La felicidad no depende de la genética
Según un estudio la felicidad depende de pequeñas cosas como el altruismo, la familia, ir a la iglesia, mantener un peso adecuado y tener una pareja alegre.
Clifford Stern, el personaje interpretado por Woody Allen en “Delitos y Faltas” realiza un documental sobre el profesor Levy, un supuesto sabio desconocido que parece tener respuesta a los grandes interrogantes de la vida, mientras que Clifford tiene que hacer trabajos que no le gustan para poder sobrevivir. Según este profesor ficticio todos nosotros tenemos que enfrentarnos en nuestras vidas a decisiones agónicas, decisiones morales. “Pero nos definimos a nosotros mismos por las elecciones que hemos tomado. Somos, de hecho, la suma de todas nuestras decisiones. Los eventos se desarrollan tan impredeciblemente, tan injustamente que la felicidad humana no parece estar incluida en el diseño de la creación. Es solamente nosotros, con nuestra capacidad de amar, los que dotamos de sentido a un universo indiferente. Y aún así, la mayoría de los seres humanos parece tener la habilidad de seguir intentando e incluso tratando de encontrar la felicidad en las pequeñas cosas, como su familia, su trabajo y en la esperanza de que futuras generaciones puedan entenderlo mejor.”
Obviamente el profesor Levy no tiene todas las respuestas que nos gustaría tener. La ciencia tampoco. Puede que incluso las novelas o películas sean mejores modelos de la realidad humana que la ciencia a la hora de explicar algo tan intangible como “la felicidad”. Si queremos estudiar la felicidad desde el punto de vista científico puede que no nos quede más remedio que realizar encuestas a la gente y ver que decisiones o factores han sido decisivos en sus vidas a la hora de alcanzar cierta felicidad.
Bruce Headey, profesor en la Universidad de Melburne, y su equipo de colaboradores han realizado precisamente esto mismo. Estos investigadores empezaron entrevistando a 3000 personas al año, pero han terminado entrevistando a 60.000 anualmente al final del periodo de 25 años que ha durado hasta ahora el estudio.
Llegan a la conclusión de que la elección de una pareja apropiada, ir o no a la iglesia y la estima que se tenga del propio cuerpo son determinantes a la hora de alcanzar la felicidad. Este resultado desafía la teoría aceptada hasta ahora según la cual la felicidad estaría predeterminada por lo genes.
Según esta teoría la felicidad a largo plazo de los individuos tiende a estabilizarse porque depende principalmente de factores genéticos. Esta idea se basa en parte en estudios sobre gemelos que muestran que si son genéticamente idénticos tienen niveles más similares de satisfacción respecto a la vida comparados con gemelos que no sean idénticos. Estos estudios sugieren además que aunque el nivel de felicidad puede ocasionalmente cambiar bruscamente debido a eventos importantes que puedan aparecer en la vida, se retorna siempre a los niveles previos de felicidad al cabo de dos años o menos.
Sin embargo, según este nuevo estudio, ciertos cambios en el estilo de vida dan lugar a cambios significativos a largo plazo en la felicidad, en lugar de provocar solamente cambios temporales según la teoría antes explicada.
Una de las mayores influencias sobre la felicidad de las personas es el nivel de neuroticismo de la pareja sentimental.
El neuroticismo es un término psicológico correspondiente a un rasgo psicológico que define una parte de la personalidad. Los que puntúan alto en los test sobre este rasgo tienen inestabilidad emocional, inseguridad, tasas altas de ansiedad, estado continuo de preocupación y tensión, con tendencia a la culpabilidad y generalmente poseen una sintomatología psicosomática.
Según este estudio, aquellas personas cuyas parejas puntúan alto en este rasgo son más propensas a ser infelices y permanecen infelices durante el tiempo que dure su relación.
Otros factores importantes respecto a la felicidad según este estudio son el altruismo y la familia. Las personas que en las entrevistas tenían como prioridad en la vida mantener comportamientos altruistas eran recompensadas con un aumento de la satisfacción vital a largo plazo. Lo mismo se podía decir de aquellos que mantenían metas familiares.
Por el contrario, aquellos que priorizaban la carrera profesional o el éxito material experimentaban el efecto contrario.
Mantener un compromiso religioso parece también aumentar la felicidad. Las personas que van a la iglesia regularmente parecen ser más felices que la gente no religiosa.
El peso de la persona es también un factor importante relacionado con la felicidad, especialmente en el caso de las mujeres. Las mujeres con sobrepeso eran significativamente menos felices que las que tenían un peso adecuado. Los hombres excesivamente delgados puntuaron ligeramente por debajo en términos de satisfacción vital que los hombres con un peso sano. Sin embargo, el sobrepeso no parece afectar a la felicidad de los hombres.
