NeoFronteras

Más argumentos sobre el planeta 9

Área: Espacio — viernes, 28 de octubre de 2016

Pese a los nuevos argumentos a favor de la existencia del planeta 9, este sigue sin aparecer.

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El planeta 9 fue predicho a principios de este año por Konstantin Batygin y Mike Brown para explicar las inusuales órbitas de algunos objetos del cinturón de Kuiper.

Desde entonces, el hipotético planeta ha permitido que la imaginación vuele. Incluso se ha propuesto que existe una probabilidad no nula de que se trate de un exoplaneta capturado por el Sol.

Se trataría, según los cálculos, de un planeta con una masa de hasta 10 veces la de la Tierra y con una órbita muy lejana y fuera del plano orbital del resto de lo planetas bajo un ángulo de unos 30 grados.

Ahora, un nuevo estudio de Brown y colaboradores aporta otra prueba teórica de su existencia. Al parecer, el Sol estaría inclinado debido a la influencia del campo gravitatorio de este planeta de bastante masa.

Los ocho planetas conocidos están dentro del mismo plano orbital con una diferencia de sólo un par de grados, pero el eje de giro del Sol no es totalmente perpendicular a este plano, sino que existe una inclinación de seis grados. Esto podría deberse a la influencia del planeta 9. Hasta ahora no se había encontrado una buena explicación a este fenómeno.

El estudio ha sido aceptado para su publicación en Astrophysical Journal y es presentado en la reunión anual de división planetaria de la American Astronomical Society en Pasadena.

Según las teorías de formación planetaria, los planetas se formaría a partir del disco de acreción en cuyo centro se formaría el Sol, así que el giro del Sol y la órbita de los planetas tiene que coincidir por conservación de momento angular. Salvo que haya otras influencias, claro. Esa influencia podría ser la momento angular inducido por el planeta 9 sobre el Sol.

No es la única indicación reciente sobre la existencia que han conseguido estos astrónomos. A raíz de una pregunta en Science Friday hace poco a Batygin sobre la órbita rara de otro transneptuniano recientemente descubierto, este investigador se puso a estudiar el asunto y también llega a la conclusión de que se debe a la influencia del planeta 9. Lo comunicó en ese mismo programa hace poco (minutos finales).

No todo es positivo. Análisis realizados por Matthew Holman y Matthew Payne (Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics) no fueron concluyentes a la hora de encontrar pruebas indirectas del planeta 9 basándose en la órbita de Plutón.

También se trabaja en las posible influencia sobre Saturno, por lo que podrían usarse los datos obtenidos por la misión Cassini que lo orbita desde hace años.

Sin embargo, todos los esfuerzos por fotografiar al planeta 9 han sido infructuosos. Desde enero pasado se han venido usando telescopios como el Keck o Subaru para encontrarlo. Pero, sin éxito.

Según los cálculos, se encontraría a 380-980 UA del Sol, por lo que le llega muy poca luz y refleja, por tanto, menos aún. Encima, a esa distancia su movimiento aparente es muy pequeño. Además, hay que barrer 1500 grados cuadrados del cielo si queremos encontrarlo según los cálculos ambiguos sobre su órbita. Se necesitan unas 20 noches de observación con el Subaru para cubrir eso. Algo que se podría conseguir según Scott Sheppard (Carnegie Institution for Science) en tres años si en las noches concedidas no se nubla. Aunque Batygin y Brown han restringido el área a observar a 600-800 grados cuadros recientemente con un nuevo modelo computacional.

Algunos astrónomos se muestran escépticos sobre este asunto del planeta 9, el tiempo dirá si Batygin y Brown están haciendo historia o el ridículo.

En todo caso, si tal planeta existe, visitarlo con una sonda no tripulada no va ser nada fácil debido a su extrema lejanía.

Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=5132

Fuentes y referencias:
Artículo original I.
Artículo original II.
Ilustración: Caltech/R. Hurt (IPAC).

