¿Es la inteligencia extraterrestre inevitable?
Simon Conway Morris sugiere que la evolución es finalista y que en otros planetas se alcanzarán las mismas soluciones para los mismos problemas porque la convergencia evolutiva sería universal. Por tanto, los ET se tienen que parecer a nosotros.
Estephen J. Gould mantenía que la evolución no tiene un propósito o dirección, que si se rebobinaba la película de la vida y se proyectaba de nuevo el resultado sería distinto.
Bajo esta premisa puede pasar cualquier cosa, o no pasar. Si la vida ha aparecido en otros planetas y sigue las mismas reglas evolutivas de selección natural, uno esperaría que, bajo esta perspectiva, la vida fuera muy diferente a la de aquí. ¿Habrá aparecido la inteligencia en esos mundos?, ¿es esto algo inevitable o fruto de la casualidad?
En la Tierra tenemos “miniplanetas” ecológicos, como Madagascar o Australia. En estas islas no aparecieron animales inteligentes a partir de lemures o canguros. De hecho los animales en esos lugares es distinta a la de otros sitios, aunque puede haber parecidos.
También es verdad que se pueden encontrar muchos casos de convergencia evolutiva, seres que, evolucionando por separado, han llegado a las mismas soluciones anatómicas para sobrevivir a los mismos desafíos del medio. Esa separación puede haber sido en el espacio, pero también en el tiempo. Así por ejemplo, la pluricelularidad se desarrolló en varias ocasiones y lo mismo se puede decir de la visión o del vuelo.
A partir de esta idea Simon Conway Morris, en su libro “The Runes Of Evolution”, llega a la conclusión de que el mapa de la vida en la Tierra permite pensar que si hay extraterrestres en algún exoplaneta, algunos de ellos deben parecerse a nosotros.
Según Conway Morris la convergencia no es que sea común, es que está por todas partes y gobierna cada aspecto del desarrollo de la vida en este planeta, desde las propias proteínas a la elaboración de herramientas y pasando por la inteligencia. Según él, este aspecto no se ha apreciado hasta ahora y que implica que es inevitable una vez que la vida emerge. La vida no sería algo aleatorio, sino un proceso predecible según un conjunto de reglas rígidas.
Si este profesor de paleontología (University of Cambridge) está en lo cierto, en otros planetas en donde haya aparecido la vida puede haber seres similares a los terrestres. Dada la profusión de exoplanetas que se están descubriendo, las probabilidades de algo así no serían nulas, aunque el planeta o planetas en cuestión nunca se puedan visitar debido a su lejanía.
“Frecuentemente la investigación en la convergencia es acompañada por la exclamación y la sorpresa, descrita como improbable, notable y sorprendente. De hecho, está por todas partes y eso es una notable indicación de que la evolución está lejos de ser un proceso aleatorio. Y si los resultados de la evolución son al menos ampliamente predecibles, entonces lo que se aplica en la Tierra se aplicará a lo largo de la Vía Láctea y más allá”, dice.
Según Conway Morris los alienígenas tendrán miembros, cabezas y cuerpos de tal modo que se asemejaran a nosotros. Incluso en otros planetas con vida compleja aparecerán depredadores similares a los tiburones, plantas jarro carnívoras, manglares, setas y muchas otras cosas que hay en la Tierra.
Argumenta que la inteligencia ha aparecido en otras criaturas terrestres como los pulpos o pájaros cuando han tenido que manipular objetos o tener vida social. Como la inteligencia es una consecuencia inevitable de la evolución en la Tierra entonces puede caracterizar también a la vida extraterrestre.
Según él se puede demostrar que la convergencia ha estado presente en cada paso importante que se ha dado en la evolución de la vida terrestre, desde las primeras células, la aparición de tejidos, órganos de los sentidos, miembros e incluso la habilidad para fabricar y usar herramientas.
Así por ejemplo, pese a que el pulpo y el humano no están emparentados, los dos han conseguido por evolución unos ojos con un diseño muy similar. Pero también cita el caso del colágeno, que apareció en hongos y bacterias independientemente, la capacidad de emborracharse que compartimos con las moscas de la fruta o la capacidad de sentir asco que compartimos con las hormigas cortadoras de hojas.
Predice que el pantera nebulosa asiática (Neofelis nebulosa) evolucionaría hacia una especie muy similar al prehistórico felino de dientes de sable del pasado, pero que, por desgracia, esto no sucederá porque se extinguirá por nuestra culpa.
Según este investigador toda la vida navega por este mapa evolutivo bajo una biología predecible. “La biología viaja a través de una historia, pero termina en el mismo destino”, afirma.
Este punto es interesante, pues entonces la evolución sería impredecible a corto plazo con un comportamiento histórico sujeto a cierta aleatoriedad, pero seria finalista o confluyente y tendería a objetivos específicos, soluciones casi iguales para problemas muy similares.
Aunque haya un número de planetas muy grande, Conway Morris admite que, al no saber el origen de la vida, no se puede saber si esta es abundante o no, pero que si la vida se da, entonces evolucionará hacia cualquier cosa que pueda y esto significa que algo análogo al ser humano aparecerá tarde o temprano con una alta probabilidad. Argumenta que, como ya se sabe que hay muchos planetas en la zona de habitabilidad de su estrella, aunque la inteligencia sólo aparezca una de cada cien veces, entonces los seres inteligentes como nosotros tienen que ser abundantes.
Pero, como nos enseña la paradoja de Fermi, también admite que, pese a esa supuesta abundancia, no hemos contactado con ninguna de esas civilizaciones, así que algo falta o tiene que ir mal. “No deberíamos estar solos, pero lo estamos”, añade.
Añade que la idea de que la evolución pueda terminar alcanzando las mismas soluciones hace que la gente se sienta incómoda, porque se preguntan cuántas maneras hay de digerir o de cazar algo y así sucesivamente, deducción que puede hacernos creer que las posibilidades se dan en un número astronómico, pero para que realmente todas ellas funcionen al final sólo son un fracción infinitesimalmente pequeña de todas ellas.
