A la búsqueda de biomarcadores
Más allá del oxígeno o el metano hay toda una lista de marcadores de vida en exoplanetas sobre los que se investiga muy poco.
Nunca podremos ir físicamente a las estrellas. Estarán por siempre muy lejos e inaccesibles, ni tendremos recursos para ello y ni la Física ni la Biología nos lo permitirá. Incumbirá permanentemente a la literatura o cine de ficción científica. Todo ello incluso asumiendo que no nos destruyamos como civilización en poco tiempo.
Pero eso será una frustración muy grande cuando sepamos que hay vida en algunos de los exoplanetas que hayamos descubierto. Incluso una nave automática requerirá de demasiados recursos y demasiado tiempo para llegar. Sólo el pensamiento que permitió la construcción de catedrales autorizará el sacrificio de ese presente en pos de un futuro a siglos de distancia. Así que esos mundos estarán a salvo de nosotros por una suerte de filtro. No los podremos estropear.
Pero para poder asegurar que hay vida en otros mundos hace falta desarrollar mucha tecnología y ciencia. La tecnología empezamos a tenerla, pues se están construyendo telescopios de nueva generación que serán mucho más grandes que los actuales. Incluso puede que un telescopio como el James Webb o JWT (en la foto) se lance dentro de pocos años.
Lo malo es que el elevado costo del JWT hará que otros proyectos más ambiciosos de telescopios espaciales se queden en simples presentaciones de Power Point por mucho tiempo. Incluso los telescopios en tierra firme pasan por una crisis debido al retraso del gran telescopio que se quiere construir en Hawaii. Bajo un falso ecologismo, algún que otro aquaman dirige la protesta de nativos hawaianos para proteger a los dioses que supuestamente habitan en esa montaña de las malas influencias del telescopio. Es lo malo del relativismo cultural, que al final destruye la cultura.
Sin embargo, es de suponer que, tarde o temprano, contemos con esos recursos tecnológicos y busquemos biomarcadores en los espectros de la luz que recibamos de esos mundos.
Para que llegue ese momento hay que hacer además ciencia y descubrir qué biomarcadores son los más adecuados que tenemos buscar y tendremos que saber cómo buscarlos. Pero, sobre este tema se ha hecho poco.
Uno de los biomarcadores que más se menciona es el oxígeno, sobre todo en presencia de metano. El oxígeno y el metano pueden producirse por medios abióticos además de por la vida, pero si están juntos necesariamente deben de ser reemplazados a un buen ritmo, pues serían inestables en la atmósfera de un exoplaneta cualquiera. Básicamente, el metano se oxidaría con el oxígeno rápidamente, así que se necesitaría un aporte continuo de ambos.
Sin embargo, tenemos un buen ejemplo de lo malo que es el oxígeno como biomarcador en la misma Tierra. Aunque se cree que la vida apareció en nuestro mundo hace 3800 millones de años, tuvieron que pasar muchos millones de años para que los niveles de oxígeno subiera apreciablemente en lo que se ha llamado la Gran Oxidación, algo que sucedió hace 2400 millones de años. Fue el gran subproducto de la fotosíntesis.
Lo mismo se puede decir de los marcadores tecnológicos recientes como los CFC, los satélites artificiales, las ondas de radio y TV, contaminantes, etc. Están ahí desde hace muy poco tiempo.
El asunto del oxígeno es interesante, pues nosotros lo buscamos porque dependemos de él. Aunque también haya vida anaeróbica, la vida compleja en la Tierra es aeróbica, así que buscamos oxígeno. Pero puede que haya vida anaeróbica compleja inteligente en otros planetas que esos alienígenas también busquen vida y que no reparen en el oxígeno como posible biomarcador porque simplemente no se les ocurre. Pasaríamos desapercibidos para ellos.
La vida no sólo produce oxígeno, también produce compuestos que no están en grandes cantidades porque necesitan de demasiada energía para formarse o, simplementye, la vida los produce en abundancia. Clara Sousa-Silva y sus colaboradores han investigado uno de estos compuestos: el fosfano.
En la Tierra el fosfano o fosfina (PH3) es un gas incoloro que huele a ajo y es extremadamente venenoso para nosotros, seres complejos respiradores de oxígeno, al interferir en el metabolismo del oxígeno. Este gas, además, es inflamable en presencia de oxígeno y explota a temperatura ambiente.
Lo interesante es que se producen pequeñas cantidades de este compuesto de forma natural a partir de la degradación de materia orgánica.