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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23 Comentarios

  1. Tomás:

    Un poco excesivo situar una investigación o intentar una teoría entre hacer historia y el ridículo -esto último hasta un poco cruel-. Quizás mejor entre hacer historia y el fracaso. Pero fracasar en algo así no es hacer el ridículo, a no ser que el propósito sea muy disparatado y fuera de toda lógica, lo cual no parece ser el caso. Existen ciertas anomalías que no tienen suficiente explicación, como viene a decir el artículo: la inclinación del eje de rotación del Sol, las anomalías orbitales de los objetos transneptunianos, los cometas de corto periodo -y quién sabe si los de más largo- y supongo que alguna otra irregularidad.

  2. Javier:

    Igual me equivoco, pero mi opinión es que no solo debe haber un planeta 9, si no que posiblemente haya un planeta 10, planeta 11, y puede que más. Por ahora, las técnicas utilizadas para detectar exoplanetas (transito y velocidad radial, principalmente) tienen una importante predilección a la hora de detectar exoplanetas con órbitas de pequeño tamaño, ya que la técnica del transito tiene problemas a la hora de detectar exoplanetas con periodos demasiado largos, ya que se necesita esperar mas tiempo a que el exoplaneta vuelva a pasar por delante de su estrella, muchas veces hasta cientos de años (pluton, por ejemplo). La técnica de la velocidad radial ya ni te quiero contar. Eso quiere decir que tampoco podemos medir ni probar cuan habitual es encontrar planetas con largos periodos de órbita.

    Pero mi opinión es que dada la inmensidad del espacio, y la gran cantidad de masa que se haya perdida en forma de materia oscura, podría ser que una gran cantidad de exoplanetas con órbitas increíblemente grandes anden por ahí dando vueltas.

    Es verdad que eso entra en conflicto con las actuales teorías sobre la formación planetaria, pero también hay que decir que es un tema que nunca ha estado del todo claro, y siempre ha tenido sus dudas.
    Con respecto a su esquiva detección, creo que la observación directa es proporcional a la distancia a la que esté el objeto. Evidentemente, debe de ser muy difícil detectar un planeta tan alejado. Y quien sabe, puede que se nos escape algo… ¿que pasaría si este planeta no reflejase apenas la luz?

  3. Tomás:

    Las dificultades que expones me parecen lógicas, salvo el que los exoplanetas desconocidos puedan ser responsables de la materia oscura, dada la dimensión de esta y la poca masa de los planetas en relación con su estrella.

  4. Desde el Sur:

    Ladra, tiene cuatro patas y mueve la cola.
    ¿Qué es?
    Tal vez se debería empezar a considerar seriamente el trabajo del astrónomo chileno Muñoz Ferrara que hablaba de este planeta, aunque también de la Atlántida.
    Él decía que este planeta (planeta cometa) gira de manera elíptica entre nuestro sol y una estrella muerta.

  5. Teaius:

    Estimado Desde el Sur: Este es un sitio de ciencia serio, no nos hable de cosas pseudocientíficas como como el supuesto Planeta cometa/Hercóbulus/Hercólubus/Nibiru/Planeta X o como quiera llamarlo. Nada tiene que ver el supuesto planeta de la noticia con la fábula de Hercóbulus.

  6. JavierL:

    Teaius aunque estoy de acuerdo con lo que le respondes a «desde el sur» no dejo de imaginar que sucedería si encuentran ese planeta y veo dos cosas seguras

    La primera es a los medios de comunicación anunciando que los científicos hallaron a hercobulus

    Y la segunda es que con un periodo orbital entre los 10.000 y 20.000 años de generará algo muy similar al fin del calendario maya cuando ese planeta llegue a su perihelio. Con lluvia de cometas, fin del mundo y todo lo demás.

  7. petrus:

    Cuanto más sabemos, o creemos saber, más preguntas nos hacemos. Esta mañana he leído un artículo muy pesimista sobre la materia oscura y sus misteriosas partículas asociadas, esas que no acaban de aparecer y que nos van a obligar a modificar o al menos a adaptar las teorías actuales para que todo vuelva a encajar…
    Si el sol está inclinado, me inclino a pensar que algo o alguien ajeno al sistema solar inicial pasó o llegó para desequilibrarlo, puesto que , dejado a sí mismo, hubiera resultado bien equilibrado ¿ no? . Tal vez en los suburbios del sistema hay algo ajeno que contribuyó a los cambios orbitales de los planetas gigantes y, tal vez inclinó al mismo sol. Misterio tras misterio. Cuando yo estudié el átomo por primera vez, solo tenía, como las nueces, núcleo y corteza y de los planetas, se sabía poco más que el nombre. Hoy mis hijos dicen saber más del átomo que lo que supieron juntos todos los sabios anteriores al siglo veinte. Vivir para preguntarse, ese es el programa.

