Las plantas con flores tienen un gran impacto sobre el clima y los patrones de lluvia, cambiando el clima terrestre desde su aparición para favorecer así su propia diversidad.
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Hubo un largo tiempo, desde la aparición de la vida hasta el Cretácico, en el que no había flores sobre la Tierra, ni tampoco mariposas, ni abejas polinizadoras, ni cualquier animal asociado a las angiospermas. Todo era verde, como un jardín zen. El mundo vegetal y la Tierra cambiaron radicalmente con el advenimiento de las flores.
Las angiospermas tienen otras diferencias, además de las flores, respecto a las demás plantas. Éstas son suficientes como para que, desde el punto de vista climático, un mundo sin plantas con flores fuera totalmente distinto al que disfrutamos ahora. Según un estudio, si todas las angiospermas de la Tierra fueran sustituidas por otras plantas el mundo sería más cálido y seco, particularmente en los trópicos. De este modo, la aparición de las angiospermas en el Cretácico trajo consigo la evolución de los trópicos.
Las plantas actúan a modo de tuberías que llevan el agua del suelo a la atmósfera, tomándolo del suelo a través de las raíces y evaporándolo, gracias a las transpiración, en las hojas. El impacto sobre el clima de este proceso es tremendo: alrededor de un 10% de la humedad atmosférica total proviene de las plantas. En otras palabras, esto significa que las plantas pueden producir su propia lluvia. (leer más…)