AlphaGo gana a Lee Sedol
El programa AlphaGo gana cuatro de las cinco partidas al campeón mundial Lee Sedol en el torneo celebrado recientemente.
Hace poco veíamos en NeoFronteras el éxito cosechado por el programa AlphaGo jugando al go. También decíamos que iba a jugar frente al campeón del mundo de este juego: Lee Sedol.
Se esperaba que la máquina perdiera frente al humano, pero las partidas ya se han jugado y AlphaGo ha ganado a Lee Sedol por 4 a 1. El premio, de un millón de dólares, no irá al humano, sino que se donará para obras de caridad. Algo similar ya pasó en 1997 cuando el campeón mundial Garry Kasparov perdió frente al programa Deep Blue jugando al ajedrez.
A diferencia del caso del ajedrez con Deep Blue, que usaba la fuerza bruta, AlphaGo usa, entre otras cosas, una red neuronal simulada que permite al programa aprender por sí mismo. Atacar un juego como el go a base de fuerza bruta no hubiera funcionado por la gran cantidad de posibilidad que permite. Se llegó a usar el go como ejemplo de juego en el que un programa informático estaría siempre por debajo de los jugadores humanos.
El juego realizado por la máquina ha sido muy interesante. Los jugadores expertos coinciden en que, en general, la máquina ha jugado como lo haría un humano.
Se ha dicho que la máquina ha exhibido creatividad, de que se dio cuenta de los fallos propios demasiado tarde, etc. Se ha hablado en términos humanos de ella. En China consideran al go como una forma de arte junto a la caligrafía o la música. Por tanto, que una máquina pueda ganar al go y demostrar un juego bello la hace merecedora de cierta creatividad bajo esta forma de verlo.
Pero AlphaGo no es humana ni tiene todas las cualidades de estos. Aunque habrá que aceptar que al menos algunas de las habilidades que los humanos asociamos a la inteligencia emergen de forma espontánea de la complejidad algorítmica.
Allí en donde algunos veían que AlphaGo cometía un error, al final resultaba formar parte de una estrategia ganadora que sólo se veía al avanzar el juego. Las perspectivas parecían negras para el humano cuando la máquina ganó tres juegos consecutivos. Pero en la cuarta partida Sedol derrotó de forma brillante a AlphaGo gracias a un error del programa en el movimiento 79. Sedol vio un resquicio por donde vencer al programa y lo consiguió.
Los técnicos de AlphaGo sostienen que el fallo se debió a un error en el árbol de exploración de tipo Monte Carlo, otra parte del programa. Recordemos que AlphaGo usa un Monte Carlo que es peor que el de otros programas que se basan solamente en este aspecto y que no usan redes neuronales. Así que es de esperar que la máquina sea imbatible pronto cuando mejoren esta parte.
Sin embargo, en la quinta partida Sedol volvió a perder frente a la máquina. Simplemente, la profundidad de juego de AlphaGo era imbatible. AlphaGo consiguió una pequeña ventaja a mitad del juego y la hizo crecer poco a poco hasta ganar la partida.
La lección a aprender es que los algoritmos inspirados por la biología, como las redes neuronales o los algoritmos genéticos, son una muy buena manera de conseguir algo parecido a la inteligencia artificial. El precio a pagar será probablemente que a veces estos programas se equivoquen.
Obviamente no hay que temer a un cercano Skynet, ni nada similar. Un ser humano (o un hipotético androide que lo imite a la perfección) es algo más que un algoritmo que gana al go. Y ni siquiera solamente la inteligencia nos hace humanos, nos hacen humanos muchas más cosas.
AlphaGo no es más que un esclavo condenado a jugar al go, a veces de forma interminable contra sí mismo. No decide entre jugar o no jugar, pues carece de voluntad. Tampoco goza de la satisfacción cuando gana, ni de la belleza que crea su juego y el de otros.