Según este grupo de investigadores los hallazgos puede que también sean aplicables a otras poblaciones, pues en otro estudio aún sin publicar sobre Reino Unido y Australia dicen haber encontrado patrones similares.
Así que si quiere ser feliz ya sabe la receta: conviva con una persona alegre y positiva, manténgase en un peso ideal, vaya a la iglesia con regularidad, colabore con los demás altruistamente, ayude a la familia y no se centre demasiado en su carrera o en el dinero.
Si nos fijamos en lo anterior es poco más o menos lo que decía el profesor Levy, aunque a él no le ayudó mucho saber esta receta, pues hacia el final de la película se suicida. El sabio dejó, eso sí, una nota no demasiado profunda como último pensamiento: “He saltado por la ventana”.
Quizás el asunto de la felicidad sea más complicado que todo esto, o puede que no todo en la vida dependa de la felicidad. Puede que si todos fuéramos completamente felices no habría ni siquiera novelas o películas. Nadie crea si es completamente feliz, pues está muy ocupado siendo feliz.
Alguien verdaderamente inteligente busca la felicidad, pero puede que deje de serlo en el mismo momento que la encuentre. Aunque lo más probable es que nunca la halle.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=3267
Fuentes y referencias:
Artículo original.
Las experiencias son mejores que las posesiones.
Tener más ingresos económicos que los demás es lo que realmente importa.
Felicidad contagiosa.
Posesiones y felicidad.
Felicidad, creatividad y concentración.
Fotos: todas vía Flickr de MKB photography, Tja’Sha, Hadrien Hanse y Stox-Ideas Playground respectivamente.
32 Comentarios
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martes 12 octubre, 2010 @ 10:21 am
No veo contradicción entre los resultados de este estudio y la genética. Si uno es más feliz ayudando al prójimo o viviendo con alguien positivo no veo como eso puede ser independiente de los genes. Y si el resultado fuese el contrario tampoco. Lo que quiero decir es que estudios como este en el fondo nos están diciendo qué condicionamientos genéticos dirigen nuestras vidas, aunque admito que en esta afirmación puede haber algo de «filosofía», relacionada con el libre albedrío. Si yo «decido» darme un cabezazo contra una pared está claro que sere menos feliz (al menos por un rato) que si no lo hago. Pero eso está controlado por los genes : Sistema nervioso, cerebro, etc…
Estos estudios podrían ser hechos por el famoso Perogrullo y el resultado final sería el mismo. Estoy de acuerdo en que la felicidad y la inteligencia se llevan mal. Una de mis frases favoritas es «En la ignorancia está la felicidad». Quizá esto explique lo de ir a la iglesia…
Saludos
martes 12 octubre, 2010 @ 10:25 am
Por cierto, me gustan las fotos del artículo. Qué bonita y breve es la felicidad. Aún más que la vida…
martes 12 octubre, 2010 @ 7:14 pm
En algunos aspectos este estudio parece la versión científica del «Amo a Laura». Supongo que todos los que corremos por aquí conocemos la opinión que tenía Feynman sobre la psicología.La verdad es que, al menos para mi, la psicología tiene cuestiones bastante discutibles.
No me parece mal la idea de Punset de que la felicidad no es sino la ausencia de miedo. Y es que el concepto de miedo es como un cajón de sastre.Caben muchas cosas dentro de ese cajón.
martes 12 octubre, 2010 @ 7:28 pm
Estimado Lluís:
Lo malo de la Psicología es que, sobre todo en sus inicios, está plagada de material acientífico como el psicoanálisis y similares. Eso no quita para que algunas veces se pueda hacer algún estudio interesante, aunque sea de precisión incierta.
Los métodos de encuesta sirven para hacer predicciones de poblaciones basándose en una estadística y son poco útiles a la hora de predecir comportamientos individuales. Si uno es «rarito» y por ejemplo le gustan las serpientes entonces algunos test psicológicos le predeciran falsedades.
Puede que uno sea más feliz yendo a misa, pero otros (quizás una minoría) serán infelices. Además, la gente miente.
La Física Estadística nunca pretende predecir el comportamiento de una partícula de gas a partir de la temperatura y presión del mismo.
Con la utilización de la resonancia magnética funcional se ha empezado a hacer una ciencia de mejor calidad, aunque ya no es Psicología, sino Neurología o neurociencias.
martes 12 octubre, 2010 @ 7:29 pm
Estimado joabbl:
Quizás todo lo importante es siempre efímero (incluida la belleza). O quizás, simplemente, todo es efímero.
miércoles 13 octubre, 2010 @ 8:58 am
Estoy de acuerdo con la opinión de joabbl en su 1. Así que el título del artículo no me parece adecuado. Sin embargo, su contenido y todos los comentarios son muy acertados y me llevan a pensar en mí, sosiegan mi mente; me han dado una cierta felicidad. Ignoro por qué y no me apetece meditar sobre ello; sólo sentir ese leve placer. Quizá ayude el haber podido volver con vosotros, pues se me estropeó el ordenador.