Antes de la Gran Oxidación la vida terrestre era anaerobia y posiblemente olía muy mal. Los organismos anaerobios que conocemos medran en algunos de los pocos sitios anaerobios que todavía quedan: ciénagas, pantanos o los intestinos de los vertebrados y otros seres. Es esta vida anaerobia la que produce grandes cantidades de fosfano. Así que puede que otros planetas en los que la vida todavía no haya producido oxígeno en grandes cantidades posea niveles apreciables de fosfano y podamos usar este compuesto como biomarcador en esos casos.
No se conocen fuentes abióticas de este gas, por lo que no produciría falsos positivos en caso de ser encontrado en algún exoplaneta. Tiene, además, una señal fuerte en los espectros comparado con otros biomarcadores. Lo malo es que, como es muy reactivo, se necesita una gran producción para que tenga niveles relevantes en una atmósfera y, además, es espectralmente activo en las misma gama de longitudes de onda que otros gases, como el agua o el metano, lo que dificulta un poco el encontrarlo si estos otros están también presentes.
Sólo tenemos un ejemplo de vida y las estadísticas de un caso son complicadas de defender. Pero podemos suponer que, dada la cantidad de planetas que hay en nuestra galaxia, la vida debe de manifestarse muchas veces y de forma muy variada, a veces incluso de forma inesperada. Así que puede ser que en algunos casos la vida produzca fosfano en grandes cantidades y que este gas esté en la atmósfera del planeta. De este modo, si se encuentra fosfano en una planeta rocoso situado en la zona habitable de su estrella seguro que contendrá vida, por muy rudimentaria (o no) que sea.
Aunque encontrar fosfano en un espectro de la atmósfera de un planeta que orbite una lejana estrella en la que hay muchos otros gases no es sencillo, sobre todo dada la escasa luz que nos llegue de un exoplaneta así.
Sousa-Silva y colaboradores calculan que se necesitarían unas 10 horas del telescopio James Webb para poder detectar este gas en el espectro de un exoplaneta.
Sousa-Silva dice que en la actualidad sólo tenemos espectros de referencia de un 4% de los posibles gases biomarcadores de la lista de miles de compuestos que ha sido confeccionada por los expertos. De momento no hay manera de detectar el resto, aunque tuviéramos los espectros de exoplanetas con los que comparar, que no los tenemos.
Sousa-Silva y sus colaboradores trabajan para obtener el resto de esos espectros pese a lo difícil de la tarea. Este tipo de experimentos de laboratorio son caros, complicados y difíciles de extrapolar a los ambientes naturales de esos posibles mundos. Además, en algunos casos, como en el del fosfano, los experimentos son peligrosos. Por otro lado, los modelos numéricos que tratan de obtener esos espectros con simulaciones requieren de una gran potencia computacional.
Sousa-Silva afirma en Scientific American que le costó 4 años la obtención del espectro del fosfano y que le llevaría 60 000 años más hacer lo mismo para los demás biomarcadores de la lista.
Sousa-Silva sostiene que se invierte mucho tiempo y dinero en la construcción de nuevos telescopios y en el desarrollo de nueva tecnología para detectar exoplanetas, pero que se olvida que tenemos que estar preparados para interpretar los datos que nos lleguen de esos exoplanetas cuando podamos analizar sus atmósferas. Añade que falta conocimiento fundamental, sobre todo de sobre la comprensión de biomarcadores de gases en los datos espectrales.
«Mi preocupación en la búsqueda de vida no es si la encontraremos o no, es si vamos a tener las herramientas para reconocerla cuando la encontremos», añade Sousa-Silva.
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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: NASA.
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martes 26 noviembre, 2019 @ 2:22 pm
Me asomo al experimento de Young, o coloco discretamente un detector, y de pronto, el fotón se asusta como el ratón descubierto por el gato y se porta como se esperaba desde siempre… ¿Quién observa, yo al fotón o el fotón a mí. Como el fotón es difícil suponer que observa, quién otro observa ? A lo mejor, mientras buscamos vidas a millones de años luz, la vida que late en lo profundo de todo lo existente está aquí mismo, observando al observador.
miércoles 27 noviembre, 2019 @ 5:00 pm
Hay un montón de problemas. En la Tierra, no sólo tenemos el tipo de vida que tenemos (y que no sabemos cuán representativo es), sino que además tiene un escaparate «cómodo». La vida está en la superficie expuesta con una atmósfera bastante delgada y sobre todo, muy transparente. Obviamente, en mundos tipo Europa, o tipo Venus (me refiero con atmósferas densas y relativamente opacas), el escaparate sería un tabique, nunca mejor dicho, y podemos olvidarnos de ir viendo nada desde esta distancia. Sí, si hay atmósfera siempre puede haber un acúmulo de biomarcadores o puede darse cualquier tipo de rareza o aparente anomalía llamativa, pero podría ser que todo eso quedase limitado a una capa más o menos inaccesible.
