Primeros resultados de la dieta de restricción horaria en humanos
Los primeros resultados de la dieta de restricción horaria en humanos indican que reduce la sensación de hambre, aumenta la quema de grasa durante la noche y además proporcionaba una flexibilidad metabólica, pero no afecta al número total de calorías quemadas.
Hace poco más de un año vimos por NeoFronteras los resultados sobre la dieta de restricción horaria en moscas de la fruta. Más tarde se hizo lo mismo con ratones. Ahora se hacen públicos los primeros resultados preliminares de aplicar este tipo de dieta a humanos.
Investigadores de University of Alabama tratan de averiguar si, al igual que con las moscas y ratones, el horario de comidas que tenemos puede ayudar a los humanos a perder peso y quemar grasa. Como todos sabemos, la obesidad se ha convertido en una plaga a nivel planetario que está socavando la salud de las personas y colapsando los sistemas sanitarios.
La idea subyacente es que el cuerpo humano tiene un reloj interno y muchos aspectos del metabolismo tienen su funcionamiento óptimo en la mañana. Por tanto, ajustar las comidas a este ritmo circadiano puede tener una influencia positiva sobre la salud.
Los primeros resultados sobre la dieta de restricción temporal en humanos indican que la elección estratégica de la hora a la que tomamos nuestras comidas puede ayudar a reducir el hambre y alterar los patrones de quema de grasas y carbohidratos, lo que ayuda a perder peso.
Según fue expuesto en un congreso reciente celebrado en New Orleans, en este tipo de dieta los sujetos tienen su última comida del día (¿cena?) a mitad de la tarde y no comen más hasta la hora del desayuno al día siguiente.
Según Courtney Peterson, comer sólo durante una ventana temporal más estrecha que la típica ayuda a perder peso. “Hemos encontrado que comer entre las 8 am y las 2 pm permite mantener el apetito mejor controlado a lo largo del día que si la ventana es de 8 am a 8 pm, que es el promedio de los norteamericanos”, añade.
Si todo esto se confirma entraría en colisión con los hábitos culturales en algunos países. Así, por ejemplo, en España se puede tener del desayuno antes de las 8 am y la cena después de las 10 pm.
En este estudio con humanos los investigadores realizaron un seguimiento de 11 hombres y mujeres con exceso de peso durante varios días. En un periodo de 4 días sólo se les permitía comer de 8 am a 2 pm y en otro periodo de 4 días de 8 am a 8 pm. Durante ese tiempo midieron las calorías y grasas quemadas, así como el apetito que tenían. Todos los participantes en ambos periodos de tiempo consumieron el mismo número de calorías.
Los investigadores encontraron que la dieta de restricción horaria no afectaba al número total de calorías quemadas, pero sí reducía la sensación de hambre y aumentaba la quema de grasa durante la noche. Además, proporcionaba una flexibilidad metabólica, algo que permite al cuerpo cambiar fácilmente de la quema de carbohidratos a grasas y viceversa.
Esta investigación vendría a sugerir que comer mucho más pronto o incluso saltarse la cena, puede tener efectos positivos para la salud, aunque se necesitarán realizar más estudios al respecto para confirmar esta teoría. Si esta dieta de restricción horaria ayuda a no a la pérdida de peso a largo plazo o si beneficia a la salud es algo que todavía está por demostrar.
La crítica a este estudio es que la muestra es muy pequeña y el tiempo de aplicación muy corto para saberlo. Se necesitarán estudios más amplios y complejos para saber más.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=5251
Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Gráfico: UAB Public Relations.
14 Comentarios
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domingo 15 enero, 2017 @ 2:27 pm
cuál sería la dieta para una persona con restitución de tránsito intestinal
domingo 15 enero, 2017 @ 4:35 pm
http://neofronteras.com/?page_id=636
domingo 15 enero, 2017 @ 11:23 pm
También es un poco confuso que digan que la muestra ( 11 personas) es muy pequeña y, sin embargo, suficiente para que el estudio sea estadísticamente correcto y publicable.
lunes 16 enero, 2017 @ 7:46 am
Coincido con la apreciación de, al menos, vaguedad de la experiencia. Demasiados «puede» que me recuerdan anuncios televisivos tipo «esta loción puede ayudar al crecimiento del cabello» por poner un ejemplo inventado. Bueno, ahora se lleva añadir «científicamente probado». Muestra insignificante, en el más profundo sentido de la palabra; es decir que no significa. Quizá sirva para dar más base a una intuición y decidir hacer un estudio solvente.
De todas formas, cada individuo tiene un metabolismo algo diferente. Aparte del común de ser obesos, ¿qué otras características, seguramente distintas, tenían? ¿Cómo medir algo tan subjetivo como el apetito de cada cual?
Así que coincido con el párrafo final del artículo y con la apreciación de Miguel Ángel, lo cual no quiere decir que considerar el tema de la restricción horaria sea baladí. Ha de ser útil, sobre todo para las costumbres en España. Hay un refrán que recibí de mi madre y que, como todos, se debe a la sabiduría popular: «De grandes cenas están las sepulturas llenas». Un algo tiene que ver con el artículo, aunque sea de forma tangencial.
lunes 16 enero, 2017 @ 8:59 am
Total que para perder peso seguirá siendo imprescindible ingerir menos calorías de las que se consumen.