Nada impide que lo que salga del carbono auto-organizado no salga del silicio organizado. Pero una simulación de realidad tampoco es una realidad.
AlphaGo nos recuerda que nosotros también somos esclavos y que tampoco podemos en la mayoría de las ocasiones no elegir ir a un lugar de trabajo en donde quizás nos desprecian o explotan, por ejemplo. La diferencia es que nosotros sufrimos muchas veces en el mismo y AlphaGo no sufre después de jugar un millón de partidas al día. Ni siquiera se aburre, ni lucha por sus derechos, ni se va de vacaciones…
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=4898
Fuentes y referencias:
Artículo original
AlphaGo gana a un campeón de go.
28 Comentarios
RSS feed for comments on this post.
Lo sentimos, esta noticia está ya cerrada a comentarios.
sábado 19 marzo, 2016 @ 10:46 am
Una máquina que sea capaz de aprender de sus errores me parece un avance extraordinario. Lo que me asombra más es que el humano haya sida capaz de ganarle aunque sea una sola vez. Ese hombre ha de ser, además de campeón del mundo, una especie de superinteligencia con piernas. Sinceramente pienso que la máquina HAL 9000 de «2001, una odisea en el espacio», es posible, incluso con sus emociones, pues estas no son otra cosa que biología «sentida como», al igual que nos creemos libres. Aun así, creo estar muy de acuerdo con los comentarios finales del artículo (al menos de momento; no sé si dentro de algunos años podremos seguir pensando así).
También enhorabuena, no solo por la noticia, sino por los filosóficos pensamientos últimos. Pero, bueno, ya tenemos una idea de lo que nuestro Neo es capaz.
Un fuerte abrazo, amigo de la ciencia y del pensamiento ordenado capaz de deducir.
sábado 19 marzo, 2016 @ 11:45 am
Eso de que ni siquiera la inteligencia nos hace humanos, yo lo cambiaría un poco y diría que la inteligencia es el ingrediente básico que nos hace humanos, luego puede haber o de hecho hay otras «muletas».
– En general yo no soy tan «pesimista». El asunto de la I.A. acaba de empezar como aquél que dice y ya estamos dónde estamos.Y está por ver dónde termina.
– Y a la vista de estos resultados, no es que » habrá que aceptar que algunas de las habilidades de los humanos….», es que hay que aceptar.
– Al contrario que a Tomás los » filosóficos pensamientos únicos» no son precisamente lo que más me gusta. Lo que me gusta de verdad son los resultados de este experimento.
sábado 19 marzo, 2016 @ 1:33 pm
Querido amigo: No son únicos, sino últimos, por estar al final. Es que el resto lo tomo como un hecho que tengo interiorizado desde hace mucho. Es cuestión de tiempo, pero, en este momento estamos donde nos muestra el artículo y son válidos los razonamientos de Neo.
Lee bien mi comentario y verás qué digo de HAL. Sin embargo, sí creo que lo de la inteligencia es dudoso, porque, para empezar, no sabemos definirla. Y hay otros seres que deben ser inteligentes si, por ejemplo, la tomamos como la capacidad de resolver problemas, que sería una forma muy breve de hacerlo. Imagina el pulpo, que me asombra, pues resuelve sin haber acumulado cultura, ya que el padre es un golfillo que se va de pulpas olvidando sus deberes familiares, y la madre se muere cuando nacen los pulpitos.
Un abrazo.
sábado 19 marzo, 2016 @ 7:20 pm
Menos mal que todos esas películas sistólicas de La Fuga de Logran, con el pensador único, Matriz, Terminador, con Skynet, Un Mundo Feliz, de Adol Huxley. De la humanidad conectada físicamente a internet, que dejan de pensar por su cuenta, y pasan a formar una conciencia colectiva, como una colmena u hormiguero. Del gobierno mundial dirigido por la elite (club Bilderberg, distintas logias de masoneria, opus del, y demás), los chip de localización y de control mental, y demás. Son solo argumentos de la ciencia ficción, para pasar solo un buen rato; y que nunca llegaran a hacerse realidad, esos mundos sistólicos, que describen.
domingo 20 marzo, 2016 @ 2:51 am
Me sumo a la opinión mayoritaria tanto de aficionados como profesionales que han quedado fascinados con el duelo.Como ya ocurrió con K,asparov, Sedol ha echado mano de la creatividad y la búsqueda de soluciones, como reinventar su juego para tratar de ganar al engendro.
