NeoFronteras

Nuevos fósiles y el origen del vuelo

Área: Paleontología — miércoles, 26 de octubre de 2005

Foto
Reconstrucción del buitreraptor (Jorge Gonzalez, The Field Museum)

Paleontólogos trabajando en la provincial argentina de Rió Negro han extraído un esqueleto completo de un dinosaurio perteneciente al grupo de los dromaesaurios.
Este fósil que tiene una edad de 90 millones de años y es del tamaño de un gallo moderno se le ha denominado Buitreraptor. Su presencia en Sudamérica demuestra que estos dinosaurios parecidos a aves probablemente aparecieron mucho antes de los que se pensaba.
A pesar de tener plumas este dinosaurio no volaba, representando lo que podría denominarse un “eslabón perdido” entre aves y dinosaurios.
Hasta ahora sólo se habían encontrado fósiles de este grupo animal en el hemisferio Norte. Pero ahora se puede afirmar que este tipo de animales aparecieron en Pangea, el continente único que había en este planeta y que se fragmentó en Laurasia (al norte) y Gondwana (al sur).
Según todo esto el grupo dromaesaurio apareció antes de que el continente Pangea se dividiese hace unos 150 millones de años y por eso hallamos fósiles de este grupo en ambos continentes.
Este fósil recién hallado corresponde a un animal adulto en excelente estado de conservación. Los paleontólogos gracias a este y otros tres fósiles de Buitreraptor que han sido encontrados en la misma región han podido reconstruir la especie.
Otras especies de dromaesaurio fueron descubiertas en China anteriormente incluyendo el Microraptor y el Sinornitaurus.
En el sur el dromaesaurio Buitreraptor gonzalezorum parece muy diferente de sus primos del hemisferio Norte y los paleontólogos creen que podría representar una rama diferente de la familia.
Este recientemente descubrimiento miembro esta emparentado con el Velociraptor mongoliensis, animal que se hizo famoso gracias a la película Jurassic Park.
Los dromaesaurios tenían una boca alargada muy dentada, así como una cabeza desproporcionada y una larga cola, adaptaciones todas ellas relacionadas con hábitos de caza que confirman los restos de otros animales hallados junto a ellos.
El animal no podía volar a pesar de poseer alas, pero sus patas musculadas le permitían correr a gran velocidad y saltar sobre sus presas.
Las plumas rara vez sobreviven al proceso de fosilización, y en este caso tampoco lo han hecho, pero probablemente estos animales también poseían plumas como sus primos del hemisferio Norte, y así lo asumen los paleontólogos.
Según Sebastián Apesteguía, coautor junto a Peter J. Makovicky, y Federico L. Agnolín del artículo de Nature donde se expone este descubrimiento, estos fósiles sugieren dos teorías acerca de la evolución del vuelo.
En la primera las alas evolucionaron de un antecesor común de aves y raptores. De este modo su presencia en los fósiles del hemisferio Sur sería un atavismo, como puedan ser nuestras muelas del juicio.
En la segunda teoría las alas habrían evolucionado dos veces, una vez en las aves y otra en los raptores del sur.
Los análisis de la relación entre el buitreraptor y sus primos del norte apoyan la segunda opción, porque el dromaesaurio buitreraptor (el más antiguo y primitivo de los dromaesaurios del sur) no presenta verdaderas alas.
Quizás las alas o la capacidad para el vuelo surgieron más de una vez a los largo de la dilatada historia de la evolución de estos tipos de animales.

Referencia: 13 de Octubre en Nature (artículo bajo subscripción.)

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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3 Comentarios

  1. Justo Muñoz Jiménez:

    Yo pienso que el origen de «la pluma» no se localizó en un solo lugar, sino que en varios simultaneamente. Los hallazgos fósiles nos situan en el grupo dromeosaurio, incluidos el velociraptor, especie bastante ágil, veloz y ligera que nos hace presumir sobre su posible evolución (en alguna de sus ramas), a las aves, además de otras características.
    Al ver a Archaeopteryx, nadie dudaría que las aves, posiblemente, desciendan de éste animal, pero yo me atrevería a decir que aquellas no tienen un sólo antecesor común.
    A mi, ésta hipótesis no me la cambiarán, aunque no se encuentren evidencias que lo corroboren.
    Un saludo.

  2. luis perez:

    Así como muchas especies dentro de un mismo orden, como los felinos, solo por dar un ejemplo, evolucionaron en distintas partes del globo a cientos de kilómetros de distancia unos de los otros; también lo mas obvio sería que con los dinosaurios y posteriormente las aves hubiese pasado lo mismo. Pretender que hallan evolucionado de un solo reptil es algo bastante ilusorio ¿no lo creen?
    Yo al igual que Justo pienso que su evolución no fue desde un mismo animal, del mismo orden sí tal vez, pero basar la evolución de cientos de tipos de aves en un solo reptil…

  3. NeoFronteras:

    El término «eslabón perdido» que aparece en le texto va entrecomillado y con cursiva, pues desde el punto de vista paleontológico no tienen ningún valor. Se utiliza en este tipo de textos divulgativos para hacer que la gente comprenda mejor el contenido. Un texto científico real sobre este tema no sería entendido por personas de la calle, aunque seguro que sería mucho más riguroso.
    Una de las ideas erróneas que la gente percibe en este tema es que la evolución es una línea de progreso unidimensional en la que unos organismos cada vez más complejos suceden a otros hasta que se llega al ser humano. Esa idea es totalmente falsa. En realidad la evolución representa más bien un árbol con sucesivas ramas que a su vez se ramifican. Las especies serían las hojas finales. Sólo podemos estar seguros de las «hojas» que hay ahora mismo y tenemos que inferir cómo ha sido la evolución a partir de un registro fósil incompleto que nos dice cómo era una rama o una hoja que había aquí o allá y que han desaparecido.
    El hombre no proviene del chimpancé sino que el chimpancé y el hombre tienen un antepasado común. Igualmente las aves obviamente no provienen del Tiranosaurio Rex y sus compañeros de fatigas, sino que ambos tienen antepasados comunes.
    También hay casos de coevolución en las que ambientes y necesidades parecidas hacen que la evolución cree seres similares a en distintas regiones geográficas. De ahí a afirmar que una determinada especie surge simultáneamente en dos lugares hay un abismo. La evolución es un proceso histórico dependiente de componentes azarosos. Si se «tiraran los dados» de nuevo el resultado del juego sería totalmente distinto. Pero somos esclavos de un sólo juego: éste que nos ha tocado experimentar.
    Por desgracias, y falta de fósiles suficientes, siempre habrá preguntas en paleontología que nunca podrán ser contestadas.

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