Otra robomedusa
Desarrollan un robot medusa de sólo 3 mm de tamaño capaz de nadar y de cambiar de dirección.
Recientemente se están desarrollando robots bioinspirados que tratan de imitar a ciertos organismos vivos peculiares, como insectos o medusas. Ya hemos visto en el pasado reciente un caso de roboabeja. También vimos en el pasado el caso de una medusa.
Ahora, un grupo de investigadores del Instituto Max Planck publica sus resultados sobre una medusa robot que han desarrollado y que es capaz de imitar muy bien el sistema de natación de las medusas reales. En el artículo describen el robot y sus capacidades.
La idea o excusa para la creación de este tipo de robots es conseguir microrrobots que sean capaces de administrar fármacos justo en donde se necesite, que combatan o se coman los tumores o que hagan una vigilancia de los órganos vitales. Quizás el diseño de tipo medusa pueda servir como punto de partida para esos propósitos.
Hay que reconocer que las medusas tienen cierta gracia al nadar. Incluso se venden para acuarios especialmente diseñados porque su contemplación relaja. Normalmente estos seres gelatinosos se mueven con unos movimientos pulsados de su «sombrilla» o exumbrela. Con ello envían agua en dirección contaría y eso, además, facilita que puedan capturar sus presas.
Para crear un robot que las imite los investigadores implicados en este proyecto se inspiraron en la medusa ephyra y crearon una campana de ocho «pétalos» a partir de un polímero no magnético de los que colgaban «tentáculos». Embebieron partículas magnéticas en el polímero y atraparon un burbuja de aire a la campana para que tuviera mejor flotabilidad. El robot que obtuvieron mide sólo mide 3 mm en total.
Para provocar el movimiento se usó un campo magnético externo cuya intensidad se controla a voluntad. Obtuvieron una robomedusa que era capaz de nadar de diferentes maneras manipulando el campo magnético y que podrían hacer que cambiara de dirección. Además descubrieron que podía captura pequeñas bolitas de prueba del mismo modo que las medusas vivas capturan plancton.
Obviamente, este robot no está pensado todavía para nadar dentro del cuerpo humano. Entre otros problemas está el hecho de que no es autónomo y que necesita de un campo magnético externo.
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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: Ziyu Ren, Wenqi Hu, Xiaoguang Dong y Metin Sitti.
4 Comentarios
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martes 9 julio, 2019 @ 8:33 am
Los bio micro robots con componentes artificiales tienen una desventaja de partida respecto de los biológicos, y es su tamaño desproporcionado. Me parecería más lógico intentar mutar a algún organismo ya vivo para que, y solo es un ejemplo, se vuelva loco por devorar la proteína X del tumor que se quiera combatir… o el virus Z que produce el ébola. Claro que, una vez hecho el trabajo, habría que enviar otro mutante para destruir al que ha terminado su labor y luego otro para eliminar al anterior, y así sucesivamente… a menos que se los programe para su autodestrucción. Supongo que en un par de siglos estos detalles serán pan comido.
martes 9 julio, 2019 @ 9:58 am
Parece que coincidimos en bastantes ideas. Mientras leía el artículo también iba pensando en que sería mejor solución buscar una especie de «come-cocos» vivo que se autodestruyese o acabase en nuestro sistema digestivo o el urinario. Y de ahí, tras largo trecho, al mar.
martes 9 julio, 2019 @ 2:58 pm
Quizás con una tecnología que «mejore» el proceso de copia del adn para que no pueda mutar y/o mute mucho más lento, así nos cuales en salud que ese «come cocos» cumple su programación.
martes 9 julio, 2019 @ 4:39 pm
Es la novela de «El Invencible» de Lem, tal cual. Eran microbots en forma de Y, completamente inertes, que ante un campo EM (desde un tendido de alta tensión hasta las corrientes de un circuito electrónico), reaccionaban según patrones predeterminados, de entrada adoptan una distribución que bloquea y apantalla un campo (para bloquear las telecomunicaciones), y haciendo jaula de Faraday, «cuecen» el sistema o dispositivo que genera campo (los Y reflejan), hasta literalmente fundirlo al no permitirle evacuar el calor (al ser un enjambre de microbots, «encierran» el campo y la fracción de energía que absorben la reemiten moviéndose en torbellino manteniendo la formación de bloqueo).
Esta novela tiene muchísimos más años que yo, y no existía miniaturización alguna cuando se escribió. Por supuesto, los bots detectan las corrientes de un cerebro vivo y lo cuecen también, claro, la energía no es suficiente para hacerlo literalmente, pero sí para lesionarlo.