NeoFronteras

Más objetos interestelares

Área: Espacio — domingo, 29 de septiembre de 2019

La detección del segundo objeto interestelar hace pensar que este tipo de encuentros podría ser más frecuente de lo esperado.

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Ya sabemos de al menos dos visitantes interestelares: Oumuamua y 2/I Borísov. No se trata de naves espaciales enviadas por una lejana civilización avanzada, sino de asteroides o cometas procedentes de otros sistemas planetarios que fueron expulsados de su lugar de origen hace mucho tiempo.

Tuvimos noticias de Oumuamua en 2017, cuando ya estaba saliendo de nuestro Sistema Solar.

Ahora hay otro objeto, en concreto un cometa, cruzando el Sistema Solar y que procede de otro sistema planetario: 2I/Borisov. Fue descubierto el agosto pasado por el astrónomo aficionado ruso Gennady Borisov como un cometa cualquiera.

Saber si un objeto viene de fuera del Sistema Solar es relativamente fácil. Basta con calcular la órbita y comprobar si es hiperbólica. Para ello hay que ir tomando fotos a lo largo de un tiempo. Hasta hace poco no se estaba seguro de que 2I/Borisov procediera de fuera de nuestro sistema, pero este punto ya ha sido confirmado. Se trata, por tanto, del segundo objeto interestelar conocido que se ha acercado al Sistema Solar.

A diferencia de Oumuamua, cuya naturaleza es confusa, en este caso parece claro que se trata de un cometa, pues ya presenta una coma formada a partir de los hielos sublimados del núcleo, aunque esto último dificulta la medida de tamaño de este.

Con el Gran Telescopio de Canarias, el mayor del mundo actualmente, se tomó un espectro de este cometa y se ha llegado a la conclusión de que tiene una composición muy similar a la de los cometas de nuestro sistema.

Algunos estudios proponen que la visita de estos objetos es más frecuente de lo que se creía, pero, de momento, sólo disponemos de una estadística de dos casos. También podría ocurrir que no volviéramos a ver algo así en un siglo.

El último estudio al respecto sostiene que este tipo de objetos van a seguir apareciendo por nuestro sistema y que, posiblemente, cada año haya algunos de cierto tamaño o incluso cientos al año si se consideran objetos más pequeños. «Debe haber un montón de este material flotando alrededor. Tendremos pronto más datos al respecto gracias a los nuevos telescopios. No necesitamos especular», dice Malena Rice (Yale University).

Sabemos que los planetas son el subproducto de la formación estelar e incluso ya conocemos de la existencia de 4000 planetas orbitando otras estrellas. Los planetas se forman en una última fase a partir de la coalescencia de planetesimales en el disco protoplanetario. Este es un proceso un tanto caótico que implica colisiones y fusiones, pero también expulsiones. En nuestro Sistema Solar podemos encontrar estos planetesimales en el cinturón de Kuiper y en la nube de Oort. Cuando son desviados hacia el Sistema Solar interior estos objetos forman coma y cola y los denominamos cometas. Pero sus órbitas no son hiperbólicas.

Por tanto, cualquier otro sistema deben de tener o haber tenido planetesimales similares y parte de ellos pueden haber sido expulsados en algún momento y haber terminado viajando por el espacio interestelar hasta que sean desviados por otras estrellas, como pueda ser el Sol.

Los autores del estudio proponen que estos objetos interestelares que visitan nuestro sistema serían planetesimales expulsados de otros sistemas planetarios durante la formación de los planetas alrededor de estrellas jóvenes.

Según este estudio, cuanto más lejos esté el sistema más fácil que hayan expulsado planetesimales, simplemente porque hay más estrellas lejanas que cercanas. Sin embargo, cuanto más lejos estén, más difícil será que alguno de ellos pase por nuestro vecindario y se produzca uno de estos encuentros.

Para comprobar esta hipótesis se podrían usar los datos que recopile la campaña DSHARP (Disk Substructures at High Angular Resolution Project) que pretende estudiar en detalle los 20 discos protoplanetarios más cercanos usando el telescopio ALMA. Uno de ellos se muestra en la siguiente imagen:

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La idea es ver si en estos discos protoplanetarios se forman huecos que delaten la presencia de planetas en formación. A partir de ello se puede calcular la cantidad de material (planetesimales) que es expulsada a lo largo del tiempo.

En algunos escenarios se contempla la posibilidad de que cientos de estos objetos pasen cerca de nosotros. Otro problema distinto sería detectarlos. Quizás sea necesaria la puesta en marcha de nuevos telescopios de gran campo que puedan detectar algunos de ellos, telescopios que ya se están construyendo.

Otro asunto es la visita con una sonda especial a uno de estos objetos. Todo depende de cuándo se detecte y de la órbita hiperbólica concreta y su orientación respecto a nosotros que mantenga. La sonda tendría, además, que estar ya construida en espera de una oportunidad.

La ESA quiere desarrollar la misión Comet Interceptor para sobrevolar un objeto interestelar cuando pase por el Sistema Solar interior, pero todavía no se ha construido.

Un estudio reciente apunta que se podría haber visitado 2I/Borísov con la actual tecnología si se hubiera descubierto en 2018. Para ello se podría usar un Falcon Heavy y varias maniobras de asistencia gravitatoria, una de ellas con Júpiter, para alcanzar el objeto en la década de los treinta. Parece que ya es demasiado tarde para intentar nada.

Hace unos meses se proponía en un artículo que en la Luna podría hacer «bloques» moleculares orgánicos de origen interestelar que podrían haberse conservado en algunos lugares desde hace miles de millones de años.
Objetos como Oumuamua o 2/I Borísov podrían haber caído sobre la Tierra y haber sembrado la misma de precursores de la vida o la propia vida. Otros podrían haber caído en la Luna, que, sin la presencia de atmósfera, no habrían sufrido la entrada y su la temperatura implicada. Es muy especulativo, pero también es una buena razón para explorar nuestro satélite natural.

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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Oumuamua sería un cometa
Oumuamua y panspermia
Foto 1: GEMINI OBSERVATORY/NSF/AURA
Foto 2: ALMA (ESO/NAOJ/NRAO), S. Andrews et al.; N. Lira

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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2 Comentarios

  1. Dr. Thriller:

    Hay otro punto, creo, sería interesante en ciertos casos interceptarlo *antes* del perihelio. Si viene del espacio interestelar, está prístino, al menos desde que salió de su sistema. Tan pronto se dé el pertinente baño de sol, la pristindad como la virginidad. Y mucho me temo que no tenemos tecnología para hacer esto (un sobrevuelo en estas condiciones sería a unas velocidades relativas brutales).

  2. tomás:

    Si ese perihelio queda muy lejano y si se descubre tarde, quizá fuesen necesarias velocidades relativistas, poro no si tales cosas no se dan; es decir, con perihelio próximo y una pronta detección, el artículo parece decir que tenemos la tecnología suficiente para conseguir un encuentro, máxime cuando las velocidades de estos objetos vienen a ser de unos 30 km/s, o sea muy normales en en nuestro Sistema Solear.

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