Gracias, queridos amigos.
miércoles 13 octubre, 2010 @ 9:36 am
Apreciado Tomás:
Puede que la adquisición del conocimiento científico proporcione algún tipo de satisfacción que ayude a la felicidad, aunque no sea en todas las personas. Pero alguna de ellas, al sentir esa satisfacción, sienten la necesidad de compartir altruistamente esa capacidad de asombro o fascinación con los demás. Eso también puede proporcionar cierta felicidad. Quizás, sin esos factores esta web no sería posible.
miércoles 13 octubre, 2010 @ 3:00 pm
Las conclusiones del estudio parecen bastante lógicas: por ejemplo, puesto que es bastante lógico que una gran parte de nuestro tiempo la pasamos con nuestra pareja sentimental, parece bastante lógico deducir que si estamos con una persona con «inestabilidad emocional, inseguridad, tasas altas de ansiedad, estado continuo de preocupación y tensión, con tendencia a la culpabilidad y (que) generalmente poseen una sintomatología psicosomática» pues tengamos bastantes papeletas para ser infelices. Lo verdaderamente extraño e ilógico sería lo contrario. Respecto a lo de ir a misa me atrevo a aventurar esta hipótesis: el que abandona la religión sin una reflexión intelectual adecuada, no solo está renunciando al consuelo que aporta la religión sino cargando con bastante seguridad con el complejo de culpabilidad inherente al pecador.
miércoles 13 octubre, 2010 @ 5:35 pm
Tenemos sólo momentos de felicidad,con la familia,amigos,hijos,etc,pero tambien momentos de infelicidad cuando chocamos con personas o convivimos entre seres que tienen valores extrínsecos muy fuertes como amor al dinero,a las cosas materiales y las ponen por sobre las personas,entonces aparecen los momentos de infelicidad,lo que nos afecta negativamente no es la carencia de dinero sino la irresponsabilidad de muchas personas con los débiles y desamparados como son los niños,que no tienen el alcance y el poder de defenderse de los adultos.
miércoles 13 octubre, 2010 @ 7:46 pm
Que la gente NO vaya a la iglesia, no quiere decir que NO sea religiosa. Hay mucha gente religiosa que no es practicante, y es una proporción significativamente más alta que los propios ateos. ¡Ojo!, tampoco estoy diciendo que los ateos sean más felices que los religiosos, sino, simplemente, que esa conclusión no está correctamente justificada en el escrito (no he leído la bibliografía adjunto y no puedo decir más).
miércoles 13 octubre, 2010 @ 8:22 pm
Lo que parecen decir los autores es que cuando la gente mantiene nexos de unión social con sus semejantes, como es ir a la iglesia, es más probable que sean más felices que los demás.
Bajo esta perspectiva, un ateo (sobre todo en algunos países donde está mal visto no ir a misa) puede ir a la iglesia, establecer vínculos sociales con los demás e incluso implicarse en ciertas actividades organizadas por la iglesia y ser así más feliz.
Los autores no han medido la fe de los entrevistados, sino si participan en ese tipo de cosas. De este modo quizás un creyente no practicante sería más «infeliz» que un ateo «hipócrita».
La felicidad no provendría de tener o no tener fe (que también puede ser debido a la calma que produce), sino en la posibilidad de relacionarse con los demás como seres sociales que somos.
Digamos que un humano en una isla desierta probablemente no es muy feliz, al igual que el habitante de una megápolis en donde cada cual va a su aire.
Aunque siempre nos quede Sartre para recordarnos que el infierno son los demás.
jueves 14 octubre, 2010 @ 11:01 pm
Pues si, la felicidad es algo que tenemos todo, pero nos todos lo encontramos…
Solo no entiendo una cosa, ir a la iglesia nos hace feliz? o.O
Saludos!
viernes 15 octubre, 2010 @ 5:38 am
La felicidad está en nosotros, no en lo que busquemos poseer. Es algo interno. Eso sí, distintos estudios han demostrado que los místicos tienden a ser los más felicides de todos, destacan primero los monjes budistas. Mas recientes estudios han hallado iguales resultados en monjes cristianos, sobre todos aquéllos que practican la contemplación calmante, algo tan igual en el budismo, como en el cristianismo, como en el Islam (sufismo) en el hinduismo o en el taoismo.
Convivir con la naturaleza es la mejor forma de lograr ese estado de paz interior, que lleva a la felicidad plena.
Eso sí, las personas que ven mucha televisión son muy infelices. Obviamente, nuestro sistema económico y cultural en general antes que proporcionar felicidad al ser humano, se la roba.
Parece que tendremos que cambiar de rumbo radicalmente en nuestro paradigma de pensamiento.
miércoles 20 octubre, 2010 @ 12:28 am
Me voy a referir brevemente a un comentario de NEO, que, al pasar, descalifica al psicoanálisis, por un prejuicio cientista, es decir, que proviene de la vertiente positivista de la ciencia.