Simon Conway Morris se hizo famoso por ser el paleontólogo que revisó la fauna de Burguess Shale en los setenta. Algo que reflejó el libro de Stephen J. Gould “La vida maravillosa”. No deja de ser un poco paradójico que ahora Conway Morris hable de cierta inevitabilidad en la evolución en contra de la opinión de quien le hizo famoso. Además es conocido por tener una visión teísta de la evolución, ya que es creyente.
Aunque, sin nos fijamos bien, tampoco son visiones tan opuestas la de Gould y la de Conway Morris, pues similitud no es lo mismo que igualdad. Entonces sería una cuestión de interpretación. Además, Gould ya menciona en su libro “Full House” que la vida compleja aparece porque no queda espacio en los nichos de simplicidad ocupados por las bacterias, así que es más o menos inevitable que evolucione algo así. Bajo esta óptica, al final tiene que aparecer por evolución lo más complejo porque no le queda más remedio (no te dejan ser simple) si se da tiempo suficiente.
Pero para que podamos decir algo exacto sobre todo esto desde el punto de vista científico positivista, no nos quedaría más remedio que tener más ejemplos de biosferas bien documentadas (con su historia evolutiva) de otros planetas similares a la Tierra. Algo que parece imposible, incluso aunque contemos con bioindicadores que nos digan que hay vida en otros planetas, pues no sabremos cómo son los organismos que componen esa biosfera. Simplemente no podemos viajar allí, cualquiera que sea ese allí.
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Fuentes y referencias:
Nota en la Universidad de Cambridge.
Foto: Universidad de Cambridge.
46 Comentarios
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lunes 6 julio, 2015 @ 8:09 am
La discusión puede ser muy interesante.
A que a la evolución se la considere finalista y no simplemente confluyente, a bote pronto, lo que le veo es un sesgo de misticismo.
Ya iremos viendo.
Abrazos y o saludos para todos
lunes 6 julio, 2015 @ 10:39 am
He añadido lo de «confluyente», pues parece un buen término en este caso y menos contaminado que «finalista».
lunes 6 julio, 2015 @ 11:39 am
Pues sí, amigo Pocosé. Y el que el «teófilo» Simón lleva consigo el sesgo.
Pero habrá que hacer abstracción de ello y juzgar sin que eso importe, pues hemos de considerarlo científico o filósofo-científico al menos en esta cuestión.
Dice el artículo -y supongo que él- que «aunque la vida aparezca sólo una de cada cien veces… como nosotros…»
Ya sé que la frase se refiere a planetas, pero eso no impide que podamos elucubrar sobre el nuestro. Parece que existen en la Tierra unas decenas de millones de especies y, si echamos la vista atrás apostaría por hasta mil millones; o, si queremos ser benévolos, dejémoslo en la mitad en chapucera estimación. Si ampliamos la benevolencia a todo el género Homo y lo aceptamos como una veintena de especies -por si se descubre alguna más- resulta que en la actualidad sería de -posiblemente- uno por cada 20 000 000; si vamos un par de millones de años atrás, uno por cada millón y si acogemos a todas las especies habidas en seiscientos millones de años, como mínimo, uno por cada 25 000 000. Incluso estas cifras dan para muchas opciones, pero todas están muy lejos del 1/100 superoptimista.
Ciertamente, la cuestión de la complejidad tiene una base en ese límite que impone el ser más sencillo. Pero la complejidad no se da porque sí, sino que es la respuesta evolutiva a unas condiciones ambientales de todo tipo; y éstas son innumerables. Por otra parte, ¿por qué la mayor complejidad ha de ser la inteligencia? ¿Y si fuese el ser capaz de sobrevivir a todo lo imaginable? Tendríamos a los tardígrados como campeones.
En cuanto al finalismo, si a eso le damos el significado, como en el artículo, de «soluciones casi iguales para problemas muy similares», es decir: alas para volar, aletas para nadar, patas para andar, pues habrá que estar de acuerdo en amplia convergencia analogica.
De momento yo me apunto y acabo el comentario finalizando, como todos.
lunes 6 julio, 2015 @ 1:19 pm
Como especulación tiene su interés lo que sugiere Conway, muy descabellada su idea no es, además los ejemplos que propone a modo de analogía son válidos. Pero el punto crucial es, desde luego,que no tenemos ejemplos de biosferas con su historia evolutiva de planetas similares a la Tierra.Ni las tenemos ni parece, al menos por ahora, posible tenerlas.
– Al igual que Pocosé también veo un cierto sesgo místico-teísta al trabajo de Conway; entre otras cuestiones,porque la idea de » evolución finalista» parece indicar algún tipo de finalidad en la Evolución.
lunes 6 julio, 2015 @ 2:18 pm
También son muchos los casos de diferentes soluciones químicas y o físicas para un mismo resultado. La confluencia se da y la divergencia también.
Me resisto a admitir «finalidades» en el complejísimo y muy contingente proceso evolutivo.
martes 7 julio, 2015 @ 2:04 am
Tenéis razón, no se puede hablar de «finalidad» alguna desde el momento que nos referimos a un proceso que no se detiene y, por consiguiente, nunca llega a un «fin». Primer patinazo de Conway Morris, pero la tomadura de pelo definitiva es sugerir como cosa posible que surjan seres humanos en otros lares…¡no hombre, no!
martes 7 julio, 2015 @ 9:12 am
Elemental mi querido Doctor Miguel Ángel.
¿Repetirse un proceso parecido al que nos ha elaborado, con la complejidad añadida de la memética coevolucionando con la genética y condicionándose mutuamente?
Además, como nos muestra nuestro amigo Don Tomás, estadisticamente bastante improbable.
