Fijación de nitrógeno hace 3800 millones de años
Encuentran pruebas de que la fijación biológica del nitrógeno ya se daba hace 3800 millones de años.
Como todos ya sabemos, es más fácil que fosilice un organismo con partes duras (huesos o conchas) que uno de cuerpo blando. Los casos en los que se da esto último son muy escasos y valiosos.
Cuando nos remontamos a hace más de 600 millones de años la situación empeora, pues en esa época sólo había microorganismos, cuya fosilización es, cuanto menos, muy complicada. Es verdad que hay algunos casos frecuentes, como el de los estromatolitos, pero el resto es muy escaso en el registro fósil pese a que hablamos de miles de millones años. Además, está la tectónica y la erosión que eliminan las rocas más antiguas. Si nos remontamos a los orígenes de la vida en la Tierra la situación es aún más complicada, pues estamos hablando de hace más 2700 millones de años.
Los estromatolitos están formados por las agregaciones de partículas y arena que realizan algunas cianobacterias. Gracias que se trata de partes duras, su fosilización es más fácil. Para los demás casos nos tenemos que conformar con los escasísimos casos de células fósiles o de las huellas químicas que esa vida dejó, en concreto en las proporciones isotópicas. En ambos casos suele ser difícil convencer a la comunidad científica.
El último caso de estudio sobre huellas químicas de vida arcaica que se acaba de publicar mantiene que ya había vida hace 3800 millones de años y que esta era capaz de fijar el nitrógeno de una manera similar a como lo hacen los microbios asociados a las legumbres hoy en día.
Uno de los procesos fundamentales para la vida en la Tierra es la fijación de nitrógeno. Sin este elemento no se pueden sintetizar aminoácidos y, por tanto, no se pueden sintetizar proteínas. Pero, aunque el nitrógeno es el principal gas de la atmósfera, no puede ser asimilado directamente. Debe fijarse en unos compuestos que sean asimilables por la bioquímica celular.
Pero la vida terrestre se las arregló para fijar ese gas de nitrógeno tan inerte en moléculas que las células vivas pudieran utilizar en sus reacciones bioquímicas en algún momento del pasado, cuando los compuestos primordiales de nitrógeno empezaron a escasear.
Al principio la biosfera terrestre fue posiblemente débil y pobre sobre un planeta que era bastante hostil, pero todo esto cambió cuando se descubrió la fijación del nitrógeno y del golpe la biosfera terrestre se hizo grande, robusta y diversa.
Hasta hace poco sólo se habían encontrado pruebas de que este proceso de fijación comenzó hace, como mínimo, unos 2000 millones de años. Una cota que es a todas luces escasa. El año pasado se encontraron pruebas (se publicó en NeoFronteras) de que esta fijación del nitrógeno ya se realizaba hace 3200 millones de años. Ahora, un nuevo resultado indica que hay pruebas de que este proceso ya se realizaba hace 3800 millones de años.
Según Eva Stüeken (University of Washington, University of California at Riverside) el hallazgo puede ayudar a saber si hubo vida en Marte si se encuentran pruebas similares en el planeta rojo. Se cree que el Marte de hace miles de millones de años era un planeta más benigno para la vida que el actual y que incluso tenía mares de agua.
Stüeken y sus colaboradores se centraron en rocas de hace 3800 millones de años procedentes del cinturón Isua de Groenlandia. En estudios previos se concluía que el carbono presente en esas rocas era de origen biológico. Lo que era una afirmación conflictiva, pues no se creía que la vida fuese anterior a hace 3500 millones de años.
El problema es que es posible que se sinteticen moléculas orgánicas por procesos que no sean biológicos, por lo que se necesitaba una confirmación por otra vía. Es aquí en donde entra en escena el nitrógeno. En concreto en el contenido en nitrógeno de la biotita presente en esas rocas.
De entrada, la concentración de nitrógeno en esas rocas era muy similar a la que pueda haber en el barro moderno, lo que indicaba que podría ser de origen biológico. Pero hay otros procesos de fijación de nitrógeno que son abióticos, como el vulcanismo, reacciones químicas en las chimeneas hidrotermales, rayos y relámpagos, impactos de meteoritos, etc. Quizás en el remoto pasado la fijación abiótica de nitrógeno era un proceso más importante que la fijación biológica. Así que el desafío era cuantificar esta última en el ciclo del nitrógeno de la época.
El modelo desarrollado por Stüeken indica que los procesos abióticos de fijación de nitrógeno no pueden explicar por sí solos la concentración de nitrógeno medida en las rocas. Básicamente, bajo condiciones abióticas es imposible acumular tanta cantidad de nitrógeno en los sedimentos. Pero, por otro lado, la vida sí puede dar cuenta de semejante cantidad.
Por tanto, se podría concluir que la vida no sólo ya existía hace 3800 millones de años, sino que había evolucionado hasta adquirir la capacidad de fijar nitrógeno atmosférico.