En la tercera partida le ofreció lo que en ajedrez se llama un gambito, pero la estrategia resultó demasiado suicida y acabó perdiendo.
Pero en la cuarta partida llegó un colosal movimiento 78 por parte del humano (que ya se ha bautizado como el «movimiento de dios») y que ha sido calificado por todos los expertos como «perfecto». Parece ser que el programa no se percató del derechazo hasta 8 movimientos más tarde y Sedol consiguió una victoria que ha dejado muy buen sabor de boca.
domingo 20 marzo, 2016 @ 4:43 pm
– Sí, tomás, tienes razón. Fue un error involuntario, puse únicos por últimos. Pero no digo que no sean válidos los razonamientos de Neo,me limito a matizar algo que es un hecho, y a arriesgar algo que puede ser una realidad en un futuro no demasiado lejano y es que las máquinas puedan seguir aprendiendo y que no sabemos dónde puede terminar ese aprendizaje
– un saludo, querido amigo.
lunes 21 marzo, 2016 @ 10:37 am
¡Caramba, Miguel Ángel! ¿Es que sabes jugar al Go? Me has dejado patidifuso con tu comentario tan -diría, no sé si- documentado o casi profesional.
Amigo Lluís: Entonces estamos de acuerdo; yo también creo que, algún día no podrá distinguirse un robot de un humano. Y es que -os ruego a ambos que meditéis sobre esto-, ¿no nacemos, humanos y el resto de seres vivos, con un programa que nos ha proporcionado la evolución, pero que es un programa al fin, con sus limitaciones según la especie, del cual nadie puede salirse?
Y otra cuestión, esta, aún más atrevida: ¿Podrá algún día copiarse exactamente toda una mente humana en un cerebro robótico de manera que se alcance la «inmortalidad mental» -o casi- una vez liberados del deterioro propio de nuestra materia bio?
Un estrecho abrazo para ambos, mis muy queridos amigos.
martes 22 marzo, 2016 @ 2:42 am
Mi querido amigo Tomás:
No conozco el juego: he tratado de hacer una especie de resumen de lo que he podido leer en tres blogs diferentes -uno de ellos de ciencia- y están todos encantados.
Dicen que en Seúl se ha celebrado la cuarta partida de Sedol como toda una victoria de la Humanidad.
Esa partida servirá para mejorar el programa en un futuro y, a partir de ahora, los humanos también podrán mejorar su juego aprendiendo de los programas. De hecho, se comenta que el programa ha dado toda una lección de Go con jugadas que eran calificadas como «errores» por muchos expertos y que unos movimientos más tarde se desvelaban las aviesas intenciones de AlphaGo. Esto ya lo señala Neo en la noticia.
Sobre transferir un cerebro real a una simulación de cerebro, veo remotamente posible que pueda haber alguna civilización avanzada por el Universo cuyos seres consigan modificarse para hacerse inmortales, pero no por ese medio.
Uno de los mayores obstáculos sería reproducir un órgano plástico en el que las conexiones se están creando y eliminando constantemente.
Después, la cantidad de factores que influyen en su funcionamiento (horas de sueño, ingesta de alimentos, meteorología, y un sinfín de estímulos).
En tercer lugar, su propio funcionamiento que depende de sinapsis, hormonas, péptidos, canales iónicos y estamos empezando a ver si también fenómenos cuánticos.