Primero, el psicoanálisis se ha desarrollado fundamentalmente en Inglaterra (escuela de relaciones objetales) en Francia (estudios socioculturales y seguidores de Lacan) en EEUU (escuela interpresonal ligada al funcionalismo americano), también en argentina hay desarrollos no menores. Se ha superado bastante la rudimentaria versión Freudiana.
Pero a Sigmund Freud se le negó el premio nobel de medecina en un acto antisemita más, de la europa ocupada y contaminada por las ideas del nacional socialismo.
¿No escribió cientificamente? Si, en muchos escritos, por ejemplo, «Proyecto de una Psicologia para Fisiólogos»
Otra vertiente, es la sociocultural respecto a la cual algo insinué a propósito del artículo sobre antropologia.
Muchas escuelas psicoanaliticas actuales comparten su saber clínico social con las neurociencias. Ver «Aperturas, revista psiconalítica argentina», Cf. «En diálogo con las neurociencias».
Yo tengo el tino de no comentar asrticulos sobre teoria fisicas sino como lego confeso. Seria de un minimun de tacto que, quien no tenga una idea clara, y calificada, del psicoanálisis se reconociera, también, lego.
Lo que no implica que siga siendo un genio en lógica y ciencias exactas. Pero no en ambas cosas, no estamos en los tiempos de Leonardo da Vinci, desafortunadamente para algunos, y me incluyo.
Finalmente, la idea que se transmite de la Psicologia, y sus serios y variados intentos de cientificidad es, francamente, desorientadora para el joven que se asome a estas ventanas. Repito, estimado lector, que provienen de un genio de la fisica y la quimica cuánticas, pero que desconoce tanto los principales autores y teorias psicológicas, como sus distintos métodos y aplicaciones. Por tanto, es «su» opinión, a-científica, en el campo de la mente, conducta, y ciencias psicologicas. El lector inquisitivo encontrará una completa revisión de estos problemas en: Un Universo Invisible Bajo Nuestros Pies.
miércoles 20 octubre, 2010 @ 1:23 am
El gran mérito de Freud fue el descubrimiento del inconsciente. Por lo demás son precisamente los psicólogos los que creen que las teorías de Freud están ya bastante superadas. El psicoanálisis es acientífico y esto lo dicen los expertos en epistemología. No es malo ni bueno, pero es malo hacer pasar algo por lo que no es.
Los epiciclos podían describir muy bien el movimiento de los planetas, pero ese modelo está ya superado. Nadie en el mundo de la Física lo apoya ahora. Las ciencias de verdad van sustituyendo modelos antiguos por otros mejores. En otros campos se conservan todos.
Quedan naturalmente muchos psicoanalistas que creen que el psicoanálisis es válido. No es extraño, pues no hay nada como las terapias de larga duración para… muchas cosas. Puede que al final uno incluso se conozca un poco mejor, como después de los 15 años de psicoanálisis del personaje interpretado por Woody Allen en «Annie Hall». Si el psicoanálisis sirve para hacer buenos guiones cinematográficos bienvenido sea.
En cuanto a lo del Nobel y el antisemitismo es un argumento muy débil. En general de entre los premios Nobel algunos no se lo merecen y otros que se lo merecen no lo recibieron. Pero lo de ser judío no sirve de argumento. Ahí van los judíos que lo han recibido en ciencias:
En química:
* 1905 – Adolph Von Baeyer
* 1906 – Henri Moissan
* 1910 – Otto Wallach
* 1915 – Richard Willstaetter
* 1918 – Fritz Haber
* 1943 – George Charles de Hevesy
* 1961 – Melvin Calvin
* 1962 – Max Ferdinand Perutz
* 1972 – William Howard Stein
* 1977 – Ilya Prigogine
* 1979 – Herbert Charles Brown
* 1980 – Paul Berg
* 1980 – Walter Gilbert
* 1981 – Roald Hoffmann
* 1982 – Aaron Klug
* 1985 – Herbert Hauptman
* 1985 – Jerome Karle
* 1989 – Sidney Altman
* 1992 – Rudolph Marcus
* 1998 – Walter Kohn