Obviamente tendrá que haber mundos muy similares a este, pero en qué porcentaje eso nadie lo sabe.
Por cierto, oxígeno (molecular) y metano ya están bien detectados en la superficie de Marte, desde la órbita no se detectan (pese a su concentración ínfima, se debería, lo que quiere decir que se destruyen rapidísimamente). Dados los datos disponibles, cabe esperar mecanismos abióticos, pero de todos modos que se detecte en la superficie y no desde órbita, a pesar de ser también un caso (muy particular y) puntual, redunda sobre lo mismo.
Buscar una aguja en un pajar… Lleno de agujas.
jueves 28 noviembre, 2019 @ 2:51 am
Leía un fragmento, en el libro «Fantasía Y Realidad: Sorprendentes Revelaciones», Escrito por Carlos Alonzo Carrillo que decía «Si el hombre no desarrolla los viajes de efecto relativista para conquistar otras estrellas, estará predestinado a extinguirse dentro de su propio planeta o en otro…»
» Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.» https://es.wikipedia.org/wiki/L%C3%A1grimas_en_la_lluvia
Un saludo a tod@s.
jueves 28 noviembre, 2019 @ 11:00 pm
El viaje interestelar, cruzar los abismos siderales que separan y aíslan esos pequeños oasis de materia organizada que son los cortejos planetarios y que hoy en día suponemos comunes a la mayoría de las estrellas, constituye uno de los grandes temas (y obsesiones) de la ciencia ficción. (¿Dejará de serlo algún día?) Conocido y explorado todo nuestro mundo, el anhelo de lo desconocido, la llamada imperiosa de la frontera, se trasladó al espacio.
Parece que el Universo nos pone obstáculos para evitar que los humanos exploremos más rápido sus profundidades más lejanas https://mundo.sputniknews.com/espacio/201609091063364734-viajes-interestelares-efectos-consecuencias/
Aunque algunos argumentan, que » En todo caso, los viajes interestelares no parecen muy viables de momento. Pero decir que son imposibles sería aventurarse demasiado, ya que, como decía Robert Goddard, de quien se burlaban por plantear viajes en cohete a la Luna, ‘el sueño de ayer es la esperanza de hoy, y la realidad de mañana’.
https://aulanews.uao.es/2015/04/10/viajes-interestelares-ciencia-o-ciencia-ficcion/
lunes 2 diciembre, 2019 @ 12:39 am
¡¡Muchas gracias, querido amigo David!!: no conocía las otras versiones del monólogo final del replicante.
Abrazos.
lunes 2 diciembre, 2019 @ 3:08 am
Leí en un reportaje sobre el tema «Viajar a las estrellas (I)» https://elprofedefisica.naucas.com/2016/08/08/viajar-a-las-estrellas-i/ , de Arturo Quirantes, » Los exoplanetas se encuentran a grandes distancias, mucho más lejos de lo que un ser humano podría viajar. Aun así, los humanos no se resignarán a permanecer confinados en su propio sistema planetario. Las propias leyes de la Física imponen límites a la posibilidad de viajar a otras estrellas, pero hay otras opciones.
Tarde o temprano el hombre saldrá de su pequeña isla planetaria y colonizará el archipiélago que forma el Sistema Solar. Después de eso se plantearán dos alternativas: o bien la humanidad se contenta con ocupar su propio sistema planetario y nada más, o bien dará el gran salto a la búsqueda de nuevos mundos en otras estrellas. La primera alternativa es poco probable, dado el impuso natural que tenemos por seguir ampliando horizontes. En cuanto a la segunda, plantea problemas de enorme dificultad.»
martes 3 diciembre, 2019 @ 3:01 am
En un blog, llamado «planeta incógnito», hablaban también de este tema. https://www.planetaincognito.es/2017/12/16/no-tenemos-aun-una-hipervelocidad-star-wars/
En abc,https://www.abc.es/ciencia/abci-puede-viajar-espacio-tiempo-traves-agujero-gusano-201710272011_noticia.html, parece explicarlo un poco mejor el tema: » a pesar de que hemos mirado en una fracción considerable del Universo, aún no hemos visto ninguna prueba de ello. Esto sugiere que para viajar hay que hacerlo de la forma convencional».