De todos modos, se echa en falta un análisis isotópico de estas rocas para así apoyar más el origen biológico de este nitrógeno. Tanto en el propio nitrógeno, como una búsqueda rápida con google nos puede dar, como en el caso del resultado del año pasado basado en isótopos de molibdeno.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=5198
Fuentes y referencias:
Artículo original
Fijación primigenia de nitrógeno.
Fotos: Laure Gauthiez.
Mapa: Nutman et al., 2007 and T Naerra et al.
29 Comentarios
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miércoles 30 noviembre, 2016 @ 11:46 pm
Fue el compadre Sagan el que escribió aquel memorable «Pale Blue Dot» donde hablaba de la astronomía como disciplina que imbuye humildad. Ciertamente es así, pero es porque lo tiene fácil: la astronomía te aplasta con su escala. En realidad, todas las disciplinas científicas, todas y cada una de ellas, te hacen o te deberían hacer humilde, pero pasa que no todas son tan obvias y nuestra estupidez es un impermeable estupendo. De hecho hay gente que pontifica sobre (y) disparates desde su solio (consensuado o autoproclamado) científico (o magufo, la verdad para el caso).
Digo todo esto porque uno a lo largo de la vida va cambiando, cuando era pequeñito y estaba en el cole, me gustaba cómo la ciencia reivindicaba a algunas personas (había personajes históricos que me dejaban lelo de su estupidez, a mi ingenuidad), a veces siglos después de su muerte. Ahora, supongo que el ir tomando conciencia del estado del mundo contribuye, me produce un placer hasta creo que malicioso, de cómo la ciencia procede a demoler toda nuestra arrogancia, estupidez y soberbia sin importarle una mierda (fósil o fresca) lo que se lleva por delante.
Es tan indiferente a nuestras miserias cuanto el universo que nos ayuda a comprender. Habría que reivindicar más a Frank Ramsey.
Dicho todo lo cual me he regocijado como nunca leyendo el artículo. Ay, que no aprendemos, Señor, Señor, es que somos tontos-tontos. Tenemos que tenernos una paciencia…
P.S. Voy a diseñar una web que es básicamente un retrete (uno moderno, siglo XIX, de porcelana con su cisterna cláisca elevada con cadenita y tal, no el de Bramah que era un horror), y el lema en todas cuantas lenguas pueda y las que no con ayuda de Wiktionary o cosas al uso, «lance por aquí su paradigma».
jueves 1 diciembre, 2016 @ 12:59 am
¡Ja, ja, ja! Pues la navaja actual reza que el origen de la vida -pero sin especificar lo que es «origen»- no puede ser muy anterior a 4.000 m.a. Y parece que lo retrasan hasta esa fecha a regañadientes porque ahí chocamos con otro paradigma todavía más gordo y que, por tanto, tiene más dificultades para ser evacuado a través de ese inodoro que nos recetas. Si es hádico, tiene que ser el infierno. Y punto.
Un abrazo insignificante, que también comparto lo de que no somos nada.
jueves 1 diciembre, 2016 @ 1:02 am
O nada somos. Mejor.
jueves 1 diciembre, 2016 @ 1:28 am
Si Ockham levantara la cabeza… Con Roger Bacon ya íbamos que ardíamos.
No, tiene que ser un inodoro (obviamente) robusto, con unas soberbias tragaderas, a fin de cuentas, hemos puesto a la Tierra centro del Universo, hemos creado la generación espontánea, la predestinación (prestidigitación sociomoral, más bien), el racismo-sexismo-egocentrismo, el lamarckismo en sus pintorescas variantes (stalinista incluida, no se quejarán, a ver por qué el padrecito no puede dejar su solmene impronta en la magufogenética, últimamente muy socorrida), el ser humano como cúlmen de un Dios chapucero que encima tarda más tiempo que ídem en llegar a su obra ¿maestra? (ah, estos evangelistas del Sur, clara demostración de que 4,4 eones de evolución pueden crear un producto de una estupidez tan acabada y esférica -por su simetría- como ellos), el flogisto y el éter, con sus espíritus incluidos por ahí haciendo asambleas anarco-schrödingeristas, por supuesto la astrología Magufería de Maguferías (esa escena de los Monty Python donde está Mao Zedong, Marx, Lenin y compañía en un teleconcurso no estuvo muy lograda: yo hubiera puesto a Adolf el Führercín, Carolus Imperator, Nabbulione y el tótem político que quieran, Reagan o la Thatcher, p.ej., consultando a un/a payaso/a vestido de forma chabacana y hortera echando el Tarot), y así para dar y tomar. Siempre me hizo gracia que la Inquisición y otros FBIs/KGBs del Ancien Régime en régimen de monipodio a la Santa Iglesia Catholica nunca tomaran excesivo celo contra esta plaga (incluyendo los que tenían arreboles místicos), es que claro, decir que el jurisconsulto de las esferas cristalinas de su Catholica Majestat es un cantamañanas estafador plantea problemas de congruencia de discurso sociopolítico y patinete de la posición en la jerarquía. Cfr. Los Sueños de Quevedo (un tipo impresentable, pero con unas ocurrencias muy buenas, eso no se puede negar).
