Sobre el clima en planetas de TRAPPIST-1
Un nuevo estudio intenta predecir el clima y las posibles líneas espectrales de los planetas del sistema planetario TRAPPIST-1.
El conjunto de lo imaginable es muy grande y no todo lo imaginable puede ser real. La batalla de la ciencia es asumir por fe que el conjunto de lo real está incluido en el conjunto de lo imaginable.
Bajo esta perspectiva, la intersección entre el conjunto de lo imaginable y el conjunto de la realidad es precisamente este último conjunto. También podría ocurrir que no fuera así y que parte del conjunto de la realidad fuera inalcanzable por la mente humana. Dejemos que la filosofía de la ciencia aclare o no esta cuestión, si es que es posible.
Cuando se descubrió la complejidad del sistema planetario TRAPPIST-1 nos sorprendimos notablemente. Algo así no había sido propuesto ni en la ciencia ficción. Se trataba de un sistema con, al menos, siete planetas rocoso que orbitaban muy cerca de una estrella enana roja. Varios de ellos podrían tener condiciones para la habitabilidad, en concreto TRAPPIST-1 e, f y g. TRAPPIST-1 d está justo al borde interior de la zona de habitabilidad, mientras que TRAPPIST-1 h fuera de esa zona por la parte exterior de la misma. Están todos ahí apelotonados en una región muy pequeña alrededor de su estrella. Ya dimos cuenta de este descubrimiento en NeoFronteras ben su día.
La estrella de este sistema es una estrella de tipo espectral M con una masa del 9% de la del Sol y 12% de su radio, siendo sólo un poco mayor que Júpiter (pero con mayor masa).
Un sistema planetario tan compacto implica que las distancias entre planetas son, a veces, muy cortas y que las órbitas están en resonancia de tal modo que los periodos son múltiplos enteros o semienteros unos de otros. Si estos planetas enfrentan o no una misma cara a su estrella es lo que todavía no podemos saber, peor es probable.
Esto no implica que el viaje entre los distintos planetas sea fácil para los hipotéticos habitantes de esos mundos. Los viajes serían cortos, pero costosos desde el punto de vista energético. Salir del pozo de gravedad del planeta y moverse en el de la estrella necesita de un Δv (incremento de velocidad) considerable.
TRAPPIST-1 no está muy lejos, está a «sólo» 39 años luz de distancia a nosotros en la región de cielo que hemos denominado constelación de Acuario. Los planetas orbitan tan cerca de su estrella que, pese a la escasa distancia a nosotros, no dispondremos de la tecnología para resolverlos en mucho tiempo. Sin embargo, sí se espera que se puedan tomar espectros de transmisión de sus atmósferas con la nueva generación de telescopios.
Mientras tanto, se pueden hacer estudios y modelos sobre cómo pueden ser estos planetas, cuáles son sus temperaturas o sobre si es posible la vida en ellos. Desde su descubrimiento se han realizado bastantes estudios al respecto. Ahora exponemos el último de ellos.
Investigadores de la Universidad de Washington y de otras instituciones publican un artículo en el que se atreven a predecir las condiciones reinantes en estos mundos basándose en modelos climáticos. Este tipo de resultados podría guiar en el futuro a otros astrofísicos a estudiar el sistema con el telescopio espacial James Webb, si es que se lanza en algún momento (se espera que para 2021).
Para ello, estos investigadores han simulado distintos tipos de atmósferas y cómo pueden afectar a su clima.
Encontraron que en los primeros estadios de la vida de la estrella enana roja todos los planetas de TRAPPIST-1 tendrían un clima demasiado cálido y similar al de Venus, sin agua líquida en su superficie y atmósfera densa que los haría inhabitables. Quizás sólo TRAPPIST-1 e podría salvarse de la quema y tendría océanos similares a los de la Tierra pasado un tiempo.
Aunque se han publicado otros análisis similares, Andrew Lincowski afirma que este realizado por él sus compañeros se basa en el modelo físico más riguroso en términos de radiación y química.