Aquí hay otras muchas especies sociales, con un grado de inteligencia suficiente para utilizar herramientas, con posibilidad fisica de hacerlo y con cierto grado de transmisión memética. La evolución de psitácidos, córvidos, delfínidos, elefántidos e incluso cefalópodos hacia unas sociedades tecnológicas ¿Daría lugar a algo parecido a nosotros?
martes 7 julio, 2015 @ 9:23 am
Es muy lógico lo que dice Conway, al menos para el universo o multiverso actual, con las leyes físicas existentes, y con la vida orgánica como la conocemos se llegarían a soluciones similares.
Habría diferencias, evidentemente, dependiendo del medio (alas más pequeñas en planetas con menos gravedad por ej., o sólo vida marítima en planetas con más agua, lo que limita más la aparición de inteligencia, aunque aún posible).
La evolución es finalista, si se entiende por ello en que no se da si no es necesario; por ej. el tiburón, lleva millones de años sin tener grandes cambios morfológicos, sólo pequeñas variaciones de adaptación, la vida tiende al equilibrio, el fin de la evolución es la supervivencia, NO la inteligencia. La inteligencia aparece por casualidad, si se dan las condiciones o necesidades necesarias, valga la redundancia (en el ser humano según las últimas investigaciones, cambios del ambiente de selva a sabana aceleraron este proceso).
Las soluciones a las que llega la evolución serán similares aquí y en otros planetas, y tienen estas condiciones por competencia: Economía energética, adaptar lo existente (cambio de funcionalidad en órganos), aprovechamiento de recursos disponibles. Y el azar tiene mucho que ver.
Es posible que si estamos tan solos, es porque, aunque la vida aparezca relativamente fácil, la inteligencia (la capaz de ir a otros planetas) no lo es tanto, o bien las enormes distancias hagan inviable la comunicación, o bien por su capacidad de autodestrucción, no coincidamos en el tiempo.
martes 7 julio, 2015 @ 6:37 pm
Estimado Rigmaster.
A mí no me parece tan lógico.
Para sustentarse en el aire la naturaleza ha producido diferentes tipos de alas y otros diseños planeadores, sin embargo no ha producido animales aerostáticos, ni con hélices, ni con propulsión a chorro, que como es obvio tambien son métodos muy eficaces de sustentación aérea y sin embargo en el medio acuático si se da la “acuoestacia” y la propulsión a chorro, aunque la hélice tampoco y eso que puede ser unos de los primeros métodos biológicos de propulsión (Espiroquetas). También sería interesan el tipo de vuelo que llegaría a realizar la serpiente voladora si siguiera evolucionando su forma de planear. Los vegetales, anclados en la tierra, tambien han conseguido métodos parasustentar en el aire a sus semillas y estos si que utilizan la aereostacia e incluso la hélice.
La evolución es claramente contingente, a priori no hay nada que se tenga que producir, ni nada de lo producido que se tenga que eliminar, todo dependerá de la interacción de múltiples factores, muchos de ellos contingentes.
La supervivencia no es lo importante evolutivamente, sino la eficacia reproductora.
No, no ha sido la inteligencia humana la capaz de poner un artefacto fuera del sistema solar, sino una sociedad tecnológica humana, aún quedan entre nosotros sociedades humana con tecnologia neolítica, cuya inteligencia genéticamente no es distinta.
No, no veo en el proceso evolutivo finalidad de ningun tipo, ni siquiera a la excelencia, estando mas o menos en la media y sin contingencias adversas… …. …. que le pregunten si no a las cianobacterias estromatolíticas.
No, no estamos solos, son ya muchas las especies que nos han mostrado su inteligencia y con atisbos de culturas y jergas meméticas.
Y no, no es fácil admitir que solo somos uno más de los innumerables productos del empecinamiento de unas cuantas moléculas en replicarse sin poder hacerlo siempre con total perfección y que este escaso fenómeno se produzca o no, a este Universo le es totalmente indiferente. «Eppur si mouve»
Saludos.
martes 7 julio, 2015 @ 6:41 pm
Perdón lo que sigue es lo que le falta y antecedia ami post anterior ….
martes 7 julio, 2015 @ 8:53 pm
Me he tomado la libertad de realizar el empalme.
martes 7 julio, 2015 @ 9:30 pm
Mil gracias Neo
miércoles 8 julio, 2015 @ 1:38 am
Yo diría que la clave está en los dos últimos párrafos de la noticia: ¿igualdad o similitud? Si hablamos de similitud la visión de Conway Morris puede ser aceptable, aunque no necesariamente más que la de Gould (estoy de acuerdo en que no son visiones opuestas). Pero Morris no dice «seres inteligentes más o menos similares a los humanos», sino » seres humanos» directamente…y no es lo mismo.
miércoles 8 julio, 2015 @ 2:28 am
Mejor dicho, «seres análogos a los humanos»…y tiburones…y plantas carnívoras. Por simple convergencia aparecerán también análogos de los estadios de fútbol, coca-cola, yihadistas…
miércoles 8 julio, 2015 @ 8:31 am
“La biología viaja a través de una historia, pero termina en el mismo destino”,
Solo tenemos un ejemplo de biología y si su destino era crearnos a nosotros, pues vaya chapuza que le hemos salido, a no ser que seamos los destinatarios de albergar algo trascendente y eterno, claro que entonces sería el proceso la enorme chapuza.
Si que son muchas las confluencias, pero desde LUCA hasta aquí lo que yo veo es una enorme divergencia.
«No hay ciego más ciego que el que no quiere ver». Y ademas las «iluminaciones» muy potentes suelen producir daños visuales.
miércoles 8 julio, 2015 @ 11:04 am
No seas malévolo, Pocosé amigo, o tendré que anteponerte un Don como la más justa y equitativa represalia. Mi madre me decía «Don sin din, males sin fin», la cual me viene que ni pintada -hay otras versiones ninguna de las cuales te aplicaría; y ésta ni las otras me consta ni tiene por qué constarme que puedan servirte-.