Y no hay época de la historia donde creamos que ya lo sabemos, si no todo, prácticamente, y lo que dejamos a los demás que vienen detrás son unos flecos sin importancia. Respecto a esto último yo diría que tenemos los papeles más perdidos en algunas cosas que los factótum del siglo XIX. A fin de cuentas estamos a nada de la Teoría de Todo, así con dos elipsoides de revolución y un cilindroide, es difícil y tal, pero bah, lo tenemos ahí a la mano, hombre. Fin de la cita.
Váter, por favor. Cosas como estas hacen más inmensa a gente como Darwin o Einstein (por cierto, Charles a los magufos los tenía cruzados).
sábado 3 diciembre, 2016 @ 2:07 pm
Si Ockham levantara la cabeza…, el tiempo habría ido en sentido contrario y Bacon le estaría esperando para cortársela con su famosa navaja, arrojando luego ambas al retrete de amplias tragaderas que mencionas y cerrando la tapa herméticamente, no cosa diese voces desde el excremantal infierno, puesto que el rigor científico baconiano no permite desechar con poca base y solo por no perder el tiempo una línea de investigación.
Y sí, muchas veces se ha dicho que faltaba muy poco para completar una ciencia pero, los más sensatos, sabemos que son palabras vanas, que lo descubierto acaba siendo una nueva puerta a innumerables preguntas.
¿Quevedo impresentable?;
por torcida figura pudo serlo
más en su silla yo prefiero verlo
como gran condestable.
Que su espada y su pluma
se asociaran en la recta bravía
de su esgrima y su pulso, que a fe mía
algo ti veo en la suma.
Que násico no fuera
soportando quevedos tan miopes
que pinchar no pudiera un escalope
sin mirarlo siquiera.
Prefiero no seguir
que, de esta guisa, me atormenta un tanto
enfadarte conmigo contrariando
tu criterio y sentir.
Con un sentido abrazo
me despido, que una vez que me pongo
se me retuerce en vivo hasta el mondongo
por escapar del trazo.
sábado 3 diciembre, 2016 @ 11:39 pm
Bah, para retrete la entropía. Traga con todo. ¿Y qué puedo decir ante la poesía, sino rendirme, pues derrotado soy? Sólo reafirmarme en la impresentabilidad de Don Francisco, a fin de cuentas, su querido Góngora le puso de apodo «Don Francisco de Quebebo», dado su profundo y docto conocimiento de lupanares varios y su propensión a la intoxicación etílica (algo que como sabemos era generalizado, pues era la única forma de evitar infecciones por consumo de agua, por lo general muy contaminada, aunque como todo tendría sus grados).
Mi referencia anterior venía porque al final del primero de sus Sueños, durante el Juicio Final, al menos para mí gracioso, el último personaje en irrumpir en la Magna Fiesta era, cómo no, un astrólogo, demostrando a Dios y todos los presentes su error, dado que según sus cálculos, no estaban en la fecha de la Sibila. Es, por definición, el retrato robot del magufo de Altos Vuelos que tanto pulula por la historia, no el telepredicador barato de extraterrestres de pacotilla, ni siquiera el comercial de EMdrives o fusiones frías, sino el economista de escuela, que a fin de cuentas, por la clientela los conocereis.
Tomás, non sum dignus. Pero te ha quedado muy chula.
P.S. Este modelo sí que era chachi.
http://i.imgur.com/RhBUw1h.png
Por un lado se puede decir que acertó bastante. Yo más bien tiendo a pensar que no pudo meter más la pezuña. Ahora, eso sí, la Hélade en el centro del Universo. Del Ecúmen. Del Cosmos. Esto va en los aciertos (a fin de cuentas, es necesario siempre un sistema de referencia).
domingo 4 diciembre, 2016 @ 3:06 am
¡¡¡Uaaa, pero qué bueno, Maese Tomás!!!
domingo 4 diciembre, 2016 @ 9:41 am
Pues sigo en mi defensa y me apoyo en tus razones. Si Quevedo bebía era por pura higiene, que no por vicio alguno. Fue crítico en su tiempo del mayor lupanar, el de la sociedad, y los otros eran por aprender y comparar los vicios y virtudes; y por gozar, y hasta por puro entretenimiento, pues que tele no había. Él era antisistema y nada más, lo que sucedía es que la Santa Inquisición imponía muy duras restricciones, que por algo fue santa. Y el ladino Góngora, tan converso, era del estamento. ¡Ya he metido la pata!, pues en prosa, queda horroroso el metro. Y por cierto, en el octavo verso de mi 5, quiero decir «a ti veo en la suma», que se me fe la pluma. ¡Y qué horror: ya meto hasta la rima! Pues lo dejo y ya está. Bueno, no sin corregir al culterano y cambiar el Quebebo por Québebo que es lo que suele pensarse cuando uno no se decide si por vino o cerveza en el común y por un margarita o un daiquiri entre los pijos.