Según dijo el astrofísico Paul Sutter, por mucho que una civilización avance en el camino de manipular la masa negativa y la gravedad, probablemente nunca llegue a usar estos supuestos túneles del espacio-tiempo. «Sencillamente, hay demasiadas cosas en contra. Los túneles violarían demasiados aspectos de la física que conocemos, y que tantas veces ha sido puesto a prueba». En su opinión es mejor dedicar esfuerzos a otros bonitos y variados misterios del Universo, como sus orígenes, la teoría cuántica de la gravedad o el porqué de la expansión del Cosmos. »
Algunos científicos creen que no será posible ni a largo plazo, y que no saldremos del Sistema Solar en el próximo milenio.
» La realidad es que la masa de propelente necesaria para hacer llegar una nave de 1 kg a Próxima b en 1.000 años usando un típico motor de propulsión química es muchos órdenes de magnitud superior a la masa que aglutina toda la materia contenida en el universo observable, la de todas sus galaxias con todas sus estrellas, planetas, agujeros negros y cualesquiera cuerpos y elementos contenidos en él …y, por si se lo está preguntando, en esta cantidad incluyo también la masa correspondiente a la materia oscura. De hecho, la duración del viaje debería ser de cerca de 2.400 años para que la cantidad de propelente necesario fuera equivalente a la masa del universo observable. Para una duración de 1.000 años, si el sistema de propulsión fuera uno de tipo iónico como los ya utilizados, con un Isp típico de 3.000 segundos, la masa necesaria de propelente sería de alrededor de 5,5 trillones de kilos (un 55 seguido de 17 ceros); esto es, la masa de unas 13 billones (un 13 seguido de 12 ceros) de estaciones espaciales internacionales, equivalente a casi dos billones de cohetes Saturno V como los que llevaron seres humanos a la Luna.
Y recordemos que ninguno de estos casos tiene en cuenta el lanzamiento de todo ese propelente al espacio desde la Tierra y que solo nos serviría para hacer llegar en 1.000 años nuestra pequeña sonda de 1 kg a Próxima b, el planeta que orbita a nuestra estrella más cercana fuera del Sistema Solar, sin frenar en el planeta, solo para sobrevolarlo y pasarlo de largo. » https://www.elmundo.es/blogs/elmundo/apuntesnasa/2016/09/20/cuanto-propelente-necesitaria-una-nave.html
Otros en cambio, creen que no saldremos de nuestro sistema solar «¿Emigrarán los seres humanos a otros planetas? La respuesta, en breve, es no. https://vanityfea.blogspot.com/2011/10/somos-siete-mil-millones.html«
martes 3 diciembre, 2019 @ 5:57 pm
Buscando más info, sobre «el mito moderno de los viajes interestelares»,a propósito del libro «Ovnis y viajes interestelares / UFO’s and Interstellar Journeys por Shahen Hacyan». He leído un articulo reciente, » Esta catapulta gravitacional podría hacer realidad el viaje interestelar» https://www.technologyreview.es/s/11034/esta-catapulta-gravitacional-podria-hacer-realidad-el-viaje-interestelar
, explican que » En la década de 1960, el físico Freeman Dyson calculó que un agujero negro podría acelerar una nave espacial a velocidades relativistas. Pero la fuerza que ejercería sobre la nave espacial a medida que esta se acercara probablemente acabarían destruyéndola.
David Kipping con su nueva catapulta gravitacional. ha ideado una alternativa inteligente. Su idea consiste en enviar fotones alrededor de un agujero negro y luego usar la energía que obtienen para acelerar la vela solar. «La energía cinética del agujero negro se transfiere al haz de la luz en forma de cambio de color al azul y, al regresar, los fotones reciclados no solo aceleran, sino que también añaden energía a la nave», explica Kipping.
El proceso depende del enormemente poderoso campo gravitatorio que se forma alrededor de un agujero negro. Como los fotones en reposo tienen una masa pequeña pero medible, este campo puede atrapar la luz en una órbita circular. El trabajo de Kipping se basa en una órbita ligeramente diferente que dirige un fotón emitido desde una nave espacial alrededor del agujero negro y de vuelta a la nave espacial, una especie de órbita bumerán. Durante este viaje, los fotones ganan la energía cinética del movimiento del agujero negro.