  8. Desde el Sur:

    En ninguna parte de mi comentario anterior apoyo a la pseudociencia. Todo lo contrario. Cierto es que el señor Muñoz Ferrara fue un chanta. Por eso lo aclaro en el primer párrafo.
    Sin embargo ¿y si no todo el trabajo de este hombre fue fraudulento?
    ¿Y si se encuentra algo entre sus notas que pudiera ser útil para entender mejor esto?
    ¿Acaso no debe la ciencia estar despojada de todo prejuicio y sesgo?
    Además, en última instancia, si no aporta nada se descarta y listo.
    Existen procedimientos para esto. ¿Cuál es el problema?
    ¿Vamos a dejar de lado un dato o una idea por culpa de un recelo?
    El elitismo es mas peligroso y nocivo para la ciencia que la misma pseudociencia.
    Saludos

  9. Tomás:

    Estimado «Desde el Sur»:
    Aunque hablemos el mismo idioma a veces no nos entendemos. Creo que «chanta» significa algo así como fanfarrón en conocimientos, pero eso no se ve en tu primer párrafo o, al menos yo no lo entendí así. Lo único que hace dudar es la referencia a la Atlántida, que, para mí, es algo así como una leyenda sin suficiente base, de la que no se conoce su posible ubicación, sus dimensiones, qué fue lo que la destruyó, etc., y sobre la que se ha exagerado su civilización según la imaginación de quien relate. Supongo que bajo ese punto de vista debemos considerar la existencia de Hercóbulus, X o como se le quiera llamar.
    Pero preferiría intentar pensar. Hablamos de la inclinación del eje del Sol. Pero resulta que cantidad de movimiento en el sistema, le corresponde de forma abrumadora, creo que supera el noventa y muchos por ciento. Entonces, si hubo algún fenómeno descomunal, supongo que afectaría más a las órbitas de los planetas que al eje de rotación del Sol. Si tuviese tiempo, que no es el caso, y si tuviese capacidad de hacerlo, que no estoy seguro, intentaría relacionar el momento angular de cada planeta con el ángulo que forma su órbita con el plano ecuatorial del Sol. No sé si habrá alguna relación. De todas formas, fuese lo que fuese hubo de suceder, imagino, en la época de la formación del sistema. Pienso en alguna masa importante, posiblemente comparable a Júpiter que, por alguna causa interna del Sol, o más bien del Casi-Sol, pero después de la nebulosa protosol, saliese despedida de él y su órbita se hiciera cada vez mayor con alguna rapidez, mientras los otros planetas también se estaban formando. Creo que alguna teoría defiende que Júpiter estuvo al principio más cerca del Sol, pero también otras dicen que está donde se formó.
    Bueno, intento dar ideas, buscar racionalmente una causa, porque un planeta capturado y tan lejano, no creo que tuviese mucho efecto sobre el eje de rotación del Sol. Yo diría que ninguno.
    Saludos.

  10. JavierL:

    Amigo «desde el sur» yo también malinterprete tu comentario. Seguro Con aquello de empezar a tomar seriamente su trabajo seguramente. Así que discúlpame también.

    Ahora lo de sesgo y recelo es lo que más me gusta de la ciencia, así que no puedo acusarla de ello.

    Las cosas necesitan pruebas para aceptarse. Si no nada. Es lo que la distingue de la fe. Da igual hablar de un planeta que orbite una estrella muerta o dos o tres. Sin pruebas, predicciones matemáticas, o algo que le de alguna base nadie debe aceptarlo.

    Ahora si encontramos un planeta que orbite el sol como darle crédito a alguien que imaginó un planeta que orbitaba dos soles.