Y nada de derrotado, mi buen amigo, sino homenajeado, pues con mi admirado Quevedo te comparo en tu escribir, que muchas veces es escato y apretado. Así que ¿ves?: tú andas algo estreñido y yo ya la he cagado.
Que no puedo seguir: sin querer versifico y así puedo parir, hasta un librico.
¡Jo, qué tontada! Para contaros algo al respecto sacaré al abuelo Cebolleta: estábamos en clase de tercero de bachiller y el profesor saca al estrado a un compañero cuyo nombre no recuerdo y le pregunta algo. Este, que era tartamudo, empieza a darle, encogiendo los hombros a la vez, torciendo la cabeza e inspirando como si roncara. No sé como se llamará ese síndrome (quizá Miguel Angel -no merezco tanta exclamaciones- pueda ilustrarnos), pues conocí un caso mucho mayor que dejo para otra ocasión. El caso es que se levanta un tal Marta, más malo que el peor de los Dalton y, sin más, le atizó una bofetada que lo dejó sin respiración y casi lo tumba. Con toda la clase asombrada, el profesor le pregunta un tanto asustado: pero…, pero… ¿por qué le has pegado?. Y le contesta: para quitarle la tontada, profe. ¿Ve, ya se ha callado?
Y el pobre muchacho, cuando logró respirar, se marchó a su pupitre pacífico y tranquilo. Quizá deba aplicárseme la misma medicina, pero que sea literaria, que no estoy para trotes.
Ala, a cascala (esto lo digo por Marta).
domingo 4 diciembre, 2016 @ 9:57 am
Pero, digo yo: ¿cuando hablamos de la fijación del nitrógeno, que es el tema propuesto?
Abrazos.
domingo 4 diciembre, 2016 @ 9:16 pm
Eh… de antisistema, nada. Tan antisistema como el coletas y sus subveciones de las fundaciones de Soros. Era un invididuo muy brillante, pero de antisistema ni por el forro. Ninguno de ellos lo era, lo que podía estar más cerca era Cervantes, todavía no me explico cómo le permitieron publicar el Quijote. Porque lo de «La Mancha» no tiene nada que ver con la región florogeográfica (actualmente política).
El profesor claramente no era Quevedo. Don Francisco por un caso similar (una bofetada a una dama dentro de una iglesia) sacó a la calle al abofeteador, que acabó muriendo a consecuencia de las heridas. No me explico cómo no hacen pelis de chinos (de esas de fostias) ambientadas en esta época. De hecho hubo una expedición de japoneses que se los trajeron a Sevilla y a Roma. No me ha tocado una época de tanta violencia, supongo que las idiotizaciones en forma de cacharritos que se vienen dando desde los años 70 para aquí han debido de contribuir algo, ahora el mobbing y el bullying es digital. También imagino que en épocas pretéritas las aulas estarían no masificadas, sino superpobladas.
De las derrotas se aprende. De las victorias poco, o nada, mucho menos en cualquier caso. El único problema de las primeras es seguir respirando. Quizá la respuesta esté en aprender en cabeza ajena. Se me vienen a la cabeza tantos sistemas de compensación humanos, los típicos de batallas verbales, con o sin música, para eso como para manejar un arma hay que tener una base fisiológica, por eso al final la tecnología lo que hace es democratizar, a cada individuo le da una opción de destrucción muy asequible. Don Francisco en su época sólo podía ponerse a bloquear una calle a ver si alguien quería pelea con él, hoy en día se suben a una torre con una M-15 y hacen una escabechina. No parece que hayamos progresado, yo diría más bien lo contrario.
domingo 4 diciembre, 2016 @ 9:19 pm
¿El nitrógeno? La fijación en sí no es noticia. Lo que es noticia es la época en que comenzó. Por decir lo mismo de una forma más útil:
-los referentes sobre la vida que tenemos indican que, todo lo más atrás en el tiempo que podemos retroceder, son metabolismos completos, con las mismas bases, unidades estructurales y rutas metabólicas que en la actualidad (no se ha evolucionado NADA en ese aspecto), por tanto, si «aparecen» de repente lo lógico es que su actividad sea igual de «repentina».
¿por qué cabría esperar otra cosa? Eso sí que me gustaría escuchar un razonamiento.
lunes 5 diciembre, 2016 @ 1:00 pm
Bueno, puedo retroceder ante lo de antisistema pero, claro, no se podía pedir peras al olmo en aquel tiempo; con ser rebelde debería bastar, que hasta Cervantes hubo de hacer la pelota para D. Quijote.
