CFC y calentamiento global
Según un estudio el principal responsable del calentamiento global de las últimas décadas serían nuestras emisiones de clorofluorcarbonados y no nuestras emisiones de dióxido de carbono.
Según Qing-Bin Lu, profesor de Física Y Astronomía, Biología y Química en la Facultad de ciencias de la Universidad de Waterloo, el calentamiento global que es está experimentando la Tierra en las últimas décadas se debería a nuestras emisiones de clorofluocarbonos o CFC y no al dióxido de carbono.
Según este profesor los modelos climáticos sobre el calentamiento serían erróneos y la interacción entre las moléculas clorofluorcarbonadas y los rayos cósmicos sería la responsable del calentamiento y también de la reducción en la velocidad del calentamiento experimentada en los últimos años.
Este tipo de gases se venían usando masivamente desde la década de los setenta para multitud de aplicaciones, sobre todo como gases en los circuitos de refrigeración. Se pudo comprobar más tarde que eran los culpables de la reducción del ozono en las capas altas de la atmósfera que nos protege de los rayos ultravioletas. El protocolo de Montreal permitió que las emisiones de estos gases se fueran reduciendo, aunque la vida media de estas moléculas es muy larga y pasará mucho tiempo hasta que quede eliminado de la atmósfera. El agujero en la capa de ozono del polo sur ha experimentado signos de mejora en los últimos años gracias a dicho tratado.
También se sabe que este tipo de moléculas y los gases que las han reemplazado contribuyen al efecto invernadero en gran medida.
En la teoría tradicional sobre el calentamiento climático se culpa principalmente de este hecho a las emisiones de dióxido de carbono que se producen cuando quemamos combustibles fósiles. Los testigos de hielo de miles de años de antigüedad demuestran claramente una correlación entre la temperatura media global y la concentración de dióxido de carbono. El nivel de este gas ha ido aumentado desde el advenimiento de la industria en el siglo XIX y la quema de combustibles derivados del petróleo posterior.
Sin embargo, Qing-Bin Lu pone en duda que la causa del calentamiento reciente sea el dióxido de carbono. Afirma que los CFC pueden dar cuenta del aumento en 0,6 grados de la temperatura global. Por tanto, no niega el calentamiento, sino el agente que lo causa. Según su hipótesis esto también explicaría por qué el aumento de temperatura no ha crecido tanto como se esperaba en los últimos pocos años, pues las emisiones de CFC han ido disminuyendo gracias al protocolo de Montreal. Según él se podría esperar una disminución de la temperatura global en los próximos 70 años según la concentración de CFC decaiga en la atmósfera.
Según Lu los rayos cósmicos controlan una reacción electrónica en la estratosfera en presencia de CFC de tal modo que se reduce el ozono (teoría CRE). Según esta teoría se puede recrear una curva en la que se representa la concentración ozono en el tiempo. Es precisamente esta curva la que se puede comparar con la curva de subida de la temperatura global media en la superficie (ver figura). Su estudio estadístico explica el aumento de temperatura de 1950 a 2002 y el aumento más lento a partir de esa fecha si se tienen en cuenta los datos sobre concentración atmosférica de CFC y no los de dióxido de carbono. Según él la significación estadística es del 97%.
La teoría CRE es distinta a la teoría comúnmente aceptada de la destrucción de ozono mediada por los CFC y que dice que son los rayos ultravioletas los que juegan un papel. En la teoría CRE serían los rayos cósmicos de origen solar los que inducirían la destrucción del ozono. Un argumento a favor de la CRE, según el científico, es la modulación de 11 años del ciclo solar.
Lu predice que el nivel del mar continuará subiendo durante unos años mientras que el agujero de la capa de ozono se recupera. “Sólo cuando el efecto de la recuperación de la temperatura global domine sobre la recuperación de los agujeros de ozono de las regiones polares, tanto la temperatura como la fusión de los hielos podrá reducirse”, dice Lu.
El estudio ha sido publicado en International Journal of Modern Physics B, así que estará sujeto al escrutinio de la comunidad científica internacional. Habrá que ver qué es lo que dicen sobre él.
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Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Artículo original
18 Comentarios
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lunes 3 junio, 2013 @ 9:02 am
Osea que ya hemos hecho lo que teníamos que hacer.
¡Hala, a quemar todo lo que arda, para poder seguir despilfarrando energía!