Además, este modelo proporciona las posible huellas espectrales de los elementos químicos que se encuentren en las atmósferas de estos planetas. Esto permitirá identificar estos compuestos y elementos en estos planteas usando el telescopio James Webb y telescopios similares.
Lo malo de predecir la habitabilidad de estos mundos es que las estrellas enanas rojas tienen una evolución compleja, con un comienzo muy activo. La historia evolutiva de estos planetas tiene que ser muy distinta a los planetas del Sistema Solar, que están bajo la influencia de una estrella tipo G. No se pueden extrapolar los efectos que tiene el Sol sobre los planetas del Sistema Solar a lo que ha ocurrido en TRAPPIST-1.
Los resultados obtenidos por este grupo de investigadores para cada planeta del sistema son los siguientes por orden de cercanía a su estrella:
TRAPPIST-1 b, que es el que está más en el interior, está demasiado caliente y será un venus sin agua con una efecto invernadero descontrolado. Será incluso demasiado caliente como para tener nubes de ácido sulfúrico como ocurre en nuestro Venus.
TRAPPIST-1 c y d recibirían un poco más energía que Venus y la Tierra de su estrella y sería también infiernos con efecto invernadero descontrolado y sin agua líquida.
TRAPPIST-1 e sería el único que tendría agua sobre su superficie y una temperatura moderada. Sería el mejor candidato para estudiar su habitabilidad o buscar biomarcadores.
TRAPPIST-1 f, g y h podrían ser o bien como Venus o estar congelados dependiendo de cuánta agua contenían cuando se formaron.
Podría pasar incluso que todos los planetas de este sistema planetario fueran como nuestro Venus, sin agua y demasiado calientes. Durante las primeras fases se evaporaría el agua que contuvieran y este vapor sería disociado por los rayos ultravioletas de la estrella produciéndose hidrógeno y oxígeno. Finalmente, el hidrógeno se perdería en el espacio. Esto produciría una atmósfera oxidante y nulas posibilidades para la vida tal y como la conocemos.
La única escapatoria es si alguno de estos planetas parten con un contenido acuoso superior al que tenía Venus, la Tierra o Marte. De este modo, se perdería gran parte por fotodisociación, pero quedaría todavía agua en la que podría aparecer vida. Ese podría ser el caso de TRAPPIST-1 e, que podría incluso estar cubierto por un océano global y tener una temperatura superficial similar al de la Tierra.
En resumen, no parece que que las perspectivas para la vida sean muy altas en el sistema TRAPPIST-1. Pero al menos se podrá comprobar la composición atmosférica de estos planetas con el James Webb. La estrella es tan pequeña que el ángulo aparente es pequeño y los planetas cubren gran parte de su disco. Es una buena disposición para hacer espectroscopía de transmisión.
«Los procesos que conforman la evolución de los planetas de tipo terrestre son críticos para que sean o no habitables, así como para que nuestra habilidad de interpretar posibles señales de vida. Este artículo sugiere que muy pronto podremos potencialmente ser capaces de buscar signos detectables de estos procesos en mundo alienígenas», dice Victoria Meadows, participante en este estudio.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com
Fuentes y referencias:
Artículo original.
Sobre TRAPPIST-1
Ilustración: NASA/R. Hurt/T. Pyle.
21 Comentarios
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lunes 26 noviembre, 2018 @ 9:40 am
«El conjunto de lo imaginable… y no todo lo imaginable puede ser real», concuerda perfectamente con «… la intersección entre el conjunto de lo imaginable y el conjunto de la realidad es, precisamente, este último conjunto» -entiendo que esta intersección incluye lo real e imaginable, excluyendo lo imaginable no real y lo real no imaginable-.
Pero es distinto que «… el conjunto de lo real está incluido en el conjunto de lo imaginable», lo cual implica que todo lo real es imaginable.