Pero, en realidad, lo que me apetece es responder a Ringmaster. A ver: «alas más pequeñas en planetas con menor gravedad». Pero, por aquello de la convergencia, para dirigirnos hacia ella, supongo que la atmósfera habría de ser de aire, algo parecido al nuestro y, con menos gravedad, aire menos denso y, para aire menos denso, alas mayores…; o sea que hay razones para una u otra dimensión de las alas.
¿Y si no se hubiese logrado la vida pluricelular, o si los peces nunca hubiesen salido del agua, o si los animales se hubiesen limitado a los artrópodos, o a unos artrópodos con un buen sistema respiratorio, por tanto capaces de grandes dimensiones, pero sólo con un cordón nervioso, sin ganglios cerebroides, o si…? Lo que quiero decir es que, -recordemos el efecto mariposa- cualquier mínima diferencia en una proteína en los inicios, lo que resulta muy probable, daría lugar a un mundo impensablemente diferente; quizá con los seres superiores -si es que se daban- que no pasaran de algo así como plantas fotosintéticas.
Dices que el fin de la evolución es la supervivencia, pero esa visión es muy limitada porque, por una parte has de referirte a la supervivencia de la especie, no del individuo, por medio de la mayor reproducción de los más aptos -no de su mayor supervivencia- y por otra, precisamente la evolución lleva consigo la transformación de unas especies en otras.
En resumen que no me convence gran cosa el señor Conway. Como dice el artículo, en la misma Tierra tenemos «miniplanetas» con el añadido de haber formado parte de un continente único. Y su evolución ha sido asombrosamente distinta: Madagascar y Australia, pero también Nueva Zalanda, Galápagos, etc; en ninguno de ellos se ha evolucionado hacia una inteligencia parecida a la humana y -a mi modo de ver- porque sus condiciones son sólo muy ligeramente distintas, salvo la tremenda diferencia histórica del gran Rift -pero Australia ha padecido una desertificación que con sus ya bípedos canguros podría haberles llevado a algún progreso mental; pero nada-.
En resumen, que no.
miércoles 8 julio, 2015 @ 12:11 pm
– Además, retomando el hilo de estos acertados comentarios de Pocosé y tomás,decir que el fin de la evolución es la supervivencia ,es ir colando la teoría finalista que sostiene que las «leyes naturales» ( tras las que hay una Mente inteligente) han seguido un plan y que los seres vivos no son fruto del azar y la fatalidad; habría por tanto unas leyes «ordenadas» con un propósito crear organismos cada vez más perfectos que irían dominando paulatinamente sobre los menos perfectos y cuya culminación de perfección sería el hombre, dada su inteligencia.
miércoles 8 julio, 2015 @ 12:18 pm
Ah! y será casualidad pero resulta que la sugerencia de Conway, sobre la inteligencia extraterrestre, parece respaldar una teoría que circula por el Vaticano ( creo que fue en una charla a la que fueron invitados científicos para debatir sobre cuestiones científicas y posible vida extraterrestre, donde surgió la idea) según la cual de existir seres inteligentes en otros mundos,también habrían sido creados por Dios, como todo el Universo.Y punto.
jueves 9 julio, 2015 @ 8:41 pm
Me parece que la Mente inteligente que supuestamente está detrás de las leyes naturales es bastante inepta. Después de 3500 millones de años de darle vueltas, su mayor logro en cuanto a supervivencia han sido unos seres tan simples como las bacterias, y en cuanto a inteligencia unos homínidos que han provocado la extinción de miles de especies y están a punto de la autodestrucción. Espero que el Sr.Conway esté equivocado y los planes le hayan funcionado mejor en otros planetas.
viernes 10 julio, 2015 @ 7:53 am
Sumándome a los estadios de fútbol, Coca Cola y demás de Miguel Ángel en su 14, también habría que añadir hechos no biológicos que han tenido influencia indudable en la evolución terrestre: inclinación de nuestro eje de rotación, existencia de la Luna, catástrofe de Chicxulub, y muchos otros. Y estos no son ya aleteos de mariposas; son garrotazos evolutivos no más determinantes que esas muy posibles diferencias proteínicas a que aludo en un comentario anterior.
Vamos, que no.
viernes 10 julio, 2015 @ 8:26 am
Apostillo:
Queda aún en este planeta otra especie, social e inteligente, que en cuanto a inteligencia emocional nos supera con creces, claro que no se yo lo que el Vaticano argumentaría al respecto.
Si, nuestros primos los bonobos resuelven todos sus problemas sociales a base de sexo.
¿Imagináis como estaríamos ahora, si hubiéramos evolucionado de ellos y sin haber perdido su maravillosa inteligencia emocional en el proceso?
Vamos que no y que no.
viernes 10 julio, 2015 @ 11:01 am
La discusión sobre «confluyente» y «finalista» es, a mi modo de ver, superflua…
Si voy siguiendo un río y va confluyendo con otros, corro serio peligro de acabar en el mar o en el lago Chad , y desde luego, fin del viaje.¿ Por qué tanto ahinco en evitar el mar o el final del viaje ? Bueno, se me olvidaba, se puede ir contra corriente y acabar en la fuente.¿ Acabar otra vez ?
Por estos lares, todo se acaba, hasta este mensaje. Saludos.
viernes 10 julio, 2015 @ 11:29 pm
Incluso entre las personas, hay nichos. Las personas sencillas, podrían ser las mas felices, ya que no están dándole muchas vueltas a cada aspecto de la vida, y no están casi todo el tiempo preocupados y/o amargados por estos aspectos y por los problemas que aparecen en el curso de esta. Llevan una existencia sencilla.
Luego están las personalidades mas complejas, analizan todo, se preocupan por todos los aspectos de la vida, y le dan muchas vueltas, acrecentando los problemas con los que se encuentra. Los videojuegos que le gustan son los mas sesudos, y no le gusta jugar por pasar un rato, solo por diversión, sin ninguna otra pretensión. Las lecturas, suelen ser complejas, muy intelectuales, rechazando las lecturas ligeras, para pasar un rato. El cine, suele gustarle sobre proble!as sociales, o tema filosófico, soliendo rechazar el de entretenimiento, el de acción, aventuras, comedia de humor fácil o sencillo. Películas, videojuegos y literatura que ve, para descerebrados.