Total, para cuatro días que vamos a estar aquí, el que venga detrás, que arree.
lunes 3 junio, 2013 @ 6:31 pm
Es muy esperanzador que sean los CFC si es que tenemos controladas sus fuentes. Como dice el artículo, habrá que esperar. Aún así no creo que podamos emitir gases EI sin medida; habrá que detenerlos también. De ser cierto, nos da un respiro (aunque sea de CO2), pero habrá que seguir buscando soluciones.
martes 4 junio, 2013 @ 11:11 am
Pocosé: No se puede ser más claro con menos palabras (admitiendo el tono sarcástico).
Tomás: Bien dicho. Pero el cambio climático no es el único reto al que nos enfrentamos. ¿Que pasa con la pérdida de la biodiversidad? Se estima que cada dia se extinguen unas 100 especies. Un ritmo muy superior al de la gran extinción que acabó con los dinosaurios. ¿Que pasa con la superpoblación?. Puede que no haya migraciones masivas debido al alza del nivel del mar si el calentamiento global se ralentiza, pero continuamos sobreexplotando los recursos naturales, tanto los energéticos como, los alimenticios.
Con CFC o sin CFC, llevamos el mismo camino que nuestros antecesores del pleistoceno, que provocaron la última gran extinción. Siendo su población unas diez veces inferior a la actual, es fácil dedudir que la gran extinción del neoceno (o sea: ahora) será 10 veces más rápida. Pero, como dice Pocosé, el que venga detrás que arree.
Saludos cordiales.
martes 4 junio, 2013 @ 12:18 pm
Que no es prudente arrojar artificialmente enormes cantidades de gases extraños a la atmósfera es verdad.
Pero que el asunto del calentamiento global de origen antropogénico por emisión de gases de efecto invernadero nunca estuvo tan claro como nos lo querían pintar, también lo es.
Asumiendo por un momento que lo que se dice en este artículo sea correcto, la actitud más apropiada no es precisamente la huida hacia adelante y la reducción al absurdo, sino la revisión crítica de todo lo que se ha venido sosteniendo, comunicando y financiando durante estos años; en mi opinión (y en la de muchos) sin contar con base científica suficiente.
martes 4 junio, 2013 @ 6:33 pm
El CO2 y los CFC pueden contribuir a la vez. Pero los registros de hielo fósil muestran en el pasado una serie de grandes variaciones de temperatura recurrentes a diversas escalas temporales. Parece que ahí hay otras causas, geológicas o astronómicas, que a medio plazo van a determinar si estaremos dentro o fuera de la sauna finlandesa.
martes 4 junio, 2013 @ 7:51 pm
Me temo que los negacionistas del calentamiento global, van a utilizar este estudio para «demostar» que sobre tal calentamiento nadie sabe gran cosa en realidad. Inlcuso hay algún estudio que afirmó que el calentamiento global se debía más al aumento del vapor de agua en la atmósfera,que al propio dióxido de carbono. Lo más probable es que de ser cierto lo que dice este estudio, las culpas esten un poco repartidas entre esos tres gases, con predominancia, en su caso, de los CFC. Si así fuera, la esperanza de tomás (comentario 2)podría ser la de todos.
martes 4 junio, 2013 @ 10:55 pm
Pues mis felicitaciones a Pocosé por denunciar nuestra escasísima empatía y solidaridad con las generaciones venideras; también a RicardM por resaltar los peligros de la superpoblación que es el factor clave y a Lluís porque creo que tiene razón sobre las conclusiones de los negacionistas.
Abrazos para que no acabemos con el planeta.
miércoles 5 junio, 2013 @ 12:12 am
Sería excelente que el principal responsable del calentamiento global no sea el CO2, sino los CFCs, ya que estos últimos ya están siendo controlados.
No es que el problema esté resuelto, ni que podemos quemar todo el amazonas, pero al menos nos da una tregua, un respiro para buscar soluciones
jueves 6 junio, 2013 @ 7:52 pm
Antes deseo saludar a todos mis queridos amigos y luego contar que tal como una vez os amenacé, he calculado aproximadamente el efecto invernadero de una molécula de agua tomando al CO2 como unidad. Pero claro eso es si mantenemos que los CFCs tienen el estatus anterior. Ahora, cuando alguien con más conocimientos que yo pueda hacer otro reparto de culpas, la cosa quedará invalidada.
