que acabó en Tahití y el barco más pequeño de la expedición realizo un viaje increíble de 10.000 km para llegar hasta Nueva España…realmente impresionante.
Un abrazo
jueves 14 marzo, 2013 @ 10:10 am
Y hay episodios aún más impresionantes, tanto de ibéricos como de europeos que ya no los recuerdan ni sus descendientes, y es sorprendente que no sean reinvidicados. Hay como un culto al Far West que en realidad (a mi entender) tiene un núcleo abiertamente perifascista, con muchos ramalazos, y que se basa en toda aquella parafernalia de falta de ley organizada, lejanía a la civilización, espacios abiertos (omitiendo abiertamente que era una invasión + genocidio con todas las letras), de hecho el genocidio en América por definición y en conocimiento popular *es* el Far West, en otros imperios europeos de siglos anteriores tuvieron lugar hechos también calificables de genocidio, pero fueron muy diferentes y en realidad respondían a otras sociovisiones de la época (la diferencia la marcó, claro, la industrialización).
Todo este rollo viene a cuento de que la era de las grandes exploraciones fue verdaderamente un Far West, a escala planetaria, y donde participaron casi todos los europeos a una escala todavía ni históricamente asumida. Por ejemplo, historias como la de Lope de Aguirre no fueron poco comunes para nada. La rebelión de la Bounty (siglo XVIII), la proclamación del estado (efímero) maya de Chan Santa Cruz, o las aventuras en oriente no tienen absolutamente nada que envidiar a las pelis del Oeste, al contrario, contienen lecciones de humanidad mucho más valiosas. Con el valor añadido de que sus protagonistas eran no pocas veces multinacionales, no sólo los propios ibéricos, lo que se llama «España» de esa época era más una Unión Europea que otra cosa, pero es que en las expediciones incluso ibéricas (o inglesas, o francesas, o hasta escandinavas) lo normal era que el personal fuese multinacional. En el viaje del Magalhães, aunque financiado enteramente por la Corona de Castilla, viajaban no sólo castellanos (que ya era un batiburrillo multinacional, incluyendo los últimos mozárabes), sino itálicos, súbditos de la corona francesa y catalano-aragonesa, flamencos, ingleses (sí, ingleses xD), griegos, súbditos del sacro imperio (incluyendo no germanófonos varios), y hasta rifeños. ¿Qué más se puede pedir? Ah, ¿qué hacen esos escritores de literatura histórica que no escriben más que chorradas absolutamente inveraces?
Y esto era la norma, no la excepción.
Hablando de bichos, me quedé con ganas de hablar del macaco de Gibraltar, otrora ubicuo en todo el macizo andaluz… bicho virtualmente extinto cuando la zona pasó a la órbita de Castilla. He leído que hay estudios que relacionan su desaparición con el retroceso de determinadas especies forestales.
A todo esto, sigo sin saber cómo se decía al zevro en castellano. Debía estar extinto fuera del dominio lingüístico gallego-portugués en el siglo XV porque al nombrar las cebras africanas adoptaron la fonética de la palabra portuguesa. La Wikipedia (española) habla de «encebro», pero entonces los topónimos castellanos deberían ser «encebreros».
http://en.wikipedia.org/wiki/European_ass
viernes 15 marzo, 2013 @ 6:08 pm
Hace tiempo leí u oí algunas noticias sobre la situación del actual Sáhara hace unos milenios. La datación de algunas de sus pinturas rupestres ( ignoro el método) situaba los animales representados, herbívoros como la cebra y ella misma, supongo, hace siete mil años, milenio arriba o abajo. Si es cierto, la transformación del Sáhara y sus aledaños en desierto ( climáticamente, la península ibérica es uno de ellos ) tuvo que producirse despues. Tal vez el calentamiento subsiguiente a la última glaciación tenga algo que ver, con unos y otros animales , y su presencia, por lo que se ve, no es en efecto tan lejana en el tiempo.
sábado 16 marzo, 2013 @ 10:28 am
Estimado Dr. Thriller:
No tenemos una epopeya como el Far West porque Hollywood está en USA.
En cuanto a la pronunciación de zevra, me inclino por «cebra» es decir la misma fonética que empleamos para estos animales africanos -aunque también pudiera ser «sebra», pero no mucho más-.
Es casi obligado recordar que a algunos equinos le salen poco visibles rayas, sobre todo en las patas. Yo los he visto. Ha de ser un recuerdo genético que los relaciona con algún antepasado común con las cebras.
Saludos.
sábado 16 marzo, 2013 @ 3:14 pm
Nos gusta a los humanos ver la Historia en función de malos y bueno, pero esto es una sobre-simplificación. El mito del buen salvaje es eso: un mito. Y esas civilizaciones tan idealizadas que había antes de que llegaran unos y otros tampoco eran perfectas. Incluso habían construido imperios, siempre a costa de los demás, como siempre que se construyen imperios.
