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Más de 5000 toneladas de micrometeoritos llegan a la Tierra

Área: Espacio — miércoles, 14 de abril de 2021

Calculan que, anualmente, llegan a la Tierra 5200 toneladas de polvo interplanetario en forma de micrometeoritos.

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Tendemos a ver la ciencia ficción que trata sobre temas espaciales como algo ajeno, algo futurible que quizás no nos alcance. Pero la Tierra está en el espacio y todos los días tenemos un espectáculo espacial que admirar, incluyendo el firmamento estrellado (si Elon Musk nos deja), la Luna y la estrella más cercana: el Sol. Vivimos en el espacio desde siempre, sólo que no somos conscientes de ello.

Entre los fenómenos que nos acerca a ese mundo espacial está el de las estrella fugaces. Cada año, nuestro planeta encuentra polvo de cometas y asteroides. Estas partículas de polvo interplanetario atraviesan nuestra atmósfera y dan lugar a lo que llamamos estrellas fugaces. Algunos de estos fragmentos llegan al suelo en forma de micrometeoritos que pueden ser algunas veces encontrados. Algunos pueden ser grandes, pero generalmente son muy pequeños. ¿Cuanto de este polvo interplanetario nos alcanza?

Un programa internacional realizado durante casi 20 años por científicos del CNRS, la Université Paris-Saclay y el Museo Nacional de Historia Natural con el apoyo del Instituto Polar Francés, ha determinado que de estos micrometeoritos llegan 5200 toneladas anuales al suelo. El estudio está disponible en la revista Earth & Planetary Science Letters.

Los micrometeoritos siempre han caído sobre nuestro planeta. Estas partículas de polvo interplanetario de cometas o asteroides son partículas de unas pocas décimas a centésimas de milímetro que han atravesado la atmósfera y han llegado a la superficie de la Tierra.

Para recolectar y analizar estos micrometeoritos, durante las últimas dos décadas se han realizado seis expediciones lideradas por el investigador del CNRS Jean Duprat. Se han efectuado cerca de la estación franco-italiana Concordia (Domo C), que se encuentra a 1100 kilómetros de la costa en el corazón de la Antártida. El Domo C es un lugar de recolección ideal debido a la baja tasa de acumulación de nieve y a la casi ausencia de polvo terrestre.

Estas expediciones han recolectado suficientes partículas extraterrestres (que varían de 30 a 200 micras de tamaño) y calculado su flujo anual total, correspondiente a la masa acumulada en la Tierra. Para ello han medido lo acumulado en la zona estudiada por metro cuadrado y año.

Si estos resultados se aplican a todo el planeta, el flujo anual total de micrometeoritos representa 5200 toneladas por año. Esta es la principal fuente de materia extraterrestre en nuestro planeta, muy por delante de los objetos más grandes como los meteoritos, cuyo flujo es inferior a diez toneladas por año.

Un análisis de este flujo de micrometeoritos con predicciones teóricas confirma que la mayoría de los micrometeoritos, un 80%, probablemente provienen de cometas y el resto de asteroides.

Esta es una información valiosa para comprender mejor el papel que desempeñaron estas partículas de polvo interplanetarias en el suministro de agua y moléculas carbonosas en la Tierra primitiva.

Si el lector quiere realizar una investigación mas sencilla sobre el tema, lo ideal es que se vaya a un lugar alejado de la industria y presencia humana. Con un imán puede barrer el suelo en donde corra el agua en ciertas épocas. De este modo, el imán atraerá partículas de hierro, algunas de las cuales serán micrometeoritos de origen metálico. Por desgracia, también recolectará partículas metálica de otros orígenes, como fragmentos de los crampones de un montañero y productos de la contaminación del aire.

Una vez en casa se pueden distinguir unas de otras con un microscopio porque los micrometeoritos tienen forma esférica al haber sufrido fusión y la acción de la tensión superficial. Obviamente hay muchos micrometeoritos que no son metálicos, pero son mucho más difíciles de distinguir y atrapar, ano ser que se vaya a la Antártida, claro.

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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: CC BY-SA 3.0, Wikipedia.

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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10 Comentarios

  1. tomás:

    Pues si la cantidad señalada hubiese sido algo así como una media constante desde la formación de la Tierra, resulta que esos micrometeoritos habrían pesado tanto como unas seis veces el mar Mediterráneo (salvo error).

  2. tomás:

    Pues eso, salvo error garrafal, porque sería algo así como el 0,6 % del peso del agua del Mediterráneo. Naturalmente, salvo error^2. Mil perdones.