  11. Javier:

    He estado leyendo algo del señor Carlos Muñoz Ferrada, y, de nuevo, cito una de mis frases preferidas: «afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias». Dicho esto, diré que el señor Carlos Muñoz Ferrada no solo no da una prueba extraordinaria, es que tampoco se molesta en dar ninguna prueba en general. Según él, el planeta Hercólubus está ahí «porque sí». Nunca dio explicación alguna de como llegó a esa conclusión, ni experimento, ni si quiera teoría. Se le ocurrió una idea feliz que se sostiene, porque sí, podría ser (o no) posible que un planeta de gran excentricidad (nada de planetas-cometas por favor) estuviera dando vueltas por el sistema solar, pero este hombre no se apoyo en ningún calculo ni prueba, simplemente se lo inventó. Si este hombre llegase a tener razón, no sería por su talento como científico, si no por mera suerte. Así es como funciona el método científico. Y lo demás, sí, es pseudociencia.

  12. Tomás:

    A pesar de mis excusas he echado un vistazo rápido y pienso que va a ser difícil relacionar inclinaciones orbitales con su momento angular, si es que esa relación existe. Me ha bastado observar que dos inclinaciones tan parecidas como las de las órbitas de Marte y Neptuno -1,85º y 1,77º, respectivamente-, en planetas cuyo momento es tan distinto -3,51×10^39 y 2.52×10^42 (kg x m^2)/s iban a ser de difícil encaje. Tampoco a la cantidad de movimiento, es decir, la masa por la velocidad, le veo porvenir. A ver si, de todas formas, con un poco de observación, se me ocurre algo que no sea una tontería.

    Pero podría haber algún intento de explicación de la inclinación del Sol en el que astrónomos expertos pudieran trabajar si les parece posible la idea. Como sabemos, hubo una nebulosa primordial muy grande y debió heredar alguna rotación que se aceleraría conforme se fuese comprimiendo. Parece lógico que la zona interior tuviese elementos más pesados por la gravedad y eso podría explicar que los planetas interiores sean predominantemente rocosos. Pero pudo suceder que una masa importante con esta cualidad se concentrase suficientemente centrada sobre el eje de rotación, pero en alguna zona entre un polo y el centro del astro en formación -pongamos a medio camino-. Al estar bastante centrada sobre el eje, la fuerza centrífuga que le empujase a salir, al principio sería pequeña, pero conforme fuese aumentando su desplazamiento hacia el exterior, su momento aumentaría. Por último, saldría disparada, aunque, dada su posición, alejada del ecuador, es decir entre el centro y un polo y, por el efecto acción-reacción, el eje del Protosol se vería obligado a inclinarse en sentido contrario. De esa manera podría salir en una dirección, que luego formaría una órbita de creciente radio medio, no exactamente paralela, pero alejada al principio creo que bastante más de 350.000 km (esto viene a ser la mitad del radio del actual Sol), de forma que, conforme se alejase, su distancia al plano orbital de los planetas en formación aumentaría.
    Algo así, afinando y descartando imposibles que los avezados astrónomos encuentren, podría haber sucedido, porque alguna explicación racional ha de haber para esa inclinación del eje de rotación solar.
    Me agradarían pegas, comentarios y cualquier idea, que proceda de vuestro leal saber y entender.
    Saludos.

  13. Tomás:

    Sigo pensando en eso y creo que la masa que escapase debería ser muy grande; como mínimo, creo que más que todos los demás planetas juntos y que su momento respecto al centro debería ser muy grande para ser capaz de originar una inclinación tal en un cuerpo tan masivo como el Sol. Pero entonces, en el Protosol ¿había elementos pesados en tal cantidad? Yo diría que es posible, pero dudoso.

  14. Miguel Ángel:

    Comparto muchas de la dudas que manifiestas, amigo Tomás. No he hecho cálculos pero también me ha sorprendido a primera vista que un planeta poco más masivo que Urano sea capaz de provocar 6 grados de desviación del eje solar estando tan lejos.
    He estado revisando una noticia anterior de Neofronteras donde proponen varias explicaciones posibles: que sea un error en la calibración de las medidas que han tomado los de ALMA; que se trate de una enana roja más lejana que este hipotético planeta; un planeta errante fuera del sistema solar o incluso un asteroide mucho más cercano. http://neofronteras.com/?p=4830

    Abrazos.

