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Pirámides y agua cercana

Área: Antropología — viernes, 2 de septiembre de 2022

Las pirámides de Giza pudieron construirse en su día más fácilmente gracias a la presencia de una ramal del Nilo muy próximo que ya no existe.

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Para poder transportar las piedras con las que se erigieron las pirámides de Giza se tuvieron que utilizar métodos de transporte imaginativos.

Ahora un equipo internacional de investigadores ha encontrado que el ramal Khufu del río Nilo estuvo tan cerca de Giza que podría haber sido utilizado para transportar las piedras que se usaron para construir las famosas pirámides.

En su artículo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, el grupo describe su estudio de los granos de polen fosilizados encontrados en los sedimentos alrededor de Giza y que les mostró la historia del ramal de Khufu.

En su trabajo, los investigadores obtuvieron muestras de sedimentos recolectadas con testigos de perforación de varios sitios en Giza y sus alrededores a lo largo de los años. Luego observaron de cerca los granos de polen fosilizados atrapados en ellos durante miles de años.

Al combinar sus resultados con los de estudios previos que tenían en cuenta el estudio de las capas de roca que rodean las pirámides, descubrieron que podían reconstruir la historia del ramal de Khufu a medida que fluía y menguaba en el área durante los últimos 8000 años.

Luego, mirando la línea de tiempo y el flujo en dicho ramal, encontraron que sus niveles eran lo suficientemente altos como para llegar casi hasta Giza, a 7 kilómetros del Nilo, durante los tiempos en los que se construyeron las tres principales pirámides, hace aproximadamente 4000 años.

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Los investigadores señalan que los fósiles de granos de polen que encontraron eran en su mayoría de hierbas en flor como las que bordean el río Nilo en la actualidad. También encontraron pruebas de algunas plantas de pantano, que normalmente crecen en los bordes de los lagos. Esto mostró que el ramal de Khufu permaneció en niveles altos en el área el tiempo suficiente como para considerarlo permanente.

Los investigadores también encontraron que no mucho después del reinado del rey Tutankamón, los niveles del ramal comenzaron a disminuir, lo que llevó a un ambiente mucho más árido. Otros estudios de huesos y dientes de momias de la época también mostraron que el área se estaba volviendo mucho más seca en esa época.

Los investigadores sugieren que otros científicos que utilicen las mismas técnicas podrían aprender más acerca de cómo los cambios en el caudal de los ríos afectaron a otras civilizaciones antiguas.

Copyleft: atribuir con enlace a https://neofronteras.com

Fuentes y referencias:
Artículo original.
Ilustración: Alex Boersma/Proceedings of the National Academy of Sciences (2022). DOI: 10.1073/pnas.2202530119.
Mapa: Proceedings of the National Academy of Sciences (2022). DOI: 10.1073/pnas.2202530119.

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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5 Comentarios

  1. tomás:

    Parece muy lógico que se utilizase, para las grandes piedras que se precisaban en las pirámides, la magnífica solución del transporte fluvial, así como que los bloques se trabajasen en la cantera a fin de disminuir el peso a transportar.
    Hoy en día la arqueología está a un nivel muy alto. Toda pista se analiza con gran rigor, lo que le da una categoría científica de primer orden. Me consta porque estoy leyendo un magnífico libro, «La Biblia desenterrada», donde los autores I. Finkelstein y N. Asher Silberman, un arqueólogo, catedrático de esta disciplina en Tel Aviv y un historiador, respectivamente, utilizan el método más razonable para investigar: a partir de los hallazgos en sus excavaciones construyen la muy posible historia de cómo cuando y por qué se escribió la Biblia y qué hay de verdad en ella. O sea que trabajan en sentido contrario de lo que tradicionalmente se ha hecho: a partir de la Biblia ir a buscar las pruebas que corroboren la historia que narra. En algún momento justifican su labor con una frase que no es suya, sino del sacerdote y arqueólogo Roland de Vaus: «si la historia de Israel no está fundada en la historia, será errónea, y, por tanto, también lo será nuestra fe». Aunque no lo he terminado de leer, ya deducen que se recopiló y escribió en el siglo VII a. C. por Josías y su sumo sacerdote Jelcías, basándose en un libro hallado «casualmente» durante la reconstrucción del templo, en cuyas páginas YHWH consagra, precisamente, a Josías como rey. Los grandes patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, son leyenda; del Éxodo no se ha hallado ni el mínimo cascote «dejado por alguna minúscula banda de asustados refugiados en fuga». Pero no eran pocos, sino, según la Biblia, nada menos que seiscientos mil sin contar mujeres y niños, vagando por el desierto durante nada menos que 40 años. Algún rastro habían de dejar. Pues nada. Lo mismo pasa con la pretendida conquista violenta de Israel por parte de Josías. En resumen, que la Biblia no tiene nada de historia: es una construcción literaria para consolidar un poder político-religioso que sigue rindiendo beficios.
    Así que recomiendo su lectura.

