El lado oscuro de la felicidad
No todos los tipos y grados de felicidad son igualmente positivos e incluso la persecución de la felicidad puede hacer que la gente se sienta peor.
Los seres humanos solemos decir que lo que realmente queremos es ser felices, aunque la felicidad no está garantizada. Tratar de ser feliz es todo un arte y muchas veces nos solemos conformar solamente con perseguir esa felicidad. Ya en la declaración de independencia de EEUU Tomás Jefferson colocó la persecución de la felicidad como un derecho inalienable en una frase que quedó para la Historia (“We hold these truths to be self-evident, that all men are created equal, that they are endowed by their Creator with certain unalienable Rights, that among these are Life, Liberty and the pursuit of Happiness.”). Antes de ese momento y después se han tratado de dar todo tipo de recetas para encontrar esa felicidad de la que parece que carecemos. Quizás la naturaleza humana es insaciable y terminamos acostumbrándonos incluso a esa felicidad que creímos una vez encontrar. Quizás la felicidad es inalcanzable o puede que esté tan cerca que no la vemos.
Pero, ¿merece realmente la pena perseguirla? Es más, ¿es la felicidad un valor absoluto a toda costa? Imaginemos que un señor sabio al que conocemos un buen día por la mañana y con la cara boba y sonriente nos dice: “Qué feliz soy, soy tan feliz”. Pensaremos inmediatamente que ha perdido el juicio o la inteligencia. (leer más…)