En resumen, que se sacan consecuencias incompatibles aunque luego se diga: «También podría ocurrir…»
Saludos.
lunes 26 noviembre, 2018 @ 10:10 pm
Otra forma de decirlo: va una mariscada (orgía de ácido úrico y proliferación de transaminasas) a que, el día que vean algo, simplemente se quedan (los afortunados que lleguen a verlo) de piedra.
martes 27 noviembre, 2018 @ 8:42 am
¡Qué manera de fastidiar esa orgía!
martes 27 noviembre, 2018 @ 3:00 pm
Pues los ingleses (que no los británicos) encima le ponen chocolate a estas cosas, es decir, con 55% o más de sacarosa, será por compensar en carbohidratos, se podría regar además con manteca de cerdo (bien rancia, como les gusta o eso dicen algunos) y así la detonación hepática sería un homenaje a mi civilización favorita, más que nada porque conocemos de ellos mejor que en otros casos cómo se recreaban en la comida las clases parasito-suntuarias, todavía me falta por leer la comunicación médica (rama digestivo) de lo demoledor que tenía que ser comer como si no hubiera un mañana tirado a la bartola y me ahorro los detalles del protocolo, por llamarle algo.
Creo que la astronomía sin duda es algo mucho más noble, y menos zafio.
miércoles 28 noviembre, 2018 @ 2:03 am
Yo tampoco me juego la mariscada, querido Dr. Thriller.
Y sobre los excesos de los romanos, tenemos la imagen del cine de comilonas con borracheras. Muy pocas veces les sacan dándole al opio, que era una costumbre bastante generalizada. Consumir opio no estaba considerado ni como un vicio, ni como algo peligroso para la salud.
Pero también usaban sustancias mucho más potentes y tóxicas, como el betel o el estramonio.
miércoles 28 noviembre, 2018 @ 9:28 am
En mi primer viaje a esa isla -en singular, aunque solo sea por incordiar lo que pueda- pedí un bistec y lo recibí con buena gana hasta que le atizaron encima una pera en dulce. ¡Qué horror! Tengo un muy añorado amigo inglés con el que trabajé aquí al que le chifla la comida española -y es que «cuando se guisa en España, que se guisa de verdad…» (Cántese como «La española cuando besa…»), así que echa de menos sus años aquí. Charly, se llama, por si casualmente me leyera y un amigo común es Balles, por más señas, que también este pudiera leerme. En fin, antiguos recuerdos.
Y hablando del clima, he podido escuchar esta mañana que se han aumentado este año un 1,7 -creo que en %- las emisiones de CO2. Vamos por bues camino…
miércoles 28 noviembre, 2018 @ 4:25 pm
El opio… Láudano es palabra latina, su primer uso atribuido a Paracelso aunque sobre esto hay disputas. Yo he llegado a leer que en fiestorros de gente bien (romana, claro), patriotas y tal, colocaban pebeteros bien amplios y bien rellenos de aceites muy ricos en tetrahidrocannabinol, el pestazo debía ser muy romano, y el alcohol efectivamente lo mezclaban con todo lo inimaginable. No es de extrañar que hablasen con Apolo, su madre (de Apolo) y tuviesen visiones de todas clases, seguramente condicionadas por digestiones dignas de tratado de rumiantes, por aquello de setas, tóxicos varios como comentas, etc.
Es asombroso que tuvieran bastante lucidez.
Los ingleses son capaces de comer cualquier cosa. Literalmente. Hay excepciones, naturalmente, ya sabemos que generalizar es reduccionismo y cuanto más, más deturpación. Pero digamos que la probabilidad de acertar con el monstruo de las bazofias es alta. De hecho, si has estado en la isla, según me comenta multitud de gente están todo el día picoteando bazofia, preferentemente frita en jabones más que en aceites. Yo creo que lo que más les gusta de Hispanistán es el modelo (90% franquista) de tener una comida copiosa y demencial a las tres de la tarde (entre las 12.30 y 13.00 hora real solar), que produce un abotargamiento y entorpecimiento generalizado y lesiones digestivas a largo plazo. Para ellos es un hallazgo. Además no les estorba de seguir picoteando todo el día. Bazofia.