Me baso en que el EI del vapor de agua en conjunto viene a ser del 80% que es una cifra media de lo que he encontrado por ahí. El CO2 acapara el 15’2%. Presencia de CO2, 400 ppmv y del vapor 40000 ppmv. Con eso me sale que una molécula de vapor es unas 19 veces más potente que una de CO2. Por otra parte el CH4 es 8’5 veces más potente que el CO2. Siempre en volumen que es como hay que hacer las comparaciones (por ahí se suele encontrar que el CH4 es 23 veces más potente que el CO2, pero eso no vale porque son ganas de exagerar ya que comparan el peso).
Y es que si las temperaturas aumentan, el vapor de agua aumentará, sea o no la culpa de los CFCs y parece que no se da importancia a la cosa, pero creo que hay que tenerlo en cuenta.
Un fuerte abrazo para todos y si alguien encuentra un fallo, agradecería lo manifestase.
sábado 8 junio, 2013 @ 10:54 am
¿Como puede distinguirse el incremento de temperatura debida al dióxido del atribuible a los CFCs? Así lo hace la figura. No es por ganas de mantener la culpa del dióxido, pero entre 1990 y 1996 las temperaturas bajaron mientras subía la curva verde CFCs y lo mismo está pasando desde el 2010 hasta ahora. Hacer esa proyección futura me parece arriesgado pero bueno, habrá que esperar y desear que así sea.
viernes 14 junio, 2013 @ 5:14 am
Lamento decirles que no serian los gases CFC en particular, sino la mayoría de los refrigerantes halogenados (CFC, HCFC y HFC) los causantes del mal. Los gases CFC únicamente se diferencian del resto en que reducen el ozono atmosférico a causa de su contenido de cloro (CFC: Clorofluorocarbonos).
En los 90 se contemplaron medidas para descontinuar su uso. Sin embago, los refrigerantes desarrollados como alternativas tienen efectos invernaderos más potentes. Por eso se está experimentando con gases orgánicos (especialmente dióxido de carbono).
Para el caso, el efecto invernadero del refrifgerante HFC R404a, sustituto del CFC R502, es de 3922 veces el del C02 en contraste con las aproximadamente 4 veces el del R502.
Por cierto, soy técnico y trabajo en la refrigeración :(
viernes 14 junio, 2013 @ 8:35 pm
Estimado Hector:
Gracias por tu aportación, pero no te pongas tan triste por ser friógeno.
¿Donde se obtienen esos datos de casi 4000 y 4?
El CO2 no es orgánico, pero a mi siempre me ha intrigado por qué no se usa simplemente nitrógeno, que es tan abundante y barato. Quizá tu me lo puedas explicar.
Creo recordar que antes se usaba amoniaco pues recuerdo ese olor al entrar en una fábrica de hielo.
Saludos cordiales.
viernes 14 junio, 2013 @ 9:45 pm
Es verdad que los sustitutos de los CFC son gases de efecto invernadero tremendamente potentes. Se han propuesto para terraformar Marte.
Pero un factor importante es la duración de los gases de efecto invernadero en la atmósfera. El metano es más potente que el CO2, pero se oxida con el tiempo. El CO2 necesita mucho tiempo para ser fijado en rocas o árboles.
domingo 16 junio, 2013 @ 2:33 am
Estimado Tomás:
El nitrógeno no se utiliza como refrigerante a nivel comercial, porque resulta poco práctico. Para operar, digamos, en una refrigeradora, requeriría de un equipo demasiado robusto, porque para trabajar a temperaturas como las que opera un refrigerador, las presiones serían demasiado elevadas.
El nitrógeno, así como otros gases como el helio, sólo se utilizan en sistemas criogénicos (temperaturas cercanas al 0 K) y en una configuración llamada Cascada, en la que se utiliza un sistema de refrigeración para condensar el fluido de trabajo de otro sistema; en pocas palabras, el evaporador de un sistema es el condensador del otro sistema. Esto permite trabajar con presiones más bajas, y lo que es más importante, trabajar a menores relaciones de compresión.
Hay muchos refrigerantes naturales que por ser inflamables (propano, butano, isobutano, etc), tóxicos (amoníaco) o poco prácticos (agua) no se han podido utilizar de forma masiva.
Con el dióxido de carbono se está teniendo un relativo éxito :)
domingo 16 junio, 2013 @ 5:53 am
Esos datos se obtienen de tablas que proporcionan los fabricantes de refrigerantes (Dupont, Genetron, etc) y de estudios realizados por organismos medioambientales.