Es esta energía la que aceleraría una nave espacial equipada con una vela solar adecuada. Kipping lo denomina como «halo drive», o impulso de halo. «El impulso de halo transfiere la energía cinética del agujero negro en movimiento a la nave espacial por medio de una asistencia gravitacional», afirma Kipping, y señala que la nave no utiliza ningún combustible propio en el proceso.»
Respecto a otras naves impulsadas por energía de fusión atómica, hay un reportaje interesante sobre el tema, publicado en el periódico El Mundo. «¿Por que es tan difícil obtener energía de la fusión nuclear?» https://www.elmundo.es/blogs/elmundo/elporquedelascosas/2014/11/09/por-que-es-tan-dificil-obtener-energia.html
miércoles 4 diciembre, 2019 @ 1:27 am
He visto tambiénun par de reportajes interesantes «¿Estamos solos en el Universo?», http://www.astrosafor.net/Huygens/1999/H19/EstamosSolos.htm , y «¿Por qué es tan difícil el viaje interestelar?» https://elparlante.com.py/astronomia/por-que-es-tan-dificil-el-viaje-interestelar/ . También he visto curioso, el de «Queridos extraterrestres, queremos que existáis», https://www.jotdown.es/2017/06/queridos-extraterrestres-queremos-existais/ ; que suena como una carta a los reyes magos.
jueves 5 diciembre, 2019 @ 1:33 am
Un razonamiento sobre los viajes interestelares: http://contraideas.guillermoserrano.com/los-viajes-interestelares-parecen-imposibles/
«Suponiendo que la tecnología estuviera lista para los viajes interestelares, los viajeros de llegada serían los descendientes de múltiples generaciones, y necesitarían que las condiciones en el punto de destino fueran apropiadas para la vida humana. Parece imposible y no soluciona nada, porque si las condiciones son favorables, la vida podría surgir allí sin que tenga que proceder de la Tierra. Es decir que los viajes interestelares parecen imposibles y además carecen de utilidad.
Puede elucubrarse que en algún tiempo futuro pudiera independizarse la mente humana del sustrato que la alberga y que viajara solo información y lo hiciera a la velocidad de la luz. La mente y/o conciencia incluiría la experiencia vivida, ideas, criterios, conceptos, valores, emociones, sentimientos, ….etc., un contenido que es pura información y teóricamente podría viajar a la velocidad de la luz. El sustrato de cuerpo humano no sería necesario en el punto de llegada porque, o bien se podría reconstruir a partir del código genético, que es también pura información, o bien la mente podría albergarse en otro sustrato más afín con las condiciones locales.
Con esta visión, hoy por hoy onírica, podría especularse si los viajes interestelares consistirían en externalizar la mente y conciencia de los viajeros para darles a su llegada otro cuerpo de su mismo código genético para continuar con su vida como cuando partieron de la Tierra. No se puede elucubrar mucho más y si de todas formas los viajes interestelares fueran imposibles, habrá que empezar a entender para qué sirve la vida humana y que hacemos aquí en la Tierra.»
domingo 8 diciembre, 2019 @ 12:17 am
«La vida en nuestro planeta surgió por mutación casual y selección natural”, dice Axel Mayer, profesor de Biología de la evolución de la Universidad de Constanza. «Los criterios de selección en el espacio serían muy distintos a los de la Tierra, debido a la ausencia de oxígeno, la temperatura, la radiación…. El hombre moriría de inmediato, no habría tiempo de adaptarse al nuevo entorno”. En lugar de ello, Mayer sugiere otra cosa: «Intentemos no arruinar nuestro planeta. No tenemos futuro alguno en otros. Este es nuestro hogar. Aquí está nuestro origen y es el sitio al que pertenecemos”.
