Ratones transgénicos que ven el rojo
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Salvo los primates casi todos los mamíferos son ciegos al color o tienen una visión de color muy pobre. Ahora unos investigadores crean ratones transgénicos con la habilidad de ver nuevos colores. Este descubrimiento podría ayudar a entender cómo evolucionó la visión en color.
Lo primates, y nosotros entre ellos, pueden distinguir todos los colores del arco iris porque poseemos tres proteínas sensibles a la luz. Cada uno de estos fotopigmentos es sensible a una particular gama de longitudes de onda. Comparando la señal producida por los conos de la retina que portan de cada uno de estos pigmentos el cerebro es capaz de discernir los distintos colores. Sin embargo, la mayoría de los mamíferos sólo tienen dos fotopigmentos por lo que tienen problemas a la hora de discriminar colores. Los ratones por ejemplo sólo pueden ver combinaciones de amarillo, azul y gris.
Los científicos han venido sugiriendo que la visión tricromática apareció en los primates cuando uno de los genes que determinan los otros dos fotopigmentos mutó para producir el tercero. Una mutación súbita de este tipo habría dado a los primates una ventaja adaptativa a la hora de buscar comida y rápidamente se difundió.
Pero además también se sugirió que los primates tendrían, es decir necesitarían, la circuitería nerviosa apropiada para aprovecharse de esta mutación. Pero la investigación de Gerald Jacobs de University of California en Santa Barbara y Jeremy Nathans del Johns Hopkins Medical School en Baltimore (Maryland ), parece sugerir lo contrario. Al parecer no se necesita una circuitería nerviosa especial.
Estos investigadores añadieron a unos ratones el gen humano que determina el fotopigmento que nos hace sensibles a la parte roja del espectro (a la gama comprendida entre los 500 y 600 nm). Entonces sometieron a los ratones manipulados de esta manera a una batería de pruebas de comportamiento en las que era necesario distinguir entre colores que para los ratones normales son iguales. Los ratones podían distinguir dichos colores. Sus cerebros, por tanto, eran capaces de manejar una nueva estimulación sensorial sin la necesidad de redes neuronales especiales surgidas por selección a través de diversas generaciones.
Los ratones transgénicos pasaron las pruebas sin problemas adquiriendo la habilidad de ver el mundo con los mismos colores que los humanos.
Las pruebas consistían en un sistema de recompensa que proporcionaba un premio en forma de leche de soja a los ratones que activaban el dispositivo con el color correcto entre otros de diferentes tonos y que eran indistinguibles para ratones normales. Los ratones transgénicos acertaban con el color correcto en un 80% de la ocasiones de entre las 10.000 intentonas.
El cerebro de estos ratones, por tanto, se desarrolló para procesar la nueva información, lo que nos dice que el cerebro de los mamíferos es por tanto lo suficientemente flexible como para interpretar nuevas señales nunca antes existentes.
Estos resultados apoyan la idea de que una simple mutación podría haber producido la visión tricomática en los primates y un inmediato cambio en el comportamiento hace unos 40 millones de años. El misterio es saber por qué esta visión no apareció en otros mamíferos.
Quizás un apropiado fotopigmento podría dar a hipotéticos humanos transgénicos una visión extendida al infrarrojo o ultravioleta y poder ver así colores que ahora no somos capaces de imaginar.
Fuentes y referencias:
Universidad de California en Santa Barbara.
Johns Hopkins Medical School.
Science (DOI: 10.1126/science.1138838).
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