En cuarto lugar, las cifras: 100.000 millones de neuronas con entre 1.000 y 10.000 conexiones cada una de ellas que acabamos de decir que se está creando y destruyendo constantemente.
Y después estaría meterle los datos de otro cerebro…
No me lo imagino posible ni a lo Craig Venter.
Más abrazos.
martes 22 marzo, 2016 @ 9:29 am
Querido Miguel: No creas que soy proclive a esa clase de sueños futuristas, sin embargo, a la vista de los progresos insospechados que la ciencia nos está mostrando me parece que va a ir siendo posible algo así. Ya veremos dentro de doscientos o trescientos años.
Recuerda -bueno, tu quizá no, pero yo sí-, aquellos ordenadores que ocupaban toda una habitación, ahora superados por un móvil que nos cabe con holgura en un bolsillo. Un compañero mío se dio cuenta de allí estaba el futuro y se cambió de especialidad, cuando aquello, en España no estaba ni en pañales. No volví a verlo al poco y supongo que se iría a USA.
Me hablas de las necesidades bio, pero esas máquinas posiblemente puedan, con ayuda humana imagino, prescindir de ellas.
Porque me pregunto y me respondo, sobre cómo puede hacerse que un robot aprenda de sus errores si no es habiéndole colocado multitud de conexiones posibles pero no operativas, hasta que sean necesarias. Soy tan ignorante en estas cosas, además de en muchas otras pero especialmente en estas…
Un fuerte abrazo.
martes 22 marzo, 2016 @ 7:33 pm
Siento disentir de algunas opiniones, pero es que me es imposible ver en las máquinas algo más que la extensión electropráctica de las sinapsis neuronales del programador… Al fin y al cabo , bien pensado, o menos bien para otros, Alpha Go es el primo mayor del mismo manojo de cables que deambulaba por los suelos y los armarios en las épocas de los primeros ordenadores, a algunos de los cuales tuve el honor de conocer, cuando aún usaban dodotis y biberón.
No se si hay muchas más funciones lógica novedosas implementadas en los circuitos actuales, pero creo recordar que , al menos en mi época, todo se reducía a la serie general de funciones booleanas y sus reducidas finales más o menos elegantemente dispuestas. El electrón que al final decide qué transistor disparará el movimiento triunfador, no deja de ser un elemento inerte , gregario e impersonal al que le ha tocado su momento de gloria sin saberlo ni pretenderlo. Endiosamos las máquinas cuando los verdaderos genios permanecen ocultos modestamente en las salas de programación de las empresas diseñadoras, tal vez comiendo solo bocadillos y con una semana de vacaciones al año. Esos sí saben lo que las máquinas hacen, pero las máquinas no saben quienes son ni lo sabrán jamás.No obstante, si algún día ,tras una máquina, asomara algo preguntándose sobre sí mismo, podría plantearme cambiar de opinión.
Saludos
miércoles 23 marzo, 2016 @ 1:50 am
Entiendo, querido Tomás, que hablas de hacer una especie de caricatura de la Mona Lisa, más que de una copia capaz de dar el pego a una distancia aceptable.
Me gustaría responderte haciendo alusión a lo que comentaste en la otra noticia sobre AlphaGo acerca de implementar programas de ese tipo en Medicina. Creo que podría llegar a ser una buena herramienta, pero quizá haya un argumento con bastante peso como para no sustituir por completo al médico, y lo digo imaginándome también como paciente:
Hasta hace no mucho, era de los que creían con demasiado fervor que en la mayoría de los casos no era muy ético hacerle una operación de estética a un paciente, sino ayudar a que se acepte a sí mismo. El caso es que desde hace unos años me he venido percatando del inmenso poder del inconsciente y he cambiado de opinión: ¿solo hay razones relacionadas con la superficialidad o la vanidad para que una mujer se vaya de compras o se haga unos retoques cuando se siente un poco «depre»?