El otro día leí que los 28 (UE) están a favor de prohibir masivamente los plásticos, tanto en embalajes como en estructuras, los no degradables, claro. Problemas aparte, que tengan la intención y la predisposición buena cosa es, ea, ahora a ver cuántas copiosas comidas regadas de abundantes europeísimos caldos son necesarias para ir sacando decretos transponibles al respecto.
viernes 30 noviembre, 2018 @ 8:28 am
Pues en eso del abotargamiento, no estoy de acuerdo. Soy un incondicional de la siesta, pero es porque así funciono como si cada día fuesen dos, no porque esté abotargado. Y me encuentro las 24 horas en plena forma.
Abrazotes.
viernes 30 noviembre, 2018 @ 10:21 pm
Sí, hombre, la siesta (sexta) sí, ya se llamaba así por los romanos por la hora. Pero los romanos no se metían una de callos con carne asada y se segundo paella al engrudo con tarta emplasto y 7 cafés carajillo de postre y dos huevos duros (vale, era después, pero precisamente la hora es crucial). Todos los animalitos después de comer descansan un poquito porque la digestión no es trivial, de ahí que lo usual es que la comida de mediodía (tres de la tarde del huso horario franquista) de toda la vida hasta recientemente en Hispanistán fuese más bien suave y frugal, vamos, el horario de toda Europa. Es que si te metes una consumición de 74.000 kcal más que una siesta vas a necesitar una hibernación. Debe ser que por eso la haute cuisine modellna intenta superar estos excesos nutricionales con platos hiperbólicos donde los ingredientes son escasos y toman comportamiento gaseoso, es decir, llenan el plato porque concentrados hacen poco bulto. Todo aderezado con precio desorbitado. Hispanistán en estado puro: de lo civil a lo criminal. Total al bufete legal le voy a meter el pufo.
Por eso los anglistanos picotean todo el día. Así pueden tener sobrepeso diciendo que apenas comen. De una tacada. Y pese a todas las chorradas que dicen, duermen la siesta, la siéptima, la ochava, la diezma y lo que les preste. Nada humano me es ajeno.
sábado 1 diciembre, 2018 @ 8:31 am
A ver, que mi comida es muy normalita. Nada de callos y cosas de esas. Para primer plato siempre verdura, segundo pescado variado según los días, atún, bacalao, salmón (a veces simple descongelado de mejillones, palitos y chorradillas así) o carne, siempre a la plancha uno y otro alimento, jamón o huevos duros, dos veces al mes paella; y de postre siempre fruta; nada de pastelitos flanes o algo de eso. Nunca he contado las calorías, pero mantengo bien mi gravedad en un ligero exceso.
Espero tu arrepentimiento por haberme acusado, tan injustamente, de romano imperial.
sábado 1 diciembre, 2018 @ 9:46 am
Pero es que no te había acusado de nada, entre otras cosas porque acusar sin pruebas no es algo que esté bien y no creo hacerlo, y evidentemente no tengo (tenía) ni idea de qué comes, siempre me refiero a generalidades, retratos-robot, construcciones sociales o simplemente referentes. El concepto de la comida en España es ese, o al menos es un referente bastante asentado, y es ese concepto lo que yo ataco, ni siquiera atacaría a nadie que lo siguiese a pies juntillas. No es pedagógico, además es contraproducente.
Puestos a hablar con más propiedad, y por no abrir debates que en sí mismos son muy amplios, creo que es notorio simplemente mirando un mapa que deberíamos, al menos, estar en el mismo huso horario que las islas británicas (y Francia también), las razones para que no sea así son entre muchas tener los mismos horarios comerciales que Berlín y París (no es muy conocido que durante la II GM el RU también se cambió a la misma hora que Berlín, por razones bélicas esta vez, cambio revertido en 1945). Este tema, el del huso horario, se ha puesto de moda (y quedará en nada) a mayores del debate del cambio estacional de hora, pero vuelvo una vez más a insistir que España es un país muy grande, basta ver que los extremos de la península difieren hasta en 45 minutos según la época del año (ya es de noche en Barcelona cuando aún falta todo eso en Vigo, al revés por las mañanas), también es fácil ver los cambios sociológicos bastante contundentes del franquismo (en los que el hambre jugó no poco).