Y en lo del nitrógeno, pues, como dice el artículo, es necesario un análisis isotópico. Y mi interés está en si hubo vida en Marte y, más arriesgado, si queda algo de ella, que no es más que un deseo. Neo afirma que no. Y yo solo quisiera, nada más. ¿Como voy a creerlo sin base alguna?
lunes 5 diciembre, 2016 @ 8:11 pm
Lo de «lance por aquí su paradigma»-comentario 1 de Dr. Thriller- no me acaba de convencer. Me recuerda demasiado al primer Khun,por lo de «paradigmas». Y digo al primer Khun, porque luego él mismo se encargó de aclarar qué había querido decir con lo de «paradigmas»; puesto que su libro » La Estructura de las Revoluciones Científicas», sufrió bastantes críticas dado su relativismo científico, en opinión de otros físicos y filósofos de la ciencia. Relativismo científico que el propio Khun dijo no haber pretendido y del que se defendió en una tercera revisión de su obra dicha.
Más que «paradigmas» lo que debe haber ( y lo que realmente hay) es el contraste de diferentes teorías, el enfrentamiento de teorías rivales, para elegir de entre ellas la que resulte mejor o explique mejor los hechos.
Saludos.
martes 6 diciembre, 2016 @ 12:03 am
Bueno, Lluís, para mí un paradigma no es científico. Es algo asociado a la ciencia como fenómeno humano amplio, sus extensiones culturales o lo que se quiera (a fin de cuentas, hay un montón de demostraciones del teorema de Pitágoras según la cultura que lo hizo), y más bien describe la actitud de la sociedad en general y de los miembros directamente vinculados a ese modelo científico en particular. Científico propiamente hablando no es, porque la ciencia sólo entiende de modelos, que son válidos siempre dentro de un dominio de definición, o se invalidan en ese dominio, o aparecen casos fuera de ese dominio que ese modelo lógicamente no puede explicar.
El heliocentrismo ya no es un paradigma. Es una certeza asentada, si es que tiene sentido a estas alturas describir la mecánica orbital del sistema solar con ese término. Peor por ejemplo la tectónica de placas es un modelo muy incompleto, del que sólo tenemos certeza de trazos gruesos y muy poco de los detalles (los detalles, esos sitios donde viven y hacen de las suyas los demonios de Maxwell), entonces hablamos de paradigma no referido como tal al modelo de la tectónica de placas, sino al *consenso* actual sobre tal modelo. El consenso no es una demostración científica, es un centro de gravedad de muchas cosas y la menor de ellas no son los prejuicios, que no son fáciles de ver.
Por supuesto, un paradigma puede caer sin llevarse al modelo por delante. Es una estructura más que provisional, es una apuesta de razonabilidad. Es un columpio.
O al menos yo lo veo así.
martes 6 diciembre, 2016 @ 12:05 am
«peor por ejemplo» no, «pero por ejemplo». Ach, estos teclados.
martes 6 diciembre, 2016 @ 7:18 am
¡Ya!, ahora le echas la culpa al teclado, como si las teclas cambiasen de sitio un instante después de que hayas decidido pero antes de que tu dedo hubiese llegado a la escogida. Que no, que es tu cerebro, o el mío, que nos juega malas pasadas.
Lluís dice que «mas que «paradigmas»…» pero no se mete en el concepto de paradigma. En todo caso nos recuerda la evolución o la explicación que Kuhn le da al concepto. Dr. Thriller explica lo que, para él, es un paradigma: algo así como el consenso científico mayoritariamente común sobre una teoría. Y ciertamente eso existe. Pero también se da la rivalidad entre teorías. En fin, que no hay controversia real, sino caminos paralelos.
martes 6 diciembre, 2016 @ 11:25 am
El problema es que nos metemos en el terreno de la filosofía. El término «paradigma» tiene muchas acepciones o distintas traducciones según se emplee en sociología, arquitectura,ciencia o en la vida cotidiana; cotidianamente «paradigma», se utiliza como sinónimo de «ejemplo» y en griego antiguo también significa «modelo».
– el propio Kuhn, a pesar de utilizar el término «paradigma» en el libro del que hablamos, dijo que prefería utilizar las palabras «ciencia normal» o «ejemplar».
– Desde luego, Dr.Thriller, me parece muy oportuno que pongas entre astericos la palabra «consenso», porque, desde luego, los modelos, en ciencia,al menos, no se acuerdan por consenso. Ni siquiera creo que se den consensos científicos respecto de modelos, lo que hay es un mayor acuerdo en que el modelo del que se trate tenga mayor aceptación porque se ajusta más a los hechos que otros, acaso por haber sido experimentados un mayor número de veces sin que el modelo en cuestión se haya mostrado alguna discrepancia respecto de pruebas a los que se sometió decenas de veces.