El caso es que, en algunas terapias actuales para la depresión, se llega a aconsejar al paciente que se haga un tratamiento con Botox: simplemente porque verse con un aspecto más juvenil, anima al inconsciente, o a la inconsciente (ya sabes que todos lo somos). Y se están reportando buenos resultados.
Haciendo un paralelismo a más de uno le puede causar escalofríos ser asistido solo por máquinas. No será fácil de sustituir todo lo que puede aportar la mirada de otro ser humano ni la confianza o esperanza que te transmite. En esto, el inconsciente no aceptará fácilmente sucedáneos. Es distinto prescindir del cajero que te cobra en la autopista, que no tener ese apoyo emotivo cuando estás zozobrando.
Está muy en la línea de lo que comenta el amigo «petrus»: endiosamos a las máquinas y las humanizamos también (nada de extrañar porque ambos conceptos está culturalmente solapados): le ponemos un nombre que suene a humano a los programas de ajedrez. Yo juego de vez en cuando con «Fritz» y cada vez que meto la pata me suelta algún comentario en tono irónico.
Todo está concebido para alimentar al «monstruo» del inconsciente.
Abrazos para todos.
miércoles 23 marzo, 2016 @ 11:39 am
Queridísimos amigos: Os ruego que tengáis en cuenta que solo estamos divagando sobre un tema. Nada más. Parece que yo he tomado un papel, digamos: el de creer, no solo la posibilidad de un robot mucho más perfecto que un humano, pues podría estar exento de nuestras necesidades biológicas, sino también de desvíos mentales como los que inevitablemente pueden afectar a un juez, a un médico, a un artista de la clase que sea o a un «político» (este, dada la escasez de los decentes he de ponerlo entre comillas para significar que lo es). Y he escogido esas profesiones por ser las que, a mi modo de ver, más difíciles serían de ser sustituidas.
Dice Petrus -lo pongo con mayúscula para «personalizarlo» más- que recuerda, como yo, aquellos bebés-computadoras descomunales, y pienso que sus pañales habrían de ser tan grandes como fundas de piano. Pero dice algo más importante: «… el electrón que al final decide qué transistor…». Pues igual que en nuestro sistema nervioso central, el electrón «decidirá» (lo entrecomillo porque no decide absolutamente nada, como en el caso del transistor) qué axón recorrer y que sinapsis activar. Y el nuestro es igual de inerte, gregario e impersonal. De hecho, a lo bestia, es susceptible de ser modificado, anulado y diría que aplastado por un electrochoque. Tu última frase, querido amigo, la comparto sin quitar ni poner coma alguna.
Veamos, mi querido y admirado Miguel: La primera frase no sé si se refiere a una u otra de mis proposiciones, a saber: robot-humanoide o eternidad de una mente robótica a la que hemos trasncrito la nuestra.
En cualquier caso es la única frase con la que no estoy de acuerdo. Entre otras cosas, porque no suelo coincidir con los gustos más extendidos. Tampoco digo que la Gioconda no sea admirable, pero otros rostros me emocionan más, a pesar de no ser del genial Leonardo. existe un Romero de Torres en el que la ambigüedad de la expresión tiene poco que envidiar a la de la Mona Lisa. Está en el museo de Córdoba y recuerdo que tiene un anillo en la mano, cierta tristeza y un amago de sonrisa. Lo menciono por la similitud del tema y lo conseguido en esa faceta; no por otra cosa. No pretendo nada; solo elucubrar sobre esos temas.
En cuanto a la labor médica, no dudo de cuanto me dices, pero examina esta limitación: casi ningún cirujano se atreve a operar a poco grave que sea la cosa a un hijo, esposa o, en general, un familiar muy próximo. La razón es sencilla: sabe que su capacidad se verá influida por sus sentimientos y estos no le permitirán, seguramente, estar al cien por cien, además de que cualquier posible error podría, si tiene graves consecuencias, llevarle guardar terribles recuerdos. También un juez, supongo que evitará juzgar a un próximo. Son dos profesiones de una suprema, diría que insuperable, responsabilidad.
