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La falsa promesa de los smarphones

Área: Psicología — miércoles, 28 de septiembre de 2022

Un estudio muestra que los teléfonos inteligentes prometen satisfacción y significado, pero solo proporcionan aún más búsqueda.

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La tecnología nos ha aplastado. Esta evoluciona mucho más rápido que nuestros usos sociales y se interpone a nuestra naturaleza humana. A esto se suma que detrás de algunas de estas tecnologías, como en el caso de las redes sociales en Internet, hay grandes corporaciones que solo buscan el beneficio económico y diseñan sus «productos» para que produzcan la mayor dependencia posible. Es como si fuera legal vender heroína y tuviéramos un suministro seguro a nuestra adicción.

Por otro lado, el ser humano es consciente de su propia mortalidad y lleva generalmente una vida alienante. Trata de sobrevivir en un contexto en el que ganarse la vida es incompatible con vivir la vida. Es lógico que trate de buscar un sentido a su vida, un propósito.

En este contexto hay diversos estudios que tratan de analizar el fenómeno de las tecnologías de comunicación e información, tanto desde el punto de vista de las humanidades (como hace Byung-Chul Han en su «Infocracia»), como desde el punto de vista científico.

Un estudio recientemente sostiene que los usuarios de teléfonos inteligentes se se decepcionarán si esperan que sus dispositivos y redes sociales satisfagan su necesidad de propósito y significado en la vida. De hecho, probablemente harán lo contrario.

Christopher M. Pieper (Universidad de Baylor) y Justin J. Nelson (Universidad de Campbell) se asociaron para comprender la compleja relación entre la búsqueda de sentido y la tecnología mediante el análisis de los datos obtenidos a partir de la Encuesta de Religión de Baylor.

Su artículo «‘Enfermedades de la aspiración infinita’: teléfonos inteligentes, búsqueda de significado y anomigénesis», se publicó recientemente en la revista Sociological Perspectives.

Los resultados de los investigadores proporcionan una relación sociológica con los estudios psicológicos que apuntan a las conexiones que hay entre los dispositivos digitales y sus redes sociales con los sentimientos de soledad, depresión, infelicidad, ideas de suicidio y otros casos de salud mental deficiente.

«Los seres humanos somos buscadores: buscamos significado en nuestras relaciones, nuestro trabajo, nuestra fe, en todas las áreas de la vida social. Como investigadores, estábamos interesados en el papel que los teléfonos inteligentes y los medios a los que nos dan acceso instantáneo podrían estar jugando en esta búsqueda de sentido», dice Pieper.

«Llegamos a la conclusión de que el apego a los teléfonos inteligentes podría ser anomigénico, lo que causaría un derrumbe en los valores sociales debido a las opciones ilimitadas y no estructuradas que proporcionan para buscar significado y propósito y, sin darse cuenta, exacerban los sentimientos de desesperación al tiempo que prometen resolverlos. Buscarse a sí mismo se convierte en la única actividad significativa, que es la base de la anomia y la adicción», añade.

Nelson y Pieper también encontraron una conexión entre esta búsqueda de significado y los sentimientos de apego al teléfono inteligente, un posible precursor de la adicción a la tecnología.

«Nuestra investigación encuentra que la búsqueda de significado está asociada con un mayor apego a los teléfonos inteligentes, una sensación de que entrarías en pánico si tu teléfono dejara de funcionar. El uso de las redes sociales también se correlaciona con mayores sentimientos de apego», dice Nelson.

Los investigadores se concentraron en las respuestas que se dieron a las preguntas de la encuesta nacional de religión de Baylor que se relacionaba con el uso de dispositivos de tecnología de la información y la comunicación, así como las preguntas del cuestionario relacionadas con el significado y el propósito y sentido de la vida. Al final terminaron mostrando que, mientras los dispositivos prometen satisfacción y significado, a menudo proporcionan lo contrario.

