NeoFronteras

Peces sorprendentes

Área: Etología — miércoles, 2 de marzo de 2022

Un par de estudios recientes nos hablan de habilidades sorprendentes en diversas especies de peces.

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El test de autoreconocimiento del espejo (MSR o Mirror self-recognition) se viene usando como prueba de que algunos animales se reconocen a sí mismos cuando se ven en el espejo. Así, algunos animales tocan o raspan una marca colocada en su cuerpo en un lugar que solo se puede ver indirectamente en un espejo.

Aparte de los chimpancés, las pruebas existentes de que otros animales hayan pasado este test no son concluyentes y muchas veces criticadas. Al abordar las críticas contra su trabajo anterior sobre el pez limpiador Labroides dimidiatus, un equipo internacional de investigadores dirigido por Masanori Kohda de la Escuela de Graduados en Ciencias de la Universidad de la Ciudad de Osaka, ha proporcionado más pruebas que sugieren que al menos estos peces tienen la capacidad de autorreconocerse.

«Anteriormente, usando una marca marrón en el área de la garganta de L. dimidiatus, habíamos demostrado que tres de cada cuatro peces limpiadores se raspaban la garganta varias veces después de nadar frente a un espejo, un número similar al de otros estudios similares realizados en otros animales como elefantes, delfines y urracas», dice Kohda.

Sin embargo, una de las críticas a este resultado fue el tamaño de la muestra y la necesidad de estudios repetidos que mostraran resultados positivos. Así que formaron un equipo en el que también formaban parte investigadores del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal en Alemania y de la Universidad de Neuchâtel de Suiza. En el nuevo estudio se aumentó el tamaño de la muestra a 18 peces limpiadores, con un resultado positivo en 17 de ellos, pues demostraron el mismo comportamiento que en el anterior estudio.

Después de observar estudios similares realizados en otros animales que dieron negativo, los investigadores pensaron que quizás la marca o mancha no les parecía un problema a los animales. Así que usaron una macha marrón porque representaría algo de su entorno natural, en concreto un pequeño parásito que es la principal fuente de alimento de L. dimidiatus

Una crítica en respuesta a esto fue la posibilidad de que la sensación física de la marca, junto con ver la marca marrón en el espejo, pueda desencadenar un comportamiento no asociado al autorreconocimiento. Para abordar esto, el equipo probó cómo responderían los peces a un estímulo físico en la garganta inyectando la marca marrón a 3 mm de profundidad (en lugar de a 1 mm). A tal profundidad, la marca apenas era visible, pero descubrieron que los peces con la inyección más profunda se raspaban la garganta a un ritmo similar, sin importar si había un espejo presente o ausente. Para solidificar aún más la importancia de usar marcas que sean ecológicamente relevantes para los animales en este tipo de estudio, los investigadores encontraron que ningún pez inyectado con marcas verdes o azules demostró el comportamiento de raspado.

Algunos críticos también se preguntaron si L. dimidiatus reconoció la imagen del espejo como él mismo y no como otro pez. Un animal entrenado en un espejo es aquel al que se le presenta una imagen especular de sí mismo y pasa por tres pasos. Primero, expresa algún tipo de comportamiento agresivo, ya que probablemente percibe la imagen del espejo como otro animal, luego muestra un movimiento antinatural, pero no agresivo, ya que confirma que la imagen del espejo no es otro animal y por último, mira repetidamente su propio cuerpo sin agresión. Es en este punto en donde es posible que vea ya la marca e intente rasparla.

«Nuestro estudio anterior demostró MSR en L. dimidiatus, sin embargo, los estudios con otros animales han demostrado que simplemente mover un espejo reaviva el comportamiento agresivo, lo que sugiere que el animal solo ha aprendido una contingencia espacial, no MSR», dice Kohda.

Para abordar esto, el equipo transfirió peces limpiadores entrenados en espejos a un tanque con un espejo en un lado del tanque y luego, tres días después, a un tanque con un espejo en el otro lado, y vieron que los peces no mostraban agresión hacia su imagen en el espejo en ambos tanques.

Además, para asegurarse de que los L. dimidiatus que pasaron la prueba de marca realmente se reconozcan a sí mismos, colocaron peces entrenados en espejos en tanques adyacentes que estaban separados por vidrio transparente. Después de dos o tres días, cuando los peces redujeron en gran medida su comportamiento agresivo entre sí, se marcaron de la manera estándar la noche siguiente. Ninguno de los peces se raspó la garganta durante los 120 minutos de exposición entre sí a la mañana siguiente.

«Este resultado sugiere que un estímulo visual y ecológicamente relevante en otro pez no es suficiente para inducir el raspado de garganta en sujetos marcados. Todavía tenemos mucho trabajo por hacer, especialmente cuantitativamente, para demostrar que los peces, al igual que otros animales, tienen la capacidad de autorreconocerse. Sin embargo, como resultado de este estudio, reiteramos la conclusión de nuestro estudio anterior de que o bien es necesario revisar la conciencia en los animales o la validez de la prueba del espejo», finaliza Kohda.

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Otro estudio también nos habla de habilidades cognitivas interesantes en peces.

El pez arquero, cuyo medio ambiente se encuentra en los algunos manglares del sudeste asiático, es un buen cazador. Cuando un insecto o araña llama la atención del pez, este dispara un chorro de agua preciso y de alta potencia desde su boca, arrojando a la presa a la superficie del río en donde puede ser devorado.