Y ya que hablas del inconsciente, sabes, mucho mejor que yo, que casi todos nuestros actos son inconscientes. Su % es abrumador; algo, hace tiempo, dijiste sobre esto. Si Casillas tuviese que parar un disparo razonando, no pararía ni una.
Y no juegues con Fritz, que es un ventajista teutón de la peor saña.
Creo recordar que te dije que tengo una, digamos, versión del ajedrez para que los niños se aficionen y que realmente he comprobado que funciona. Pero se me ocurrió una que inicié pero no terminé que lo hace mucho más difícil: Ya te lo comentaré algún día.
Recibid ambos un fortísimo abrazo.
miércoles 23 marzo, 2016 @ 11:43 am
He olvidado citar la dedicación del profesor, de una importancia tremenda.
miércoles 23 marzo, 2016 @ 12:13 pm
Uno de mis hijos era, cuando pequeño, un superdotado absoluto, en el Tres en Raya: no supe nunca cómo , con tres años, veía tan claras las alternativas a su posición que no había forma de ganarle. Luego se normalizó bastante aunque todavia hoy se dedica a medir energías y vientos imposibles… Le hice un simulador rudimentario moviendo ficha a golpe de tecla , y claro, no podía ganarle, porque el maldito, aunque no se llamara Fritz, tenía TODAS las posiciones posibles y siempre elegía la mejor o por lo menos una buena … La inteligente maquinita, tenía un saco lleno de ifs que recorría cada vea que pulsabas «620 input «Pulse S para seguir o F para terminar » ;W¨. ¿ Dónde está la inteligencia sobrehumana de ese programa al que literalmente solo se le puede ganar haciendo trampas, o sea, apagándolo ? AL final solo es una cuestión de longitud y, lo admmito, complejidad de programa, pero, en el fondo, es como seguir en un mundo plano imaginando otra dimensión…
jueves 24 marzo, 2016 @ 10:18 am
Creo, querido amigo Petrus, que los niños tienen algo así como dos o tres veces más sinapsis -y no sé si neuronas- que un adulto, por lo que son mucho más capaces de aprender y muy rápidamente. (Encarguemos a nuestro Miguel Ángel una idea que evite desactivarse tan tremenda capacidad). Si pudiéramos conservar tantísima conexión interneuronal, quizá proliferasen los que ahora llamamos genios, que luego serían lo normal.
No sé si conoces una película que vimos los cinéfilos de los sesenta: «El año pasado en Mariembab». La película, en sí misma se las traía para tratar de comprenderla, pues, si no recuerdo mal, pasaba de una situación a otra casi sin nexo, con lo que conseguir entenderla no era nada fácil, y menos en aquella época en la que los films respetaban más la máxima teatral de «exposición, nudo y desenlace», que, en realidad también se movían y se mueven otras facetas del arte, como la novela, el cuento, y alguno más, quizá, que no se me ocurre. Ahora las pelis ya nos han acostumbrado a cambios temporales que, a veces, dificultan su pacífica contemplación y requieren un esfuerzo mental de seguimiento. Pero me estoy «enrollando», como suelo. El caso es que salía un juego que consistía en poner, sobre una mesa cuatro líneas de 7,5,3 y 1 cerillas a jugar entre dos personas. La cosa consistía en que el jugador debía retirar de una sola fila entre 1 y el total de las cerillas que había y perdía el que quitaba la última. Ya en casa, medité sobre el tema y descubrí una estrategia ganadora, usando combinatoria, de modo que si yo empezaba siempre ganaría. Es decir que en un juego a dos partidas, empezando alternativamente, si mi oponente sabía tanto como yo, lo más que conseguiría sería empatar, por tanto yo no podía perder nunca. Así, tramposo de mí, me gané algunas pesetillas de estudiante, que, claro, no podían ser muchas, pero venían bien para comprar cigarrillos sueltos; no tanto para un paquete ni de Celtas. No te digo la solución porque, como no es difícil, lo más seguro, si te apetece ponerte a ello, la sacarás con facilidad.