Un hallazgo clave del estudio es que este sentimiento de apego es más alto para aquellos que usan las redes sociales con menos frecuencia. Sin embargo, la investigación encontró que las personas que buscan consuelo o conexión a través de sus teléfonos en períodos más cortos pueden sufrir una exacerbación de su apego a esta tecnología.

«Lo interesante es que esta asociación disminuye para los usuarios más frecuentes de las redes sociales. Si bien no sabemos cómo este grupo usa las redes sociales, es posible que el uso normalizado en los niveles más altos borre los sentimientos de apego del individuo», dice Pieper.

Un aspecto positivo que encontraron los investigadores es que identificar un propósito satisfactorio para la vida parece proporcionar un efecto protector contra este sentido de apego y anomia, aunque este efecto no es tan fuerte como el efecto opuesto de la búsqueda de significado.

Según los investigadores, es posible que cuando el uso de estos sistemas estén reforzados con un propósito, como la familia, el trabajo o la fe, se tenga menos probabilidades de producir efectos alienantes para el individuo. Pero que, sin saber qué hacen on line los usuarios específicos, esta sigue siendo una pregunta para futuras investigaciones.

«Lo que hemos descubierto es un mecanismo social que nos atrae hacia el uso de teléfonos inteligentes y que podría mantenernos enganchados, exacerbando los sentimientos de apego y anomia, e incluso de desconexión, mientras prometen lo contrario», finaliza Pieper.

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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: NeoFronteras.

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3 Comentarios

  1. tomás:

    Aunque no sé si tiene relación directa con el problema expuesto, en una encuesta el resultado fue que la gente joven -y no tan joven- pasaba, una media, como mínimo, de unas 5 horas diarias pegada al móvil, llegando, en bastantes casos a 10. Por otra parte conozco personas cercanas que siguen algunas redes -que no podría identificar- que les proporcionan miedos y hasta terrores totalmente injustificados e irracionales. Ciertamente, los medios tecnológicos actuales nos permiten comunicaciones muy rápidas y útiles -el Abuelo Cebolleta recuerda cuando poner una conferencia podía, muy normalmente, ser cosa de horas esperando en un banco corrido, junto a otros que aguardaban lo mismo. Es decir que, como casi todas las cosas en nuestro mundo, los móviles tienen la mismo propiedad que un cuchillo o un partillo: pueden ser una herramienta útil o instrumento para un asesinato.
    Chao.

  2. tomás:

    Asombrado, indignado y dolorido, me entero, como todos, por la radio y la tele, de esa bestialidad de tal colegio mayor. La educación de esos bárbaros es deleznable. Yo estuve en uno, aunque solo un curso, y éramos educadísimos, y en la Escuela de Industriales, aunque siendo técnica, solo había una chica, se la respetó sin excepción, ¡y hay de aquel que la ofendiera!
    Estoy seguro de que en la convocatoria intervinieron las redes y, claro, los tnos. móviles. Como digo, algo puede servir como herramienta o como instrumento asesino. En realidad es la mente humana la culpable. Pero no puedo comprender a esta generación en la que proliferan los malvados, especialmente, habiendo sufrido el pasado siglo los terribles tormentos del nazismo. ¿Será una reacción exagerada contra el feminismo? Sinceramente , no logro asimilar o comprender la causa, pero sea cual sea condeno con toda mi conciencia ese comportamiento intolerable.

  3. Miguel Ángel:

    Una espiral de promesas incumplidas supone algo muy chungo. Almas desesperadas en desgracia que correrán riesgo de dejarse engatusar por el próximo monstruo que les prometa lo que creen anhelar:

    «Pobres almas en desgracia
    que sufren necesidad:
    esta quiere ser delgada
    y este quiere una pareja.
    ¿Quién los ayudó?
    ¡Yo lo hice!»

    https://www.youtube.com/watch?v=F_XgJxaOyRU

    Y muchos no podrán/podremos escapar como la Sirenita.

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