  15. Tomás:

    Gracias, mi querido amigo, por intentar razonar conmigo. Lo que dices de ALMA está dentro de lo posible, y aun de lo muy posible; es decir, un error, fuere cual fuere su origen. Pero descartaría un planeta errante o un asteroide. Porque estamos hablando de una acción gravitatoria y un planeta, incluso mucho más grande que Júpiter, pero cuya masa no le permita llegar al «estrellato», situado tan lejos no puede, a mi modo de ver ejercer ese tipo de acción. Sí otras, como algún desplazamiento, pero no una inclinación del eje de un cuerpo tan masivo como el Sol. Lo mismo pienso de alguna estrella invisible que, aunque su masa fuese muy importante, es decir, que haya derivado a estrella de neutrones o incluso de agujero negro poco masivo, no conseguiría en una modificación del ángulo del eje de giro, sino en otro tipo de fenómenos, que -es mi parecer- notaríamos mucho más en los planetas (ya damos por hecho que podrían ser los responsables de los cometas que procedan del cinturón de Kuiper, disco disperso o las diferentes regiones de la nube de Oort).
    Ya sé que todos los planetas presentan inclinaciones; algunas tremendas. Pero es curioso que precisamente Mercurio, el más pequeño, la tenga tan mínima (a pesar de tener cierta relación con la fertilidad y alguna imperdonable violación), y que también Júpiter, el mujeriego por excelencia, sea el segundo y no la tenga muy grande. Pero a lo nuestro. El caso es que no conozco -seguramente las habrá- otras razones «oficiales» para la inclinación de los ejes que choques, sobre todo durante su formación. Y la más cercana es la de Tierra-Marte-Luna. Claro que pienso que son razones de andar por casa, como esta que yo pretendo; no más que una mera especulación. (La mencionada para la Tierra y Marte, en concreto, parece más justificada, porque, además difieren muy poco: 23º y 25º respectivamente).
    En resumen, lo que pretendo decir es que para cambiar una inclinación, hace falta una energía descomunal (o quizá una acción muy constante durante muchísimo tiempo y en el mismo sentido que debería afectar a todo el sistema con efecto muy similar).
    De todas formas, lo más elemental, saludable y evidente es comprobar ese posible error: sería eso la famosa navaja de Occam.
    Un fortísimo y agradecido abrazo, al «Señor de los Abrazos».

  16. petrus:

    En todo este asunto estamos dando por supuesto que el planeta( o lo que sea) se formó con el conjunto del sistema solar, y que está girando en torno al sol en el plano de la eclíptica o muy cerca… pero si se incorporó al sistema solar más tarde y su plano orbital fuera diferente, debieron notarse y mucho sus efectos al incorporarse o ser atrapado por el sol. En esos días, con su llegada, debió alterarse todo el equilibrio planetario, al aportar sus propios momentos y su gravedad . Entonces pudo alterar las órbitas de los grandes planetas, tumbar a Urano y dejar al sol un poco desviado. Y así sigue. Por eso me tienta imaginarlo como un llegado desde las estrellas, una enana muerta con una órbita desviada, tal vez una elipse muy alargada, de miles años, pero muy capaz de provocar nuestras glaciaciones y alterar hasta la tranquilidad de nuestro sol.

  17. Tomás:

    ¿Y si intentamos pensar al revés?; es decir, descartando. Para empezar yo me olvidaría cualquier cuerpo de poca entidad; incluso de un planeta muy grande. También de una órbita, para el causante, un tanto coplanaria con las del sistema, por muy grande que fuese porque su acción no sería inclinar, sino atraer hacia él. Entonces nos quedan como posibles, primero, ese posible error que, además, imagino será lo más sencillo de comprobar; luego el paso limitado en el tiempo de un objeto muy masivo, que causaría -en potencial, claro- el desbarajuste, y se alejaría para siempre -o estaría en una órbita tan grande que tardase cientos de miles de años en recorrer; quizá esa masa importante, pero modesta, tipo gran planeta, desprendida del Protosol en una zona entre un polo y el centro y no se me ocurre otra cosa que recomendaros miréis esta página que no acabo de entender: masscience.com/2016/07/17/conozca-la-verdadera-causa-de-la-inclinación-axial-de-los-planetas-del-sistema-solar. Realmente no habla del Sol, pero, aunque le encuentro una pega, preferiría me dijeseis algo sobre esa opinión si lo tenéis a bien.
    Mi agradecimiento por pensar al alimón.