No habría pues cambios de paradigmas, sino sólo mejores modelos que ni siquiera derribarían al modelo precedente, más bien lo subsumirían dentro de un conjunto más amplio o más generalizado de hechos experimentales.Por ejemplo, la teoría de la relatividad general, no finiquita las leyes de Newton, que siguen siendo válidas en la vida de cada día y a determinadas escalas son totalmente útiles, e incluso de demostrarse cierta la teoría de cuerdas, tampoco enterraría ( o cambiaría «el paradigma») los modelos de Newton o de la Relatividad General, dado que también ha determinadas escalas, Newton y Einstein, seguirían siendo válidos.E incluso parece que podría continuaría siendo válido el Modelo Estándar, si en lugar de átomos hubiera cuerdecillas capaces de resultar en las partículas del Modelo Estándar.
Saludos.
martes 6 diciembre, 2016 @ 5:15 pm
Sí hay cambios de paradigmas, porque son un fenómeno cultural amplio, al mismo nivel que la percepción que tiene la sociedad sobre la justicia, esto o lo otro. Además, un paradigma tampoco es único necesariamente, puede competir. Los biológos evolutivos desarrollaron dos paradigmas, uno más sólido próximo a las tesis de Gould, otro más reduccionista y rígido cuyo mejor y más brillante defensor es Dawkins. Pero es que ni uno ni otro son científicos, son sistemas culturales complejos que buscan ayudarnos a encuadrar nuestra percepción del fenómeno evolutivo en un sentido más profundo. Todo esto surge porque desde un primer momento la evolución tiene un impacto brutal en toda la cultura humana, desde la religión hasta la ética derivada de modelos políticos. La ciencia no es neutral, no puede serlo (más exactamente: su impacto en la cultura humana, que no es muy distinto), lo que tampoco es ninguna fuerza que pueda servir para afirmar o refutar edificios culturales. Pero esto ya lo sabemos desde Galileo. Heliocentrismo y Geocentrismo son dos paradigmas, porque son los respectivos modelos dinámicos y geométricos *más* el impacto que producen en la sociedad. A largo plazo prevalece el modelo, es decir el método científico, pero a corto prevalece el paradigma, la inercia cultural.
El paradigma, que tiene una fuerte componente cultural, se retroalimenta con la construcción del modelo, como es patente. Por tanto es importante, porque el tiempo es un recurso, de hecho el más valioso de todos y el único que no podemos comprar.
Y no, no se diferencia bien entre paradigmas y modelos. Si hubiese una separación tajante, el mundo académico sería irreconocible de tan otro que sería. Pero eso es imposible, dado que las personas somos hijas de nuestra época. Ahora, es modulable, y en mi fuero interno estoy convencido que muchos de los atascos que existen en numerosos campos se debe a paradigmas tóxicos que bloquean modelos, y esto se queda así, siglos incluso, hasta que una «prueba extraordinaria» pone fin a un «prejuicio sobreexplotado».
No tienes más que ver cómo duran, y qué sólidos son mientras lo hacen, los paradigmas sociales (Ancien Régime, feudalismo, capitalismo, mundo clásico esclavista, lo que quieras). Esos modelos caen por alcanzar sus límites físicos, hasta ahora la ciencia no ha conseguido derribar ninguno de ellos, lo que da idea de nuestro estadio evolutivo cultural actual.
miércoles 7 diciembre, 2016 @ 7:29 am
Dr. Thriller explícame por qué no son científicos Gould ni Dawkins. Al menos, divulgadores científicos, lo son -demostrado por sus publicaciones-, pero, para serlo, ¿no habrá uno de ser científico? Y han pensado teorías ambos dignas de consideración, estemos o no de acuerdo con ellas.
miércoles 7 diciembre, 2016 @ 11:12 am
Ni Dawkins, ni Gould.
Una de la premisas de la ciencia es elaborar predicciones, pero como recientemente comentaba Neo, no podemos hacer un experimento evolutivo que dure unos cuantos millones de años. Y bajo ese paraguas se cobija para sobrevivir el enfoque de Dawkins, a pesar de que ya tenemos un aluvión de ejemplos que apoyan el equilibrio puntuado en detrimento del gradualismo y muchas evidencias en la epigénetica de que el ADN no es una molécula autónoma como considera Dawkins.
Y Gould dice que la evolución es absolutamente impredecible. Su enfoque basado en la dialéctica se sustenta en el estudio retrospectivo. Como dijo una vez Ronald Numbers: «No puedo decir mucho acerca de los puntos fuertes de Gould como científico, pero durante mucho tiempo lo he considerado el segundo historiador de la ciencia más influyente».
miércoles 7 diciembre, 2016 @ 2:44 pm
Bueno, yo no hablaba en ese punto ni de Dawkins ni de Gould, sino de los paradigmas. Son los paradigmas lo que no es científico, ni paracientífico siquiera. Dawkins y Gould son científicos cuando hacen estudios de lo suyo sometidos al método, y no lo son cuando hablan de júrgol o de paradigmas. Debo decir que en mi.opinión tanto «el gen egoísta» como «la vida maravillosa» deberían ser de lectura obligada en enseñanzas medias, lo de obligada lo cogemos con pinzas y lo dejamos así por no ponernos a zapatear otro jardín.
