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Unos ojos vigilantes hacen actuar honestamente

Área: Psicología — lunes, 3 de julio de 2006

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Los bebedores de café o té pagan adecuadamente si hay unos ojos vigilantes como los de arriba expuestos en una pared. Foto: Newcastle University.

Unos científicos encuentran una manera sencilla mediante la cual las personas normales tienden a actuar más honestamente: unos ojos fotocopiados.
En muchos sitios donde se alcanza cierto nivel de honestidad (generalmente países anglosajones) se suele colocar un bote donde los empleados de una oficina o similar depositan voluntariamente el precio de lo que hayan consumido, como pueda ser un café, un té, un bollo, etc, en la sala de recreo. El sistema no es muy perfecto y lo malo es que si no hay nadie mirando algunas veces a una de estas personas se le «olvida» pagar.
Melissa Bateson y sus colaboradores de Newcastle University en el Reino Unido, propusieron un sencillo experimento para medir el efecto que distintos tipos de imágenes podrían tener en el comportamiento de las personas pertenecientes a su departamento de psicología.
Una vez por semana ponían una nueva lista de precios en la sala del café que contenía cada vez una foto distinta de 15 por 3 centímetros de cabecera, aunque los precios no cambiaran. A veces contenían flores y otras veces caras reales que, aunque distintas, tenían siempre unos ojos inquisitivos mirando directamente al observador.
También semanalmente se recolectaba el dinero. En las semanas en las que los ojos estaban en la lista, el personal pagó un 276% veces más por sus bebidas que las semanas en las que aparecían las flores. Los investigadores se sorprendieron de lo fuerte que era el efecto, por inesperado.
Los ojos son muy importantes a la hora de enviar señales entre los humanos. Y éstos, en general, se muestran más cooperativos si se sienten vigilados. Pero hasta ahora nadie había medido el efecto en una situación real con dinero de verdad.
En estudios previos la gente parecía comportarse más generosamente de lo que necesitaban por su propio interés, incluso cuando sus acciones eran anónimas. Esto ha tenido una gran influencia en una escuela de economistas que afirma que el altruismo en humanos es innato, en lugar de estar basado en un interés cínico.
Pero si sólo una par de ojos fotocopiados y colocados en la pared pueden inducir honestidad en aquellos que lo ven, entonces esto significaría que de algún modo los experimentos anteriores estaban contaminados por alguna sensación subliminal que hacía que los participantes se sintieran observados, comportándose mejor de lo que lo harían por su propia naturaleza. Según los investigadores todos estos conceptos necesitan ser revisados.
Naturalmente el interés propio puede jugar un papel importante en personas que sienten la necesidad de ser vistas como honestas. El prestigio dentro de una comunidad es un bien que casi todos necesitan. Steven D. Levitt ya hace un análisis de este tipo de conceptos en el libro Freakonomics. En lugar de café o te, el sistema que analiza está basado en el negocio de rosquillas de un emprendedor que usaba también un «bote de la honestidad» como sistema recaudatorio. En oficinas grandes donde había más anonimato el fraude era mayor que en las pequeñas donde todo el mundo se conocía. Salvo en las oficinas de grandes ejecutivos donde eran poco honestos. Según Levitt probablemente esa característica les llevó adonde están.
Mientras tanto el grupo británico pretenden utilizar esta misma idea en situaciones diferentes como por ejemplo en lugares de venta de billetes de transporte público.
No está claro si el comportamiento de un grupo cerrado universitario, y ya con cierto nivel de honradez, se comporte de igual modo que grupos sociales más amplios donde la gente no se conoce entre sí y no haya prestigio que mantener. Habrá que esperara a los resultados, si son positivos puede que una simple fotocopia de unos ojos haga que la gente sea más honrada y no haga falta instalar cámaras de vídeo.

Referencia: Biology Letters (DOI: 10.1098/rsbl.2006.0509)

Fuente: University of Newcastle.

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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2 Comentarios

  1. ishma nashna:


    Algunos trabajadores, en los que me incluyo, no necesitamos la mirada expresa, ya que desarrollamos la propia mirada acusadora porque decides que no necesitas a nadie que la haga por ti. Sabes muy bien lo que tienes que hacer, aunque te equivoques a veces. A eso no se le llama altruismo, ni ojos, a eso se le llama exigencia. Sabes que una mirada de alguien te exige algo … los que son como yo nos autoexigimos porque es ilogico que alguien tenga que estar encima tuyo para lo que ya sabes que tienes que hacer.

    Ishman Nashgay

  2. Alejandro Sánchez:

    «El gran hermano te vigila», se decía en «1984», la inmortal novela de George Orwell. El gran hermano existe…y son los sistemas de control social que las comunidades y grupos humanos instauran. Ya se expuso en otros artículos en esta web que la cooperación mejora con el control social y la amenaza de castigo. Lo de «trabajadores altruistas» son la excepción en los segmentos poblacionales, individuos con un alto desarrollo de la inteligencia ética (la zona del cerebro correspondiente, que recién hacia los 25 años termina de desarrollarse) tal vez con el mejoramiento de los sistemas educativos se pueda mejorar dicha inteligencia; pero mientras tanto…

    En el negocio de mi padre había problemas con mercaderías perdidas en el depósito o en el cumplimiento ágil de retiro de las mismas según pedidos de clientes… Pero dichos problemas se solucionaron con la instauración de una videocámara de circuito cerrado…eso sí, falta el letrero de «El gran hermano te vigila» ;D

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