Los horarios de trabajo tampoco son muy normales, se ha abierto de nuevo el debate (que tampoco irá muy lejos) sobre el asunto, es curioso que muchas profesiones sigan manteniendo horarios tradicionales (que resultan llamativos para otros comerciales), también se tiende a otros horarios más exhaustivos como forma de presión en competencia, todo esto determina qué, cómo, cuándo y de qué manera comemos (y descansamos, y dormimos). Entre unas cosas y otras, tenemos unos horarios y unas costumbres horarias bastante surrealistas, por decir algo, que son muy llamativos para cualquier foráneo de nuestra proximidad geográfica. Y esto no era así hace no tanto tiempo. Por proximidad geográfica me refiero evidentemente a estar más o menos en nuestra latitud y (proporcionalmente) longitud.
Al final acabaremos como los ingleses, picoteando todo el día y con pantagrueladas puntuales, que es lo que hacen los que viven aquí (aparte de comprar alcohol de forma desproporcionada, otro día hablamos de los impuestos del alcohol en unos y otros lugares).
Y por supuesto, mis disculpas en cualquier cosa que involuntariamente te haya podido ofender. Aprovecho para preguntarte de dónde sacas el salmón, porque antes por aquí se podía comprar pescado (extractivo) de origen ruso, en sus costas árticas, ahora nanay, todo de piscifactoría, o a lo sumo congelado chino de esa zona FAO donde hubo esos vertidos relacionados con la industria nuclear nipona. Ya sabes que si miras cuadros hispanistanos de cualquier época entre 1500 y 1900 el bicho más habitual de un bodegón es el salmón, por supuesto en zonas de interior, tengo la intuición que los estupendos planes del régimen anterior de destrozar los ríos, a conciencia, deben tener algo que ver. En eso y en pagar la luz más cara de Europa.
sábado 1 diciembre, 2018 @ 11:39 am
Me temo que ese tema de horario está muy contaminado de política. Desde decir que tenemos ese horario por influencia de Hitler a todo tipo de rollos nacionalistas. Desde gallegos que dicen querer el horario inglés a mallorquines que quieren el alemán. O los canarios que dicen que, se escoja lo que se escoja, ellos quieren una hora menos.
Las verdades científicas son estas:
1) Las horas de luz y cuándo amanece o anochece no dependen sólo de la longitud, sino además de la latitud. De hecho, los países tropicales nunca tuvieron horario de verano porque no hay mucha variación en horas de día de una estación a otra. Es muy fácil verlo aquí, en donde se ve el amanecer en Europa en invierno:
Al atardecer le pasa lo mismo y en RU será de noche cuando en España sea aún de día. Cortesía de la mecánica celeste. Las horas de luz en invierno en el norte de Europa son menos que en el sur. La gente se tiene que levantarse de noche para trabajar independientemente del horario que se tenga.
2) Un cambio de horario no cambia el número de horas de día, simplemente traslada la indicación de hora del amanecer y anochecer hacia más tarde en horario de verano. Al revés si se hace hacia el invierno. De este modo la elección es tener más horas de luz por la mañana temprano o más horas de luz por la tarde. Pero a la vez es imposible. De este modo hay gente cuyos genes determinan que se levante pronto o que trabaja en el exterior que prefiere más horas de luz por la mañana. Los del gen contrario o que trabajan en oficina prefieren horas de luz por la tarde porque las pueden disfrutar en su ocio una vez dejan esa cueva llamada lugar de trabajo. Así que es sólo una elección.
En cuanto a las razones económicas y sociales, está el tener o no un horario igual que el resto de los países europeos. Es también una elección. Con el RU fuera la unión quizás sea un tanto ridículo tomar su horario. Al fin y al cabo, los negocios los vas a hacer con Europa continental. Otra cosa es que Ru se desmiembre y Escocia e Irlanda del Norte salgan del RU y se integren en la Unión Europea.