Todos los pueblos tienen algo de lo que avergonzarse o arrepentirse, de cómo trataron a sus vecinos o incluso a sus propios miembros.
Las películas del Far West, son sólo eso: películas. Las hay ridículas y más realistas, pero no son tratados de Historia.
Tampoco ninguno respetó a la fauna que allí había cuando llegaron, pues todos salieron del mismo sitio y emigraron al resto de los continentes en algún momento.
Los polinesios que llegaron a Nueva Zelanda extinguieron las aves gigantes. Los que llegaron a Australia la convirtieron a esa isla en un desierto. Los nativos americanos se cargaron los mamuts y otra megafauna que allí había…
El problema no es el inamovible pasado, sino el desgarrador presente. La ignorancia de nuestros antepasados es perdonable. Nuestras malas acciones a sabiendas de ahora no.
sábado 16 marzo, 2013 @ 8:58 pm
Bueno, no sé en dónde anda el debate sobre la extinción de los mamuts. Si no hemos extinguido los elefantes (todavía), no tengo claro que hayamos extinguido los mamuts. No sé qué indicios se manejan, pero en general también nos gusta darnos importancia a la hora de atribuirnos extinciones en las que, si bien indudablemente hemos jugado un papel, no sé si ha sido un papel decisivo o crítico. Sería perfectamente posible que se hubiesen extinguido por causas naturales (mayormente el cambio climático que siguió al fin del Würminense). No es por aportar tiquis miquis, es que las razones últimas de las extinciones distan de estar claras, tendemos a pensar que son un utilitarismo ignorante y ciego, pero a priori no pueden descartarse más aspectos.
Sabemos que los antiguos egipcios eran «ecologistas», en el sentido de que, por ejemplo, posiblemente podrían haber extinguido los cocodrilos u otros animales que indudablemente creaban problemas, no obstante no sólo no lo hicieron sino que crearon una mitología para protegerlos de la depredación (y leyes, indudablemente). Obviamente he puesto comillas no sólo por el anacronismo, sino porque las razones aunque funcionalmente tengan conexiones no es riguroso calificarlas como tales.
También se puede traer el ejemplo de las diferencias entre el imperio chino y el romano. Acusar a los romanos de un estado de cosas que ya venía de atrás (los leones estaban muy amenazados antes de su llegada en todo el entorno mediterráneo) es también no riguroso y gratuito, pero lo cierto es que fue bajo esta cultura que se les dio la puntilla, y no sabemos a día de hoy las razones últimas (si de sobreexplotación de recursos, si de exterminio por competencia, si de ambas que no son incompatibles). No obstante, en el imperio chino no se extinguieron ni tigres ni otros animales que desempeñeban un rol similar, incluyendo diversión al estilo mass media.
El lobo fue exterminado de todos los EEUU (continentales contiguos) por los colonizadores occidentales, que son exactamente el mismo tipo de población que había en Europa Occidental (incluso físicamente, porque muchos emigraban) donde no llegó a ser extinguido de todo. Y los EEUU tienen una extensión casi el triple en tamaño.
El arao gigante fue extinguido por causas de sobreexplotación. La teoría de que los melanesios de Australia extinguieron fauna local la tengo pendiende de comprobación, ateniéndome a lo «hechos extraordinarios requieren pruebas extraordinarias». La cosa es que no está tan claro por qué unas culturas destruyen y otras no, siendo perfectamente destructoras unas y otras si se lo proponen. Tengo para mí que claramente son factores culturales y no fáciles de aislar, muy relacionados con lo que nos hacemos a nosotros mismos.
Tomás, en la altura del siglo XV la fonética del dominio castellano y del galaicoportugués (incluso del catalán) eran relativamente próxima, pero las reconstrucciones lingüísticas se basan en los focos de gravedad de los fonemas, y no recogen (no pueden) la variedad dialectal. Supongo que debía sonar algo así como tsefro, menos a lo basto, y en castellano no muy diferente (algo más estilo el vasco), pero a los oídos de los contemporáneos sí que tenía que sonar diferente porque ellos lo reocnocían perfectamente. Es como hoy, la gente ve en la tele a un bretón, un gascón, un corso y un alsaciano y todos suenan a «francés», pero entre ellos vaya si perciben las diferencias.
En cualquier caso, es claro que se nombra a un animal en base a otro que todavía se conoce o se recuerda, más probablemente lo primero. De donde podemos colegir que quienes bautizaron el animal africano visitaron el norte del Duero. Es como la palabra pingüino (Corominas lo tiene claro), es el nombre galés del arao gigante, que tiene un cierto parecido con el animal que ahora designa (la verdad, no mucho). Es claro que este nombre o estaba ampliamente extendido en Europa, o fue un galés o alguien relacionado con cómo los galeses llamaban al bicho.