* 2004 – Avram Hershko, Aaron Ciechanover and Irwin Rose
* 2006 – Roger Kornberg
* 2009 – Ada Yonath
En Economía
* 1970 – Paul Samuelson
* 1971 – Simon Kuznets
* 1972 – Kenneth Arrow
* 1973 – Wassily Leontief
* 1975 – Leonid Kantorovich
* 1976 – Milton Friedman
* 1978 – Herbert A. Simon
* 1980 – Lawrence Robert Klein
* 1985 – Franco Modigliani
* 1987 – Robert M. Solow
* 1990 – Harry Markowitz
* 1990 – Merton Miller
* 1992 – Gary Becker
* 1993 – Robert Fogel
* 1994 – John Harsanyi
* 1997 – Myron Scholes
* 2001 – Joseph Stiglitz
* 2001 – George A. Akerlof
* 2002 – Daniel Kahneman
* 2005 – Robert Aumann
* 2007 – Leonid Hurwicz, Eric Maskin & Roger Myerson
* 2008 – Paul Krugman
En Medicina
* 1908 – Elie Metchnikoff & Paul Ehrlich
* 1914 – Robert Barany
* 1922 – Otto Meyerhof
* 1930 – Karl Landsteiner
* 1931 – Otto Warburg
* 1936 – Otto Loewi
* 1944 – Herbert Spencer Gasser
* 1944 – Joseph Erlanger
* 1945 – Ernst Boris Chain
* 1946 – Hermann Joseph Muller
* 1947 – Gerty Cori*
* 1950 – Tadeus Reichstein
* 1952 – Selman Abraham Waksman
* 1953 – Hans Krebs & Fritz Lipmann
* 1958 – Joshua Lederberg
* 1959 – Arthur Kornberg
* 1964 – Konrad Bloch
* 1965 – Francois Jacob & Andre Lwoff
* 1967 – George Wald
* 1968 – Marshall Nirenberg
* 1969 – Salvador Luria
* 1970 – Julius Axelrod & Bernard Katz
* 1972 – Gerald Maurice Edelman
* 1975 – David Baltimore & Howard Temin
* 1976 – Baruch Blumberg
* 1977 – Rosalyn Sussman Yalow & Andrew V. Schally
* 1978 – Daniel Nathans
* 1980 – Baruj Benacerraf
* 1984 – Cesar Milstein
* 1985 – Michael Stuart Brown & Joseph Goldstein
* 1986 – Stanley Cohen & Rita Levi-Montalcini
* 1988 – Gertrude Elion
* 1989 – Harold Varmus
* 1994 – Alfred Gilman & Martin Rodbell
* 1997- Stanley B. Prusiner
* 1998 – Robert Furchgott
* 2000 – Paul Greengard & Eric Kandel
* 2002 – H. Robert Horvitz & Sydney Brenner
En Física
* 1907 – Albert Abraham Michelson
* 1908 – Gabriel Lippmann
* 1921 – Albert Einstein
* 1922 – Niels Bohr
* 1925 – James Franck & Gustav Hertz
* 1943 – Otto Stern
* 1944 – Isidor Issac Rabi
* 1945 – Wolfgang Pauli
* 1952 – Felix Bloch
* 1954 – Max Born#
* 1958 – Igor Tamm & Il’ja Mikhailovich Frank
* 1959 – Emilio Segrè
* 1960 – Donald A. Glaser
* 1961 – Robert Hofstadter
* 1962 – Lev Davidovich Landau
* 1963 – Eugene Wigner
* 1965 – Richard Feynman & Julian Schwinger
* 1967 – Hans Bethe
* 1969 – Murray Gell-Mann
* 1971 – Dennis Gabor
* 1972 – Leon Cooper
* 1973 – Brian David Josephson
* 1975 – Benjamin Mottleson
* 1976 – Burton Richter
* 1978 – Arno Penzias & Pyotr Kapitsa
* 1979 – Stephen Weinberg & Sheldon Glashow
* 1988 – Leon Lederman & Melvin Schwartz & Jack Steinberger
* 1990 – Jerome Friedman
* 1992- Georges Charpak
* 1995 – Martin Perl & Fredrick Reines
* 1996 – Douglas D. Osheroff & David M. Lee
* 1997 – Claude Cohen-Tannoudji
* 2000 – Zhores I. Alferov
* 2003 – Vitaly Ginzburg & Alexei A. Abrikosov
* 2004 – H. David Politzer & David Gross
* 2005 – Roy Glauber
miércoles 20 octubre, 2010 @ 3:15 pm
Gracias. Sólo voy a contar una anécdota real: Cuando se dió a Sartre el Premio Nóbel, dijo que no lo aceptaba, porque el jurado no estaba lo suficientemente calificado para saber si le correspondia ese premio o no. Hasta ahora nadie más ha tenido esa honesta objetividad.
En cuanto a que el único descubrimiento de Freud fuese el incosciente, no, porque formuló un primer esbozo de una Mente Modular.
Aparte, denunció los abusos contra los niños, «Pegan a un Niño», y fue el primero en hablar de aprendizaje traumático, de la importancia del aprendizaje temprano, y de un desarrollo o evolución psicológica, que puede ser psicopatológica.
Sin contar con sus aportes a la antropologia cultural, puso de relieve el tema sexual en la sociedad victoriana, atribuyendo a la represión sexual muchos de los sintomas neuróticos de la época.