Una enseñanza budista, afirma que el conocimiento, es fuente de felicidad. Pero un profesor en el instituto, me explico una vez, que no se es mas feliz por ser catedrático.
Mi madre en casa, me dijo que debemos hacernos la siguiente pregunta ?soy feliz con lo que soy (personalidad sencilla, compleja, media), y con lo que he llegado a ser/conseguir, con la vida que llevo y aspectos de esta que conozco.?
Hay nichos, con las diferentes capacidades intelectuales, con el nivel socioeconómico, y diferentes biosferas en cada casa. No todas las casas y las familias son iguales, aunque para una persona que no haya salido apenas de su biosfera familiar, pueda pensar que en el fondo, todas las casas deben de ser mas o menos iguales.
Un saludo.
sábado 11 julio, 2015 @ 12:48 am
Prefiero pensar que la vida es un proceso aleatorio, dentro de un sistema contingente. El medio, es el que modela las formas de vida, que puede producir un planeta (forma de la biosfera, climática y variedad biológica). Pero dentro de esta contingencia, característica o ideosincracia planetaria, tendrían lugar posibles variables que con el tras cursos de los hechos, podría dar en su superficie, el desarrollo de una u otra posibilidad. En nuestro caso, de no extinguirse los dinosaurios, se cree que una especie de saurio, podría haber evolucionado hacia una especie bípeda inteligente, el homó saurio. También se especula que después de nosotros, alguna otra especie podría evolucionar hacia una especie inteligente, capaz de manejar herramientas y hacer cosas manuales (p. en. Un pulpo o calamar terrestre, que mostraba el documental, de televisión, «La vida es salvaje»). Pero esta no tendroia que ser una copia de la nuestra, con un sistema de creencias organizada, una Sociedad tecnológicamente avanzada, como la nuestra, pues pueden haber limitaciones manuales, las capacidades intelectuales, si no va de la mano de la habilidad manual, etc.
sábado 11 julio, 2015 @ 7:42 am
Amigo Pocosé:
El Vaticano hubiese recomendado castidad.
Amigo «petrus»:
No veo que haya discusión. Pienso que, como dice Neo en su 2, se trata de quitarle esa connotación teísta en la que una creación tiene como fin el hombre, capaz de descubrir luego que el mundo al que pertenece hubo de ser hecho por un ser superior. Se trata solo de eso, de minimizar la deriva de Conway.
Amigo David:
Podríamos tratar de tu sesudo filosofar, pero prefiero centrarme en el tema del homosaurio. En efecto, «podría». Ya fue pensado por Dale Russell; derivaría del Stenorhynchosaurio, al que se le suponen algunos rasgos que podrían haberle llevado hacia una inteligencia humanoide. Por cierto que en la ilustración se le ve ya con un palo puntiagudo en la mano derecha, una bolsa en bandolera y no soy capaz de asegurar si es un hacha o una porra en la izquierda, pero sí que lleva taparrabos. Y esto último me asombra porque todo indica que venían a ser como los cocodrilos, con su cloaca que sirve para todo y nada deja a la vista. En fin, que serían muy vergonzosos de haber acabado pareciéndose a nosotros.
Hasta otra, queridos amigos.
sábado 11 julio, 2015 @ 10:29 am
Es muy posible que la visión de Conway Morris esté contaminada por su visión teísta.
La evolución no es 100% aleatoria, pues hay restricciones y limitaciones de todo tipo, pero no es finalista. También depende mucho de la historia pasada. Los vertebrados surgieron, pero podrían no haberlo hecho. Si fuese así la actualidad biológica sería muy distinta. Quizás hubiera seres inteligentes que se plantearan que los alienígenas tienen que tener también tentáculos como ellos porque es la mejor forma de manipular objetos. Estos seres alternativos podrían tener 2 ojos para tener visión estereoscópica, pero serían muy diferentes a nosotros en otros aspectos.
Obviamente, en una biosfera alternativa surgiría la visión, el oído, el vuelo y muchas otras soluciones «convergentes», pero esos seres serían diferentes a nosotros en muchos otros aspectos.
Al final es una cuestión de interpretación sobre qué es lo que es igual, qué es lo que es parecido y qué es distinto. Así que es cuestión de opinión.
Pero la posibilidad de que en otros lugares haya una secuencia en plan trilobites, dinosaurios y humanos es más bien nula.
sábado 11 julio, 2015 @ 10:53 am
No sé a cuento de qué David saca a colación el asunto de la felicidad, pues esta entrada no es sobre ello y hay algunas que sí lo son.
No obstante, es posible que la gente ignorante sea más feliz. pero puestos a elegir entre felicidad absurda y conocimiento (o sabiduría) me quedo con lo segundo. Pero es una falso dilema, porque se puede ser más feliz sabiendo que no sabiendo.
Lo importante es no aburrirse, no ser idiotamente feliz todo el tiempo. La reflexión a veces lleva a la melancolía, pero esta es inherente al ser humano, una parte de nosotros que no podemos negar. La creatividad a veces se da gracias a esa parte.
La gente simple es quizás feliz, pero no necesariamente. La felicidad va más con la personalidad que con otras cosas. Hay niños felices y niños infelices, aunque sean todos ignorantes.
La realidad es que el ser humano no puede ser absolutamente feliz sabiendo que esa felicidad está limitada en el tiempo y que morirá y desaparecerá de la existencia.
Uno puede drogarse y evadir el problema o ser simple e ignorante y no llegar a plantearse ni ese ni ningún otro problema. No dejan de simples escapatorias para no afrontar la realidad.
El caso es que si uno es ignorante y ni siente ni padece entonces tampoco se distingue mucho de un vegetal, es menos humano. Nos caracteriza el pensamiento y el conocimiento.
