NeoFronteras

Pérdida global de diversidad en abejas

Área: Medio ambiente — viernes, 29 de enero de 2021

Desde los años noventa del pasado siglo, el 25% de las especies de abejas y abejorros no son registradas en las sucesivas campañas globales de conteo de este tipo de especies.

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Desde NeoFronteras venimos informando desde hace años sobre el declive en las poblaciones de insectos, especialmente de las abejas y abejorros. También del daño que los insecticidas de nueva generación están infringiendo a estos animales.

Ahora, investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina informan en una artículo que, desde los años noventa del pasado siglo, el 25% de las especies de abejas y abejorros no son registradas en campañas globales de conteo de este tipo de especies. Este hecho se da pese a que el gran aumento de registros disponibles.

Aunque esto no signifique necesariamente que todas estas especies se hayan extinguido, podría indicar que son ya lo suficientemente escasas como para no ser observadas en la Naturaleza.

Según Eduardo Zattara (CONICET), gracias a que hay ahora ciudadanos que colaboran con los científicos en las campañas de registro de especies, los datos han crecido exponencialmente, pero el número de especies sobre las que se informa ha ido decayendo. Añade que, aunque no se trata de un cataclismo, las abejas silvestres no están precisamente prosperando.

Aunque ya hay bastantes estudios sobre el declive de las poblaciones de abejas
y abejorros, normalmente se centran en áreas específicas o en tipos de abejas. Esta investigación es más general y señala una tendencia global en la diversidad de este tipo de insectos. Los autores han tratado de contestar a la pregunta de sobre qué especies se informa en cualquier parte del mundo en un periodo dado.

Para poderla responder usaron la base de datos de GBIF (Global Biodiversity Information Facility), que contiene tres siglos de registros de especies procedentes de museos, universidades y ciudadanos normales. En este caso se centraron en las 20 000 especies de abejas y abejorros conocidos.

Además de encontrar que no se informa del 25% de las especies de estos insectos, los investigadores han descubierto que el declive no es uniforme a lo largo de todas las familias. La familia de los halíctidos (Halictidae) ha declinado un 17% desde los noventa, mientras que las especies de la familia de las abejas melítidas (Melittidae) ha declinado en un 41%.

Zattara recalca que todo esto no se refiere solamente a la abeja melífera, sino a muchas otras especies y que nuestra sociedad tiene un impacto sobre todo tipo de abejas silvestres, abejas que proporcionan a los ecosistemas servicios de los que dependemos.

Según Zattara, el estudio no trata de decir si tal o cual especie está en más o menos peligro de extinción, sino que se trata de evaluar la tendencia y confirmar que lo que pasa localmente está pasando globalmente.

Sin embargo, los autores del estudio advierten que la certeza de que se esta produciendo un desastre puede que se alcance demasiado tarde (o nunca) como para poder invertir el declive.

Zattara afirma que algo está pasando con las abejas y se necesita tomar medidas, que lo que no se puede hacer es esperar a tener la certeza absoluta porque eso raramente se da en ciencia. Añade que el próximo paso sería empujar a los políticos para que tomen acciones mientras que todavía tengamos tiempo.

Los astrofísicos esperan algún día buscar bioindicadores en las atmósferas de exoplanetas que nos digan que ahí hay vida. Algo que contrasta fuertemente con el desprecio de la vida terrestre que tenemos los humanos, una vida única y maravillosa, la mejor posible para nosotros.

Pero al igual que los bioindicadores pueden decir que si es posible la vida a años luz de nosotros, las abejas son un buen indicador de la salud de los ecosistemas y nos dicen, como el canario en la mina, que algo anda muy mal.

Aunque, como siempre, podemos negarlo, mirar para otro lado y, una vez estemos en el desastre, decir que era algo que nadie había visto venir. ¡Quién lo podía haber previsto!

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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: Eduardo E. Zattara.

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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2 Comentarios

  1. Miguel Ángel:

    «Los astrofísicos esperan algún día buscar bioindicadores en las atmósferas de exoplanetas que nos digan que ahí hay vida. Algo que contrasta fuertemente con el desprecio de la vida terrestre que tenemos los humanos, una vida única y maravillosa, la mejor posible para nosotros»

    Ciertamente, querido Neo, el plan de ruta que se acordó en París supone retrasar otros 20 o 30 años el inicio de la auténtica transición energética.

  2. tomás:

    ¿Empujar a los políticos? La mayoría de ellos vieron una abeja, quizás, cuando eran pequeños, fueron con sus papás al campo y les picó alguna; si ven una en su despacho se acongojan y mandan a la -o al- secretario/a que la mate con insecticida, porque a escacharla ni se atreven. Ellos solo piensan en las próximas elecciones. ¡Menuda tropa!

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