Dinero y aritmética en monos
Algunos monos poseen ciertas nociones de aritmética y pensamiento simbólico.
¿Son los números naturales naturales? ¿Existe una aritmética innata? Hace un tiempo difundíamos un resultado sobre una posible aritmética innata en humanos. ¿La tienen otros animales? ¿Será la transición mental entre humanos y otros primates suave o brusca?
Elsa Addessi del Instituto de ciencia cognitivas y tecnológicas de Roma ha hecho pruebas con 10 monos capuchinos en este sentido. La idea era saber si estos animales sabrían sumar. Al parecer algunos de ellos pasaron la prueba.
Esta especie divergió de los humanos hace 35 millones de años y no es tan cercana a la especie humana como el chimpancé. Un resultado positivo en este experimento se consideraría una sorpresa.
Lo primero que había que hacer era diseñar un «divisa» monetaria para monos. Los colores de las diversas «monedas» corresponderían a un valor dado en semillas.
De este modo una ficha de color azul valía un cacahuete y una amarilla tres. La idea era ofrecer a los monos una elección entre varias monedas de diversos colores y ver si, gracias a sus dotes aritméticas, podían elegir la opción que maximizara los beneficios.
Una vez aprendieron que una moneda amarilla valía más que una roja se les dio a elegir entre una amarilla y varias rojas hasta cinco.
Dos de los monos fueron a por la mayor cantidad fichas ofertadas independientemente del color. Otros cuatro prefirieron el color amarillo frente a las azules independientemente de la cantidad de estas últimas. Addessi cree que el fallo de estos monos se debe al mal diseño del experimento porque la espera de la recompensa les frustraba.
Sin embargo, el resto de los monos (suponemos que el lector sí sabe aritmética) lo hicieron mucho mejor. Cuando le les ofrecían cuatro fichas azules sobre una amarilla no tomaban la primera opción, mientras que si les ofrecían dos azules escogían la amarilla.
A estos capuchinos se les dio a elegir posteriormente entre dos fichas amarillas valían seis cacahuetes y cuatro o cinco fichas azules.
Uno de los monos no entendió el trato, pero el resto de los monos escogió el par de amarillas sobre las otras.
Addessi afirma que los monos no realizan operaciones matemáticas, sino que estiman aproximadamente qué elección les recompensa más siempre que sea fácil de discriminar.
La habilidad de discriminar entre «menos» y «más» la presentan diversos animales como por ejemplo en situaciones en las que tienen que evaluar el número de frutas que pueden tomar o estimar el número de enemigos que les pueden atacar.
Por otro lado esto contrasta con que algunas culturas humanas carecen números.
Pero quizás lo más interesante de este experimento no es la habilidad de estas criaturas con los números, sino su capacidad de representación simbólica. No es sencillo asumir que un objeto «vale» por tres cacahuetes de la misma manera que nosotros damos valor a las monedas. El sentido del valor simbólico de algo lo damos por sentado, pero es un paso muy grande en el grado de abstracción mental.
Empieza a estar claro que las diferencias mentales entre algunos animales y el ser humano son quizás más cuantitativas que cualitativas. Resultados como éste u otros acerca de cultura, capacidad simbólica o uso de herramientas en animales así parecen demostrarlo.
Fuente: NewScientist.
Referencias:
Addessi, E., Crescimbene, L. & Visalberghi, E. . Do capuchin monkeys (Cebus apella) use tokens as symbols?. Proceedings of the Royal Society of London, Series B.
Instituto de Ciencias Cognitivas y Tecnológicas de Roma.
Vídeo.
Sobre la aritmética innata.
6 Comentarios
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martes 28 agosto, 2007 @ 9:37 am
Pues vuelvo a lo mío:
Ahora que venga Gustavo Bueno (y el resto de los que desprecian a los animales) a decir que el proyecto Gran Simio es una tontería…
Así que hemos pasado, en tan sólo unos meses de que los simios/primates no tenían características humanas a que:
1-tienen moral
2-tienen principios de inteligencia formal
3-saben utilizar herramientas
4-tienen conocimiento de sumas
Esto añadido a lo que os comenté sobre experimentos de los años sesenta en los que se les enseñaba a chimpancés el lenguaje de los signos… y hasta mentían y hacían bromas… hace que maltratar a un simio sea, para mi, un acto similar a la tortura humana legalizada.
Pero, de momento, los que son de este parecer… vamos perdiendo por goleada.
Un saludo.
martes 28 agosto, 2007 @ 1:35 pm
No creo que ningún científico serio niegue la existencia de “un soplo humano” a los animales, sobre todo a monos y simios. El hecho de que seamos humanos autoconscientes y con poder nos debe de hacer recapacitar sobre algunas de nuestras conductas para así evitar el daño gratuito a los animales, especialmente a los están más cercanos desde el punto de vista evolutivo.
Pero no debemos perder la perspectiva. A estos monos del artículo se les tiene encerrados en una jaula para poder hacer los experimentos. Con otros se experimentan fármacos y vacunas, sobre todo las más complicadas como la del SIDA, precisamente por ser fisiológicamente parecidos a nosotros.
