Un estudio genético en ratones y moscas de la fruta proporciona pistas sobre los mecanismos de especiación. Han identificado dos genes, cada uno perteneciente a un tipo de esos organismos, que detiene la reproducción híbrida entre seres de distinta subespecia, evitando así la «involución» hacia una sola especie.
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Drosophila melanogaster o mosca de la fruta. Foto: Eye of science |
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El proceso de especiación es de las cosas más difíciles de ver. Suponiendo que un grupo de individuos tenga una característica que les dote de mayor éxito reproductor y susceptible de que les permita ser una nueva especie, ¿cómo evitan cruzarse con otros seres que no la tengan y que esta característica se diluya? Si se produce una disolución de ese tipo difícilmente podrán surgir especies nuevas.
Una de las posibles maneras en las que la especiación se ve facilitada es por la geografía. Los accidentes geográficos pueden separar poblaciones y así cada población seguirá una rumbo evolutivo diferentes. Un caso paradigmático fue el istmo de Panamá. Las dos Américas estaba separadas en el pasado y la fauna era distinta en cada continente por haber seguido historias evolutivas distintas, una vez creado el istmo hace tres millones de años la fauna se homogeneizó porque los seres podía emigrar a otros lugares. Algunas de las especies desaparecieron al no poder competir frente a los invasores. Todo lo contrario a lo que les pasó al Pacífico y al Atlántico, antes conectados, se incomunicaron y las especies que contenían siguieron rumbos diferentes. (leer más…)