NeoFronteras

Liberación de metano en la costa americana

Área: Medio ambiente — sábado, 13 de diciembre de 2014

Un estudio apunta a que se está liberando metano de los clatratos oceánicos a latitudes sobre las cuales los científicos no se habían preocupado hasta ahora.

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Desde que el cambio climático hizo preocuparse a los científicos, hay un factor que siempre se ha tenido en cuenta: los depósitos de metano del fondo oceánico.
Al ritmo actual de calentamiento no es posible que las especies evolucionen para adaptarse a él, así que sólo les queda emigrar (si pueden) o extinguirse. Esto producirá una enorme perturbación sobre los ecosistemas que los sacará del equilibrio, lo que generará una extinción masiva. Para poder salir del actual calentamiento ya introducido habría que dejar de emitir gases de efecto invernadero (principalmente dióxido de carbono) y esperar unos siglos. Pero no solamente no dejamos de emitir, sino que además el ritmo de nuestras emisiones no se desacelera.
El problema será sobrepasar un punto de no retorno que una vez superado ya no haya vuelta atrás posible. Esos puntos de no retorno están determinado por ciclos de retroalimentación. Uno es la disminución del albedo del planeta, que se produce al retirarse hielo y nieve que reflejan la luz del sol para dejar paso a un suelo y mar mucho más oscuros que absorben radiación solar.
Otro factor de este tipo es el de los clatratos oceánicos, que son hielos de agua submarinos que atrapan metano. A bajas temperaturas y altas presiones estos hidratos de metano son estables, pero si la temperatura sube el metano es liberado.
El metano es un potente gas de efecto invernadero. Si la temperatura es suficiente como para liberar este metano se entraría en un ciclo de retroalimentación que calentaría muchísimo el planeta y lo llevaría hacia un estadio muy distinto al actual sobre el que no habría marcha atrás posible.
Ahora, un estudio reciente realizado por científicos de University of Washington muestra como la temperatura del lecho oceánico a 500 m de profundidad es suficiente en algunos puntos de la costa oeste de EEUU como para liberar ese metano, que asciende en forma de burbujas hacia la superficie.
Han calculado que la cantidad de metano liberada en estos puntos cada año es de 0,4 millones de toneladas, equivalente en volumen al derrame de petróleo de Deepwater Horizon en la costa de Louisiana, y un ritmo 500 veces superior a la liberación natural. Desde 1970 a 2013 se han liberado 4 millones de toneladas de este gas mediante este mecanismo frente a la costa de Washington.
Hasta ahora todas las preocupaciones de los científicos sobre este asunto se habían centrado en los clatratos del Ártico. Pero la costa del Pacífico norte contiene depósitos inusualmente grandes de hidratos de este gas debido a la actividad biológica y una actividad geológica fuerte. Estos depósitos son vulnerables al cambio climático. Este es uno de los primeros estudios que se ha centrado en los depósitos de clatratos a relativa baja latitud.
Los datos revelan una inesperada señal de alarma. Aunque estos no fueran del todo perfectos, la tendencia es clara. En las últimas cuatro décadas el agua a esas profundidades se ha ido calentando, presumiblemente por culpa del cambio climático.
En esto este estudio es también un pionero, pues muchos de los estudios se centran en la temperatura de las aguas superficiales (las más fáciles de medir), pero no a otras profundidades.
Esta agua cálida profunda posiblemente viene del mar de Okhotsk (entre Rusia y Japón), que ha estado calentándose mucho en los últimos 50 años. Las aguas fluyen desde allí y necesitan una década o dos para alcanzar la costa de Washington y la misma corriente oceánica puede estar calentando las aguas intermedias entre Alaska y California donde también hay clatratos de este tipo.
El borde de liberación de metano por parte de los clatratos se ha desplazado de la costa al interior del mar conforme la temperatura ha aumentado. Según se ha calculado, desde 1970 esta línea se ha desplazado 1 km hacia el interior del mar y para 2100 se habrá desplazado de 1 a 3 km más.
No se sabe aún qué pasa exactamente con este gas, pero en ningún caso es bueno. Si es consumido por las bacterias en los sedimentos marinos el agua se hará más ácida y más anóxica. La parte que suba hasta la superficie llega a la atmósfera en donde actúa como gas de efecto invernadero, contribuyendo al cambio climático.
Parece que hay pruebas de que lo segundo sucede ya, aunque sea parcialmente. Los pescadores de la zona han estado enviando a esta universidad imágenes de radar (ver imagen) en las que se observan columnas de burbujas, así que los científicos implicados van a investigar este asunto.