Esto es como la promesa de la gloria celestial una vez muerto. ¿A qué individuo plano le puede apetecer un estado casi indistinguible de un chute de heroína permanente? Al parecer a muchas gente. Curiosamente a la misma gente no le gustaría ser inmortal y desprecian este mundo y los logros del ser humano. Pero este mundo es maravilloso, aunque no se ajuste siempre a nuestros deseos. Cómo es posible que les guste más ese más allá que el más acá es algo absolutamente inexplicable. Quizás es esa misma gente que encuentra la felicidad en la ignorancia.
El conocimiento exige esfuerzo. Quizás el ignorante es simplemente un vago y prefiere no saber si tiene que hacer un esfuerzo para aprender.
Resumiendo:
– La ignorancia no soluciona el problema, lo oculta. Es autoengaño.
– El conocimiento no proporciona necesariamente la felicidad, pero la facilita. Se es más feliz comprendiendo el mundo que te rodea que ignorándolo.
– Lo importante es no aburrirse y que tu vida sea interesante, no ser idiotamente feliz.
– Al final todos cesaremos de existir y ya no seremos (ni felices ni infelices). Más vale que seamos conscientes de ello para no malgastar vegetando la (escasa) vida asignada.
sábado 11 julio, 2015 @ 10:30 pm
ni que decir tiene que la vida aquí es y ha sido una cadena de acontecimientos bastante improbables que incluye todo tipo de accidentes cosmológicos de aristas imposibles… aún con todo ese caos precedente, aquí estamos, de hecho cuanto mas accidentada la evolución mas depurados sus resultados según parece…
domingo 12 julio, 2015 @ 7:44 am
1. Felicitar a Pocosé por el acierto de su premonición en la primera frase del primer comentario.
2. Al releer el resumen, del artículo, resalto: «… se alcanzarán las mismas soluciones para los mismos problemas…». pero es que los problemas no serán los mismos.
3. Gould, en una metáfora que habré de «traducir» o interpretar -como se prefiera- en «El pulgar del Panda», capítulo 12 viene a decir que costó tres mil Ma que comenzase la vida, pero podría haber costado seis mil, o veinte mil. Dice a continuación que si la Tierra fuese eterna podríamos hablar de inevitabilidad (de la vida). Y termina el párrafo diciendo: Pero no lo es.
domingo 12 julio, 2015 @ 8:03 am
Dados los cada vez más frecuentes descubrimientos paleontológicos, se puede admitir una duda razonable sobre nuestro conocimiento de todas las especies que han existido y desaparecido, y por consiguiente no podemos afirmar con total seguridad que ninguna de ellas hubiera desarrollado técnicas de vuelo, navegación o de cualquier otro tipo de desplazamiento como los antes mencionados, o de carácter inimaginable para nosotros. Con tantas variables en juego podemos imaginar infinidad de resultados evolutivos ignorados a dia de hoy.
domingo 12 julio, 2015 @ 10:05 am
Estimado Tomás:
Gould obviamente no es Dios y se puede equivocar. Además, sus artículos a partir de los cuales se compilaban algunos de sus libros están basados en datos y resultados de su época. Pero sería interesante saber en dónde dice lo de los 3000 millones.
En la copia que poseo pone que la primera edición es de 1980, así que está basado en datos de finales de los setenta.
Ahora se cree que la vida apareció hace unos 3800 millones de años, al «poco» de formarse la Tierra. Como de la abiogénesis no tenemos ni idea no hay forma de saber si, dadas las condiciones apropiadas, la vida es inevitable o no.
Basándose en el único caso conocido, la vida aparece pronto, pero la vida compleja tarda muchísimo. La inteligencia tarda unos 600 millones de años tras la vida compleja. Pero la sociedad tecnológica es básicamente instantánea.
lunes 13 julio, 2015 @ 8:10 am
Estimado Neo:
Evidentemente los 3000 millones son consecuencia de las estimaciones de la época en que se escribió, como las actuales lo son de los datos de ahora. He extraído lo que narro de la edición de la Colección Bocket, ISBN:978-84-08-00703-6, pág. 154, párrafo penúltimo.
Y, en efecto, Gould no es Dios, y se puede equivocar, como todos nosotros. Eso es algo tan obvio que no merece la pena resaltar la indiscutible obviedad que le atribuyes. También da otros datos que estoy casi seguro de que ya se conocían con buena aproximación en los años setenta y, sin embargo los cita claramente equivocados. Será por aquello de escribir deprisa sin detenerse a afinar un poco para que la edición salga pronto y no tardar mucho en cobrar. Además no hay por qué comulgar con todas y cada una de sus ideas. Yo, por ejemplo no estoy en absoluto de acuerdo con su tan famoso y generalmente aceptado «rebobinar», aunque sólo sea porque es un imposible y por tanto incomprobable, aunque tengo varias razones más que, a mi, me parecen de peso. Tú, sin embargo, pareces aceptarlo en un ya algo lejano artículo cuyo título no recuerdo. Y es que cada uno es como es -frase irrebatible-.
En cuanto a lo de emparejar inevitabilidad con eternidad, tienes toda la razón (aunque él dice «podríamos hablar», un condicional que resulta muy indefinido). Pasa, en cierto modo, como con los números de infinitos decimales. Aunque sean infinitos, algunos de los dígitos -sean las diferentes formas de vida- pueden no aparecer nunca. Sea, por ejemplo la fracción 5/9 que nos dará 0’555… periodo de infinitos cincos y sea este 5 la no vida. Nunca aparecerá ninguno de los demás dígitos -posibles vidas- aunque ese decimal sea infinito. Ya ves que estamos totalmente de acuerdo y me excuso por esa analogía tan elemental y quizá poco apropiada.
También estoy de acuerdo con tus dos últimos párrafos, aunque no me haya manifestado jamás en contra de esas puntualizaciones, simplemente porque forman parte de mis convicciones.
Saludos cordiales.
lunes 13 julio, 2015 @ 8:23 am
Estimada Fina:
Estoy absolutamente de acuerdo con cuanto expresas.