Por lo demás, la hora es un ente cultural, un guarismo numérico cuyo valor, distribución y número es arbitrario e inventado por la gente.
Es curioso ver cómo el ser humano se revela contra la realidad geográfica. Por mucho que queramos no van a cambiar las horas de luz en invierno. En verano… En verano da igual, sobran horas de luz.
La verdadera solución sería trabajar 6 horas o menos con horario flexible. O no trabajar.
sábado 1 diciembre, 2018 @ 9:42 pm
No es que esté contaminado de. Es que *es*. Portugal e Irlanda, que se quedan en la UE, tienen el horario UTC, y Portugal está bastante más al sur que Galicia. Y los horarios civiles portugueses, aún corrigiendo la hora civil, son bastante distintos de los españoles.
Originalmente la hora era local, como no podía ser de otra manera. Las horas oficiales llegaron de la mano del ferrocarril, porque no es posible mantener un horario de otra manera, y hasta 1910 aprox. cada estado tenía la hora que le daba la gana. Los Países Bajos iban tres cuartos de hora (creo recordar) sobre UTC, otros hora y cuarto y residuos de esto quedan bastantes, como la hora oficial de Terranova o algún estado australiano. La ventaja de tener el mismo horario comercial puede ser algo tan mítico como los cambios estacionales que al final ni siquiera está claro si son rentables para alguien. Sospecho que son costosos para todos.
Es innegable que las horas de luz son las mismas con independencia del nombre que tenga la hora, pero levantarse de noche o de día ni es irrelevante ni es cosa menor. Por supuesto que lo que sí es irrelevante es si el Sol sale a las diez levantarse a las diez o decir que eso son las ocho, pero es que no es eso lo que está pasando. Y por supuesto, la India, que es bastante gansa de grande, y no digamos China, tienen una hora oficial para todo el país, una sólo, no creo que sea precisamente por eso que hay pollos en el Turquestán o en el Tíbet, pero un poco demencial parece.
Mi propuesta particular es recuperar la hora local, y dejar UTC como la hora legal. La conversión es automática. Los horarios de los transportes van en UTC y se mira su conversión a la hora local, a fin de cuentas no hay estaciones de tren ni mucho menos aeropuertos por doquier. Ahora mismo el día que se revierte la hora adelantada, tenemos repetición de fechas, porque uno puede duplicar una operación electrónica exactamente el mismo día a la misma hora (no UTC, evidentemente). Todo esto se lo debemos al capitalismo ferroviario, y como todos los actos humanos que intentan poner puertas al campo, yo no lo veo muy acertado.
Evidentemente, la hora solar en Valladolid siempre será distinta a la que tiene Zaragoza, y esto no es política. Vivir al margen de la naturaleza sí lo es.
Por cierto, Gibraltar sí tiene la misma hora (o sea, va una hora de diferencia con el estado al que pertenece). Es sumamente curioso, ya que casi el 100% de la actividad administrativa, y hasta comercial, la tiene con Londres, y dudo que sea cortesía. También circulan por la derecha.
Yo en mi reloj desde hace muchos años lo llevo en la hora del meridiano, mitad del año una hora menos, mitad del año dos. Puede ser una manía, pero a mí se me hace útil para una serie de cosas, aparte algo quizá de anarcoide porque me parece bien que el estado vacune por la fuerza si fuese necesario (y no hace falta movilizar muchas cabezas para atar cabos), pero otras batallas no lo veo claro. Otro día arremeto contra el DNI.
Y sí, cuando lo ven, me dicen que lo llevo atrasado. Nadie, jamás, ha descubierto la causa sin yo decírsela (este chisme con el que escribo ya pone él la hora que le da la gana, o el operador, o San Google o quien sea).
domingo 2 diciembre, 2018 @ 9:55 am
Pues nada, Dr. aunque nada tenga que perdonarte, yo te perdono con mucho gusto. Y me temo que debo estar emitiendo becquerels a punta de pala; incluso sospecho que, cuando no puedo verlo por estar dormido, brillo con luz de Cherenkov. Y es que me proveo de salmón congelado en Mercaseñora y ¿quién sabe si viene de donde indicas?
