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Más fósiles de ctenóforos

Área: Biología,Paleontología — lunes, 18 de octubre de 2021

El hallazgo de un fósil más de ctenóforo no consigue aclarar la posición de estos seres en la base del árbol de la vida animal.

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Hemos hablado en estas páginas en varias ocasiones de los ctenóforos o medusas peine. Son animales coloridos y translúcidos que se mueven a la deriva a través de las aguas oceánicas. A diferencia de las medusas, los ctenóforos no tienen células urticantes y, por lo general, capturan a sus presas con tentáculos largos y pegajosos.

Hay aproximadamente 200 especies de ctenóforos vivos. Entre los más conocidos están la grosella espinosa de mar (Pleurobrachia pileus) que se encuentra en aguas abiertas en el Océano Atlántico, el Mar Báltico y el Mar Negro, y la faja de Venus (Cestum veneris) que se puede ver en los océanos tropicales y subtropicales de todo el mundo.

La mayoría de los ctenóforos tienen un cuerpo esférico o cilíndrico translúcido, que con frecuencia muestra una bioluminiscencia de colores brillantes. La mayoría usa un par de tentáculos largos, armados con células pegajosas no venenosas (coloblastos) con las que atrapan presas pequeñas y las llevan a la boca situada en la parte superior del cuerpo.

Desde que hace unos años, cuando se publicaran diversos análisis genéticos, hay una polémica sobre qué animal estaría en la base del árbol filogenético de todos los animales. Desde siempre se supuso que ese lugar lo ocuparían las esponjas por ser los animales más sencillos conocidos, pero a raíz de esos análisis genéticos, esa posición estaría ocupada por los ctenóforos. Esta idea radical sigue siendo muy controvertida porque durante más de 150 años se ha asumido que las esponjas son más primitivas que los ctenóforos.

El problema es que los ctenóforos y los cnidarios, a pesar de su relativa simplicidad, son mucho más complejos que las esponjas, por lo que tradicionalmente se suponía que las esponjas estaban en la base absoluta del árbol genealógico de los animales.

Si la nueva hipótesis es cierta, podría significar que muchos de los rasgos que comparten los ctenóforos con los animales típicos (como el sistema nervioso, el intestino y los músculos complejos) podrían haber evolucionado dos veces: una en medusas de peine y por separado en todos los demás animales. Las medusas de peine serían verdaderos alienígenas evolutivos en comparación con todos los demás animales.

El caso es que la comunidad científica está dividida en dos grupos según coloquen a las esponjas o las medusas peine en la base del árbol animal. Para dilucidar entre un caso y otro se puede pensar que quizás el registro fósil ayude en la tarea.

Pero estos depredadores son gelatinosos y muy delicados, por consiguiente muy raramente fosilizan. Sus delicados cuerpos carecen de partes duras, por lo que se han preservado y descubierto muy pocos ctenóforos fósiles. Hasta ahora solamente se han encontrado alrededor de una docena de especies en todo el mundo.

La fosilización de estos animales de cuerpo blando requiere condiciones excepcionales, como un entierro muy rápido con sedimentos muy finos en un ambiente acuático pobre en oxígeno, que suprime la actividad de los carroñeros y organismos descomponedores.

Hasta principios de la década de 1980, las medusas peine eran desconocidas en el registro fósil. El primer fósil de este tipo que se descubrió provino de la pizarra de Hunsrück en Alemania y era del Devónico temprano (405 millones de años).

Desde entonces, se describieron restos fósiles de parientes tempranos de ctenóforos espectacularmente conservados de la biota de Chengjiang en el sur de China de hace 518 millones de años, también en Burgess Shale, de hace 505 millones de años y en otros depósitos similares.

En agosto pasado, también se informó del hallazgo en Utah de dos nuevas especies de ctenóforos de cresta del Cámbrico.

Ahora Johanne Kerr, investigadora del Parque Nacional de Miguasha, habla en The Conversation de un nuevo fósil, llamado Daihuoides jakobvintheri, que se suma a la lista. El nuevo fósil ctenóforo se encontró en los sedimentos finos de los acantilados de Miguasha a lo largo del río Restigouche en la península de Gaspé, al este de Quebec. El grupo de investigación de Kerr ha analizado este fósil para dilucidar su posición en el árbol filogenético y saber qué hipótesis de las dos es respaldada por él. Sus hallazgos han sido publicados en Scientific Reports.