  2. Miguel Ángel:

    ¿Y los autores son israelitas?, pues espero que no corran la misma suerte que el recientemente apuñalado Salman Rusdie: no creamos que el radicalismo judeocristiano es más benévolo que el islámico.
    Y tampoco el radicalismo ortodoxo que se pregona en los templos rusos: he visto un vídeo del patriarca Cirilo en el que, entre sonrisillas irónicas, manifiesta que él no diría que haya que matar a los homosexuales, pero que le parecería muy buena idea enviarlos al destierro. Dicho patriarca ha amasado una fortuna de 7.000 millones de euros desde que se puso a las órdenes de Vladimir Vladimirovich Putin.

    El Islam comenzó a apartarse de la ciencia y a radicalizarse hace unos 1.000 años cuando Al-Ghazali (que podemos comparar con el San Agustín cristiano) postuló los requisitos que debía reunir un buen creyente. Además dijo que «los números son del diablo» y estableció una división entre «ciencias propias» y «ciencias extranjeras»: el resultado, como no podía ser de otro modo, fue el inicio del declive de la ciencia en el Islam.

  3. tomás:

    Tus vastos conocimientos avalan tus comentarios. Los autores del libro -publicado en 2003, 2005, 2018 y 2021- comparan sus hallazgos, con gran seriedad y aporte de datos, con teorías y aportes de otros. Lo que investigan es la autenticidad y veracidad de una obra, aportando pruebas por C-14 imposibles de refutar. Por otra parte alaban sobremanera a la Biblia en sí como la aventura de un pueblo. Sin embargo, no comulgo con esa opinión, ya que, al parecer, dada la falsedad de sus principales epopeyas, lo que aconteció fue la transformación de una dispersa sociedad cananea en una conciencia israelita -es su conclusión-, motivada en el mucho más pobre Judá a partir de Jerusalén y del rey Josías que menciono en mi anterior comentario. Para ellos es superior por esto, por ejemplo a la Ilíada. Yo que me enamoré de esta cuando la leí, con muy pocos años, en un librito de la biblioteca «Pulga» -era la larga posguerra franquista-, no puedo compartir esa opinión porque, para empezar, si pocos han leído la obras más clásicas, muchos menos se han atrevido con la Biblia, casi solo conocidos sus pasajes por las lecturas en las misas, que suelen hacer los sacerdotes y que se refieren más bien al Nuevo Testamento.
    De todas formas, no tengo noticia e ninguna fetua contra los autores, ni una maldición cristiana o judía. Ello puede ser porque se limita a los aspectos científicos.

  4. Miguel Ángel:

    ¿Hacen mención a la profecía, creo que de San Juan, de que lloverán estrellas sobre la Tierra al final de los tiempos?

    Abrazos no creyentes, querido amigo.

  5. tomás:

    No. Tampoco mencionan todas las imposibles leyendas de la creación del mundo ni nada de eso. Son muy respetuosos y se limitan a señalar aquellas menciones bíblicas de las que, necesariamente, deberían haberse encontrado vestigios y no los hay. Son mucho más bondadosos que yo, que en el mismo libro escribo la barbaridad del milagro de Josué mandando detenerse al Sol y a la Luna para poder seguir matando más enemigos, a lo cual ayudó el buen YHWH enviándoles piedras -supongo que granizo- de manera que murieron más por esto que por las armas de su protegido.
    Los autores han excavado muchísimos lugares y estudiado, por los restos encontrados en los tell el modo de vida de israelitas y judíos. Israel era más rica que Judá y aún lo eran más las ciudades de los valles costeros y de los dos grandes: Yezrael al norte de Israel y Berseba al sur de Judá, donde había ciudades-estado, pero que guerreaban entre ellas. Lo más importante para mí son las pruebas de C-14 de las puertas, por ejemplo, las fuentes extrabíblicas, como las menciones en Egipto, el código de Hammurabi, la estela de Mesha, etc, que dan dataciones muy posteriores a los eventos bíblicos, o los ignoran por completo, cuando su importancia, según la Biblia, debería hacerlos figurar en las inscripciones. También tienen en cuenta los diferentes estilos arquitectónicos y de vasijas y cascotes de ellas según los niveles, lo que les permite fechar eventos.
    Bueno, lo dejo, que me enrollo en demasía. Un abrazo

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