Recibe un fuerte abrazo, enhorabuena por tu hijo y por ti, que construiste ese amago de «El ajedrecista» de nuestro inventor (posiblemente el más completo en España) L. Torres Quevedo.
domingo 27 marzo, 2016 @ 1:20 am
Pues sí, querido «Petrus», a mí también me ha parecido muy interesante lo del programa de ajedrez.
Un fuerte abrazo.
domingo 27 marzo, 2016 @ 9:05 am
Ahora ya no me entero. Yo pensé que Petrus había construido un programa para ganar al tres en raya, pero me deja perplejo lo que Miguel dice. ¿Te refieres, Miguel, a que Petrus ha hecho un programa para ajedrez? ¿Lo has hecho, Petrus? O, ¿a qué te refieres, Miguel?
domingo 27 marzo, 2016 @ 11:25 pm
¡Uy!, tienes razón, Tomás, ha sido un lapsus.
lunes 28 marzo, 2016 @ 7:54 am
No te preocupes. Yo también soy muy bueno en eso. Te contaré lo que me acaba de suceder. Hay una gorra de tela que llevo siempre en casa. Y no la encontraba, pero yo estaba seguro de que esta misma mañana la había llevado puesta. Así que, molesto ya de tanto despiste, me he decidido a encontrarla. Pero había transcurrido un cuarto de hora al menos y nada. Entonces decido ponerme otra y seguir buscando. Y así lo hago. Por fin la encuentro en el suelo sobre una alfombrilla que tengo bajo mi mesa de «trabajo». Muy contento por mi triunfo, me quito las gafas y me pongo la gorra encima de la otra.
lunes 28 marzo, 2016 @ 8:11 am
Y, aprovechando para mi argumento, a un robot-humanoide no le hubiera sucedido eso, porque no precisa gafas ni gorra, además de que tiene una memoria infalible y recuerda que la ha dejado -supongo- sobre la mesa o su asiento, y deduce que si no está en uno de esos lugares es que se ha caído.
Yo, como desconfío tanto de mi memoria, primero empiezo a buscar en todos los lugares donde suelo colgarla: manecillas de las puertas, cuerno de la bici estática, extremos de los respaldos de las sillas; luego por si la he puesto encima de la mesa y la he tapado con un libro o si en el dormitorio la he cubierto con alguna ropa… Resultado Robot 5 s, humano 15 min, o lo que es lo mismo Robot 1, humano 0.
lunes 28 marzo, 2016 @ 8:16 am
Pero sigo con el comentario 19: me doy cuenta de lo sucedido cuando me pongo en el ordenador y no veo bien.
lunes 28 marzo, 2016 @ 12:24 pm
La mas gorda que me jugó un robot ocurrió en un viaje de vacaciones. Salimos de madrugada , el robot de a bordo señalaba todos los datos, fecha, hora, temperatura, media de consumo, consumo instantáneo… ëste, el instantáneo, marcaba un correcto 5, ( 5 l/100 km) que dejé para mi control.
A partir de las ocho, primer descanso, observo que el consumo empieza a subir… calor, velocidad… y llegando a Amposta, relleno el depósito porque estoy consumiendo mucho, cada vez más…
A la una en punto dice la radio: Son las trece horas, las doce en Canarias.
Y qué casualidad, el robot me enseñaba un 13.oo. ( 13 l/100km ?)
En algún momento había girado sin enterarme el maldito mando un cuarto de vuelta.
lunes 28 marzo, 2016 @ 6:09 pm
De ajedrez nada, ya me gustaría, pero ni siquiera me apellido Torres…
Saludos
martes 29 marzo, 2016 @ 6:48 am
Pues no está nada mal, amigo Petrus, pero te voy a decir lo que me sucedió al poco de escribir el comentario 21. Tenía calor y me dispongo a ponerme una chaqueta de chandar más fina que la que llevaba (cuán poco me gusta esa construcción «que la que»). Como siempre y con cualquier cosa, me pongo a buscarla y, también como siempre, no la encuentro. Aburrido, me desabrocho bien la que uso para refrescarme y ya puedes imaginar lo que apareció debajo.