En cuanto a Neo, le agradezco muchísimo esa diagonal a 45º que separa el día de la noche en vez del meridiano perpendicular al ecuador, pues nunca se me había ocurrido. Lo que pasa es que no sé en qué se van a basar los canarios para mantener su hora menos: ha de ser puro egoísmo.
Abrazos y reverencias a vuesas sabidurías iluminadoras.
domingo 2 diciembre, 2018 @ 10:59 pm
Dr.Thriller:
Da igual. No deja de ser una cuestión de elección en cuanto a gustos. O se elige más luz por la mañana o por la tarde. Y la hora no deja de ser un guarismo inventado por humanos.
domingo 2 diciembre, 2018 @ 11:00 pm
Estimado Tomás:
Los canarios (autoridades canarias) piensan en la publicidad gratuita cada vez que se dice la hora. No es una cuestión estricta de horarios.
lunes 3 diciembre, 2018 @ 7:51 am
¡Qué bueno! Tampoco había caído. ¡Claro! Así oímos eso varias veces al día. Habrá que aconsejarles a los turolenses que añadan una hora más y su problema estaría resuelto.
Gracias, Neo. ¡Qué avispado eres!
lunes 3 diciembre, 2018 @ 8:03 pm
Pues claro que es publicidad. Y funciona a todos los niveles. No hay nada de malo en ello.
Hay un par de puntos en los que creo que vale la pena detenerse.
Como comentaba hace unos días, el sistema duodecimal ha quedado de residuo en varias cosas, el cómputo de las horas del día entre ellas. En astronomía no se usa ya (excepto en coordenadas celestes), día juliano y tirando millas. Sin embargo tiene, como todas estas medidas casi casi folklóricas, un cierto punto de conexión con la naturaleza. Las doce del mediodía (que aunque formalmente significa sur también en castellano, ya no se usa como midi o mezzogiorno) viene a ser eso, la mitad del día, el punto (temporal y en la bóveda) donde el Sol alcance su cénit. Podemos echarlo media hora adelante o atrás, es una grosería razonable, 2-3 h ya es descoyuntar el sistema. ¿Que es irrelevante? Totalmente, como la docena de huevos. Pero es un paso más en aislarse de la naturaleza, no trivial. La gente ahora se entierra en centros comerciales donde no se ve la luz del Sol, literalmente. Cuando era muy pequeño, recuerdo tener una especie de dejà vus extraños, normalmente tras quedarme dormido, y por un momento no saber si era la mañana o la tarde (cuando la mañana o la tarde eran todavía períodos enormes de tiempo). Un centro comercial es un sitio estupendo para que un niño pequeño le pase esto. Si la forma de contar el tiempo colabora, es una forma de ir calándole al cerebro ciertas perspectivas culturales para nada neutrales ni irrelevantes.
El otro punto es el de las decisiones sociales. Cuando existe un criterio científico claro, que obviamente analiza unos intereses de grupo (mayores o menores), no sólo el cuadro queda más claro, sino que la decisión también. Uno puede seguir o no un consejo médico, pero sabe que va a misa y las consecuencias de la elección que se tome, por poner un ejemplo un poco drástico. Pero si la decisión a tomar depende de tal cantidad de factores y en la práctica ni siquiera existe una ventaja óptima para la mayoría de jugadores, en ese caso la elección casi se podría tomar tirando unos dados. Por algún fenómeno curioso de nuestra cultura, las decisiones del primer tipo, las que son calculables y evaluables de forma bastante exhaustiva, se suelen dejar a criterio de elección política, lo cual a mi juicio tiene poco sentido, es decir, no se lo veo, al menos en consecuencia cuasi directa, y los segundos, se suelen imponer por algún tipo de autoridad a beneficio, a veces, de nadie. Como poco diría que es algo curioso y digno de mayor estudio.