Contribuyó decisivamente a clarificar los principales Sindromes, arriesgando hipótesis que pudieran ser refutadas, como es, por ejemplo hasta hoy, la «identificación con el agresor temido», para evitar el miedo fóbico.
Hay mucho mas de todo esto.
Un saludo.
martes 26 octubre, 2010 @ 9:53 am
Mi experiencia en psiquiatría y psicología es, como el más allegado familiar de un paciente de muy larga duración; unos veinte años. Para comprender estudié lo que creí pudiera ayudar y mi deducción es que la psiquiatría clínica tiene mejores armas en la medicación -todavía incapaz de controlar los casos graves, como el trastorno límite de personalidad, pero muy eficaz en depresiones, ansiedad y otras cuyos problemas no van demasiado acompañados; incluso en la esquizofrenia-, que la psiquiatría. Que esta, sin embargo es muy útil en el diagnóstico y que tengo puestas mis esperanzas en la neuropsiquiatría, la neurociencia cognitiva y en el progreso de la nanotecnología aplicado a ese campo.
Yo creo en el futuro de la psicología como ciencia y también en que debería buscar la manera de sacudirse a aquellos que han encontrado un filón en las innumerables sesiones, absolutamente incapaces de curar nada salvo, quizás en niños o en relaciones entre personas.
Un saludo.
martes 26 octubre, 2010 @ 9:55 am
Quería decir que la psiquiatría tiene mejores armas que la psicología. Perdón.
martes 26 octubre, 2010 @ 8:08 pm
Por cierto la medicación oportuna es realmente eficaz en la mayoria de los casos clínicos. Esta efectividad empezó en realidad con la reserpina, luego se incremento con la clorpromazina, aún más. Hoy dia existen neurolépticos de tercera y cuarta generación, que, efectivamente, pueden tratar, eventualmente curar, la mayoria de las psicosis.
El papel de la psicologia, cuando es perpicaz, se limita a un ordenamiento cognitivo de las ideas del paciente, o cliente, en el sentido de su racionalidad y adecuación social. Es un tratamiento que debe apoyar el contexto social del paciente.
Se piensa que hay técnicas psicológicas, como el contracondicionamiento en imagineria, que son muy efectivas si el neuropsicólogo, u operador, dispone de feed-back biológico
para las respuestas acertadas y no fóbicas del cliente.
Se ha experimentalmente demostrado en las revistas científicas del área, que la risa, el abrazo, las palabras cariñosas, la meditación u oración, pero tambien la imagineria emotiva, son efectivos co-adyudantes de las terapias médicas, ya que fortalecen el sistema neuro-inmune del paciente.
Ante la objeción de pseudociencia, o especulación, pueden revisar Psychological Abstracts, y similares.
En cuanto a la felicidad, no depende ésta de reforzadores materiales, sociales, o intangibles. Depende, más bien, de si la mente cerebral y su organismo, pueden configurar significativamente la realidad, es decir, si encuentran sentido a su vida, ya sea que ésta tenga experiencias placenteras o trágicas. En esto, me apoyo en el conocido texto de Viktor Frankl.
viernes 29 octubre, 2010 @ 8:38 pm
Bien, Juan Díaz, conozco alguna de las medicaciones que mencionas. Y te pregunto: ¿Qué es lo más avanzado para el TLP? Así podré, al menos, citárselo al psiquiatra y si lo conoce y se atreve…
Gracias, aunque no pudieras contestarme.
domingo 31 octubre, 2010 @ 12:49 am
Perdón, no habia leido esta entrada, supongo que te refieres al transtorno de personalidad límite o «borderline».
Seria un delito aconsejar un medicamento, sabes, no soy médico.
PERO como psicologo con experticia académica y clinico social, me atrevería a sugerir una atención psicoanalítica con una personal de real valer, hay que hacer «anamnesis infantil», ver los sueños, racionalizar las ideas desordenadas, o deliroides, si las hubiera, hacer terapia de música y arte, socializar positivamente la vida de la persona, profundizar sus vinculos.
Al cabo de unos años, estará mucho mas centrada en su mundo.
También son importantes los derechos de seguridad social que puedan hacerse valer, su integración a centros comunitarios y sociedades solidarias, con parientes y amigos.
La medicación debe prescribirla un neuropsiquiatra, asi como no prescribirla, eventualmente.
En lo personal y humano: ora, medita, eso ayuda, no sé por qué, pero ayuda. Mucho.
Un abrazo.
lunes 1 noviembre, 2010 @ 10:15 pm
Gracias, Juan. No llamamos aquí a esto «borderline». Se suele dar este nombre a aquellos cuyo CI es muy escaso, pero pueden realizar todas las tareas personales. Yo he tratado de enseñar a una muchachita así y era incapaz de aprender nada, pues lo olvidaba en menos de diez minutos.