El cosmólogo J. Richard Gott no se da por satisfecho con esa solución. Richard Gott cree que podría empezarse en Marte. Según él, su atmósfera contiene dióxido de carbono con oxígeno suficiente para el hombre. También hay agua, pero habría que asentarse en refugios para protegerse de la radiación. «La gente dice que Marte no es muy habitable, ni tan adecuado para la vida como la Tierra. Pero si los anfibios hubieran seguido ese argumento, todavía seguiríamos viviendo en el océano”, sentencia.
https://www.dw.com/es/podr%C3%ADa-el-hombre-vivir-fuera-de-la-tierra/a-38822746
domingo 8 diciembre, 2019 @ 12:54 am
leyendo un trabajo pdf, «Viajes interestelares y poshumanos», de MARTIN REES, https://www.google.com/urlsa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=36&ved=2ahUKEwjhoNC4zaTmAhWIDWMBHS0SBok4HhAWMAV6BAgCEAI&url=https%3A%2F%2Fwww.bbvaopenmind.com%2Fwp-content%2Fuploads%2F2017%2F01%2FBBVA-OpenMind-Viajes-interestelares-y-poshumanos-Martin-Rees.pdf&usg=AOvVaw3TCDtAY-szCuBfLoRcnSD6 , comenta que » el espacio es un entorno inherentemente hostil para los humanos. Por ese motivo, aunque nos interese regular la tecnología genética y cíborg en la Tierra, a los pioneros del espacio en el uso de todas esas técnicas de adaptación a diferentes atmósferas, diferentes gravedades, etcétera, simplemente deberíamos desearles buena suerte. El suyo podría ser el primer paso hacia la diferenciación en una nueva especie: el comienzo de la era poshumana.
La exploración humana quedará restringida a los planetas y lunas de nuestro sistema solar. La razón es que el tiempo de tránsito a otras estrellas usando las tecnologías conocidas excede la esperanza de vida de los humanos, y así va a seguir siendo, aunque se puedan llegar a desarrollar futuristas formas de propulsión, mediante el uso de energía nuclear, aniquilación partícula-antipartícula o presión generada por gigantescos rayos láser. Los viajes interestelares, excepto para sondas no tripuladas, muestras de ADN, etcétera, por tanto, son una empresa para poshumanos. Podrían ser criaturas orgánicas (o cíborgs) que hubieran ganado la batalla a la muerte o perfeccionado las técnicas de hibernación o animación suspendida. Un viaje de miles de años es pan comido si eres un ser semiinmortal y no estás limitado a una vida de duración humana.
Y las máquinas de inteligencia humana podrían prosperar aún más. En efecto, la biosfera de la Tierra, en la que la vida orgánica ha evolucionado simbióticamente, no es esencial para una inteligencia artificial avanzada. De hecho, está lejos de ser idónea: el espacio interplanetario o interestelar, un medio hostil para los humanos, será el terreno óptimo en el que los «cerebros» no biológicos podrían, en un futuro lejano, construir gigantescos complejos excavando en
lunas y asteroides. Una vez allí, estos intelectos poshumanos desarrollarán conocimientos tan alejados de nuestra imaginación como lo está la teoría de cuerdas para un ratón.
domingo 8 diciembre, 2019 @ 1:36 am
Una exposición realista del tema » Si la Tierra se muere, ¿será el viaje interestelar nuestra salvación?» https://diariodeunaolla.blogspot.com/2015/01/si-la-tierra-se-muere-sera-el-viaje.html
Crear plataformas artificiales giratorias con sus propios sistemas de soporte vital, como muestran películas, como Elysium, Una estructura gigante en forma de rosquilla que giraría para generar gravedad artificial y, gracias a la fuerza centrífuga, evitar que los habitantes flotaran en el Espacio. ‘Elysium’ es un buen ejemplo para presentar las colonias espaciales al gran público y escenificarlas como hábitats fuera de la Tierra que reproducen las condiciones de vida de nuestro planeta», explica el astrofísico Daniel Marín.
En su blog ‘Eureca’, Marín describe minuciosamente la imagen de estos mundos artificiales.https://danielmarin.naucas.com/2013/08/19/elysium-o-como-construir-una-colonia-espacial/
lunes 9 diciembre, 2019 @ 6:09 am
El planteamiento de los huevos de la cesta de Hawkings es correcto, lo que podemos discutir es su viabilidad. Si nos hubiese tocado la lotería y tuviésemos un Marte con una masa similar a la Tierra, ya tenemos tecnología para enviar bacterias, algas y líquenes.
sábado 14 diciembre, 2019 @ 2:44 am
Sobre la posibilidad de vida extraterrestre compleja, he leido un articulo interesante, o cuanto menos curioso. «La evolución nos dice que es probable que seamos la única vida inteligente del universo»: https://culturacientifica.com/2019/11/11/la-evolucion-nos-dice-que-es-probable-que-seamos-la-unica-vida-inteligente-del-universo/
Un saludo a todos.
sábado 14 diciembre, 2019 @ 1:20 pm
Veo que David se ha quedado con la página. Es nuestro poeta-científico-espacial. A propósito del tema, cuando oigo o leo «es un tema -novela o película de ciencia-ficción»- pienso que lo de ciencia sobra; es ficción y se acabó; no ciencia. Como mucho, técnica-ficción, eso apoyándonos en Verne con su viaje a la Luna o su Nautilus e incluso con el digerible o dirigible que ambas palabras son parecidas y correctas, aunque de distinto significado. No, sin embargo, con su imaginativo «Viaje al centro de la Tierra».