El estudio sugiere que la criatura fue un superviviente muy tardío descendiente de los albores de los animales. También apunta a una idea muy controvertida sobre la evolución animal temprana: que el registro fósil a veces no puede apoyar o rechazar una hipótesis.

Los ctenóforos se impulsan mediante filas de peine formadas por pelos batientes (cilios) organizados en bandas longitudinales. La presencia, el número y la organización de estas filas en forma de peine son taxonómicamente importantes. El único espécimen del fósil de Daihuoides revela un cuerpo circular en forma de disco (cáliz) de aproximadamente seis centímetros de diámetro. Además, posee 8 filas de peines radiantes, cada una de las cuales se distingue por un claro patrón en zigzag (ver foto y figura a continuación).

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La presencia de estas hileras permitió identificar este fósil como un ctenóforo, pero su alto número de peines (18) fue desconcertante. Este número es inusual en un ctenóforo vivo, pero bastante común en ctenóforos cámbricos muy antiguos. Las medusas de peine del Cámbrico de la fauna china de Chengjiang, pertenecientes a los géneros Daihua, Xianguangia y Dinomischus, comparten una simetría basada en hexarradiados, lo que significa que poseen simetría 6 o un múltiplo de 6, como 18.

El fósil proviene del sitio fósil Devónico bien documentado de Miguasha que se encuentra a lo largo de la costa sur de la península de Gaspé y una vez fue un estuario cerca del ecuador. Es un sitio reconocido como Patrimonio Mundial por la UNESCO porque conserva una diversidad excepcional de peces primitivos, incluida una forma de transición entre peces y vertebrados terrestres (tetrápodos). Este tesoro de fósiles es conocido como el conjunto de Escuminac.

Desde 1842, se han encontrado allí más de 21000 peces fósiles pertenecientes a 20 especies diferentes. Muchos de estos fósiles representan esqueletos casi completos con la mayoría de los huesos todavía en su lugar.

En contraste con la gran cantidad de peces, los invertebrados son raros y menos diversos. De hecho, solo se han encontrado 10 especies. La mayoría de ellos solo se conocen a partir de un puñado de especímenes y son principalmente artrópodos, que poseían partes duras.

Estos investigadores pusieron a prueba si la anatomía de los ctenóforos fósiles apoyaba mejor la hipótesis de las «esponjas primero» o bien la de «ctenóforos primero». Sorprendentemente, los fósiles eran igualmente consistentes con ambas ideas.

En paleontología, un «taxón de Lazaro» es un organismo que desaparece del registro fósil durante un período prolongado, solo para reaparecer mucho más tarde. Daihuoides, es un ejemplo perfecto de tal taxón de Lázaro y es posterior a sus parientes cámbricos en más de cien millones de años. Nuestra criatura se asemeja a un remilgado ctenóforo con 18 conjuntos de órganos dispuestos radialmente. Estas formas se conocían desde el Cámbrico (hace más de 500 millones de años) y luego se asumió que se extinguieron poco después.

Daihuoides muestra que estos primitivos ctenóforos sobrevivieron durante 140 millones de años más, en el Devónico, hace aproximadamente 375 millones de años. Este descubrimiento demuestra las enormes lagunas que hay en el registro fósil conocido e implica que aún quedan por descubrir muchos maravillosos fósiles.

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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Artículo en The Conversation.
Ilustración de cabecera: Apokryltaros/Wikipedia.
Foto y diagrama: Christian Klug, Johanne Kerr, Michael S. Y. Lee y Richard Cloutier.

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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1 Comentario

  1. Miguel Ángel:

    Ya hemos hablado en otras ocasiones sobre la clasificación de las plantas, que antes se basaba en semejanzas morfológicas y que ahora está experimentando una importante remodelación de la mano de los estudios genéticos. Los ctenóforos y las medusas permanecen anclados en su fase de pólipos: es probable que algunos evolucionasen a formas no natatorias, simplificándose después para originar las esponjas.

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