El TLP o trastorno límite de personalidad, es una enfermedad mucho más complicada. Según me han dicho la más difícil de tratar. Pero dejemos esto.
Muchas gracias.
miércoles 3 noviembre, 2010 @ 5:47 pm
Es increible como se desvian del tema por causa de Juan Diaz, no tengo nada en contra de el, pero es increible como logra que los comentarios se desvíen del tema que se trata en cada articulo en que interviene.
Me gustaría seguir tratando lo el tema del articulo.
Yo siempre he pensado que la felicidad es una decisión y no un resultado, la gente feliz consigue razones para ser feliz con lo que es y con lo que tiene. Como dice el budismo «la causa de la infidelidad es el deseo».
Cuando alguien pone la familia delante de la carrera se siente triste cada vez que piensa en la carrera, y cuando alguien pone la carrera antes de la familia esta triste porque no tienen familia, la razón de eso es el empeño de desear lo que no se tiene.
Es como si lo seres humanos deseáramos lo que no tenemos, es como si deseáramos tenerlo todo. somos inconformes por naturaleza. Por eso siempre me acuerdo de una frase que leí alguna vez que dice:
«Dale a un hombre todo aquellos que ha soñado, y será infeliz por no tener con que soñar».
Saludos a todos
miércoles 3 noviembre, 2010 @ 5:55 pm
Una vez leí una historia en un libro llamado «la culpa es de la vaca», y como la he visto en Internet decidí compartirla con ustedes, aquí les va:
Un poco antes de que la humanidad existiera, se reunieron varios
duendes para hacer una travesura. Uno de ellos dijo: «Debemos quitarles algo a los humanos pero, ¿qué les quitamos?».
Después de mucho pensar uno dijo: «¡Ya sé!, vamos a quitarles la
felicidad, pero el problema va a ser dónde esconderla para que no la puedan encontrar».
Propuso el primero: «Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo», a lo que inmediatamente repuso otro: «no, recuerda que tienen fuerza, alguna vez alguien puede subir y encontrarla, y si la encuentra uno, ya todos sabrán donde está».
Luego propuso otro: «Entonces vamos a esconderla en el fondo del mar»,y otro contestó: «No, recuerda que tienen curiosidad, alguna vez alguien construirá algún aparato para poder bajar y entonces la encontrarán».
Uno más dijo: «Escondámosla en un planeta lejano a la Tierra». Y le dijeron: «No, recuerda que les dimos inteligencia, y un día alguien va a construir una nave en la que puedan viajar a otros planetas y la va a descubrir, y entonces todos serán felices».
El último de ellos (casualmente el mas viejo sabio) que había permanecido en silencio escuchando atentamente cada una de las propuestas de los demás. se puso en pie y dijo:
«Creo saber dónde ponerla para que realmente nunca la encuentren».
Todos voltearon asombrados y preguntaron al unísono: «¿Dónde?».
El duende respondió: «La esconderemos dentro de ellos mismos, y así estarán tan ocupados buscándola fuera, que nunca la encontrarán».
Todos estuvieron de acuerdo y desde entonces ha sido así, el hombre se pasa la vida buscando la felicidad sin saber que la trae consigo.
Espero que les haya gustado.
miércoles 3 noviembre, 2010 @ 8:46 pm
Estimado JavierL:
Probablemente tenga razón en su 23. Lo malo es que en ciertas sociedades la gente siempre tiene una sensación de insatisfacción, un inconformismo permanente con su situación personal, económica o familiar. La hierba está siempre más verde en el otro lado. Y todo pese a poseer suficientes bienes materiales.
La felicidad es siempre momentánea y siempre parte de nosotros mismos. Es un estado, no una meta. Por eso la fabula que menciona tiene también un sentido.
Aunque ser feliz a veces no tiene por qué ser lo prioritario. Hay gente sencilla que es feliz, pero carecen de otras cosas. ¿Cambiaríamos sabiduría o inteligencia por una mayor felicidad?
jueves 4 noviembre, 2010 @ 9:45 am
Estimado JavierL:
Tus dos comentarios son muy interesantes y están en línea de lo que procede, además de acertar en el primer párrafo de tu 23. En él dices que «la felicidad es una decisión y no un resultado», afirmación de la que discrepo. Yo diría que es un estado mental. Me baso en mi materialismo. El estado de infelicidad puede modificarse con fármacos que no son otra cosa que productos capaces de influir en la fisiología de nuestro cerebro.
Pero ello no excluye que tratemos el tema desde otro punto de vista. En ese caso, sí, tienes razón. Todas las filosofías de renuncia conllevan a la felicidad. Añadiría que también precisan de la ética que no necesariamente va unida a no desear aquello de lo que se carece.
Un cordial saludo.
viernes 5 noviembre, 2010 @ 4:55 am
A ver
«¿Cambiaríamos sabiduría o inteligencia por una mayor felicidad?»
