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Un octavo de las aves en peligro de extinción

Área: Medio ambiente — sábado, 28 de abril de 2018

La agricultura desbocada, la tala, la caza y el cambio climático ponen en peligro de extinción a un octavo de todas las especies de aves.

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Los dinosaurios no avianos se extinguieron hace unos 65 millones de años durante la extinción del Cretácico. Sin embargo, los descendientes de los dinosaurios avianos están entre nosotros todavía, pues son las aves.

Algunas de las aves más imponentes fueron extinguidas por los humanos en tiempo recientes, como los moas de Nueva Zelanda o el ave elefante de Madagascar. El pasado lunes se hizo publicó el informe sobre aves de 2018 que realiza BirdLife International en un congreso sobre emigración de aves. Según este informe, 1469 especies de aves parecen seguir el mismo camino que los moas y están ya en peligro de extinción. Este número de aves representa aproximadamente un octavo de todas las 10.966 especies de aves conocidas.

La mayor amenaza para las aves parece ser la expansión de la agricultura y ganadería. De esas especies, 1091 están en peligro debido a este factor, sobre todo para las especies tropicales de Sudamérica, pero también en Europa. La agricultura ocupa ahora seis veces más espacio de superficie terrestre que hace 300 años, al aumentar desde un 6% en 1700 a un 38% en la actualidad.

Según Tris Allinson, líder del estudio, este aumento de la tierra cultivada se debe principalmente a un cambio en el patrón de consumo de comida por parte del ser humano, que en los últimos tiempos lleva una dieta con alto contenido en carne. «Hoy en día hay dos veces y media más personas con sobrepeso que desnutridas y el consumo promedio diario de carne es un tercio superior a lo que se necesita», añade.

El aumento de la agricultura está destruyendo los hábitats de las aves. En los trópicos este problema se debe a una mayor extensión de suelo dedicado a cultivos de palma de aceite, soja, azúcar, café o cacao y esto está provocando la pérdida de hábitats. En los países desarrollados la amenaza viene de la intensificación de la agricultura.

La pérdida de hábitats ejerce presión sobre especies que hasta hace poco eran comunes, como la paloma tortuga europea o el loro gris africano. Al parecer, la tendencia empieza a ser cada vez más evidente según hay más especies en dificultades.

Al problema anterior se le añaden otras actividades humanas, como la tala de bosques o el desecado de humedales, que además, son los precursores de la una agricultura que suele venir después. Además está la caza, que amenaza de extinción a 517 especies. Así, por ejemplo, el escribano aureolado (Emberiza aureola), que no estaba en peligro hace 15 años ahora está en peligro crítico de extinción debido a que es cazado y consumido como alimento en países asiáticos como China. Pero esto es sólo un caso de los muchos. Se estima que cada año son cazadas de 12 a 38 millones de aves migratorias, que son convertidas en comida en los países mediterráneos, como la curruca capirotada (Sylvia atricapilla).

Finalmente, el cambio climático amenaza a otras 485 especies que incluyen a aves tan singulares como el búho nival (Bubo scandiacus, imagen de cabecera), ahora clasificado como vulnerable debido a que su hábitat nevado está menguando en el Ártico según la tundra se calienta.

Según Allinson se podría hacer mucho para salvar a estas aves, pues se sabe cómo recuperar ecosistemas degradados y se puede tener una agricultura más sostenible.

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Fuentes y referencias:
Informe en pdf.
Foto: Diego Delso, vía Wikipedia Creative Commons.

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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11 Comentarios

  1. Miguel Ángel:

    ¡Que no nos quedemos sin el ámbar de esos ojos!

  2. tomás:

    Y esa mirada, seria, taladradora, reprochándonos nuestra conducta… ¿Que pensarán de nosotros los búhos nivales?

  3. Dr.Thriller:

    La mirada de Atenea. Los griegos antiguos dirían que es blasfemia, pero yo diría un elevado sentido del humor, que se ríe de lo que ve por no llorar.