Por supuesto cuando Dawkins se pone a desbarrar contra los fanáticos religiosos ya me parece un despropósito, primero porque creo que es contraproducente, y segundo porque en el mejor de los casos sería intrusismo profesional: mejor dejar el tema a antropólogos, psicólogos y sociólogos. No le niego ningún derecho como ciudadano, faltaría más, pero lo cierto es que se presenta como científico, y no hace al caso. No hace falta meter a la ciencia en el medio para desenmascarar a un fanático oscurantista.
jueves 8 diciembre, 2016 @ 2:26 am
Ya sabes que no opino lo mismo. Creo que tiene razón Mario Bunge cuando dice que toda la ciencia de Dawkins es imaginada, muy próxima a la pseudociencia. Además habría que poner también de lectura obligatoria «El fenotipo extendido», en el que el propio Dawkins se desdice de mucho de lo que había afirmado en «El gen egoísta».
jueves 8 diciembre, 2016 @ 3:36 am
Y, regresando un poco al tema, si tenemos vida hace 3.800 m.a. ¿qué explicación para su origen?
¿Es que gran parte de la bioquímica se desarrolló durante ese periodo inicial que habíamos descartado? ¿Quizá en el agua del manto?
La posibilidad de que ya estuviese en el polvo del disco de acreción la tenemos desestimada.
Y la posibilidad de que viniese por panspermia de fuera del sistema solar siempre es muy remota. Más a mayor distancia, pero incluso de la estrella más próxima nos llegan poquísimos fragmentos.
También nos resulta muy improbable que haya sido sembrada por otra civilización.
jueves 8 diciembre, 2016 @ 11:40 am
Queridos Miguel Ángel y Dr. Thiller: Un científico no puede pasarse la vida recorriendo del método científico. Para empezar ha de comer y dormir; incluso divertirse. Así que es obvio que solo es científico cuando ejerce como tal. Y también es científico que se equivoque y lance una hipótesis, ya no me atrevo a llamarle teoría, que sea falsa.
En biología, como en otras ciencias el método científico ha de ser más laxo. No podemos reproducir el planeta como no sea en modelos. Pero se puede hacer una experiencia evolutiva y predecir resultados sencillos en tiempo breve. Por ejemplo, si se ponen en una caja provista de una pared con agujeros iguales y pequeños una cierta población de escarabajos -cuya cubierta sabemos que es rígida- y los escogemos ya adultos, de modo que solo puedan pasar los más pequeños por esos agujeros. Si ponemos solo alimento en el lado de los que pasarán por su pequeñez, no cabe duda de que los grandes morirán de hambre y que los pequeños se reproducirán como más pequeños de media. Claro que alguno será tan grande como los primeros que no pudieron pasar, pero volvemos a filtrar tantas veces como sea necesario. Al final podemos predecir que el tamaño de la población habrá disminuido en unas pocas generaciones. Por tanto hemos hecho una experiencia evolutiva y hemos predicho resultados. Al fin y al cabo, mediante tanteos, fijaos lo que hemos hecho con los animales domésticos, que es ni más ni menos que una evolución forzada. Supongo que día llegará en que no sea fecundo un cruce entre uno de estos animales y su ancestro salvaje, pero sí que para eso harán falta muchos miles de años.
Tienes razón, Dr. Thriller en que no te refieres a Gould ni a Dawkins en tu 21. Ciertamente no leí bien.
Y también la tiene Miguel Ángel, cuando menciona otros orígenes en el 2º y 3º párrafos de su 23.
Abrazos.
jueves 8 diciembre, 2016 @ 7:21 pm
Estimado Miguel Ángel:
La solución es fácil. El bombardeo intenso tardío no se produjo o fue menos intenso de lo que se asumía. La vida se originó antes, cuando la Tierra estaba caliente pero había agua. Quizás la abiogénesis fue más rápida de lo que creemos. Quizás sólo necesitó de unos millones de años.
De tanto hablar de millones de años hemos perdido la perspectiva. Un millón de años es mucho. En sólo 600 millones de años pasamos de células sueltas a la vida actual. Desde la formación de la Tierra a esos 3800 millones de años pasaron 1000 millones de años y en ese plazo da tiempo a muchas cosas.
viernes 9 diciembre, 2016 @ 12:54 am
Querido Neo:
Viene muy bien que lo recuerde, porque recientemente vimos un estudio que cuestionaba el bombardeo.
Su explicación me parece de las más solidas, pero dado que jugamos con mucha incertidumbre no podemos estar seguros:
Por una parte sabemos que las reacciones bioquímicas iniciales se producen muy rápidamente, pero desconocemos cómo continúa el proceso y qué pasos intermedios se necesitaron hasta llegar a los primeros procariotas.
Eso implica una importante escollo para estimar los tiempos, que podrían enlentecerse más tarde cuando ya no se trata de benceno y aminoácidos, sino de hormonas por ejemplo (que dejan de funcionar o lo hacen anomalamente en cuanto cambia un aminoácido o incluso con una levísima modificación de su estructura tridimensional).