  18. Miguel Ángel:

    A mí tampoco me saca de dudas el enlace, querido Tomás. Yo apostaría, como «petrus» y tú, porque sea alguna estrella o un exoplaneta que en algún momento se acercó bastante al Sol. Eso sí se descarta el posible error de ALMA.

  19. Tomás:

    La pega que le veo a la dirección que os he recomendado es que la acción de esa «precesión» haya dejado a todos los planetas en unas órbitas tan coincidentes. Sin embargo, es sólo que no lo acabo de entender, pero no que si lograse hacerlo, quizá me parecería bien- No sé; es que yo he entendido siempre por precesión orbital un desplazamiento de la órbita en su plano, o sea un avance o retraso del afelio y perihelio, y ahí parece proponer otro movimiento del plano completo de la órbita. Así que me lo leeré otra vez a ver si lo pillo.
    Abrazos.

  20. petrus:

    Para hacer que una estrella bascule su eje de giro, se me ocurre un método muy masivo pero muy simple. Si el sol con su momento M1, absorbe una masa con un momento de inercia M2, desalineado con el vector M1, al componer ambos, aparecerá un M3 como el que presenta. Así como a Júpiter le han caído unos cuantos cometas en los últimos decenios, bien pudo el propio sol recibir una masa giratoria o un impacto tangencial que le produjera aceleración lineal + nuevo eje de giro. La aceleración acaba transmitida a todo el sistema solar pero la desviación del eje de giro debe mantenerse, como se mantienen los momentos totales. Pueden haber ocurrido tantas cosas en estos últimos cinco mil millones de años…que no hemos podido estar al tanto de todas.

  21. Tomás:

    Evidentemente, amigo «petrus». Es una posibilidad que mentalmente tenía presente pero que en ningún momento expresé. Como sucedió con la Tierra-Marte, pudo haber un choque que moviese el eje -es la traducción más vulgar de tu razonamiento con momentos-. Un grandísimo planeta pudo chocar por ejemplo lateralmente -cuanto más cerca de un polo menos cantidad de movimiento precisaría- e inclinar el eje.
    Muy de acuerdo en esa posible causa. Otra cosa es adivinar cual fue el origen de ese cuerpo; si venía de fuera del Sistema, su trayectoria, su masa, etc. E imagino que el Sol se lo pudo tragar aunque sufriendo la indigestión de quedarse ladeado.
    Gracias por la colaboración en el pensar.

  22. petrus:

    Fuera de contexto científico, en la ilustración del artículo diría que el artista se ha permitido alguna licencia espectacular, colocando delante de su cara oscura un par de galaxias y alguna que otra estrella, lo que lo convierte en un astro monstruoso , probablemente incapaz de soportar su propia gravedad…pero tampoco un agujero negro, pues refleja la luz en el borde, luz que le llegaría de alguna otra monstruosa galaxia oculta a la derecha de la imagen…

  23. Tomás:

    Creo que yerras, amigo «petrus». Lo que el artista ha colocado antes que el planeta, no pueden ser galaxias. Solo hace falta comparar con la verdadera galaxia, que ha de ser la nuestra, que hay detrás. Por supuesto, tampoco estrellas, pues taparían con mucho al planeta y lo iluminarían, por lo que ya no sería su cara oscura. La luminosidad de la derecha ha de estar imaginada como proveniente de esa estrella -quizá el Sol- que se ve abajo y a su derecha -fíjate que esa iluminación tiene como foco el Sol que supongo.
    Podríamos imaginar que se trata de una foto tomada desde un satélite de ese planeta. Se vería un Sol muy lejano, la Vía Láctea más allá, otras estrellas más lejanas que el Sol y en la parte superior derecha, supongo que algunas estrellas o algunas galaxias.
    Conclusión: la ilustración es correcta.

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