El pez debe distinguir insectos y arañas de una gran variedad de flores, ramitas y otros objetos, una tarea nada fácil para una criatura separada de los mamíferos por unos 450 millones de años de evolución. La pregunta es cómo podría el cerebro de este pez realizar esta tarea de procesamiento de información siendo tan pequeño.

Para averiguarlo, Ronen Segev (Universidad Ben-Gurion) y sus colaboradores entrenaron a cinco peces arquero para disparar a las imágenes en una pantalla que colgaba sobre sus tanques en su laboratorio. Obviamente, el pez no necesita un incentivo adicional para atacar a los insectos en la naturaleza, pues es su comida, así que aquí hubo de recompensar a los peces con gránulos de comida cuando disparaban chorros de agua a determinado cuadrados parpadeantes en la pantalla.

Una vez aprendieron a escupir a objetivos digitales, los investigadores comenzaron a mostrarles fotografías de objetos sobre un fondo blanco. Los peces solo recibieron la recompensa cuando disparaban contra insectos y arañas, pero no cuando lo hacía contra objetos que no eran animales, como hojas o flores.

Luego, los científicos mostraron a estos peces 800 pares de imágenes que el pez nunca había visto antes, cada par contenía un insecto o una araña y un objeto que no era un animal. El pez disparó a los animales alrededor del 70% de las veces. Además, y esto es bastante interesante, un grupo diferente de peces que habían sido entrenados para disparar a las hojas y las flores fue igual de preciso al categorizar las imágenes.

Para intentar explicar este comportamiento, los investigadores recurrieron a un modelo informático que evaluaba qué propiedades visuales, como redondez, simetría y textura, necesitaba el pez para distinguir la imágenes. Según los resultados obtenidos, los peces se basaban principalmente en la forma de un objeto para clasificarlo.

Entonces el equipo mostró al pez arquero imágenes de insectos y plantas que contenían la silueta del objeto y que, por tanto, solo contenía información de la forma o imágenes solo con textura. Los peces tuvieron mucho más éxito con las siluetas.

Solamente se utilizaron imágenes inmóviles en blanco y negro, por lo que los peces carecían de la información sobre el color y el movimiento, algo que sí tienen cuando cazan en la naturaleza. Así que es probable que estos peces se basen en algo más que la forma cuando cazan en su medio natural.

Segev dice que es importante estudiar el pez arquero y otros peces porque constituyen la mayoría de los vertebrados vivos en la actualidad y son más inteligentes y sorprendentes de lo que creemos.

Copyleft: atribuir con enlace a https://neofronteras.com

Fuentes y referencias:
Artículo original.
Artículo original.
Foto 1: Masanori Kohda
Foto 2: Johan Fredriksson / wikipedia

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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6 Comentarios

  1. David:

    Esto me recuerda a un estudio semejante, que hicieron con perros.

    Los perros tienen conciencia corporal y comprenden las consecuencias de sus propias acciones https://www.20minutos.es/noticia/4591913/0/perros-conciencia-corporal-comprender-consecuencias-propias-acciones/

    Investigaciones anteriores han demostrado que los perros tienen capacidades cognitivas complejas, como la empatía y el aprendizaje social, pero no estaba claro si también muestran alguna forma de autoconciencia.

    Los hallazgos pueden respaldar la idea de que los perros tienen conciencia corporal, la capacidad de comprender la relación de su propio cuerpo con los objetos externos a ellos mismos, que es un precursor de la autoconciencia, y que también pueden comprender algo de las consecuencias de su propias acciones.

  2. Miguel Ángel:

    -8.000 millones de personas
    -23.000 millones de gallinas
    -1.500 millones de vacas
    -1.000 millones de cerdos
    -1.000 millones de ovejas

  3. Miguel Ángel:

    *¡Uy, me he equivocado!

    En esta noticia me ha sorprendido especialmente los resultados de lo lábridos.
    También quería desaconsejar comprar los otros peces que protagonizan el 2º estudio -peces arquero- para meterlos en acuarios pequeños. Crecen hasta cerca de 40 cm y necesitan un mínimo de 400 litros de agua.

  4. tomás:

    Eso de equivocarse no es raro. En mi pueblo había un dentista, muy adinerado -era propietario de un balneario de aguas termales el otro pueblo muy cercano- que andaba cocido desde las ocho de la mañana, así que como solíamos vernos casi a diario en alguno de los muchísimos bares que había, nos considerábamos amigos de barra, lo cual sucedía con la mayor parte de sus clientes. Como me dolía una muela, no tardó en decirme que me la sacaba -en aquellos tiempos apenas se empastada, como mucho-. Y sí, me sacó la de al lado, por lo que, luego, procedió a sacar la que debía. Pero, generosamente, solo quería cobrarme una. Por último, como yo no estaba conforme, le ofrecí invitarle a un vino, lo que aceptó encantado.
    Cosas de las equivocaciones sucedidas al abuelo Cebolleta.

  5. David:

    Los peces de acuario son muy bonitos, algunos tienen un color plata y dorado metalizado. También hay unos muy chiquititos llamados neon; y hay hasta un falso tiburón. También hay tritones y salamandras, cangrejos de río y tortugas acuáticas. Las de tierra, También son simpáticas.

  6. tomás:

    Gracias, David, por tu información en el primer comentario. En realidad, creo que el problema está en considerar la prueba del espejo tan determinante. Ha de haber bastantes más según el hábitat de la especie considerada y sus costumbres y necesidades vitales. Si ni siquiera podemos asignar con aproximación un coeficiente intelectual humano, ya me dirás.

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