    Vamos a reflexionar un poquito. Tenemos identificado un problema, que siempre es el primer y peor paso (para resolver un problema primero hay que saber que existe y caracterizarlo), sabemos si no solventarlo, al menos reducirlo en enorme medida… Y no se hace nada.

    Esto es estupidez, ¿no? Quizá los sociólogos deberían empezar por establecer que somos estúpidos, como una manera de acostumbrarnos y mirar bien todo varias veces antes de hacerlo (esto me suena a un método). Es que es posible que seamos estúpidos. Si aún fuésemos ciegos a la belleza, tendría un pase, pero…

  4. Miguel Ángel:

    Este corto me emociona mucho:

    https://es.greenpeace.org/es/que-puedes-hacer-tu/testamento-solidario/

    «Preservar lo que he amado, será mi manera de viajar al futuro. Este será mi legado».

  5. tomás:

    Puesto que en eso estás, querido amigo Miguel, puedes hacerte socio y donar una cantidad mensual.

  6. Miguel Ángel:

    Como tienes costumbre de ser tan espléndido, no recuerdas que lo soy desde hace algunos años: lo hablamos y tú también te asociaste.
    En la última revista hacen referencia a las cosas que podemos hacer como cosumidores, para frenar el calentamiento:

    – Consumir aliemtos ecológicos. A ser posible, locales y de temporada.

    – Alargar el tiempo de uso de la ropa que vestimos.

    – Consumir menos carne.

  7. Miguel Ángel:

    Pronostican una invasión de medusas por las costas catalanas, extensible al resto del Mediterráneo:

    https://noticias.eltiempo.es/un-verano-medusas-aumento-mediterraneo-depredarores/

    Así que recomiendo el uso del taparrabos de baño blindado y no sin razones médicas, porque el escroto es una zona del cuerpo que se puede inflamar prácticamente sin límite.

  8. tomás:

    Por tu 6, perdona, Miguel Ángel. Ya ves cómo ando de memoria.
    También sugiero usar mucho menos el aire acondicionado y la calefacción a base de más ropa en invierno y menos en verano.
    Un fuerte abrazo.

  9. Dr.Thriller:

    Hace poco hubo una alerta porque se detectaron gatos salvajes de un tamaño al límite posiblemente de lo que su diseño anatómico (y metabólico) permite. Como era de esperar, han aparecido ya las ratas de tamaño pertinente, además en medio de unas simpáticas obras urbanas. Sí, los cambios que provocamos pueden resultarnos muy desagradables.

    Por cierto, ¿cuántos miles de millones de perros debe haber? Si nos cargamos los leones, está claro, pero yo no sé si las jaurías de perros salvajes puedan ser peores. Muy irónico, el ex-mejor amigo del humano compitiendo con él. Al final una jugada redonda, nos domestican ellos y alomojó nos sobreviven.

    Tengo para peli de terror, postapolíptica madmaxiana pero para nada lo que se han imaginado hasta la fecha. Perros como ponies, gatos como linces, ratas como dobermanes, gaviotas escala cóndor, ardillas de tamaño gato (actual), comadrejas agresivas, toda clase de cefalópodos extraños de las profundidades colonizando ríos, todos prosperando por las disrupciones y la montaña de basura. Y el hongo resistente hospitalario de la alerta de este fin de semana, a lo mejor volvemos a tener no bosques de setas prehistóricas, pero sí también más grandecitas.

    Seguro que lo pasamos bomba.

  10. Miguel Ángel:

    Pero no te disculpes, mi apreciadísimo Tomás, es que hemos hablado de tantas cosas…
    Y no te preocupes, que no andas mal de memoria. Como tengo bastante contacto contigo, veo que recuerdas otras muchas cosas, como dónde nos vimos la primera vez, el restaurante y apuesto a que la camarera, también, porque era de tu gusto.

    Abrazos, muchos.

  11. tomás:

    Ciertamente, eso lo recuerdo muy bien. Y la paella, que no estuvo mal. Nos tratamos bien cuando nos vemos.
    Un fuerte abrazo y gracias por confiar en mi memoria más que yo.

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