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Fuentes y referencias:
Artículo original
Imagen: B. Philip / Univ. of Washington.

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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6 Comentarios

  1. javier:

    Arrepientanse!, el calentamiento global nos apunta amenazadoramente con el FUSIL DE CLARATOS.

    Si a alguien he incomodado con mi comentario, pido disculpas, pero que mas nos queda sino un poco de humor, para no entrar en depresión por los severos cambios que estamos infligiendo al planeta y mas si pertenecemos a un país subdesarrollado que muy poco o nada tuvo en la contaminación,
    Saludos
    Javier

  2. tomás:

    Pues, amigo Javier, a mí, más que el clásico fusil, me parece una bomba de relojería donde la cosa crono está como el reloj de Alicia en el país de las maravillas, es decir, con las horas descolocadas arbitrariamente. Así que estamos como con dios, que no sabemos cuando ni cómo llegará la hora, pero que llegará seguro porque las saetas no se detienen.
    Un abrazo, como ves, lleno de optimismo.

  3. javier:

    En mis creencias «dios» no tiene nada que ver con lo humano, esta demasiado alejado como para que pueda intervenir, quien tiene directa relación con todos los humanos como especie es la tierra (mapu), ella sabe lo que hace falta para mantener el equilibrio, por algo dejo guardado millones de años los claratos en esos lugares y puede parecer muy bien como un complicado mecanismo de relojería de cuyo funcionamiento no tenemos idea. Y si comparto que las flechas ya fueron lanzadas hace rato.
    Optimismo, siempre se puede tener, es la conciencia la que te obliga a hacer temblar las neuronas.
    Saludos y abrazos

  4. tomás:

    Bueno, lo de «dios» para mí es metáfora o, si quieres, como Papá Noel, Santa Claus o los Reyes Magos.
    Hombre…, la conciencia… Yo creo que no hemos sido ni tú ni yo, aunque hayamos participado con sólo «ser» y respirar. En mi caso, procuro contenerme, pero aguanto poco. El problema está en que a tu «mapu» le dio por convertir en petróleo a todo ser vivo que enterraba y que ahora lo estamos sacando y quemando hasta su agotamiento.
    También yo creo que la suerte está echada y con los dados cargados; así que…
    Sigamos, en la espera, con este fabuloso -de fábula- optimismo.

  5. lluís:

    En definitiva que entre unas cosas y otras, la Tierra va a terminar como Venus, un planeta que al parecer tuvo en tiempos unas características similares a la Tierra y al que se ha denominado «gemelo» de nuestro planeta dadas sus similitudes en masa, con un tamaño parecido y hecho prácticamente con los mismos elementos e incluso parece que tuvo agua en el pasado.Pero hoy tiene una temperatura extrema, su presión atmósferica es 90 veces la de la Tierra y allí llueve acido sulfúrico. Teniendo en cuenta que el Sol brilla cada vez más y que esto aumentará el vapor de agua en la Tierra (vapor que tiene un enorme efecto invernadero), si no es por una cosa será por otra que no tenemos escapatoria.

  6. tomás:

    Antes que eso, amigo «lluís», veremos en las playas un cartelito que dirá: «Prohibido fumar y/o hacer fuego», porque el océano todo puede incendiarse. Así que hasta que veamos eso, podremos, hasta hacer una paella playera, con arena y plástico nanométrico entre los granos de arroz.
    Abrazos.

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