Cordiales saludos.
lunes 13 julio, 2015 @ 9:09 am
Tampoco hay que echar la culpa siempre al escritor. A veces, los traductores, editores y redactores meten la pata.
martes 14 julio, 2015 @ 10:41 pm
La mayor e imperativa confluencia de todos los seres vivos es la necesidad de reproducirse. Sin embargo en esta confluencia resulta muy evidente una enorme divergencia. Si nos limitamos a la reproducción sexual, tres cuartas partes de lo mismo. Me parece que en prácticamente todas las confluencias que podamos analizar, siempre encontraremos divergencias en los múltiples aspectos de dicha confluencia. Y si nos ponemos a buscar incunfluencias, sin duda que serían numerosísimas. Una inconfluencia que me resulta llamativa es la no evolución de los procariotas hacia organismos pluricelulares y esta aún sería discutible, pues las nostocales con sus colonias a base de filamentos, sus heterocistes y acínetos, se quedan a pique de un repique. Podríamos seguir poniendo ejemplos de confluencias muy divergentes e inconfluencias hasta aburrirnos. Pero ya nos ilustró nuestro inestimable Neo: ”Al final es una cuestión de interpretación sobre qué es lo que es igual, qué es lo que es parecido y qué es distinto. Así que es cuestión de opinión.”
Parece estar bastante claro que la evolución carece de objetivos finales, pero no lo está tanto que confluencias, parecidos y similitudes, puedan estar o no estar obligadas a aparecer y que realmente lo sean puede ser bastante subjetivo. A este respecto lo que realmente me enerva, es la sutil manipulación que de las aguas no totalmente claras que la ciencia en muchos aspectos presenta, algunas eminencias científicas realizan, no para aclararlas sino para llevarlas a su molino, ya sea molino místico o científico.
Y todo esto me ha hecho recordar un micro relato que con solo 75 palabras se puede relacionar con casi todo lo tratado. Que inspirado aquí: http: //neofronteras.com/?p=4253 lo hice concursar, sin pena ni gloria, por allí: http://lacienciaysusdemonios.com/2013/12/22/microrrelatos-edicion-2013/#more-35765
Y que os ofrezco agradeciendo de antemano cualquier crítica:
EVOLUDEPRE
Entré. Tenía aspecto de no haberse aseado en días.
– ¿Estás enfermo?
Señaló la pantalla.
”Un equipo científico consigue, por selección artificial, que un organismo que siempre ha sido unicelular forme colonias estables, donde solo las células periféricas se reproducen generando otras colonias estables.
Los análisis evidencian que la no expresión de una molécula de membrana las hace pegajosas”
– Importante avance científico en evolución. Dije.
– Si, importantísimo. Solo somos producto evolutivo de un estúpido fallo.
Gimoteó.
miércoles 15 julio, 2015 @ 8:00 am
Amigo Pocosé:
Me ha encantado el relato «Evoludepre»; muy a propósito.
jueves 16 julio, 2015 @ 2:40 am
Un punto clave está en el 29 de Tomás para ver que se puede llegar a Roma por ambos caminos: Gould también apuesta por la inevitabilidad de la vida si se plantea un escenario con tiempo infinito, y también decía que, en ese mismo escenario, cada cierto tiempo aparecería una nueva especie inteligente.
Por otra parte, recordar una vez más que, desde la abiogénesis, habría muchos pasos intermedios desde la sopa primordial a una cianobacteria: habría que sumar otros 6.000 millones de años si hacemos una estimación considerando que los saltos en complejidad hayan seguido un ritmo similar al que han mantenido estos últimos 3.800 m.a.
En números redondos, unos 10.000 m.a para que la sopa primordial haya evolucionado hasta seres capaces de viajar opor el espacio.
viernes 17 julio, 2015 @ 7:11 am
Querido y gran amigo Miguel Ángel:
Gracias por citarme inmerecidamente, porque, además, te voy a contradecir: ¿Y si ese cálculo lo hubieses realizado hace tan sólo -para la edad de la Tierra- unos diez Ma? Te hubieses encontrado quizá con el Sivapitecus -antiguo y parece que equivocado Ramapitecus-. O sea que no tendrías base para hacer ningún cálculo. O, incluso, en muchos aspectos, hace tan solo unos sesenta años.
Sinceramente creo que un tiempo infinito no garantiza la inevitabilidad de una inteligencia cultural y tecnológica como la que nos ha tocado no sé si decir en suerte.
Yo también estoy deseando que se me den las condiciones para pasar un buen rato disfrutando de tu agradable e inteligente compañía. De momento van más despacio de lo que quisiera. Pero todo llegará.
Un fuerte abrazo.
viernes 17 julio, 2015 @ 2:15 pm
En resumen: que es más lo que nos une que lo que aparentemente nos separa. Y esa Ley Universal será así aquí, ahora y en el infinito y la eternidad.
sábado 18 julio, 2015 @ 5:01 am
Amigo David:´
Una puntualización a propósito de tu 24: el medio influye en las formas de vida, pero también las formas de vida influyen y provocan cambios en el medio.
Un cordial saludo.
sábado 18 julio, 2015 @ 7:11 am
Querido Neo:
No puedo resistirme a esa extraordinaria declaración de intenciones que nos brinda en su 27. Y digo «declaración de intenciones» porque en el asunto de la felicidad no hay verdades absolutas.
Le veo en una línea similar a la de Goethe, con un par de citas del susodicho:
«Todo se soporta en esta vida, salvo mucho días de continua felicidad»
«Una vida inútil equivale a una muerte prematura»
No es que esté en franco desacuerdo con la receta que propone, querido Neo, pero insisto en que en este tema me encuentro con muchas dudas y pocas certezas.
Por ejemplo, no estoy de acuerdo con Eduardo Punset cuando se queja del tiempo libre que le demandan sus becarios y dice: «¿Pero para qué queréis más tiempo libre, para quedaros en casa a ver al televisión?»…una de las cosas que demanda el cerebro es escapar de la rutina, así que, ¿por qué no, señor Punset?