Un fuerte abrazo.
viernes 9 diciembre, 2016 @ 6:56 pm
Me llamo la atención del Dr Triller con aquellos de los paradigmas en la ciencia, y la diferencia con las hipótesis y teorías, y muy especialmente por aquello de que los atascos de la ciencia pueden deberse a esos paradigmas culturales. lo copio textual para analizarlo
«en mi fuero interno estoy convencido que muchos de los atascos que existen en numerosos campos se debe a paradigmas tóxicos que bloquean modelos, y esto se queda así, siglos incluso, hasta que una “prueba extraordinaria” pone fin a un “prejuicio sobreexplotado”.»
Y es yo concuerdo de que paradigmas culturales pueden afectar el desarrollo científico en el primer punto del método («proponer un hipótesis») esas hipótesis están limitadas por la cultura y por los consensos científicos, de hecho es por eso que cuando hablamos de inmortalidad siempre digo que si no hay gente nueva con nuevas ideas la ciencia se atascaría.
Por ejemplo una vez leí que le recomendaron a Einstein que no se metiera con la gravedad porque era esfuerzo perdido.
Por otro lado, una vez se pensó en un éter que cubría el universo y que permitía que la luz y otras viajaran en el vacío, una vez que ese concepto fue vilipendiado por la ciencia, cuanto habrá costado que nuevos científicos retomaran el caso y empezaran el camino que condujo a la teoría de campos.
Se que parecería que en la época moderna se han quitado muchos paradigmas y los científicos son mas libres para imaginar nuevas hipótesis. Pero ya comentaba Neo por aca la cantidad de talento humano que sigue las cuerdas restando gran parte de creatividad a la búsqueda de otras soluciones. (esa moda ¿no concuerda con la idea de esos paradigmas?).
Sin tomar en cuenta cosas mas ajenas al método científico como (¿para que es útil eso que investigas?, ¿por qué financiarte?) donde las nuevas ideas siempre la tienen mas complicada que las ya establecidas
domingo 11 diciembre, 2016 @ 9:44 pm
JavierL, me voy a columpiar un pelín. Suplico indulgencia a los que vayan a detectar un par de falacias que voy a colocar, pero lo interesante es el «concecto», que diría El Otro.
Existió un geómetra ruso allá por finales del XVIII llamado Lobachevsky. El tío simplemente planteó geometrías más allá de la euclidiana, cuestionando los axiomas de esta. Es una hazaña intelectual teórica, de esas que no sabemos muy bien cómo se producen y qué interacción tienen o qué tipo de construcción analógica se produce desde la experiencia hasta la creación propiamente dicha. Las matemáticas es lo que tienen, que imponen respeto, ni yo mismo oso cachondearme de ellas como lo hago con otras disciplinas de la ciencia.
Si alguien del mundillo de la mecánica newtoniana se hubiera leído en esos 200 y muchos años esas geometrías, ya ampliamente conocidas en el XIX por todos los matemáticos, el camino a Einstein hubiera sido más rápido y expedito. A fin de cuentas, la relatividad es una geometría, diferente y tanto, de la newtoniana.
Tenemos las cosas delante de la cara. No las vemos. Nos damos una oblea con ellas. Seguimos sin verlas. Si habrá que mirar por qué las ven algunos, porque es verdaderamente la rareza. Cierto que algunas ya caen por su propio peso, como en las malas novelas de detectivas (o sea: todas).
Nunca me canso de recomendar la novela del recientemente fallecido Umberto Eco, «El nombre de la rosa». La mayoría de la gente cree que es una novela sobre filosofía, el saber, las bibliotecas, y la época donde transcurren los hechos. Para nada. Es una perspectiva del propio Eco sobre la ciencia, occidental como lo es, sus raíces, cualquiera que lea la novela se dará cuenta de los anacronismos brutales que contiene (no sólo Wittgenstein en latín), y toda la novela gira en torno a la ciencia y el método científico. Me gusta y me gustó mucho siempre por eso (su valor literario es escaso, en el sentido de belleza lingüística, es funcional y punto), el valor que le dan al sistema de Guillermo, cómo la ciencia deja de interesar cuando interfiere frontalmente con los intereses últimos de las personas, siempre sórdidos o peor que eso, cómo un hombre inteligente como él construye un edificio sólido sólo para acabar admitiendo que ha llegado a la solución a pesar de sus prejuicios, errores de interpretación, y las consecuencias de su vanidad.
También la meto de lectura obligada. El propio título lo dice: stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemus. Persiste el nombre de la rosa primigenia, pero sólo tenemos nombres desnudos. Esto no es filosofía, esto es ciencia. No sé siquiera si lo buscó, pero le salió. Para algo era semiólogo.
miércoles 14 diciembre, 2016 @ 9:04 am
Afirmo que es lo mejor de Umberto Eco. Otras obras quedan muy atrás.