No creo que jamás podamos salir del Sistema Solar con un ser vivo dentro. Voyager 1, pudo salir fuera de la heliosfera, pero tardará cientos de años en llegar y atravesar la Nube de Oort y, más allá ¿qué?. Posiblemente, al paso que va la humanidad, ni siquiera podríamos recibir la absolutamente imposible respuesta de una civilización que, con infinita casualidad, pudiera recoger el mensaje y, aún menos, entenderlo, porque no tendrán un pedrusco Rosetta que llevarse a los ojos.
El resultado de la Cumbre del Clima tiene pinta de acabar siendo el pozo negro del clima. Y es que el egoísmo humano, individual y colectivo es tremendo: yo fumo aunque mi humo te mate, yo quemo petróleo o carbón aunque me cargue a la humanidad, yo fabrico armas superpotentísimas porque ello me enriquece y me importa un bledo que tengas que dormir y ,seguramente morir, en la calle al pié de mi rascacielos.
Tiene razón Miguel en que Hawking tenía razón (adviértase si es que no es patente la redundancia, y no se me excuse: soy consciente de ella). La cuestión está en que no tenemos otra cesta, y si la tuviésemos la ..deríamos igualmente en poco tiempo, que para eso estamos.
Hala, David, Miguel, queridos amigos: hasta otra.
domingo 15 diciembre, 2019 @ 4:59 am
La clave está en tu penúltimo párrafo, querido Tomás: acabo de ver un documental M-A-R-A-V-I-L-L-O-S-O en La 2 dedicado al comportamiento humano, en relación con su capacidad de empatía, altruismo y colaboración. Expertos como David Richarson y Matthieu Ricard afirman que el gran paso a dar es dejar atrás nuestro sentido del «yo» (yo, mi familia, mi ciudad, mi equipo de fútbol, mi país…), para aprehender el «nosotros»: ningún humano tomaría decisiones que pudiesen perjudicar a los demás.
Aportan pruebas experimentales de que el altruismo es innato y compartido por nuestros parientes más próximos: los chimpancés ayudan a sus cuidadores humanos sin recibir ningún tipo de recompensa (ni siquiera una felicitación verbal o un gesto de aprobación).
Aunque nos pueda resultar chocante, la tendencia cuasiuniversal que tenemos los humanos de rodearnos de personas que comparten gustos y formas de pensar afines a los nuestros (como nos ocurre a los que escribimos en Neofronteras), no sirve para el propósito anterior: no desarrolla el concepto «nosotros», sino el «yo». Al rodearnos de personas de razas, gustos e ideologías similares a los nuestros, estamos excluyendo a los que no están dentro del grupo (como los hinchas de fútbol de equipos rivales o los nazis que niegan la condición de humanos a judíos, gitanos, etc).
Los meditadores budistas proponen para los ejercicios de meditación, imaginar un gran hoguera de amor y paz alrededor de la cuál nos sentamos primero con nuestros seres más queridos, después invitamos a sentarse a pèrsonas que nos resultan neutras y finalmente, a nuestros peores enemigos: solo entonces se alcanza un sentimiento de paz y amor oceánico que acompañará al indivíduo para siempre.
Mañana lo busco y, si lo encuentro, lo comparto.
Abrazos oceánicos.
domingo 15 diciembre, 2019 @ 9:30 am
Pues te será agradecido, al menos por mí, ya que no te parece que tengamos esa empatía en NeoFronteras, lo cual, he de confesar que me ha sorprendido, porque me parecía y parece que aquí estamos deseando que otros se sienten con nosotros alrededor de esa hoguera. Aunque es posible que tengas razón, pensándolo con más detenimiento, al que no tiene mentalidad científica, quizá lo discriminamos; o al que escribe peor de lo aceptable. Yo sigo preguntándome ¿por qué no escriben las mozas? ¿Temerán ser minusvaloradas? Pero no lo entiendo, en esta época de empoderamiento femenino avasallador.