Y es que filosóficamente me siento próximo al hedonismo de los epicureístas, por eso en mi particular receta de la felicidad me resisto a obviar los pequeños placeres (con moderación), así como las necesidades básicas a las que hacía referencia Abraham Maslow en su pirámide.
A nivel personal, una de las etapas más infelices de mi vida fue precisamente cuando más trabajaba y más dinero ganaba. Rectifiqué, trocando dinero por tiempo (que «malgasto» con mi familia o leyendo Neofronteras), y ahora me encuentro mucho mejor.
Y, de cara al bien común y al futuro de las generaciones venideras, curiosamente puede ser preferible un heroinómano sumido en la inacción que no tenga descendencia ni contamine mucho (porque no tenga coche ni aire acondicionado) que un fabuloso emprendedor que no se aburra pero tenga muchos hijos, casas y coches…todo es tan relativo.
En «La auténtica felicidad», Martin Seligman sugiere que a ella pueden llegar tanto un científico, como un empresario o un yihadista…cada uno por senderos diferentes. De modo que mi receta también será completamente inválida para un buen número de personas.
Abrazos
sábado 18 julio, 2015 @ 11:13 am
Apreciado Miguel Ángel:
No hay desacuerdo, sino más bien todo lo contrario.
El sufrimiento de cualquier tipo está reñido con la felicidad. Y, efectivamente, trabajar mucho (aunque sea ganando dinero y a veces ni eso) no es sano ni para el cuerpo ni para la mente. En esta sociedad neoesclavista en la que nos encontramos parece que no hay término medio ni en este ni en otros temas. O no se tiene tiempo libre o se tiene todo el tiempo libre del mundo estando parado y esto último se usa como un aspecto más de la mayor y más fuerte divisa del planeta: el miedo.
Quite an experience to live in fear, isn’t it? That’s what it is to be a slave.
Si además el trabajo en concreto que se realiza no gusta entonces se está en el infierno. Todo depende también de lo que se considera trabajo. En la empresa española muchas veces el trabajo es bíblico y los resultados del mismo son menos importantes que el sufrimiento alcanzado o el tiempo gastado en el lugar en donde se realiza.
Bajo esta perspectiva el hedonismo y su tipo puede ser una puerta de salida, depende de cada cual si es una puerta falsa o no.
El tiempo es la «sustancia» de la que está hecha la vida y su buen uso requiere de mucha sabiduría (que muchos no tenemos).
Pero la ignorancia no da la felicidad, sólo contribuye a una sociedad cada vez más enferma que adora el becerro de oro y sacrifica a sus semejantes, el planeta y a ellos mismo en su altar. Nos merecemos una Sodoma y Gomorra y no precisamente por el hedonismo contemplativo.
En cuanto a Punset… sólo usa la ciencia y otras cosas para hacer caja, como cuando usó a la comunidad de bloggers de Internet para forzar un mejor contrato con TVE.
jueves 23 julio, 2015 @ 7:19 pm
No me cabe duda, querido Neo, por algo decía usted en la noticia del décimo aniversario que si la duda de un lector es «vivir» o leer su web, elija vivir. Me alegra que haya resaltado todos esos aspectos que no mencionaba en su 27, seguramente por no extenderse.
Además, usted sabe perfectamente que todo entra mejor con una chispa de placer…o de poesía. Si solo proponemos compromiso, nunca llenaremos de público el mostrador. Algo que también preocupa a Dawkins…o al amigo Pocose, a la vista de su EVOLUDEPRE y su desengañado protagonista.
Yo estoy con usted y con Dawkins en invitar a la gente a que viva. Is there a life before dead?
Y con Sagan cuando dice que nos tratemos más compasivamente.
Y, efectivamente, cualquier exceso se aparta del hedonismo según lo entendían Epicuro y compañía. También los romanos con su «regla de los tres «ochos»»: 8 horas para dormir, 8 para trabajar y 8 para comer, asearse, vestirse, divertirse.
…y la dieta mediterránea. No es chovinismo: es una dieta cuyos beneficios han sido confirmados por todos los estudios que se han realizado, en todo tipo de países. Hace unos días en » Para todos la 2″ estuvieron hablando sobre el tema dos expertos. Mencionaron un estudio que mostraba una disminución en la incidencia de las depresiones en un 40 o un 60 por ciento.
Más abrazos, queridos Neo y Pocose.
domingo 26 julio, 2015 @ 7:18 pm
Muy de todo lo bueno Neo y Miguel Ángel:
Ya hace días que deseaba decir algo sobre ese consejo en el artículo «NeoFronteras cumple 10 años»: «Si… tiene la opción de leer esta web o vivir, realmente vivir, no lo dude y viva». La creo incluida en lo que Miguel Ángel llama declaración de intenciones.
¿Y si el participar aquí, el «charlar» con personas amantes de la ciencia le hace a uno feliz?
Quizá, en este tiempo, estoy pasando alguna depre que me hace sentirme un tanto vacío. Posiblemente me siento desubicado; no sé. El caso es que mis felicidades se han visto reducidas a esta web y a mi perrito. Sé que todo pasará porque siempre he sido animoso pero, de momento, necesito las satisfacciones que esta web y el grupo creado en su entorno me proporciona.
Gracias sin límite por ello.
lunes 27 julio, 2015 @ 12:44 am
Lamento oír lo de su depre, amigo Tomás. Piense que es sólo un estado mental y que se terminará pasando. Lo importante es atreverse a vivir, aunque las cosas no salgan como esperamos o esperábamos.
Y si este sitio web le ayuda a evadirse o a saciar el conocimiento y esto le produzca satisfacción entonces sirve al menos para algo.
lunes 27 julio, 2015 @ 6:57 am
Ya puedes estar seguro, admirado Neo, de que este sitio, no solo sirve para algo; es extraordinario.
Gracias por ello, que tu esfuerzo te cuesta.