Ahora bien, si esta restricción horaria apunta a que el hambre es mas llevadero y se metabolizan con más facilidad las grasas quedándose un par de veces medianamente satisfecho que cinco o seis deseoso, me parece que no se pierde nada añadiendo una experiencia personal a la escasa estadística.
lunes 16 enero, 2017 @ 11:08 pm
Los mamíferos tenemos mecanismos para retener en forma de grasas todo lo que puedan, como es esperable después de miles de millones de años de hambrunas.
Para no acumular kilos hay que comer menos y no hay más secretos, esto de las recetas mágicas para perder peso son estafas para engrasar unos negocios que mueven cantidades fabulosas de dinero.
martes 17 enero, 2017 @ 7:47 am
Por supuesto, amigo «apalank.ator». Pero en este caso no pretenden vendernos nada, sino distribuir las ingestas de modo que el mayor aporte energético-alimenticio se produzca cuando los requerimientos de la actividad sean mayores. Y parece sensato que se cene muy poco cuando, al poco, vamos a dormir. Aunque pienso también que esos desayunos descomunales de dos huevos fritos, varias lonchas de beicon y seguramente leche o café con leche con cereales, no sé si dejan el cuerpo con ganas de rendir o más bien de reposar. Mi experiencia personal es que una vez bien comido, me entra sueño, aunque quizá siendo nada más levantarse…
martes 17 enero, 2017 @ 10:55 am
Pues vuelvo a refrendarte, mi muy querido Tomás: después de una comida copiosa, somnolencia como expresión de un estado de consciencia disminuido. Sueño que será más intenso si la comida ha sido a base de carbohidratos complejos, como pan o arroz, que si ha sido a base de proteínas.
El tema de los ritmos y horarios parece muy relevante. La falta de sueño, por ejemplo, estimula el apetito y causa obesidad. De hecho, es una técnica que usan en muchos países de África en las llamadas «casas de engorde», en las que se alimenta generosamente a mujeres o niñas con el fin de que ganen peso y consigan un matrimonio mejor.
miércoles 18 enero, 2017 @ 12:43 am
Lo malo de la Medicina es que se suelen tener muestras pequeñas y hay que vivir con ello. Por eso se han desarrollado técnicas estadísticas especiales para la investigación médica. Así, se tienen en cuenta muestras incompletas en las que se pierde la pista a un paciente en un momento dado o se usa estadística bayesiana. Con ello se puede afinar aunque la muestra sea pequeña.
miércoles 18 enero, 2017 @ 12:50 am
En cuanto a las dietas no hay nada mágico. Si ingieres 9000 calorías y no te mueves del despacho y del sofá ten por seguro que no hay manera de mantenerte delgado.
No hay dieta mágica que permita ser feliz comiendo lo que te dé la gana (y que además te guste, como dulces o grasas) y pretender adelgazar. Es imposible a no ser que se nazca con un metabolismo muy rápido, rasgo que hasta hace poco se eliminaba evolutivamente.
Tampoco sabemos mucho sobre la obesidad. Últimamente se investiga mucho el microbioma.
Ayudaría que no necesitáramos llenar el vacío interior o calmar la ansiedad con la comida. Pero en una sociedad básicamente enferma desde el punto de vista mental, esto es cada vez más difícil.
miércoles 18 enero, 2017 @ 8:19 am
Pues ya que se habla de microbioma, quito lo de micro, y para adelgazar, me trago unos huevecillos de tenia -o sole para los amigos-.
miércoles 18 enero, 2017 @ 10:57 pm
Amigo Tomás, respecto a tu 7 ya veo que los autores no pretenden vendernos nada, pero algún desaprensivo utilizará y tergiversará los resultados de este estudio para crear su receta mágica y lucrarse con ella engañando.
Recientemente se ha dado el caso de la plaga del omega 3, en que partiendo del resultado del estudio del genoma de los inuit que toleran particularmente bien esta grasa, hay empresas que han hecho creer al público que esta grasa es la panacea y se lucran vendiéndola en multitud de formatos, engañando al consumidor, por ejemplo el pescado azul la tiene a patadas y es mucho más asequible, sin embargo esta información no llega al respetable.
miércoles 18 enero, 2017 @ 11:12 pm
Suscribo 100% el comentario 10 de neo.
Añadiría que el analfabetismo científico reinante alienta que gran parte de la población se pueda creer que ingiriendo más calorías de las que se gastan se puede adelgazar, es un absurdo del mismo calibre que encontrar el movimiento perpetuo.
viernes 20 enero, 2017 @ 12:34 pm
Como soy tan experimentador, he trasladado parte de la cena al desayuno a ver qué pasa. De momento el único problema es que el entretenimiento que acompaña mi solitaria y satisfactoria -en ese sentido- existencia, que es ver una película en la tele sobre las diez, ya no va acompañado de frutos secos, lo que aburre un poco, pues son buen complemento. Veremos si lo arreglo.
De todas formas la tele está insoportable con tanta cocina y tantas series que, por principio me niego a ver. A mí, lo que me gusta es el cine como película. Solo vi con gusto unas series cortas hace ya unos cuantos años: «Calígula», creo recordar, pero no estoy seguro, «Hombre rico, hombre pobre» y no sé si alguna que he debido olvidar.