Hasta otra.
domingo 15 diciembre, 2019 @ 12:15 pm
En todo el clavo, querido amigo: deseamos que los demás se sienten alrededor de la hoguera (pero en la de nuestros gustos y preferencias).
Sin embargo, estoy en la idea de que buena parte de los que comentamos en Neofronteras no pertenecemos a otros clubs, ni nos adscribimos a ideologías políticas, modas, etc. Puedo afirmarlo en tu caso y el maestro Neo también ha comentado en alguna ocasión que sigue esa misma línea. Y sería el camino correcto, según los expertos que menciono.
Pero, contrariamente a lo que podríamos pensar, puede que no se trate de un comportamiento adquirido, es decir, que no se debería a la cultureta del entorno: en el docu que menciono muestran que los bebés ya sienten afinidad por los seres que comparten los mismos gustos que ellos (galletitas), eligen a la marioneta que se ha comido las mismas galletas que le gustan a ellos.
Más abrazos.
domingo 15 diciembre, 2019 @ 12:34 pm
Error en mi 19: me refiero a Richard Davidson, el neurocientífico declarado como una de las personas más influyentes del siglo.
domingo 15 diciembre, 2019 @ 4:19 pm
Parece evidente que os humanos (y los chimpancés -según el estudio que citas-) tenemos las capacidades de: empatía, altruismo y colaboración, en mayor o menor grado en cada individuo.
Pensando en ellas, (sean innatas o adquiridas), no entiendo por qué poseemos las dos primeras.
Analizando, desde el punto de vista de eficiencia en el proceso de adaptación (Darwin) creo que el ALTRUISMO constituye una traba para la evolución estrictamente personal.
Puede que ayude en algunos casos aislados, al progreso colectivo, al incorporar más personas capacitadas al conjunto del colectivo más preparado.
Pero haciendo un balance costo-beneficio, creo que, al ser muchos los menos preparados (adaptados). El esfuerzo para integrarlos resulta en un enorme peso muerto (freno) que los mas adaptados tienen que cargar.
Entonces se me ocurre pensar que, esta cualidad ALTRUISMO, haya aparecido como consecuencia del instinto de supervivencia colectivo (como especie- cuantos más individuos mejor para sobrevivir-). Potenciado por el placer personal de aquellos que lo practican, lavando su alma. Especialmente como escaparate ante semejantes (mirar que bueno soy).
La COLABORACIÓN, por el contrario, no cabe duda de que es un vector que contribuye para la adaptación. Lo mismo sucede con la ESPECIALIZACIÓN.
La EMPATIA la veo positiva, creo que es buena para entender los motivos del comportamiento de los otros, facilitando la comunicación y consecuentemente la aceptación.
Ya me diréis, y criticareis mis filosofadas.
Un empático abrazo para vosotros. Miguel y Tomas.
domingo 15 diciembre, 2019 @ 9:08 pm
Esa es otra cuestión muy interesante que también mencionan en el documental, querido Eduardo:
çhttp://www.rtve.es/alacarta/videos/la-noche-tematica/noche-tematica-revolucion-del-altruismo/5466276/?modl=COMTS
El altruismo es un aspecto que no parece encajar con la explicación que se presenta desde el darwinismo. Y también ha sido un caballo de batalla para las corrientes neodarwinistas posteriores. En mi opinión, la explicación más satisfactoria que tenemos en la actualidad viene de la mano de Stephen Jay Gould, que nos presenta la evolución no tanto cómo una competición, sino como un proceso en el que la colaboración es protagonista.
Nuestros cuerpos surgen de la colaboración entre células, pero es que en cada una de nuestras células individuales hay más ejemplos de colaboración (según la teoría de la endosimbiosis, las mitocondrias eran originalmente bacterias que hicieron simbiosis con células eucariotas).
Abrazos que crucen el Atlántico.
domingo 15 diciembre, 2019 @ 9:09 pm
Disculpas. El enlace:
http://www.rtve.es/alacarta/videos/la-noche-tematica/noche-tematica-revolucion-del-altruismo/5466276/?modl=COMTS
lunes 16 diciembre, 2019 @ 12:34 pm
Si ya te disculpamos, Miguel. Tampoco pedías perdón por tu 19, sino por tu 17. Es que eres así de despistado.
Acongojante tormenta de arena.
Abrazotes.