Yo pienso que la felicidad esta en muchas cosas, una de ellas seria la inteligencia, yo en particular me siento feliz cada vez que aprendo algo. ¿Pero cuantas personas hay que no desean aprender?
Por eso creo que el grueso de la población escogería la felicidad sobre la sabiduría. Yo (por lo que conozco de la felicidad absoluta) sinceramente no se que escogería, pues la felicidad puede ser renunciar a todo y no seguir deseando nada, o vivir la vida sin que me importe nada, sea bueno o malo, yo solo soy feliz. Y teniendo una familia la perdería con cualquiera de las elecciones.
Quizás lo mas inteligente seria escoger la sabiduría y la inteligencia, mucha sabiduría para saber así como encontrar la felicidad a la que renuncié,… si no se puede de la forma tradicional, quizás con un fármaco que modifique mi estado mental (dando merito al comentario de tomas, ¡aunque me parece trampa!).
Imagino que con uno de esos fármacos nosotros vamos a ver puras caritas felices en todos lados, hasta en alguien que nos esta robando.
Por otro orden de ideas, no estoy de acuerdo con esta parte del articulo:
«Puede que si todos fuéramos completamente felices no habría ni siquiera novelas o películas. Nadie crea si es completamente feliz, pues está muy ocupado siendo feliz.»
Y la razón es que precisamente la felicidad esta en muchas cosas, que todos sean felices no quiere decir que nadie investigue ciencias, haga novelas, escriba libros, pues quien investigue es porque es feliz investigando. No todo el mundo va a ser feliz con la misma cosa. ¿no les parece?
viernes 5 noviembre, 2010 @ 6:38 am
Como creo recordar haber dicho, no puedo estar de acuerdo con el título del artículo, pues toda sensación depende en parte de la genética, pero sí con el resumen que sigue y, en general con lo que dice.
Hablas, JavierL de una «felicidad absoluta». Sinceramente no sé que puede ser eso, ni como puedes conocerla. Sin embargo una ausencia de sufrimiento físico y mental sí que debe ser un componente necesario para sentirse feliz.
No sé por qué dices que te parece una trampa mi afirmación sobre los fármacos y desde luego, la exageración, posible, de un mundo de bobos medicados no demuestra que la felicidad no sea lo que afirmo: un estado mental. A ello añado lo que resume el artículo: que está hecha de pequeñas satisfacciones.
lunes 8 noviembre, 2010 @ 7:44 pm
Precisamente la felicidad absoluta seria la ausencia de sufrimiento físico y mental, debido a eso no tengo ni idea como se sentiría, así que no la conozco, solo la menciono a forma de definición.
Que la felicidad es un estado mental no lo he negado en ningún momento, de hecho estoy completamente de acuerdo, al igual que estoy de acuerdo con aquello de la droga de la felicidad.
Y no tomes a mal mi comentario de que me parece trampa, lo dije en tono de broma, por eso hice la el comentario del mundo de los bobos medicados…
Uno siempre quiere obtener la felicidad a través de la forma en que se vive, pero igualmente tienes toda la razón y con fármacos se puede modificar el estado mental.
¡Y ese fármaco seguro que sera aditivo!, ¿no crees?, ¡si no lo es por sus componentes seguro que seremos adictos a la felicidad!
Un saludo
martes 9 noviembre, 2010 @ 7:57 am
Puedes estar seguro, estimado JavierL, de que nada te he tomado a mal.
Pero, en mi 28 digo que esa ausencia de sufrimiento físico y mental es necesario, pero no afirmo que sea suficiente. Posiblemente son pequeñas satisfacciones las que faltan para esa suficiencia.
Y respecto a tu última frase, supongo sabes que se han hecho experiencias con ratas en las que se sustituía la droga por estimulación cerebral recompensante mediante una palanca que presionaban miles de veces hasta el agotamiento.
Pero no debemos confundir felicidad con placer.
Un saludo muy cordial.
martes 9 noviembre, 2010 @ 6:15 pm
Estimado tomás no sabia lo de las ratas, es justamente lo que te mencionaba de la adicción, muchas gracias por la información.
Ciertamente la felicidad y el placer no son lo mismo, pero estando lleno de placer ¿como sentirse infeliz?
Saludos
miércoles 10 noviembre, 2010 @ 11:27 am
Pues, estimado JavierL, yo diría que en un momento de placer es difícil no sentirse feliz pero, aunque esto pueda ser apreciación personal, concibo la felicidad como un estado más prolongado. El placer puede llegar a ser instantáneo; la felicidad ha de tener un tiempo en el que deberá contar la paz interior, que no puede lograrse en un corto lapso.
Un ejemplo podemos hallarlo en la relación de pareja. Al hacer el amor, sienten placer, pero luego las diferencias afloran y la convivencia resulta infeliz.
Un saludo cordial.