Pero ya he encontrado una explicación que no sé si resolverá mi futuro acumulador de entropía: creo que, para la mayoría de las cosas que hago, pongo el «automático» y voy pensando en mis cosas, bien sean preocupaciones, proyectos, etc. O sea que, con ese «automático», no queda en mi memoria lo que estoy haciendo. Por ejemplo, en el caso de las chaquetas de chandar, ambas me las puse estando en «automático», porque prácticamente no preciso pensar para vestirme con la ropa de casa.
Habrá que prescindir de él y pensar siempre en lo que estoy haciendo.
Un abrazo-
martes 29 marzo, 2016 @ 10:50 am
Si es que cualquier máquina cuyo contenido visceral nos sea conocido, léase tripas cableadas, programadas, circuitadas, no deja de ser un mecanismo más o menos complejo, pero perfectamente previsible. Otra cosa será el día que alguien introduzca un circuito regido por el mundo cuántico y el propio circuito, como en el experimento de Young, decida qué va a hacer en cada momento…. En ese punto de la evolución de las máquinas, dejaremos ¿ al universo ? tomar el control y empezaremos de nuevo a discutir sobre el caos, si es que aun seguimos aquí, cosa que dudo… ( algunos estaremos muy ocupados buscando las gafas). Para ese momento, casi todo lo que hoy hacemos, lo harán las máquinas, y hasta jugar al ajedrez habrá perdido todo su interés. Aunque, pensando mal, y visto el panorama mundial, también podemos acabar viviendo otra vez en casas de adobe y criando cabras al sol .
miércoles 30 marzo, 2016 @ 7:36 am
Concuerdo con tu optimismo final. Hace un rato he oído por radio que el Ártico ha perdido 2/3 partes de -supongo- su masa helada, o su superficie, no sé; seguramente será alguna combinación de ambas cosas, pues cuando se pierde masa, seguro que se pierde algo de superficie y viceversa. Han dicho que es el peor registro en treinta y bastantes años, desde que se hacen registros, y reconocen ya que se está notando en las variaciones locales del clima. No sé si recuerdas que, hasta no hace tanto, siempre se decía cuando alguien mayor hablaba sobre que cuando era crío hacía más frío, o nevaba más, que eso no podía tenerse en cuenta porque era un periodo muy corto; pues parece que ya se reconoce que esas impresiones tenían bastante de ciertas.
sábado 2 abril, 2016 @ 11:14 pm
Así es, mi amigo Tomás, es en el Ártico donde más se está dejando sentir el calentamiento. Hace poco comentábamos que se están reportando subidas de temperatura media (no recuerdo si mensual o anual) de hasta 10-15 grados con respecto a las del pasado en lugares concretos.
Si seguimos así, pronto se verá cumplido el deseo de aquel directivo de Shell que decía que aplaudiría por un verano eterno en Alask,a. ¡Hay que ser zopenco!
domingo 3 abril, 2016 @ 8:24 am
Sí, sí. querido amigo. Cuando mi hijo era adolescente, una vez me quiso convencer de algo aportando como razón que lo había dicho alguien importante. Yo le aconsejé que si un general con el pecho lleno de medallas quería influir en su opinión, debía antes imaginarlo en pelotas y luego juzgar sus palabras.
Creo que es un buen consejo porque desnudos/as, somos bastante parecidos (bueno excepto en algunas cosas más o menos sobresalientes y, en algún caso, de matrícula de honor -dice mi hija que me estoy volviendo un viejo verde, que mis cuentos son para este tipo de gente ¡qué decepción!-).