Si sobreprotegemos a los animales eliminaremos gran parte de las investigaciones biomédicas y condenaremos a millones de humanos a la ignorancia, al sufrimiento, a la enfermedad y a la muerte. La alternativa es experimentar con humanos. Esto ya lo hicieron los nazis y todos sabemos lo que pasó.
En el mundo natural los depredadores matan y comen animales, no nos olvidemos. Y por otro lado sé de biólogos que son incapaces de sacrificar a sus ratones de laboratorio y tienen que pedir a otros que lo hagan por ellos. Los científicos tienen sentimientos como las demás personas.
Por nuestro propio interés el mundo puede ser sucio y violento. Somos nosotros los que debemos sopesar los pros y los contras. A veces somos también egoístas al querer preservar nuestros sentimientos sobre la racionalidad.
Dejar a los políticos oportunistas autoetiquetados de progresistas las decisiones de este tipo de cosas, mientras que llevan una vida absolutamente incompatible con la sostenibilidad del planeta no creo que sea una buena idea. Dárselas a los pseudoecologistas que «liberan» visones de granja al medio natural (con el consiguiente desastre ecológico) tampoco lo parece.
El sufrimiento gratuito de animales es obsceno, dar chuletas de cordero (deshuesadas) a tu perrito (conozco un caso) porque no «sabe» comer otra cosa es simplemente inmoral.
Mientras que se dedican esfuerzos para «protege» a ciertos animales urbanizados, cada hora desaparecen, víctimas de nuestro egoísmo, tres especies sobre el planeta. Y a éstas ya nunca las volveremos a ver.
martes 28 agosto, 2007 @ 2:55 pm
Pues os digo que creo que miles de científicos niegan la «humanidad» a los animales en general. Fruto de una religión que ha considerado al ser humano el ser supremo, dueño y señor de la Tierra. Hemos vivido con el san benito de «los animales no tienen alma» que justificó todo tipo de tropelías científicas y sociales/ocio.
Dejamos los toros para otra ocasión. Yo no me meto con el político, hará su trabajo como pueda ;) pero lo cierto es que hay que sacar a la palestra el trato que se les da a los animales de experimentación, zoologicos, ferias y saraos.
Y la mejor forma me parece decir que el mono de las ferias tiene sentimientos, señora! que no es como usted :)
Y por dar otra versión: lamentablemente no solo los nazis experimentaron con personas, el CNI español lo hizo tambien, el gobierno americano, las farmacéuticas (y no solo en áfrica), etc.
Si no tenemos respeto ni por nosotros mismos, ya me diréis la suerte que le espera a los monos.
La única forma es legislar para que a los maltratadores se les pueda juzgar o controlar.
Y por eso critico a Gustavo Bueno, que admiro en otros aspectos, pero que considero que se equivoca en su planteamiento.
Un saludo
martes 28 agosto, 2007 @ 3:26 pm
Por supuesto que hay que legislar para proteger a los animales. Pero no perdamos la perspectiva. En EEUU un señor fue condenado a varios años de cárcel por arrojar al perrito de una señora al trafico (no sobrevivió) en una discusión de tráfico. Ver la foto del chucho en el telediario como si fuese una persona víctima de asesinato en el país que más hamburguesas consume y más recursos naturales desperdicia era patético. Cumplir una pena en trabajos comunitarios en la protección del medio ambiente parecería más apropiado.
La experimentación con animales es fundamental para el avance de la medicina, y al final siempre se experimenta con cobayas humanos que se prestan voluntarios.
Como las administraciones no invierten en investigación farmacológica o lo hacen muy poco, ésta es delegada en compañías privadas. Éstas son más opacas a controles que las públicas, pero en general no se dedican a la tortura de animales como pasatiempo. Pero el egoísmo y las ansias de dinero, poder o fama pueden ser tan intensas que algunos (incluso en el mundo de la ciencia que no es perfecto) se salten las normas éticas.
Todos tenemos buenos sentimientos, pero a la hora de la verdad cuando el cáncer, SIDA y otras enfermedades nos acosan no reparamos en medidas. Queremos las medicinas ya, a ser posibles gratis, sin pagar de nuestros impuestos, de nuestros bolsillos o de nuestra conciencia ética.
Probablemente tenga toda la razón del mundo en señalar el origen religioso de este desprecio por el mundo natural. El ser humano es uno más en este planeta, no el dueño del mismo.
La ciencia no es omnipotente, ni tiene las respuestas a todas las cosas. Respuestas a los dilemas éticos no tiene casi ninguna, no es su campo. Somos nosotros, como sociedad, los que las tenemos que encontrar.
De todos modos estos temas están alejados del experimento relatado en ele artículo.
jueves 30 agosto, 2007 @ 3:16 pm
Emilio: Los simios con las cuatro características que citas están en la selva o en una jaula. Si les falta la primera, llevan zapatos; todos conocemos alguno.
Neofronteras: Vuestra postura protectora de los animales no es consecuente con lo que se anuncia en la publicidad asociada: «Monos a precio de coste»!
jueves 30 agosto, 2007 @ 4:08 pm
No tenemos el control de lo que sale en los anuncios. Es google quien los gestiona de manera automática. A veces puede ser incluso graciosa la asociación que hace. ¿Está seguro que no eran monos de trabajo?
En todo caso si ha leido los comentarios la protección que postulamos para los animales es relativa.