Por cierto, se cree que los araos gigantes, los últimos ejemplares, y más concretamente el último capturado vivo, lo fueron encargados por museos de historia natural.
domingo 17 marzo, 2013 @ 9:33 am
Tienes mucha razón, estimado Neo:
Salvando el agudo y certero Malthus y los que lo comprendieron como Darwin y Wallace, no nos hemos dado cuenta de lo que se avecinaba hasta la segunda mitad del siglo XX. No nos hemos reprochado como humanidad el habernos cargado los grandes animales y haber transformado las selvas en desiertos. Siempre persiguiendo el desarrollo inacabable. Y en eso seguimos, en vez de repartir el trabajo -como creo recordar que una vez dijiste-, repartir la riqueza, buscar otros índices -quizá el de felicidad- en vez del PIB, lo que es algo profundamente absurdo si se medita con lucidez. Ahora mismo, en España, con tantos millones de parados, ¿no seria mejor minorar la jornada aunque se ganase menos para que pudieran trabajar más personas?
Un abrazo.
lunes 18 marzo, 2013 @ 10:27 am
Amigo Tomás
¿Repartir el trabajo de los ya submileuristas? ¿Convertir los futuros empleos en subquinentoseuristas?
¿No será mas justo cambiar los sistemas impositivos, de tal manera que al capital le resultara mas seguro y rentable situarse en la economía productora de bienes y servicios, que andar especulando para enriquecer a unos pocos a costa de empobrecer a la mayoría?
¿Cambiar las normativas laborales para que a las empresas le resultara mas rentable contratar empleados propios, que subcontratar los trabajos?
¿Etc., etc., etc.,? … … … ¿Etc.?
La pobreza ya está muy repartida, lo que hay que repartir es la riqueza. Y hacerlo por medio del trabajo dignificante, no con caridades y subsidios denigrantes.
Y si, el trabajo habrá que repartirlo, con la tecnología cada vez será menor la necesidad de mano de obra. Pero antes habrá que hacerlo dignificante y repartidor de la riqueza.
También habría que cambiar el concepto de la riqueza como posesión excluyente, por el de uso y disfrute compartible. Que el conocimiento sea considerado y ambicionado como riqueza, ya que ademas de serlo es fuente de ella.
No, no me gusta nada la idea de una sociedad donde esté muy equitativamente repartida la esclavitud y la miseria.
No, no creo que discrepemos mucho, solo que las simplificaciones pueden dar lugar a muy distintas interpretaciones.
Un fuerte abrazo.
martes 19 marzo, 2013 @ 12:25 am
Cada especie animal tiene una duración de 5 millones de años ¿Quiere decir esto que nuestra existencia en la Tierra, del hombre durará 5 millones de años y después surgirán otras especies animales nuevas, apartir de los anteriores supervivientes?
Pero si salimos a colonizar otros mundos, y tiempo después de haber desaparecido de la Tierra, volvemos para colonizarla de nuevo, no podrán surgir nuevas especies inteligentes de otras preexistentes, al no tener oportunidad de ocupar el nicho que habíamos ocupado como especie dominante e inteligente. Lo cual sería una pena para una posible nueva vida compleja e la Tierra, después de nosotros.
martes 19 marzo, 2013 @ 12:34 am
Los cinco años son en promedio. Unas duran más y otras menos. Incluso unas especies se pueden transformar en otras.
El Homo sapiens no tiene ni un millón de años, así que todavía le quedaría mucho tiempo. Pero con las prisas que tiene destruyendo el planeta (y por tanto su entorno) no le queda ni un siglo.
miércoles 20 marzo, 2013 @ 12:26 pm
Estimado Pocosé:
Estoy totalmente seguro de que estamos muy de acuerdo. Yo me he referido sólo a un aspecto, pero te puedo certificqar que minorar lo que gastamos es posible. Otra cosa es el abuso tremendo que se hace con los medios financieros. Fíjate lo que está pasando en Chipre. Se ve de lejos el plumero. Toda la preocupación -en toda Europa- es proteger al capital.
Un saludo.
viernes 22 marzo, 2013 @ 9:34 pm
Altísima adaptación evolutiva la de los antiguos camellos norteamericanos, tronco común de camellos árticos y de todos los camellos del mundo y aún más; de la llama, la alpaca, el guanaco y la vicuña suramericanas.
No será que algunos genes de estos desaparecidos camellos árticos han vuelto a probar suerte en estos pequeños camélidos suramericanos lejanamente emparentados? y que por cierto, son buena fuente de sustento para los países mas sureños de suramérica.
Veamos una alpaca muy bien abrigada:
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/2/21/Alpacas_Sillustani_%28pixinn.net%29.jpg