  3. bpico:

    A medida que se suceden los milenios y se “limpia” el espacio entre los cuerpos del sistema solar, se supondría que esta cantidad de toneladas irá disminuyendo hasta llegar a ser completamente insignificante. Sería interesante un estudio similar a este, pero enfocado en la “caída” en nuestra atmosfera de gases (H2, He, ……) para mirar su impacto a largo plazo, especialmente teniendo en cuenta lo minúscula que es nuestra atmósfera comparada con el tamaño y masa total del planeta.

  4. NeoFronteras:

    Estimado Tomás, ese número de toneladas (con su correspondiente barra de error) es la que pone en el artículo original.

  5. tomás:

    Querido Neo: Aunque no me cabía duda de la cifra que das en el artículo, he seguido tu recomendación y, en efecto, es como dices. Mi intención no era discutir esa cifra, sino darle un significado a lo largo de la historia de la Tierra. Claro que si en el espacio que barre nuestra órbita han variado las cosas, también habrá habido distintos valores.
    Pero por si tu amabilidad al dirigirte a mí se refería a que hubiese cometido un error más y me lo querías señalar con delicadeza, he vuelto a calcularlo tomando como edad de la Tierra 4544 x 10^6 años, que multiplicado por 5200 T nos da 2,36 x 10^13 T. Por su parte el Mediterráneo contiene 3735000 km^3 de agua, que aceptando -aunque no sea cierto- una T por m^3, resultan 3,735 x 10^15 T. Dividiendo la primera por la segunda cifra, nos da 0,63 %, esperando que el cálculo sea aceptable.
    Un cordial saludo.

  6. RicardM:

    Puedo confirmar personalmente la recolección de meteoritos metálicos mediante un imán. Utilicé un imán de neodimio, rodeado de film (de los de cocina) para poder desprender con facilidad las microesferas férricas adheridas al imán. La recolección debe hacerse, como se dice en el artículo, lejos de zonas urbanas para evitar recoger microgotas de hierro que se forman en tareas de soldadura eléctrica, que son la principal fuente de contaminación. El procedimiento consiste simplemente en recorrer con suavidad el terreno con el imán. Es preferible hacerlo cuando hace tiempo que no ha llovido.

    Muchos micrometeroritos pueden verse a simple vista, pero lo mejor es observarlos con una lupa binocular. A esta práctica yo la denomino «astronomia con microscopio».

    Saludos cordiales.

  7. tomás:

    ¡Cuánto tiempo, querido RicardM! Muy aleccionadora tu experiencia de «astronomía con microscopio» y te felicito por ponerla en práctica. Supongo que el consejo de Neo de escoger un lugar donde haya corrido el agua será porque habrá arrastrado y concentrado partículas; también que esté preferiblemente seco, creo. Por poner un ejemplo, ¿sería bueno un lugar como Los Monegros o similar?
    Un fuerte abrazo.

  8. RicardM:

    Hola Tomás. No comento mucho pero siempre os leo. Un desierto como Los Monegros me parece ideal para «cazar» micrometeoritos. También sería un buen sitio por la montañas de Prades de Tarragona (que te quedan cerca, por si quieres probar…).

    Un abrazo.

  9. tomás:

    Pues muchas gracias por el consejo. He visitado Prades en bastantes ocasiones, pero por algún desconocido motivo me había fijado más en los pinares, aunque tengo una magnífica asesora, mi hija montuna, que se conoce muy bien la zona. Yo soy más aficionado a Cornudella y Ciurana, pero no me acerco ni de lejos a su gran afición andariega por senderos de todo el mundo. Te contaré algo que tiene cierta gracia ya que no fue para ella una desgracia. Hace unos cinco o seis años estaba en K.atmandú y, durante la noche, me llamó: -¡Papá, qué hago, que hay un terremoto!-. Le dije que se protegiera bajo un dintel o una mesa y, que si había una plaza cerca sin altos edificios próximos que fuera a ella. Supongo que me haría caso, pero ya no recuerdo más detalles. En fin, batallitas del abuelo Cebolleta.
    Agradezco que no te olvides de Neofronteras, pero tus aportaciones siempre han sido extraordinarias y alegra muchísimo leerlas, como esta vez, así que, si alguna obligación no te lo impide, te animo a comentar.
    Un fuerte abrazo, tan necesario y tan imposible en estos tiempos.

  10. Miguel Ángel:

    ¡Abrazos también, queridos Ricard y Tomás! Si voy con el telescopio puede ser buena zona la que nos recomienda Ricard: ¿hace menos viento que por la zona de Cambrils o por Vals?

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