NeoFronteras

Belleza y honestidad

Área: Psicología — miércoles, 21 de octubre de 2009

Según un estudio las personas atractivas son más honestas porque se sienten más vigiladas.

Foto

La gente considera que las personas atractivas son más dignas de confianza y honestas que las otras, al menos así es en las películas. Además, las personas atractivas suelen ganar más dinero porque desempeñan cargos mejor pagados y de más responsabilidad, ¿por qué?
Ahora unos psicólogos informan que esta diferencia en el tratamiento puede deberse a que las personas atractivas se comportan de esa manera porque saben que son observadas.
Psicólogos y economistas saben desde hace tiempo que las personas actúan de diferente manera si son observadas o no. En los juegos económicos de reparto los sujetos de estudio se comportan de una manera más generosa cuando los investigadores colocan una foto con unos ojos. Ya vimos en NeoFronteras hace tiempo el sistema que emplearon en un departamento de Psicología para que sus miembros contribuyeran económicamente cada vez que tomaban café, y que consistía básicamente en colocar la fotocopia de una fotografía con unos ojos justo detrás de la cafetera.
Como la sociedad trata a los humanos atractivos de diferente manera que a los demás, la psicóloga Lisa DeBruine, de la Universidad de Aberdeen (RU), y sus colaboradores se preguntaron si el efecto de sentirse mirados depende del aspecto del sujeto.
Para averiguarlo los investigadores reclutaron a 78 estudiantes de psicología de su universidad para que jugaran a un juego económico. A los estudiantes se les daba a elegir entre dividir una suma de dinero por la mitad y repartir el resultado con otro o confiar en que el oponente divida (no necesariamente por la mitad) una suma superior. Cada jugador podría, en teoría, ganar más dinero si confiaba en el “oponente” con el que supuestamente jugaba.
Para determinar el efecto de estar bajo observación, los investigadores tomaron una foto a cada participante y se les dijo que el adversario podría algunas veces ver su foto y otras veces no. La verdad era que el oponente en realidad no existía y su acción era sustituida por los investigadores. La idea era saber cómo influía esto en la decisión de si debían de confiar o no en el reparto del otro.
El atractivo de los estudiantes fue puntuado de dos maneras. Una manera consistía en que cada participante era preguntando sobre su propia belleza en una escaña del 1 al 7. La segunda mediante lo que contestaban los miembros de un grupo externo de otros 10 estudiantes sobre la belleza de los participantes.
Los participantes puntados como más atractivos por el grupo independiente confiaron más frecuentemente en el juego de reparto cuando se les decía que el contrincante podía ver su foto que cuando no les decía eso. Comparando con las partidas anónimas, cuando podían “ser vistos”, el tercio más guapos confiaron un 69% más frecuentemente, mientras que el tercio más feo confiaron un 31% menos frecuentemente.
Este resultado se mantiene bajo el sistema de puntuación del grupo independiente, pero no para el sistema de autopuntuación, aunque ambos sistemas estaban correlacionados. Para DeBruine esta diferencia sugiere que las personas no están pensando explícitamente acerca de su propio atractivo cuando actúan. “Es más bien un proceso de aprendizaje”, dice. “La gente atractiva aprende que la interacción cara a cara puede ser mejor que la interacción vía teléfono.”
Ragan Petrie, de George Mason University en Fairfax (Virginia), está de acuerdo con el estudio y no se sorprende de que bajo el sistema de autopuntuado las cosas sean diferentes. “No depende de lo que pienso acerca de mi misma, depende más bien de cómo imagino lo que los otros piensan acerca de mí”, dice.
Es fácil de imaginar que alguien atractivo, y acostumbrado a sentir la mirada de los demás, termine por asumir que está siendo “más vigilado” que los otros, y aprenda al cabo del tiempo a comportarse más honestamente. Pero seguro que todos conocemos excepciones a esta supuesta regla y sabemos de personas feas que son honestas y de guapos impresentables. Quizás un guapo se puede permitir ciertos lujos que a otros no se le perdonarían, o quizás el resultado de este estudio sólo se puede aplicar cuando sólo hay dinero de por medio.
O puede que a veces crean que no los ve nadie.
Estos investigadores publican este estudio en el número de noviembre de la revista Evolution and Human Behavior.

Fuentes y referencias:
Noticia en Science.
Unos ojos vigilantes hacen actuar honestamente.
Foto cabecera por Xiangdian, vía Flickr.

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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3 Comentarios

  1. Alejandro Sánchez:

    Este estudio solo es válido en entornos sociales competitivos dónde el dinero sea un referente psicosocial muy fuerte y, sobre todo, dónde no haya una cultura crítica y analítica bien desarrollada. Este estudio tiene relación también con ese dónde la gente vota más a la gente atractiva que la fea, al respecto ver http://neofronteras.com/?p=2001.

    Es interesante notar cómo la sociedad sigue aún patrones etológicos muy básicos. No está mal, porque básicamente somos animales, pero quedarnos solo ahí y tener mucha tecnología es lo que nos está llevando directo al abismo.

  2. Vaya:

    O no he entendido bien el estudio, o no veo de dónde sacan los investigadores esa conclusión. Para mí, que un guapo acepte que otro haga el reparto del dinero cuando VE UNA FOTO suya se debe más bien a que éste confía en que el otro le será más generoso por ver su cara bonita. Como bien dicen, con la autopuntuación no se mantienen los resultados, pero está CORRELACIONADA con la puntuación del grupo independiente. De hecho, intuyo que los que no aceptaron tan frecuentemente el reparto cuando sabían que el otro tenía su foto pese a considerarse a sí mismos guapos, eran personas con una alta consideración de sí mismas pero que a la hora de actuar son más realistas. O sea, con cierto orgullo sin llegar a creérselo.

    La tesis de la vigilancia no me convence en absoluto.

  3. Juan E. Díaz:

    Los conceptos estéticos de una sociedad evolucionan a la par de los éticos, lo que parece no evolucionar son estas metodologias, que terminan en lo que ya hace tiempo, en los inquietos sesentas, se denominó «artefactos experimentales», es decir, el prediseño experimental no permitiría sino validar la hipótesis, en este caso, por ejemplo, ya que no se incluye como un grupo de prueba personas realmente feas en settings reales, y
    de este modo no es posible generalizar, sino mas bien «prejuiciar», tanto científica como socialmente. Hay otros experimentos, con mas variables cognitivas o mediadoras, en cambio, que si descubren factores claves en la percepción social del otro.

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