Por poner otro ejemplo, Suecia originalmente como tantos países, circulaba por la izquierda (es casi seguro que también el mundo romano). En su momento, ante la presión de determinada industria, y tras el pertinente lavado de cerebro en el país de los seres de la luz, se convocó un referéndum donde el cuerpo ciudadano le dio un revolcón a la propuesta y dijo que para dos carreteras que iban a Noruega y ninguna a Finlandia, estaban muy bien como están. El gobierno democrático aceptó democráticamente el referéndum, proclamó la soberanía del pueblo y ese mismo gobierno pocos años después hizo el cambio a la brava, gastándose una pasta (pensemos sólo en el transporte público), con una logística de guerra y demás, para acabar vendiendo Volvo a la Ford y Saab a los chinos dos décadas después (división automovilística, solo). Hay unas pocas carreteras más con Noruega y un pedazo de puente con Dinamarca, pero Hong Kong sigue yendo por la izquierda (el costo del cambio hace prohibitivo el capricho, muy antiguamente el entorno de Hong Kong también iba por la izquierda) y el resto de China, por la derecha.
Mejor aún, en Islandia que fue Dinamarca hasta 1946, y es una isla allá a tomar los vientos, también cambiaron de izquierda a derecha, pero ya ni referendum ni aires, es que hacerlo para ná, es tontería.
Si alguien lo entiende, me lo explique. Por alguna razón a mí me gustaría un mundo donde al entrar en Austria se circulase por la izquierda (fue Hitler tras el Anschluß el que hizo la mudanza), y no, no es más inseguro, al revés, los datos prueban que la gente es más prudente en las zonas del mundo donde se cambia de sentido. Sin embargo soy claramente un disidente porque la mayoría de la gente opina que esta opinión mía es una estupidez sideral.
Somos un animalito muy curioso y nos conocemos mal.
martes 4 diciembre, 2018 @ 9:24 am
«… más seguro en las zonas del mundo donde se cambia de sentido». Hombre, yo soy partidario de la libertad individual, pero avisando. Porque si vas por la derecha y, de pronto, te da por pasarte a la izquierda sin más, se provoca un problema de consecuencias seguramente mortales. He tenido la ocasión de equivocarme en casi todas las curvas del RU y me insultaban con gran elegancia -por aquí somos más brutos-. He conducido vehículos con el volante a la derecha por las Españas, pero hace tiempo, cuando había menos coches por las carreteras; ahora pienso que tener que salirse tanto para adelantar es un problema peligroso. En resumen, que pienso mejor que o todos por la izquierda o todos por la derecha, pero dejarlo a la libertad democrática y el respeto a la voluntad popular es una temeridad.
martes 4 diciembre, 2018 @ 1:22 pm
Pero es que es precisamente el punto que intento resaltar, y es una cuestión etológica muy interesante y creo que importante, sobre todo si nos elevamos por encima del tema de horas y volantes. No existe ningún argumento, ya no sólo científico, sino casi de cualquier índole (cuando había carros y caballos no era tan costoso en recursos cambiar el sentido de circulación, de hecho lo hizo Francia durante la revolución), entonces ¿cuál sería la forma óptima de decidir, como especie, dentro de la cultura a la que pertenezcamos en un momento dado de la historia? Si rascas un poco, verás que no es un tema menor. La autoridad, es decir, el poder, es por definición arbitrario, tiene que serlo para ser «autoridad». Creo que es algo imbricado de alguna forma con el sistema de aprendizaje que traemos de serie.
Con razón se nos va todo de las manos cuando el tema realmente es importante.
miércoles 5 diciembre, 2018 @ 8:20 am
Como parece que estamos de acuerdo en todo o casi todo, voy a contar un chiste muy conocido, pero que bastará con que uno no lo sepa para quedarme satisfecho:
Se escucha por la radio:
-Aquí policía. ¡Atención, atención! Un loco va por la autopista en sentido contrario.
-¿Uno? ¿uno? ¡Todos, todos van en sentido contrario!