En este momento están desarrollando alternativas con menor efecto invernadero que los HFC tradicionales, utilizando compuestos de base oleofínica. Como ejemplo, parece estar muy avanzado el desarrollo del refrigerante tipo HFO llamado 1234yf, como sustituto al R134a, que se utiliza en aire acondicionado automotriz, bombas de calor, refrigeradores y equipos de refrigeración de transporte. Tiene un bajo potencial de efecto invernadero es menor de 10, tiene un COP más alto y se estima que su vida al estar expuesto a la atmósfera es cerca de 24 días.
Aquí hay un brochure de DuPont con algo de información acerca del R1234yf
http://www2.dupont.com/Refrigerants/en_US/assets/downloads/k26492_Opteon_refrigerants.pdf
lunes 17 junio, 2013 @ 11:25 am
Pues ya que eres tan amable y una vez que te veo más alegre, estimado Héctor, ¿ese <10, es respecto al CO2?
Y, de paso, puesto que has de estar muy ducho en esto ¿por qué no revisas el cálculo de mi comentario 9? Es que ahora, al ver tu envío, he ido luego a otra página, para lograr comprender la aconsejada por ti y he visto que dan al vapor de agua entre el 36 y el 70% de la responsabilidad en el EI. El margen es excesivamente amplio. De todas formas creo que el cálculo que hice está rematadamente mal hecho. ¡Caramba, qué catastrófico me siento!, esperaré tu respuesta y si no, volveré a pensarlo.
Un saludo cordial.
viernes 21 junio, 2013 @ 6:38 am
Saludos de nuevo Tomás.
Respondiendo a tu último comentario, si, el vapor de agua tiene un alto efecto invernadero, es de sobra conocido. Sin embargo, considerando que el agua sigue todo un ciclo de evaporación-condensación, atenúa mucho el efecto invernadero que provoca.
Por otra parta, esas concentraciones de vapor de agua varían con el lugar y la altitud. A grandes alturas la humedad es mínima; también es mínima a bajas temperaturas.
Sobre el otro comentario, si, ese <10 de GWP es en relación al CO2, al que se le asigna un valor de 1.
En el tema de los cálculos, no sé que decirte, porque está fuera de mis conocimientos; quizá un ingeniero ambiental pueda responder a tus cálculos.
domingo 23 junio, 2013 @ 7:59 pm
Claro, estimado Héctor, pero resulta que nadie se moja. Ya sabemos que el vapor de agua tiene sus manías, como condensarse y formar nubes y estas van y llueven. Vamos que está hecho un intratable. Pero en el total de la atmósfera ha de haber una cantidad bastante constante en el tiempo, puesto que nuestra órbita es casi circular y los demás movimientos que nos afectan, muy regulares y de poca influencia.
Como consultando aquí y allá me pareció aceptable la cantidad de 40.000 ppmv y también-aquí sí que varían mucho las opiniones, aunque sólo sea para tener una idea, el 80% del efecto invernadero, admitiendo el 16% -por redondear- y 400 ppmv para el CO2, haciendo una proporción compuesta, -una simple regla de tres- que me parece puedo considerar, en el caso del % directa, pues a más influencia total, más EI del gas considerado, pero inversa en el caso de las ppmv pues cuanto más gas haya, menos EI es preciso por molécula para lo conseguir lo mismo. Así explicado me sale que la operación es 400×80/16×40.000 = 0’05 para el vapor siendo 1 el CO2; es decir que una molécula de CO2 es 20 veces más potente que una de agua. (Ahí es donde me confundí en mi primer cálculo catastrófico, al asignar los resultados al revés).
Con este resultado me puedo explicar el poco interés que se tiene en conocer el valor del EI por molécula del vapor pues, aunque aumentásemos las temperaturas medias 2 ºC, la evaporación de más no sería extraordinaria -creo-.
Imagino que lo ideal sería meter una cantidad de vapor en un recipiente transparente, tanto el techo como el fondo, y bajo él, a cierta distancia una superficie negra, rugosa y refrigerada, para que no reflejase ninguna onda electromagnética. Hacer lo mismo con el CO2 y con el metano. Y medir las temperaturas que se alcanzan en el interior de cada recipiente tras el mismo periodo de exposición, todo ello simultáneamente. Creo que sería una buena comparación. Sería bueno que, como dices, un especialista en estos temas nos diera su opinión.
Muy agradecido por tus consejos, estimado Héctor.